La Razón (España)

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Por Julián Schvindlerman

  

Un acuerdo defectuoso – 16/07/15

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“El mundo da la bienvenida a un nuevo Irán sin armas nucleares” tituló el diario español El País. “Un histórico pacto aleja la amenaza nuclear de Irán” anunció el matutino argentino La Nación. El optimismo contagió a gran parte de la prensa mundial. Pero mientras la euforia se extiende por casi todo el orbe, surge una simple pregunta: si el pacto, tal como está siendo anunciado, detiene las ambiciones nucleares de Teherán, ¿por qué sus principales enemigos en el Medio Oriente no están contentos? Ciertamente no lo está Israel, cuyo primer ministro ha tachado al acuerdo de “error histórico”. Tampoco están felices las naciones sunitas, desde Marruecos hasta Turquía. Ni, especialmente alegre está la monarquía saudí, que apenas unos meses atrás insinuó que compraría una bomba atómica a Pakistán si se le permitía a Irán alcanzar la suya.

Este acuerdo es problemático en tres vértices fundamentales. Primeramente, respecto de la naturaleza del régimen con quien las potencias han pactado: apenas unos días antes de que el canciller Javad Zarif concluyera las negociaciones en Viena, el presidente Hassan Rohani participaba de una manifestación pública en Teherán en la que se corearon las consignas “¡Muerte a América, Muerte a Israel!”. En segundo lugar, respecto de conductas del régimen Ayatolá que han quedado por fuera del pacto: las violaciones a los derechos humanos de los iraníes, el patrocinio del terrorismo regional y la construcción de misiles balísticos intercontinentales, cuya utilidad primaria es transportar ojivas nucleares a larga distancia. Y en tercer término, respecto del contenido del acuerdo en sí: los méritos que tiene quedarán sujetos a la implementación de buena fe de parte de Irán, y sus defectos no son pocos, desde el levantamiento de casi todas las sanciones económicas antes de fin de año -en contraste con la vigencia del acuerdo que es de al menos 10 años- hasta la aceptación de que las inspecciones de la AIEA requerirán coordinar cita previa con el gobierno; por citar sólo dos casos.