Varios

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Por Julián Schvindlerman

  

Israel, o ese pequeño gran milagro – 07/08

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Revista de la Fundación de Amigos Argentinos de la Universidad Hebrea de Jerusalem

El presidente Shimon Peres aptamente ha señalado que, imposibilitada de crecer geográficamente, Israel ha crecido intelectualmente. Basta para confirmar ello una somera observación de los desarrollos israelíes en los campos de la academia, la ciencia, el arte, la cultura, la economía y la ecología para comprobar el punto, o advertir la más de media docena de premios Nobel que este país de población diminuta y corta vida estatal ha generado. El comentarista Carlos Alberto Montaner, conmovido por los éxitos del estado judío, ha sugerido que se lo reconozca como el “tigre semita”, en equiparación a los “tigres asiáticos”  por Taiwán, Singapur, Corea del Sur y Hong Kong, al “tigre anglo” por Nueva Zelanda, al “tigre celta” por Irlanda, y al “tigre latino” por nuestro más cercano Chile. La trascendencia en el tiempo y en la historia de Israel ha llevado a la historiadora Barbara Tuchman a observar que Israel “es la única nación en el mundo que se autogobierna en el mismo territorio, bajo el mismo nombre, y con la misma religión y el mismo idioma que hace 3000 años”. Pasado y presente unidos y potenciados en una atmósfera de creatividad sorprendente.

Ejercitando la mitzvá del “Tikún Olam”, Israel ofrece asistencia humanitaria allí donde es requerida. Sus equipos de rescate se han dirigido a la Argentina, luego del atentado contra la embajada israelí en 1992 y la AMIA en 1994, y a Kenya y a Tanzania en 1998 cuando explotaron las embajadas de Estados Unidos en esos países. Sus unidades de socorro viajaron a México en 1995, a Armenia en 1998, y a Turquía en 1999 ante los terremotos que allí se produjeron. Refugiados ruandeses en 1994 y albaneses en 1999 fueron asistidos por personal israelí, en tanto que médicos israelíes se desplazaron a Angola en 1996 a contener un brote de malaria, y regularmente visitan África, Asia y Latinoamérica. Cuando un ciclón azotó Myanmar meses atrás, provocando más de 120.000 muertos y desplazados, socorristas israelíes se hicieron presentes. Al poco tiempo, un avión con medicinas, ropas y carpas fue enviado desde Tel-Aviv hacia China luego de ésta fuera sacudida por un fuerte terremoto. En 1958- cuando Israel apenas tenía una década de vida independiente- fue establecido el Centro de Cooperación Internacional conocido como MASHAV, destinado a la capacitación de recursos humanos en otros países. Desde su creación, más de 200.000 hombres y mujeres han tomado parte en los cursos de capacitación profesional suministrados en Israel y en el extranjero, y más de 10.000 asesores han sido enviados para cooperar con sus contrapartes a unos 140 países.

Esto ha sido realizado en un contexto de guerras, terrorismo, boicots económicos, condenas diplomáticas, hostigamiento mediático, y marginación política. Así, la generosidad y la genialidad israelí sobresalen no solamente por sus alcances  extraordinarios -meritorios en sí mismos- sino por la destreza con que éstas se han manifestado bajo las más desafiantes de las circunstancias. El país será pequeño, pero el milagro es ciertamente grande.