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Por Julián Schvindlerman

  

El momento de Netanyahu – 28/06/25

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Por Julián Schvindlerman
Perfil (El Observador) – 28/6/2025

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Podría decirse que la filosofía política y la determinación práctica de Binyamin Netanyahu abrevan de dos fuentes familiares fundamentales en su vida: su padre, Ben Zión, un académico de renombre, y su hermano mayor Jonathan, líder del épico operativo comando en Entebbe, donde cayó durante el rescate de rehenes israelíes y judíos en el aeropuerto de Uganda, en 1976. Del primero heredó su pasión intelectual; del segundo tomó su valor personal. Bibi -como es conocido por su famoso apodo- fue comando de elite en el ejército israelí, un destacado escritor y conferencista, un hábil diplomático y político, para finalmente llegar a ser el primer ministro que más tiempo gobernaría el Estado de Israel.

Por décadas se mostró preocupado por la amenaza nuclear del terrorismo en general y del Irán teocrático en particular. En su libro de 1995 Combatiendo el terrorismo: cómo las democracias pueden vencer el terrorismo doméstico e internacional, escribió: “Los gobiernos occidentales no han abordado adecuadamente la posibilidad, muy real, de que estados y organizaciones terroristas adquieran pronto terribles armas de destrucción masiva y las utilicen para intensificar el terrorismo más allá de nuestras peores pesadillas”, y advirtió que “una vez que Irán tenga armas nucleares, nada impide que se decante por un mayor aventurerismo e irracionalidad en lugar de una mayor responsabilidad”, lo cual llevaría a “una transformación increíble en la que no se amenazará ni destruirá a ciudadanos o edificios individuales, sino que ciudades enteras serán tomadas como rehenes”.

Como para confirmar el punto, unos años después, quien fuera presidente de la República Islámica de Irán, Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, dio un sermón en la Universidad de Teherán. El 14 de diciembre de 2001 (poco más de dos meses después del 9/11) ante miles de fieles pronunció: “El uso de una sola bomba nuclear dentro de Israel destruiría todo”. Netanyahu persistió con sus alertas, alcanzando un momento trascendental en ocasión de su discurso en marzo del 2015 ante el Congreso de los Estados Unidos, cuando denunció el pacto nuclear de las potencias con Teherán: “el régimen de Irán no es solo un problema judío, como tampoco lo fue el régimen nazi […] Así también, el régimen de Irán representa una grave amenaza, no solo para Israel, sino también para la paz mundial” y vaticinó: “como primer ministro de Israel, puedo prometerles una cosa más: aunque Israel tenga que defenderse solo, se defenderá solo”.

Según informó Elliot Kaufmann en The Wall Street Journal, durante una reunión de gabinete en junio de 2024, Netanyahu declaró que “la amenaza [iraní] debe eliminarse bajo nuestra supervisión” y en otra reunión cerrada afirmó: “No podemos dejarlo para la próxima generación, porque podría no haber una próxima generación”. Unos meses más tarde, hizo pública su posición.

Al dirigirse a la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre del mismo año, anunció al régimen ayatolá: “Tengo un mensaje para los tiranos de Teherán: si nos atacan, los atacaremos. No hay lugar -ningún lugar en Irán- al que el largo brazo de Israel no pueda llegar”. Y a la familia de las naciones le espetó: “Durante demasiado tiempo, el mundo ha apaciguado a Irán. Ignoró su represión interna. Ignoró su agresión externa. Pues bien, ese apaciguamiento debe terminar. Y debe terminar ya”. Agregó el premier israelí: “Durante décadas, he advertido al mundo contra el programa nuclear de Irán. Nuestras acciones retrasaron este programa quizás una década, pero no lo hemos detenido. Irán ahora busca convertir su programa nuclear en un arma. Por el bien de la paz y la seguridad de todos sus países, por el bien de la paz y la seguridad del mundo entero, no debemos permitir que eso suceda”. Y remató: “Les aseguro que Israel hará todo lo posible para garantizar que no suceda”.

Sin embargo, cuando Irán lanzó cientos de misiles balísticos y drones hacia Israel -en dos ocasiones a falta de una, en abril y octubre de aquél 2024- el Israel de Netanyahu respondió de manera acotada, si bien estupendamente quirúrgica. El momento de Bibi parecía esfumarse. Su arribo necesitó de una Administración más espabilada en la Casa Blanca y de una muy eficaz campaña de inteligencia y acción militar israelí que diezmó a los principales proxies de Teherán en las fronteras del país (a Hamas en Gaza, a Hezbolá en el Líbano, y que provocó la caída del gobierno proiraní en Siria). Finalmente, el día D llegó. El 12 de junio último, Jerusalem lanzó un impresionante ataque preventivo contra el programa nuclear de Irán aprovechando una rara ventana de oportunidad y confluencia de factores. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) acababa de publicar informes altamente inquietantes a propósito del estatus nuclear de Irán y estimaciones de inteligencia coincidían en la capacidad de los ayatolás de dotarse de varias bombas nucleares. La discrepancia en las evaluaciones era temporal, no acerca de la capacidad o la intención del régimen de Teherán; de por cierto muy publicitada.

Luego de la intervención militar decisiva de Washington, sobre el trasfondo de una contundente campaña aérea israelí sobre los cielos de Irán, Netanyahu reiteró su punto de que no se puede permitir al régimen más peligroso del mundo, obtener las armas más peligrosas. Con el programa nuclear iraní severamente dañado o quizás definitivamente estropeado, esta frase de Netanyahu dicha al analista Fareed Zakaria en 2016 parece adquirir un sentido histórico: “Me gustaría ser recordado como el protector de Israel. Con eso me basta, protector de Israel”.

El 7 de octubre de 2023 esa cita hubiera sonado ridícula. En junio de 2025, Bibi emerge de las cenizas vindicado.