[Este artículo fue escrito en el año 2008. Tomar ese año para referencia temporal]
Tres pequeñas islas
Con el objeto de combatir la piratería en el Golfo Arábigo durante el siglo XIX, la marina británica se apoderó de tres pequeñas islas posicionadas sobre el Estrecho de Ormuz: Abu Musa, Tunb Menor y Tunb Mayor. Antes de partir, en un hecho histórico confuso, el imperio británico aparentemente legó las islas tanto a Persia (la actual República Islámica de Irán) como a los jeques tribales de lo que luego sería los Emiratos Árabes Unidos (EAU). A fines de 1971, un día antes de que los EAU obtuvieran su independencia de Gran Bretaña, Irán ocupó las islas. El pequeño y nuevo país no estaba en condiciones de confrontar con las fuerzas del Sháh; con sus tropas abandonando el Golfo, Londres no tenía el interés de hacer lo propio; y por su parte, preocupada por el vacío creado ante la partida británica, Washington apoyó la acción iraní. Abu Musa, con una población de menos de quinientas personas y un área de alrededor de 12 kilómetros cuadrados, es reclamada por Sharjah, el tercer más grande integrante de los EAU después de Abu Dhabi y Dubai. Tunb Mayor y Tunb menor son reclamadas por Ras al-Khaimah, otro emirato de la unión. Ese mismo año un acuerdo fue firmado entre las partes donde se determinó la coparticipación en la explotación petrolera. Las disputas acerca de la soberanía continuaron, y en 1992 Teherán alteró el status quo al restringir el acceso a los EAU a la par que aumentó considerablemente su presencia (la militar en particular) en esos territorios. En 1980, a comienzos de la guerra librada contra Irán, Saddam Hussein intentó en vano apoderarse de esas islas. En agosto del corriente, cuando Irán abrió dos oficinas administrativas en una de las islas, una nueva ronda de disputas emergió en el Golfo.
Esta situación usualmente despertaría el interés solo de especialistas en la materia, historiadores militares, y diplomáticos específicos. Pero esta vez, la prensa internacional cubrió con apreciable interés -y la opinión pública prestó debida atención a- este nuevo capítulo de una saga que no por esotérica deja de ser relevante a la seguridad global. Es por este estrecho de agua por donde circula diariamente cerca de un cuarto del petróleo mundial. En medio del incidente, Teherán anunció que había comenzado a fabricar submarinos, su ministro de defensa definió a su país como “el protector de la seguridad del estratégico Estrecho de Ormuz”, y un comandante de alto rango de las Guardias Revolucionarias iraníes aseveró que “cerrar el Estrecho de Ormuz es parte de la política de defensa de Irán”. Al mes siguiente, circularon reportes acerca de una presunta venta de sistemas antimisiles por parte de Estados Unidos a los EAU. Si el congreso norteamericano lo aprobara, sería la primera vez que el sofisticado sistema conocido como THAAD (Terminal High-Altitude Area Defense) fuese vendido a un país extranjero.[1] Naturalmente, no son las pequeñas islas la raíz de la preocupación de Washington, sino la garantía de libre navegación por esas aguas hoy en turbulencia ante el espectro del programa nuclear iraní; situación que puede ser definida como la más grave amenaza a la paz y la seguridad mundial en la actualidad.
La motivación de los ayatollahs
¿Por qué desea el régimen iraní armas nucleares? Si bien todavía no ha sido admitido públicamente, el propósito del mentado programa nuclear de Irán parece tener una clara finalidad militar. Diversos factores podrían explicar este objetivo, necesidad, o anhelo iraní: a) orgullo nacional, b) ansiedad por su seguridad, c) creencias religiosas, d) planes estratégicos.
Orgullo nacional. Bien podría ser el caso que Teherán ve el ingreso al selecto club nuclear como una cuestión patriótica, como un símbolo del poder y de la supremacía persa en el Medio Oriente. En tanto que Israel (estado judío) posee armas nucleares, y también las posee Pakistán (estado musulmán), ningún país árabe sunita las tiene. Ello dotaría a la república islámica de una ventaja cualitativa en lo estratégico.
Ansiedad por su seguridad. Es razonable asumir que la ansiedad iraní tuvo un crecimiento exponencial con la presencia de soldados estadounidenses en sus mismas fronteras, singularmente en Irak y en Afganistán. Asimismo, es dable recordar que los destinos de los otros dos de los tres miembros del llamado “Eje del Mal” (Irán, Irak y Corea del Norte) han sido bien distintos. Irak, una nación no-nuclear, fue invadida por Estados Unidos; Corea del Norte, un estado nuclear, no. Es posible que el gobierno iraní haya advertido ello y sacado sus propias conclusiones relativas al poder de la disuasión y a la preservación de la integridad territorial derivadas de la posesión nuclear.
Creencias religiosas. Cabe la suposición de que los ayatollahs vean a su país nuclearmente armado como un instrumento de Alá para imponer el Islam sobre el resto del mundo. Quizás resulte pertinente recordar dos datos. Uno de los primeros actos de gobierno de Ahmadinejad consistió en asignar dinero a la mezquita de Jamkarán, próxima al centro religioso de Qum, donde según la tradición musulmana chiíta reaparecerá el Doceavo Imán ocultado en el siglo X. Asimismo, en febrero de 2007 tropas estadounidenses derrotaron en Irak a una milicia chiíta milenaria que planeaba capturar Najaf, matar al clérigo local y proclamar a su líder el Mesías regresado. Que haya creencias teológicas presentes en la política iraní es algo que no puede ser desechado con descuido. En este sentido, resultará instructivo atender a la siguiente reflexión del analista en asuntos estratégicos Louis Rene Beres: “Hasta el punto en que el liderazgo iraní podría suscribir a visiones de un Apocalipsis chiíta, el país podría desechar toda conducta racional. Si esto sucediera, Irán podría efectivamente convertirse en un suicida nuclear en macrocosmo. Tal prospecto desestabilizador es improbable, pero no inconcebible”.[2]
Planes estratégicos. Debemos mencionar al menos cuatro metas posibles: adquirir hegemonía regional, promover al chiísmo por sobre el sunismo, contener la presencia estadounidense en el Medio Oriente, y eliminar al estado de Israel. Esto último en particular ha sido ampliamente publicitado por el propio régimen en Teherán, muy especialmente desde el ascenso de Mahmoud Ahmadinejad a la presidencia de Irán. Así, en octubre de 2005, el presidente iraní llamó a “borrar a Israel del mapa”; frase que ha repetido en varias ocasiones desde entonces. En junio de 2007, él anunció que la cuenta regresiva para la destrucción de Israel había comenzado. En febrero de 2008, tildó al estado judío de “sucio microbio” y “bestia salvaje”. En mayo se refirió a Israel como un “cadáver maloliente”, una “rata muerta”, y como un país “camino a la aniquilación”. En junio afirmó que el “régimen sionista ha llegado a su fin”; cosa que repitió en agosto. Otras figuras del régimen iraní han dado eco a la diatriba. Luego del asesinato en Damasco del architerrorista del Hizbullah Imad Mugniyeh, el jefe de las Guardias Revolucionarias, Muhamad Alí Safari, afirmó que “el crecimiento cancerígeno Israel pronto desaparecerá” por medio de la “radiación de los luchadores del Hizbullah” (nótese la alusión a lo nuclear). El presidente del parlamento iraní, Ghollan Reza Haddad, amenazó con que “el futuro de la entidad sionista será peor que su presente”. El Jefe de las Fuerzas Armadas, General Hassan Firouzabadi instó a “la destrucción completa del régimen sionista”. El líder del Hizbullah (agrupación terrorista creada y apadrinada por Irán), Hassan Nassallah, aseveró que “la sangre de Mugniyeh anuncia el fin de Israel”. En septiembre último, incluso el vice-presidente de asuntos turísticos, Esfandiar Rahim-Mashaei, declaró: “Yo digo ´muerte a Israel´ mil veces”.[3]
La reacción internacional
Hasta el momento, cinco han sido las opciones del debate global acerca de la mejor manera, si fuese posible, de frenar el programa nuclear iraní: a) diálogo, b) sanciones, c) cambio de régimen, d) operaciones encubiertas, e) ataque militar.
Diálogo. Esta ha sido tradicionalmente la alternativa favorita de los europeos. Durante los tres primeros años posteriores a la revelación de la existencia de un programa nuclear clandestino en Irán, París, Berlín y Londres especialmente han propuesto y transitado este camino. Atareada con las guerras en Irak y Afganistán, y carenciada de apoyo mundial, Washington cedió el liderazgo a Europa en este terreno. En ese mismo período (2002-2005) el comercio entre la Unión Europea e Irán casi se ha triplicado. Los volúmenes de negocios entre ambos son tales que durante el 2006, por ejemplo, la UE importó de Irán €14 mil millones y exportó a Irán €12 mil millones. Numerosas compañías europeas han comerciado o todavía comercian activamente con la república islámica. La francesa Total, la noruega Statoil, la alemana Siemenes, la austríaca Steyr-Mannlicher, la holandesa Shell, la española Repsol, la suiza UBS, la italiana Fiat, entre tantas otras, han invertido y realizado transacciones multimillonarias con Teherán. Muchos de los acuerdos comerciales fueron firmados luego de la adopción de resoluciones condenatorias en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La corporación petrolera más grande de Europa Central, la austriaca OMV, de la que el estado austriaco es dueño de 1/3 de sus acciones, alcanzó un acuerdo comercial con Irán en abril de 2007 por valor de €22 mil millones. En marzo de 2008, Suiza negoció con Irán un contrato valuado entre €28-42 mil millones en el área del gas. De entre los socios comerciales de Irán en Europa, Berlín se destaca. Solamente durante los primeros diez meses del año pasado, Alemania exportó por valor de €3500 millones a la tierra de los ayatollahs. En julio del corriente, la firma alemana Steiner-Prematechnik-Gastec (SPG) negoció un acuerdo para la licuación de gas valuado en €100 millones. Para finales de ese mismo mes, cerca de dos mil empresas alemanas recibieron el visto bueno de su gobierno para comerciar con Irán; un incremento del 63% en tratos aprobados respecto del año previo. Alrededor de 1700 compañías alemanas hacen negocios en Irán, incluyendo a gigantes como Mercedes-Benz, AG y BASF. Alemania se ha convertido en el mayor socio comercial de Irán en Europa y el segundo más grande en el mundo.[4] Antes del año 2006, cuarenta y seis bancos extranjeros operaban en Irán, guarismo que ha caído a veinte. Dos bancos británicos -Lloyds TSB y Barclays- están siendo investigados por el Departamento de Justicia estadounidense por sus operaciones con el régimen ayatollah, en tanto que el banco holandés ABN Amro fue multado en u$s 80 millones por EEUU en 2005.[5]
Aún cuando parte del comercio no estuviese sancionado internacionalmente, las derivaciones hacia otros campos de material presuntamente civil e inofensivo que ha hecho Irán en el pasado ha creado precedentes que debieran llamar a la prudencia. En el 2003, Italia y el Gran Bretaña proveyeron a Irán de equipamientos de visión nocturna para la unidad antinarcóticos de la policía iraní; en 2006, cantidades de estas unidades fueron halladas en los cuarteles del Hizbullah en el sur del Líbano durante la guerra con Israel. En 2005, la austriaca Steyer-Mannlicher vendió ochocientos rifles de alta precisión a la misma unidad policial iraní; al año siguiente, soldados estadounidenses hallaron más de cien de esos rifles durante un operativo contra insurgentes en Irak. La austriaca KTM vendió motocicletas civiles a Irán; fotografías luego revelaron que las Guardias Revolucionarias iraníes las emplearon como unidades móviles para disparar granadas-lanzadas-por-cohetes (RPG´s). Durante los años noventa, la firma italiana FB Design vendió a Irán los planos de su bote-patrulla Levriero; botes militares fabricados en Irán a partir de esos planos participaron en una confrontación con naves americanas en el Estrecho de Ormuz en enero de 2008.[6]
Fuera de la órbita europea, otros países también comercian con Irán. Dejando de lado a los socios obvios que son Rusia, China y Venezuela, y sin analizar a otros varios más, resulta llamativo encontrar a compañías argentinas y estadounidenses en el rubro. Las exportaciones de EEUU hacia Irán han crecido significativamente durante la Administración Bush, de poco más de u$s 8 millones en 2001 a u$s 146 millones en 2007. Las exportaciones argentinas hacia Irán se multiplicaron por cien del 2007 al 2008, transformando a la república islámica en el mejor cliente de la Argentina en el Medio Oriente, el segundo en Asia, y el octavo a nivel mundial (descontando el continente americano). Según el diario La Nación, hubo un “meteórico reverdecer del vínculo comercial” con las exportaciones argentinas creciendo de apenas u$s 4,8 millones durante la primera mitad del 2007 hasta u$s 480 millones durante el primer semestre del corriente año, representando ello un 9850% de crecimiento interanual. Las importaciones desde Irán se han triplicado, de u$s 1 millón durante el primer semestre del año pasado a más de u$s 3 millones durante la primera mitad del 2008.[7] Este renovado volumen de negocios contrasta fuertemente con la política pública del matrimonio Kirchner, que había dado ímpetu a la causa AMIA, instado a Irán a cooperar con la justicia argentina -pedido efectuado en la Asamblea General de la ONU con el mundo entero por testigo- y solicitado a INTERPOL que emitiera circulares rojas para la captura internacional de pasadas figuras de altísimo rango del gobierno iraní.
Sanciones. A la luz de lo arriba expuesto, resultará simple entender porqué la política de sanciones promovida por Estados Unidos en la ONU no ha funcionado. Existen demasiados intereses creados con Teherán como para motivar un cambio de comportamiento en sus socios comerciales. El Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado tres rondas de sanciones contra Irán por su rechazo a detener su programa de enriquecimiento de uranio, un proceso que puede resultar en la producción de bombas nucleares. Las sanciones prohíben tratos financieros con 35 compañías iraníes e imponen restricciones de movimiento sobre 40 individuos. También vedan el envío de material que pudiese ser empleado para programas nucleares y misilísticos. Estas sanciones han carecido de la robustez necesaria para ser efectivas, pues han debido contar con el beneplácito de China y Rusia -aliados protectores de Teherán en la ONU- para ser aprobadas. Washington ha adoptado su propio set de sanciones, las que son más fuertes. Prohíben la transferencia de armas y de contactos con una amplia gama de empresas iraníes, especialmente los principales bancos, pero, como hemos visto, no procuran detener la totalidad del comercio con Irán. La Unión Europa también ha adoptado sus propias sanciones que imponen restricciones financieras a empresas iraníes vinculadas al programa nuclear. Su aspecto más fuerte consiste en haber congelado los activos del más grande banco iraní, Bank Melli, y en haber frenado tratos financieros con el mismo.[8] Las sanciones son necesarias pero siguen siendo insuficientes. Irán tiene puntos débiles que aún podrían ser más efectivamente explotados. Teherán importa el 40% de su combustible, el 50% de sus alimentos, y posee u$s 75 mil millones en bancos occidentales (ya ha comenzado a repatriarlos). El ingreso por la venta de crudo representa el 85% de su ingreso nacional. Aquí Europa podría jugar un papel mucho más activo en tanto que para Irán, la UE representa el 40% de su comercio exterior, pero para la UE, Irán equivale a apenas el 1% de sus negocios internacionales. No es mucho pedir a la UE que sacrifique el 1% de su comercio mundial en pos de la paz y la seguridad internacional.
Cambio de régimen. Irán atraviesa un momento de gran descontento doméstico, fundamentalmente producto de la represión policial y las política económicas del gobierno. La nación musulmana posee poco más de 65 millones de habitantes, de los cuáles el 22% es menor a 14 años de edad. El 18% yace bajo la línea de la pobreza. Anualmente, 200.000 jóvenes no son absorbidos en el mercado laboral. El PBI está a un 30% menor que los niveles de los años setenta (pre-revolución Khomeinissta). Desde que Ahmadinejad asumió la presidencia en 2005, la inflación pasó del 11% al 26%. La tasa de desempleo oficial llega al 10%, pero economistas independientes la estiman cerca del 30%. El último invierno, docenas de personas murieron congeladas por cortes en el suministro de gas natural. Durante el verano, cortes en el servicio de electricidad afectaron el uso de acondicionadores de aire en épocas de 45 grados centígrados durante el día. Un indicador del disgusto popular con los lineamientos económicos del régimen ayatollah puede verse en la evolución del precio de la nafta a lo largo de los años, donde por un aumento de centavos dispuesto por el gobierno el año pasado hubo ataques contra estaciones de servicios. Parlamentarios y otras figuras públicas han criticado abiertamente al presidente Ahmadinejad, y en un intento de frenar las críticas el ayatollah Alí Khameini -Líder Supremo de Irán- salió públicamente a defenderlo, presentándolo como un héroe nacional por su determinación en confrontar con Occidente.
La represión interna ha sido, como siempre, feroz. Durante la primera mitad del año pasado, al menos 118 personas fueron ejecutadas por ahorcamiento y cuatro lapidadas. Otras 150 ya habían sido condenadas a muerte por ahorcamiento o lapidación para las siguientes semanas, según informara Saeed Mortazavi, el fiscal general islámico. Algunas de las ejecuciones han sido televisadas. Desde el 21 de marzo de 2007, comienzo del nuevo año iraní, hasta principios de agosto de ese año, unos treinta activistas -entre gremialistas, estudiantes, periodistas o clérigos disidentes- habían desaparecido. Desde abril a agosto también, conforme ha anunciado Ismael Muqaddam, comandante de la policía islámica, alrededor de 430.000 hombres y mujeres fueron arrestados bajo cargos de consumir o comercializar drogas. Otros 4200 fueron detenidos por “patoterismo” solamente en Tehéran. Desde la institución del nuevo código de vestimenta islámico en mayo del 2006 por el parlamento, hasta mediados del 2007, cerca de un millón de hombres y mujeres habían sido arrestados. La mayoría ha estado detenida unas horas o unos días, ha explicado Muqaddam, pero para principios de agosto del año pasado, al menos 40.000 permanecían encarcelados. Según Hussein Zulfiqari, subjefe de la policía, más de 3100 parejas no casadas habían sido arrestadas bajo cargos de “proximidad sexual”. Tal ha sido la represión interna y tantos los detenidos que el titular del servicio penitenciario nacional, Ali-Akbar Yassaqi, solicitó oportunamente una moratoria de arrestos. Dijo que las 150.000 personas entonces encarceladas triplicaban la cantidad de prisioneros que las cárceles iraníes podían albergar. Las 130 prisiones oficiales que Irán posee no daban abasto. Se ordenó la construcción de otras 33 prisiones en tanto que se encargó trabajo para transformar 41 edificios públicos en cárceles. Asimismo, en el período en cuestión, más de 25.000 gremialistas han sido despedidos, 3000 estudiantes expulsados, 4000 sitios de internet bloqueados, 30 periódicos y revistas clausurados, y 17 periodistas arrestados de los cuáles 2 han sido sentenciados a muerte.[9] En julio, una nueva ley fue promulgada que establece la pena de muerte por “crímenes online”, lo que incluye la promoción por internet de la corrupción, la prostitución y la apostasía.[10]
El cambio de régimen constituye una opción adecuada, pues, tal como ha señalado el eminente orientalista Bernard Lewis, el problema para el mundo libre no es un Irán nuclear, sino un Irán nuclear controlado por un régimen radical. Si bien deseable, un cambio de régimen puede demandar mucho tiempo, un commodity que Occidente no tiene. La represión arriba referida prueba que el descontento popular existe, pero también ilustra a propósito de las dificultades de provocar un cambio de régimen en un estado policial. El décimo proceso electoral desde 1979 ocurrirá en Irán en junio de 2009. Al momento del anuncio de esa fecha, Alí Khameini dijo públicamente a Ahmadinejad: “Ud. puede considerarse en el poder por otros cinco años más”.[11]
Operaciones encubiertas. De lo que puede obtenerse del récord público, pareciera que ya han acontecido algunos episodios de sabotaje. En abril, al menos veinte miembros del Hizbullah, en entrenamiento militar en Irán, murieron en circunstancias poco claras. En mayo, Irán culpó a agentes británicos y estadounidenses por una explosión en una mezquita en Shiraz en la que se había realizado una exhibición militar. En julio, un convoy que llevaba armas para el Hizbullah fue atacado y 15 personas resultaron muertas en medio de una explosión en un suburbio de Teherán. Además, más de una docena de ingenieros iraníes perdieron sus vidas mientras intentaban ubicar una cabeza química a un misil en Siria. Unos meses antes, un tren que presuntamente transportaba pertrechos militares iraníes a Siria descarriló como resultado de una explosión en la zona norte de Turquía.[12] Es dable asumir que las agencias de inteligencia involucradas en el seguimiento de asuntos iraníes tengan detectados a los principales científicos involucrados. Son limitados y piezas claves del proyecto. Analistas militares han sugerido que podrían ser incentivados con premios o intimidados con castigos.[13]
Ataque militar. Un arsenal nuclear en poder de ayatollahs mesiánicos o apocalípticos representa una amenaza al mundo entero. Sin embargo, de todos los estados-miembro de la familia de las naciones, el único nombrado explícitamente por los iraníes como objeto de destrucción ha sido el estado judío. Ello ha generado una sensibilidad más aguda en Jerusalén a propósito de la magnitud del desafío que el programa nuclear iraní representa. La por entonces segunda máxima autoridad en Irán, el ayatollah Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, dijo a una multitud durante las plegarias tradicionales de los viernes en Teherán el 14 de diciembre de 2001 -a dos meses de los atentados terroristas del 11 de septiembre en EEUU, en momentos en que el Islam radical estaba exultante por el golpe al imperio americano- que una bomba atómica sobre Israel no dejaría nada en el terreno, mientras que la respuesta que Israel pudiere dar sería mínima para el Islam. Sus palabras exactas fueron: “Si el día llegase cuando el mundo del Islam estuviere debidamente equipado con las armas que Israel tiene en su poder, la estrategia de colonialismo enfrentaría un estancamiento porque la aplicación de una bomba atómica no dejaría nada en Israel pero la misma cosa solo produciría daños en el mundo musulmán”.[14] Ello luce matemáticamente cierto, por cuanto Israel tiene el tamaño de Tucumán, la provincia más pequeña de la Argentina, y por cuanto que el Islam reúne a más de mil trescientos millones de personas, esparcidas en cincuenta y siete naciones sobre dos continentes. La aseveración de Rafsanjani (dicho sea de paso, él es un opositor a Ahmadinejad y en consecuencia considerado un “moderado” por muchos observadores internacionales, aún cuando ha sido determinado que fue bajo su mandato que se planificaron los ataques contra la embajada de Israel y la AMIA en nuestro país en los años noventa) no ha hecho mucho por calmar ansiedades.
Últimamente, en un contexto de creciente discusión pública acerca del prospecto de una operación militar preventiva contra Irán, ambos países han publicitado mensajes presuntamente disuasivos. En junio, el vicepremier israelí (y ex Ministro de Defensa y Jefe del Estado Mayor Conjunto) Sahul Mofaz dijo al diario Yediot Aaharonot que “Si Irán continúa con su programa para conseguir armas nucleares, atacaremos”.[15] Unas semanas más tarde, un impresionante simulacro de ataque aéreo fue llevado a cabo por la fuerza aérea israelí sobre el Mar Mediterráneo, a unos 1500 km de distancia de las costas del estado judío. Esa misma distancia aproximadamente -en dirección opuesta- es la que separa a Israel de las plantas nucleares iraníes en Bushehr, Isfahan, y Natanz. En el ejercicio participaron más de cien jets F-15 y F-16, aviones bombarderos, aviones de abastecimiento, y helicópteros de rescate.[16] A comienzos de julio, durante una visita a Kuala Lampur, Ahmadinejad afirmó que “No solamente los EEUU e Israel, sino cientos otros como ellos no pueden atacar Irán y ellos lo saben…Deben rendirse ante la voluntad de la nación iraní”.[17] Tres días más tarde, Irán lanzó nueve misiles de prueba con un radio de alcance de 2000 km, lo que comprendía Israel, el sur de Europa y bases norteamericanas en el Medio Oriente. “Nuestro dedo estará siempre en el gatillo” aseveró Teherán.[18] En respuesta, Israel presentó su más avanzado avión espía. Un mes después, Irán lanzó un satélite de fabricación doméstica al espacio. Denominado Omid (“Esperanza”), su lanzamiento coincidió con un aniversario del nacimiento del Doceavo Imán, una de las fechas más sagradas del calendario chiíta. En la ocasión, el ejército subrayó el simbolismo: “En el aniversario del nacimiento del último Imán de los chiítas, Hazrat Mahdi (Que Dios apresure su Reaparición), ilustrando así el auspicioso nombre del Imán en el espacio”.[19] En septiembre, The Telegraph informó que la inteligencia americana temía que Rusia proveyera a Teherán del sistema antimisil S-300. Considerado el más avanzado de su tipo, tiene la capacidad de monitorear a 100 objetivos simultáneamente y confrontar a 12 al mismo tiempo. Tiene un alcance de 200 km y puede golpear misiles a una altura de 27.000 metros. “Si Teherán obtuviera el S-300, sería un cambio de juego en el pensamiento militar para lidiar con Irán”, opinó un asesor del Pentágono. “Ello podría ser un catalizador para ataques aéreos israelíes antes de que esté operativo”, agregó.[20]
En el pasado, Israel ha dado sobradas pruebas de la seriedad con la que toma las amenazas existenciales de sus enemigos. En 1981 voló hasta Irak para destruir el reactor atómico de Osirak, y en septiembre de 2007 incursionó en territorio sirio para obliterar un reactor nuclear que estaba siendo construido con asistencia norcoreana. Un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares iraníes demandaría mayores exigencias. A diferencia de los casos sirio e iraquí, no se trata de una sola planta que está sobre la superficie y donde el factor sorpresa juega a favor de Israel. Posiblemente requeriría de cientos de vuelos y varios días de bombardeos. No obstante, en la opinión de los propios militares israelíes y de analistas imparciales (en particular, dos académicos del Massachussets Institute of Technology) Israel tiene la capacidad operativa de realizar tal acción.[21] Según el análisis de estos expertos, Israel debería enviar 50 jets, 25 F-15 y 25 F-16. Treinta y cinco de ellos deberían llegar a destino (24 a Natanz, 6 a Isfahan, y 5 a Arak) y con ello el programa nuclear quedaría severamente estropeado. Las rutas de vuelo posibles serían a través de aliados como Turquía, o Jordania e Irak (cuyo espacio aéreo es controlado por EEUU), o enemigos de ambos como Arabia Saudita. Irán ciertamente respondería directamente con su propio arsenal, instruyendo al Hamas y al Hizbollah a lanzar sus propios misiles (miles de Kayushas y Kassams en sus manos), activando células terroristas en el globo, y bloqueando el Estrecho de Ormuz. El precio del barril de crudo se elevaría a niveles escandalosamente altos y posiblemente hubiere reminiscencias de la crisis del Yom Kipur de 1973. Al mismo tiempo, es pertinente acotar que la inacción también tiene sus costos. Con bombas nucleares en su poder, Irán ejercería enorme influencia sobre la región más estratégica del mundo. Provocaría un efecto dominó en la zona, y un Medio Oriente multi-nuclear sería una receta para el desastre. La tentación de eliminar a Israel sería alta, y el potencial de atentados terroristas nucleares en cualquier parte del mundo sería muy real; todo lo que tendría que hacer Teherán es vender o ceder tal arma de destrucción masiva a secuaces suicidas. Aún si jamás usara la bomba, el poder militar y político que la mera posesión le daría, ubicaría a la república ayatollah como una potencia regional insoslayable.
Para evitar el inquietante escenario militar, la comunidad internacional debe actuar urgentemente en la adopción de sanciones diplomáticas y económicas efectivas contra el régimen iraní. Es la ausencia de determinación seria, precisa y trágicamente, lo que acerca el prospecto del unilateralismo defensivo israelí y una confrontación regional o mundial.
Conclusión
A medida que se acrecienta la evidencia del radicalismo del presidente iraní, en tanto más ciudadanos israelíes sufren los embates de cohetes lanzados por agrupaciones terroristas patrocinadas por Teherán y soldados norteamericanos mueren en Irak y en Afganistán en manos de milicias armadas por Irán, así como marinos británicos y norteamericanos son acosados en aguas internacionales por fuerzas de Irán, y los libaneses sienten cada vez más la injerencia iraní en su país, a la par que la República Islámica anuncia haber cruzado aún otra meta más en el sendero nuclear y se suceden nuevas y frágiles resoluciones en la ONU, resulta cada vez más claro que la comunidad internacional parece haberse resignado a la pronta realidad de un Irán nuclear.
Las disparatadas afirmaciones del presidente iraní (el Holocausto es un mito, no hay homosexuales en Irán) y sus peligrosas amenazas (Israel debe ser borrado del mapa, Irán será nuclear, quieran o no), así como las excentricidades varias organizadas por Teherán (desde la conferencia “Un Mundo Sin Sionismo” del 2005 hasta la competencia de caricaturas negadoras del Holocausto del 2006), y el progreso en su programa nuclear, han generado mucha conmoción mediática y considerable actividad diplomática, pero hasta el momento no han despertado la determinación mundial mancomunada necesaria para definitivamente frenar las ambiciones abrumadoramente hostiles del régimen teocrático iraní. Ambiciones, cabe acotar, globalmente publicitadas por Teherán.
Ya pasaron seis años desde aquel momento en el año 2002 en que el proyecto nuclear iraní adquirió atención pública a partir de una denuncia efectuada por miembros de la oposición local. Durante el período 2003-2005, Francia, Alemania y Gran Bretaña probaron la vía diplomática suave, vale decir, diálogo con Teherán, ofrecimientos de incentivos, concesiones comerciales, etc, nada de lo cuál logró disuadir a los ayatollahs de su objetivo nuclear. Una oferta rusa de enriquecimiento de uranio iraní en suelo ruso fue igualmente rechazada por Teherán. Para cuando Washington logró derivar el dossier iraní al Consejo de Seguridad de la ONU y eventualmente adoptar tres resoluciones condenatorias, la república islámica ya había logrado enriquecer uranio en cascadas de más de tres mil centrifugadoras (y luego seis mil o nueve mil, según sus declaraciones) y su presidente disponía de la confianza tal para despreciar dichas resoluciones y aseverar que su país sería, tarde o temprano, nuclear. La oposición rusa y china a nuevas y robustas sanciones ha sido decidida, la actitud de Mohamed El-Baredei de la Agencia Internacional de Energía Atómica poco cooperativa, e incluso Washington pareció sucumbir al apaciguamiento con la publicación del muy cuestionado Estimado de Inteligencia Nacional.
La familia de las naciones cuenta con instrumentos jurídicos y diplomáticos suficientes como para detener al actual provocador régimen iraní. Tal como juristas internacionales han señalado, Ahmadinejad continuamente está violentando la Convención contra el Genocidio que expresamente prohíbe “la incitación pública y directa al genocidio”. E Irán reiteradamente comete crímenes contra la humanidad con cada acto de terror que apaña, viola resoluciones de las Naciones Unidas con cada paso que da hacia la procuración nuclear, y ofende a la Declaración Universal de los Derechos Humanos con cada acción de represión interna que toma. Todos estos abusos ya han sido tolerados por demasiado tiempo. Cada día que pasa acerca más a Teherán al umbral nuclear y al mundo libre a una situación de exposición insostenible. Lo más trágico de este asunto es que al optar por no transitar aquellos caminos que pacíficamente llevarían al ostracismo iraní, el mundo libre está estrechando su propio margen de acción, dejándose a sí mismo enfrentado a la última de las alternativas: la vía militar. O peor aún: en su inacción, elige exponerse a la peligrosa realidad de un estado teocrático en posesión de arsenal nuclear.
NOTAS
[1] Simon Henderson, “The Persian Gulf´s ´Occupied Territory´: The Three-Island Dispute”, Policy Watch, The Washington Institute for Near East Policy, 8/9/08; “UAE, Iran argue over strategic islands”, The Jerusalem Post, 18/8/08; “US mulls selling defense system to UAE”, Jerusalem Post, 9/9/08.
[2] Louis Rene Beres, “The Bomb in the basement”, The Jerusalem Post, 10/9/08.
[3] Ver “Iran´s New President says Israel ´must be wipped off the map´”, The New York Times, 27/10/05; “Presidente de Irán tilda a Israel de ´sucio microbio´ y ´bestia salvaje´”, Agence France Presse, 20/2/08; “Irán lanza duras declaraciones en aniversario de Israel”, Infobae.com, 8/5/08; “Nasrallah: Mughnye´s blood will lead to elimination of Israel”, Haaretz, 14/2/08; y “´Iran is a friend of the Israeli people´”, The Jerusalem Post, 9/9/08.
[4] Parte de la información sobre intercambio comercial de Alemania con Irán en Abe Foxman, “Germany, the Jews, and business with Iran”, Jerusalem post, 5/9/08.
[5] Michael Jacobson, “Iran and the Road Ahead”, Policy Watch, The Washington Institute for Near East Policy, 6/3/08
[6] Emanuele Ottolenghi, “The Iranian Shell Game”, Commentary, July-August 2008.
[7] Oliver Galak, “Irán vuelve a ser un socio importante”, La Nación, 7/9/08; Ali Akbar Dareini, “Despite sanctions, business continues as usual in iran”, The Jerusalem Post, 19/8/08.
[8] Ibid Dareini.
[9] Amir Taheri, “Domestic Terror in Iran”, The Wall Street Journal, 6/8/07.
[10] “Iran: Death penalti for ´online crimes´”, The Jerusalem Post, 8/7/08.
[11] “Iranian presidential elections set for June 12”, The Jerusalem Post, 8/9/08.
[12] “Hizbullah convoy likely hit in Iran”, The Jerusalem Post, 25/7/08 y “Al-Wattan: 20 Hizbullah men die in Iran training”, The Jerusalem Post, 10/4/08.
[13] Efraim Inbar, “Irán Nuclear: la cuenta regresiva”, (BsAs: CIDIPAL ,Septiembre 2007).
[14] “Rafsanjani says Muslims should use nuclear weapon against Israel”, Iran Press Service, 14/12/01.
[15] “Israel amenaza con una ataque a Irán”, La Nación, 7/6/08.
[16] “Israel on the Iran Brink”, The Wall Street Journal, 23/6/08.
[17] “´Israel, US wouldn´t dare attack Ian´”, The Jerusalem Post, 7/7/08.
[18] “Alarma mundial: Irán probó nueve misiles”, La Nación, 10/7/08.
[19] “Mullahs in space”, The Jerusalem Post, 19/8/08.
[20] “US fears Russian missiles in Iran -report”, The Jerusalem Post, 1/9/08.
[21] Whitney Raas & Austin Long, “Osirak Redux? Assesing Israeli Capabilities to Destroy Iranian Nuclear Facilities”, International Security, Vol. 31, No. 4, spring 2007.