Por Julián Schvindlerman
Mundo Israelita – 2 junio 2023
Cuando Mundo Israelita nació, en junio de 1923, el planeta era muy diferente de como lo conocemos hoy. Los nazis todavía no habían subido al poder. La Segunda Guerra Mundial no había comenzado ni el Holocausto había ocurrido. El Estado de Israel no había sido establecido, ni sus épicas y sus tragedias habían acontecido. Ni Mahatma Ghandi ni John Fitzgerald Kennedy ni John Lennon ni Itzjak Rabín habían sido asesinados. Hiroshima y Nagasaki eran ciudades normales, Fidel Castro no había sido concebido y Juan Domingo Perón estaba a más de dos décadas de distancia de liderar en la Argentina. Mijaíl Gorbachov no había llegado al poder en Rusia ni Ronald Reagan al gobierno de los Estados Unidos. Winston Churchill aún no había derrotado a Hitler ni recibido el Premio Nobel de Literatura. Nelson Mandela era inimaginable en Sudáfrica. Charles Chaplin no había filmado Tiempos modernos, la minifalda no había sido diseñada, Neil Armstrong estaba aún muy lejos de la luna y la ONU no existía.
Cuando Mundo Israelita cumplió veinticinco años, en junio de 1948, Israel era muy diferente de como lo conocemos hoy. El estado judío acababa de ser proclamado y la Guerra de la Independencia recién había comenzado. La Guerra de los Seis Días, la del Iom Kipur, la del Líbano, la del Golfo, no habían ocurrido. Los traumas legendarios del terrorismo palestino aún no habían advenido: ni Entebbe, ni Maalot, ni Múnich, ni Achille Lauro. Yasser Arafat era un desconocido. Las negociaciones con la OLP, las intifadas, el proceso de paz fallido; eventos difíciles de anticipar. Hamas, Hezbola y Jihad Islámica Palestina no asomaban todavía. La exitosa, aunque formal, paz con Egipto y Jordania, menos todavía. Los Acuerdos de Abraham, ciencia ficción. El desarrollo económico de la nación, su progreso tecnológico, la proliferación de compañías start-up y la llegada (irregular) de una nave no tripulada a la luna eran pura fantasía. Naomi Shemer no había compuesto “Jerusalem de oro”, ni la nación había ganado cuatro festivales de Eurovisión. El Muro de los Lamentos estaba por quedar ubicado en Jordania.
Cuando Mundo Israelita cumplió cincuenta años, en junio de 1973, la Argentina era muy diferente de como la conocemos hoy. Isabelita estaba por gobernar, la junta militar no había golpeado ni la guerra de las Malvinas, acontecido. Las Copas Mundiales de 1978, 1986 y 2022; nada todavía. Tampoco sabíamos de Diego Armando Maradona y Leo Messi, del regreso de la democracia o de Raúl Alfonsín. Menem, De la Rúa, Él y Ella, Macri, Milei y nuestras locuras de cada día eran remotas. Tato Bores estaba vivo, Ricardo Darín no noviaba con Susana Giménez y Coca Sarli tenía todavía una docena de películas por actuar. Bernardo Neustadt era relevante y Jorge Lanata tenía trece años. Ni pensar se podía en el corralito, la convertibilidad del liberal Domingo Cavallo o en un futuro ministro de economía comunista como Axel Kiciloff. Pipo Pescador estaba armando su carrera y el país no había ganado un premio Oscar con sus películas todavía. Y aún no se había anunciado la cadena de pancherías que asociaría a un ex Jefe del Ejército con un ex Secretario de Comercio Interior.
Hoy, Mundo Israelita cumple cien años. Nuestro planeta, la Argentina e Israel son muy distintos. Pero éste -el primer periódico judío editado en español en la Argentina- sigue informando y educando a sus lectores como lo viene haciendo desde hace un siglo: con estoica perseverancia y el respaldo de una trayectoria fenomenal. Sus editores han sabido navegar las turbulencias de diez décadas desafiantes, y su actual editora (desde hace catorce años), Corina Schvartzapel, ha probado ser un timonel muy comprometido, pluralista y capaz. Mundo Israelita fue y es cuna de periodistas y hombres y mujeres de letras que encontraron en sus páginas un espacio de oportunidades para manifestar sus ideas con creatividad y libertad. Alejandra Pizarnik, Victoria Ocampo, Diana Wang, Ricardo Rojas, Alberto Gerchunoff, Jorge Luis Borges, Mark Turkov, Marcos Aguinis, Jaime Barylko, León Dujovne, y Bernardo Koremblit, entre muchos otros articulistas, aparecieron en sus frondosas ediciones. En fidelidad a su época fundacional, sigue siendo publicado en papel.
Mundo Israelita fue testigo de casi todo el siglo XX y, BH, lo seguirá siendo del siglo XXI y más también. Por costumbre, uno debiera desearle larga vida hasta los 120, pero nos quedaríamos cortos. ¡Muchas felicidades Mundo Israelita, y por otro siglo más!