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Por Julián Schvindlerman

  

Recordar hoy el holocausto – 21/04/07

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Tal como cada año por estos días, las comunidades judías del mundo han conmemorado «Iom Hashoa», el Día del Holocausto. Este año, singularmente, al dolor del pasado se le ha sumado preocupación por el presente y ansiedad por el futuro. Una sensación de real urgencia se ha instalado a la luz de la creciente agresividad que el negacionismo ha cobrado.

Este fenómeno ha nacido en Europa al poco tiempo de finalizada la Segunda Guerra Mundial y se ha propagado por todo el orbe. Propagandistas en París, Londres, Berlín y otras partes promueven el «revisionismo histórico»; tal el nombre de pretensión académica que esta tergiversación de la historia recibe.

En el Medio Oriente, conferencias negadoras han sido celebradas en el pasado cercano. Desde Teherán, simultáneamente se niega el genocidio de los judíos europeos del siglo pasado, a la vez que se promueve un nuevo genocidio contra el estado judío.

Resulta extraño que este fenómeno vil persista a la luz de la masiva evidencia disponible. El Holocausto —con justicia— sea quizás uno de los acontecimientos históricos mejor documentados, testimoniados, debatidos y enseñados en la modernidad. Sus hechos han ganado notoriedad no solo entre los especialistas sino a nivel popular a través de los desgarradores testimonios de Elie Wiesel, las angustiantes reflexiones de Primo Levi, el conmovedor diario de Ana Frank, la sentida música de Wladyslaw Szpilman, el heroísmo trágico de Mordejai Anielewicz, las dramáticas pinturas de Adolf Frankl, películas, documentales, obras de teatro, poesías, y otras tantas manifestaciones culturales e intelectuales que han retratado la agonía del alma humana en esa noche oscura.

Hasta ahora, los actos de conmemoración han cumplido el propósito de honrar la memoria de los asesinados a la vez que alertar a la opinión pública a través de campañas educativas y legislativas bajo la consigna del «Nunca Más». Cada vez resulta más claro que ello deberá reforzarse con un activismo político definido tendiente a contrarrestar la maligna misión de los negadores. Tal como observó el activista libertario canadiense Irwin Cotler ante las Naciones Unidas en Ginebra poco tiempo atrás: «Que sea este día no solo un acto de recordación, que lo es, sino además un recordatorio para actuar, que debe ser».