Canal: Metro
Programa: Sin Exclusiones
Conduce: Luis Sokol
Tema: Avance de la ultra derecha en Europa / Irán y negacionismo (2/6/19)
Todas las entradas de: adminJS2021
Infobae
Por Julián Schvindlerman
  Alemania se pone la kipá – 01/06/19
Estos últimos días fueron agitados para Felix Klein, el Comisionado del Antisemitismo en Alemania, tras haber afirmado “No puedo recomendar a los judíos que usen la kipá [solideo] en todo momento en cualquier lugar de Alemania”. En una atmósfera en la que los delitos xenófobos y antisemitas aumentaron casi un 20 % en el último año, donde casi el 25% de las agresiones racistas fueron de carácter antisemita y donde todas las instituciones judías deben ser protegidas por la policía, esa aseveración estaba destinada a provocar una reacción.
“Nunca nos someteremos, nunca bajaremos la vista y nunca reaccionaremos ante el antisemitismo con derrotismo”, respondió el presidente israelí Reuven Rivlin, “esperaremos y exigiremos que nuestros aliados actúen de la misma manera”. “Si tan solo una persona en nuestro país no puede usar una kipá sin ponerse en peligro, la única respuesta es que todos usemos una kipá”, escribió el editor en jefe de Bild, Julian Reichelt. “¡La kipá pertenece a Alemania!” proclamó, e imprimió en la portada del diario (el más vendido de Alemania) un modelo de kipá para recortar con el fin de que los lectores la vistieran en solidaridad con la comunidad judía. Al día siguiente, la Canciller Angela Merkel afirmó en una entrevista con CNN que Alemania tiene que “enfrentarse a los espectros de su pasado” y que debido a ese pasado “tenemos que estar más alertas que los demás”. Luego, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier emitió una declaración que reafirmaba que era “el trabajo del estado proteger a nuestros conciudadanos judíos e intervenir cuando sea necesario”. A su vez, la embajadora de Alemania en Israel, Susanne Wasum-Rainer, subrayó que “la vida judía es parte de Alemania y que su gobierno tiene “una responsabilidad particularmente grande hacia la vida judía en Alemania”. El Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo expresó su preocupación, durante una estancia en la propia Berlín, “de ver a los judíos desanimados de usar el solideo en público por razones de seguridad. Ninguno de nosotros debería achicarse ante los prejuicios”.
Como consecuencia de las repercusiones, el Comisionado Klein giró ciento ochenta grados y pasó de recomendar a los alemanes judíos que se abstengan de usar solideos a pedir a los alemanes no-judíos que los usen en público. Anticipándose a una inminente manifestación árabe-palestina que suele elevar consignas jihadistas, enfatizó en una entrevista con el grupo de medios Funke: “Hago un llamado a todos los ciudadanos en Berlín y en todas partes en Alemania para que lleven la kipá el sábado, cuando gente agitará de manera insoportable contra Israel y contra los judíos en el Día Al-Quds”. Se lanzó así una campaña con la consigna Deutschland trägt Kippa (Alemania se pone la kipá).
Strictu sensu, Felix Klein dijo una obviedad. Todos sabemos que hay zonas de Alemania, particularmente las pobladas por inmigrantes musulmanes, en las que los judíos no son bienvenidos. El propio Consejo Central de Judíos en Alemania emitió en el pasado varias advertencias sobre el uso de la kipá en público. Sólo que no es prudente publicitar ello desde los mandos gubernamentales pues puede ser leído como una admisión oficial de abandono de toda disposición a defender a la judería alemana ante potenciales agresores locales. Vale recordar que en Francia, donde se han hecho similares sugerencias, desde el 2005 al menos diez judíos fueron asesinados por islamistas. Entonces, más que solicitar a los judíos que se abstengan de vestir solideos, las naciones europeas deberían advertir a los antisemitas que serán severamente penalizados por sus ataques. Como remarcó un editorial de Bild, el hecho de que los judíos deban ocultar su religión para sentirse seguros siete décadas después del Holocausto significa un fracaso ante la propia historia europea en general, y alemana en particular.
De cualquier modo, hay un contexto mayor que debemos considerar al evaluar la actitud contemporánea de Alemania hacia el pueblo judío. Poco tiempo antes del affair Klein, legisladores alemanes adoptaron una resolución de denuncia sin precedentes del movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel, describiendo sus métodos como antisemitas y reminiscentes de los boicots nazis contra los judíos. La moción aprobada por el Bundestag renuncia apoyar financieramente todo proyecto que exija un boicot a Israel e insta a otros países europeos a seguir su estela. En el texto, los legisladores declararon que “el patrón de argumentación y los métodos del movimiento BDS son antisemitas” y que los llamamientos a boicotear productor israelíes “recuerdan la fase más terrible de la historia de Alemania”. Recalcaron, correctamente, que los adhesivos ´No compre´ que pega el BDS sobre productos israelíes “inevitablemente despiertan asociaciones con el eslogan nazi ´¡No compre a los judíos!´”.
Bien interesantemente, esta resolución (que no es vinculante) fue presentada por los tres partidos gobernantes del país, junto con dos partidos de la oposición, y aprobada por una gran mayoría. Fue patrocinada conjuntamente por la Unión Demócrata Cristiana y los Socialdemócratas, los dos partidos más grandes del Bundestag que conforman la coalición gobernante, así como dos partidos de la oposición, los Verdes y el Partido Demócrata Libre. Además, el ultra-derechista Alternativa para Alemania (AfD) intentó ir más lejos todavía al presentar una moción separada en la que pedía la prohibición total del movimiento BDS en el país (fue rechazada).
Asimismo, Alemania había previamente anunciado que se opondría a las resoluciones sesgadas de las Naciones Unidas contra Israel, y unos pocos días después del voto anti-BDS en su Parlamento, Berlín cumplió su promesa. La asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud de la ONU votó 96 a 11 una resolución redactada por los palestinos (el hospital central de Gaza ha albergado en su subsuelo cuarteles del Hamas), copatrocinada por Siria (el gobierno ha bombardeado hospitales), Venezuela (el gobierno está provocando muertes infantiles en los hospitales por mala administración o indiferencia) y Sudán (¿alguien recuerda el genocidio allí?), que culpó a Israel por las “condiciones de salud en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y en el Golán sirio ocupado”. Alemania estuvo entre las únicas once naciones que se opusieron a esta salvaje politización de la OMS para castigar injustamente a Israel, lo que preanuncia un nuevo papel diplomático de Alemania en la ONU en lo concerniente al estado judío.
Así es que luce sensato no sobredimensionar las palabras no felices de un oficial de gobierno, las que en todo caso fueron corregidas. El panorama más amplio muestra una nación decidida a dar combate al antisemitismo y al antisionismo, dentro de sus fronteras y fuera de ellas. Esperemos que el liderazgo de Berlín sea próximamente emulado por otras capitales europeas.
Varios
Por Julián Schvindlerman
  Cristina vuelve a la carga – 21/05/19
Entrevista con Sputnik (Rusia) Y Radio M24 (Uruguay) – 18/05/19
La expresidenta vuelve al ruedo político en Argentina. Su decisión de pasar a un segundo plano como ‘vice’ es vista como una movida política para ganar a los electores de centro.
El sorpresivo anuncio de Cristina Fernández de Kirchner, sobre quien pesa un juicio por corrupción, como fórmula vicepresidencial, sacude la escena política en ese país, que afronta una incertidumbre económica sin precedentes.
La exmandataria de centro izquierda y hoy senadora de 66 años, muestra así sus cartas, de cara a las elecciones presidenciales de octubre próximo. Su compañero de fórmula será el exjefe de Gabinete, Alberto Fernández, un peronista moderado, con buena relación con el establishment y con los medios.
Aunque se pensó que buscaría un tercer período en la Casa Rosada, Fernández de Kirchner optó por ser la ‘vice’, lo que es visto como una jugada política en virtud del asedio judicial que enfrenta y al que ella califica como “persecución política”.
En pleno año electoral, la dos veces presidenta de Argentina, entre los años 2007 y 2015, se sienta en el banquillo de los acusados.
Justamente, hoy inicia el primer juicio en su contra, en el marco de acusaciones de corrupción relacionadas con contratos de obras públicas adjudicados a un empresario, cercano a la expresidenta. Si es condenada, podría purgar entre cinco y 16 años de prisión.
Pero no es el único. La actual senadora por el peronismo tiene abiertos 12 procesos judiciales en su contra.
Eduardo Vior, analista internacional argentino, lo considera como una “escenificación para que ella aparezca respondiendo a una indagatoria en un juicio oral”. Es decir, “todo un juego de cámaras y fotografías”, añade.
Esto, porque según él, no se le ha permitido a la defensa presentar pruebas, “y la acusación utiliza como única carga testimonios de periodistas y políticos que han sido denunciados en las causas por espionaje”.
Al respecto, Julián Schvindlerman, escritor y analista político argentino, recuerda que desde su salida del gobierno, tras dos mandatos seguidos, Fernández de Kirchner ha estado enfrentada a una serie de acusaciones formales, procesamientos judiciales, juicios orales y la consecuente condena social y decaimiento de imagen pública asociados.
“Habrá que ver qué impacto tendrá en la gente la imagen de la expresidenta sentada en el banquillo de los acusados en el juicio oral”, dice.
Schvindlerman agrega, en esa línea: “ella sigue siendo aclamada por un sector leal, pero sus desafíos judiciales le restan peso”. Y advierte que su candidatura abre un abanico político y judicial distinto.
En cuanto a su compañero a la Presidencia, Vior interpreta que probablemente optó por esta solución, en parte para no dañar la unidad del peronismo y del kirchnerismo en virtud de los procesos judiciales en su contra. Pero también lo percibe a partir de la crisis económica y dependencia externa del país.
En ese sentido, explica que Alberto Fernández es un político que, si bien fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner entre 2003 y 2007, viene originariamente de la derecha neoliberal de los años 90, se ha ido transformando y evolucionando, pues tiene unos fuertes lazos con los grandes conglomerados económicos, y el grupo Clarín, el grupo mediático monopólico que domina el mercado de medios en Argentina, y sectores de partido demócrata en Estados Unidos.
Entonces, en su opinión, el poder está repartido dentro de esa fórmula política Fernández-Fernández. La expresidenta tiene un fuerte poder de movilización y predicamento popular, mientras que Fernández tiene lazos muy importantes en los círculos de poder no vinculados en forma directa al gobierno de Donald Trump, señala.
“Salvataje”
En resumen lo define como una “operación de salvataje, pues al ponerse como precandidata vicepresidencial garantiza a los sectores populares el control sobre las políticas que se realicen y por otro lado, al poner al exministro Fernández como presidenciable le está haciendo un gesto a los sectores dominantes”.
Sobre este punto, Schvindlerman asegura que la expresidenta Fernández ha estado manteniendo reuniones con los sectores peronistas y progresistas para aunar esfuerzos en desbancar a Mauricio Macri.
“Hay otros actores políticos a tener en cuenta de aquí a octubre todavía, pero es claro que Fernández de Kirchner resurgió con fuerzas en las últimas semanas”, destaca.
Para Vior, el gobierno de Mauricio Macri la tiene difícil en su carrera por la reelección, porque “ha apostado exclusivamente al apoyo del Fondo Monetario Internacional y de Estados Unidos, para tener dólares que sostengan de algún modo las reservas del Banco Central y así espera bajar la inflación”.
Lo que a su modo de ver, es una apuesta que no está dando frutos, porque está demostrando que es una “utopía”, porque Argentina en este momento está experimentando una tasa de inflación del 54% anual.
Danas (Serbia)
Por Julián Schvindlerman
  Eurovisión, victoria diplomática y cultural de Israel – 19/05/19
Versión en español
Desde el momento en el año pasado cuando la ganadora de edición anterior de Eurovisión Neta Barzilai saludó la gente con saludo tradicional hebreo “En año próximo en Jerusalem” hubo polémicas sobre dónde debe celebrar se ese festival.
“La competencia de Eurovisión fue legítimamente ganada el año pasado por Israel, en consecuencia, le toca ser anfitriona este año. La ciudad elegida fue Tel-Aviv tras considerar a Jerusalem, pero como la capital es cuestionada mundialmente y la ciudad es vista como conservadora y tradicionalista, en tanto que Tel-Aviv es más moderna, abierta y gay-friendly, se optó por esta urbe costera y atractiva”, dice para Danas nuestro invitado distinguido, escritor, historiador y analista de política internacional de Argentina Julián Schvindlerman y opina que intentos de sabotear el festival fracasaron.
“El movimiento BDS intentó, y fracasó, sabotear a Israel, y la semana pasada grupos jihadistas en la Franja de Gaza lanzaron cientos de cohetes contra el estado judío, y amenazaron con reiniciar esa agresión durante Eurovisión si no se cumplían sus demandas, pero por el momento hay relativa calma en la frontera. Es decir que el festival no ha estado exento de riesgos, pero su desarrollo en Israel marca una victoria cultural y diplomática para el país, que siempre ha buscado normalizar su existencia, dice para Danas Julián Schvindlerman.
Mientras las preparativos para gala final festival llegan a su fin , el primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien los israelíes llaman Bibi, sigue intentando componer el nuevo gobierno de coalición. Netanyahu se enfrenta con acusaciones de corrupción, se plantea la pregunta si en cuenta de Eurovisión él intentara de ganar algún punto político.
“El premier Netanyahu enfrenta causas legales desde antes de las elecciones que lo consagraron ganador a su partido Likud, y está en pleno período de negociaciones para formar una coalición de gobierno. Eurovisión puede distender un poco el clima social pero no protegerá a Netanyahu de esas acusaciones ni de los desafíos de armar una coalición viable. Este festival es importante para Israel; no obstante, las realidades internas y externas no se evaporarán por su desarrollo. No veo que Netanyahu pueda capitalizar políticamente este evento, más allá del evidente clima de alegría que se pueda instalar temporalmente en el país”, dice para Danas Julián Schvindlerman.
The Times of Israel
Por Julián Schvindlerman
  Rescuing Pawel Frenkel from oblivion – 16/05/19
By Julian Schvindlerman
The Times of Israel – 16/05/19
Today, May 16, only back in 1943, the revolt of the Warsaw ghetto ended. After almost thirty days of fierce fighting, the resistant Jews of the ghetto fell, crushed by the German war machine under the command of the Nazi officer Jüergen Stroop. We know the epic story of this uprising and the heroism of the fighters, we recognize their names -Mordejai Anielewicz, Simcha Rotem, Yitzhak Zuckerman, Tzivya Lubetkin and Marek Edelman, among others- and their group, the socialist Zydowska Organizacja Bojowa (ZOB). Less familiar are the names of Pawel Frenkel and Leon Rodal, leaders of the revisionist Zydowski Zwiazek Wojskowy (ZZW), who died during the revolt. For example, the 2001 Spanish edition of The Holocaust Chronicle has more than 765 pages, a 10-page bibliographic section and more than 2,000 photographs. Only its index extends for 45 pages, and there are no references to the ZZW, Frenkel or Rodal. By contrast, the ZOB is cited in 28 pages, while Anielewicz, Zuckerman and Lubetkin are mentioned in 15 pages as a whole.
The first attempt to mark their participation in the uprising was made during the war by Emmanuel Ringelblum, the great chronicler of life in the Warsaw ghetto, who was active in Poalei Zion and was a member of ZOB. When, in November 1943, the Jewish National Committee in Warsaw sent to London a list with the names of 224 ZOB fighters who had died, indicating the respective party affiliation of each one, and omitted all members of ZZW, Ringelblum queried about this absence in a note sent to his colleague Adolf Berman a few weeks later: “And why is there no data regarding ZZW? In the history we must leave their tracks, even when they are not sympathetic in our eyes.” A few days later, he reiterated his concern in another note sent to Berman: “As for the Revisionists, I have no data on them … an effort should be made to complete the list. I have only two names: Rodalski [Rodal] and Frenkelowski [Frenkel] … One of them should be found or one of their commanders.”
The first post-war publication that sought to vindicate the role of the ZZW in the revolt was authored by David Wdowinski, one of Betar’s leaders in pre-war Poland. He was a psychiatrist trained at the universities of Vienna and Warsaw who did not participate in the fighting but had a role in the fruitless negotiations between the ZZW and the ZOB to unite both groups. In April 1946 he published an article in the Palestinian right-wing daily Hamashkif titled “The Warsaw Ghetto Revolt” in which he mentioned the role of the ZZW. His book And we are not saved about the ZZW was published in 1985. That same year, another revisionist survivor, a non-combatant but related to the ZZW, Adam Halperin, wrote a chapter titled “The part of Betar in the revolt of the Ghetto” in the short book The Truth about the Warsaw Ghetto Uprising, edited by the Betar World Executive in Tel- Aviv. Later, Ber Mark, director of the Institute of Jewish History in Warsaw, investigated the period of the uprising and wrote several books in Yiddish and Polish about it. As his books were published in communist Poland, from 1947 onwards, he underlined the role of the communist fighters, however he mentioned both the ZOB and the ZZW and their commanders.
In 1963, Haim Lazar published in Israel what was regarded then the most resounding work on Betar’s participation in the uprising. Lazar had made Alyah in the postwar period after leaving the Vilna ghetto to join the partisans in Russia. Originally written in Hebrew as The Masada of Warsaw: The Jewish Military Organization in the Warsaw Ghetto Uprising, it was translated into English in 1966 as Muranowska 7: The Warsaw Ghetto Rises. In the introduction, Lazar wrote: “It would have been better if this book, which relates the actions of the national movement founded by Jabotinsky, had not appeared; in other words, if there had been no need for it. But what choice was there, when it had to be proven by testimonies and documents, that almost everything that has been written so far -and much was written in hundreds and thousands of books and articles- about the resistance of the Jews of Warsaw, is a deliberate falsification by those attempting to glorify themselves while ignoring others … above all, ignoring deliberately and stubbornly the other fighting underground, the ZZW -Irgun Zvai Yehudi- founded by Betar and other organizations from the Jabotinsky movement.”
Also in 1963, Rahel Auerbach, who collaborated with Ringelblum and survived the Holocaust, published The revolt of the Warsaw Ghetto in Hebrew. She wrote: “A separate chapter, that unfortunately has as yet not at all been researched, is the existence of a parallel combat organization, which in some of the sources is called ZZW (Irgun Zvai Yehudi) … Unlike the ZOB, ZZW had among its members expert military men, former officers in the Polish army. The ZZW also had weapons. It even had a machine gun, and that evidently accounts for the effectiveness of its combat actions during the first days of the revolt.” In 1965, the head of Yad Vashem’s archives, Yosef Kermish, wrote in the preface to a book that was a compilation of documents about the uprising, titled in Hebrew The Rebel and the Revolt in the Warsaw Ghetto: “As for the revolt itself and the actual preparations for it, the Jewish and Polish sources are regretfully not sufficiently adequate. They do not cover all the aspects of the revolt. A number of points, which if cleared would add greatly to research of the revolt, have only been dealt with in general terms.” In 1986, Pawel Besztimt, a member of the ZZW, wrote an account of the revisionist resistance in the magazine Dapim. Two other surviving fighters of the ZZW who participated in the revolt wrote books about it: The Survivors by Jack Eisner and Caged: The Landau Manuscript by David Landau (published posthumously by his family in 1999).
Finally, in 2009 emerged in Hebrew Flags over the Warsaw Ghetto: The Untold Story of the Warsaw Ghetto Uprising by prominent Likud politician Moshe Arens –possibly the most significant academic effort to set the record straight to date (and the main source upon which this article is based to show the chronology of the decades-long effort to preserve the memory of the fighters of the ZZW). It was translated into English and Polish in 2011. The eminent historian Saul Friedländer in his book The Years of Extermination briefly quotes the ZZW from the Arens´s book. In 2017, the film documentary The Uprising of the Warsaw Ghetto: The Untold Story by Yuval Haimovich-Zuser and Simon Shechter appeared, interviewing surviving combatants of the ZZW and Arens himself. Paradoxically, in his reports to Berlin Stroop did mention the ZZW: “Already on the night of the first day we ran into a rather fierce resistance. Those people were organized in a movement called a-Jalutz, which I believe was also called Betar.” During the war years, deep ideological divisions between leftists and rightists among the Warsaw ghetto fighters prevented their union, and in the postwar period this gap consolidated a narrative that excluded the participation of the revisionists in the fighting. More than seven and a half decades later, and despite the valiant efforts already made, we still have a debt to the truth.
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[Versión en español]
Rescatando a Pawel Frenkel del olvido
Por Julián Schvindlerman
The Times of Israel – 16/05/19
https://blogs.timesofisrael.com/rescuing-pawel-frenkel-from-oblivion/
Un día como hoy, 16 de mayo, sólo que en 1943, terminaba la revuelta del gueto de Varsovia. Tras casi treinta días de fiero combate, los resistentes judíos del gueto caían, aplastados por la maquinaria bélica alemana al mando del oficial nazi Jüergen Stroop. Conocemos la historia épica de esta sublevación, sabemos del heroísmo de los luchadores, reconocemos sus nombres -Mordejai Anielewicz, Simja Rotem, Yitzhak Zuckerman, Tzivya Lubetkin y Marek Edelman, entre otros- y a su agrupación, la socialista Organización Judía de Combate (Zydowska Organizacja Bojowa; ZOB). Menos familiar nos resultan los nombres de Pawel Frenkel y Leon Rodal, líderes de la revisionista Unión Militar Judía (Zydowski Zwiazek Wojskowy; ZZW), quienes murieron durante la revuelta. Por ejemplo, la edición en español de 2001 de Crónica del Holocausto tiene más de 765 páginas, una sección bibliográfica de 10 páginas y más de 2000 fotografías. Sólo su índice se extiende por 45 páginas, y allí no son referenciados ni una sola vez la ZZW, Frenkel o Rodal. Por el contrario, la ZOB es citada en 28 páginas, mientras que Anielewicz, Zuckerman y Lubetkin son mencionados en 15 páginas en conjunto.
El primer intento en registrar su participación en la sublevación fue hecho durante la guerra por Emmanuel Ringelblum, el gran cronista de la vida en el gueto de Varsovia, quien militaba en Poalei Zion y era miembro de la ZOB. Cuando, en noviembre de 1943, el Comité Nacional Judío en Varsovia envió a Londres un listado con los nombres de 224 luchadores de la ZOB que habían muerto, indicando la respectiva afiliación partidaria de cada uno, y omitió a todos los integrantes de la ZZW, Ringelblum preguntó por su ausencia en una nota enviada a su colega Adolf Berman unas semanas después: “¿Y por qué no hay datos respecto de la ZZW? Debemos dejar sus marcas en la historia, aun cuando no simpatizamos con ellos”. Unos días después, reiteró su preocupación en otra nota para Berman: “En cuanto a los Revisionistas, no tengo datos sobre ellos… un esfuerzo debe ser hecho para completar la lista. Tengo sólo dos nombres: Rodalski [Rodal] y Frenkelowski [Frenkel]… Uno de ellos debería ser hallado o uno de sus comandantes”.
La primera publicación de posguerra que buscó reivindicar el papel de la ZZW en la revuelta, estuvo a cargo de David Wdowinski, uno de los líderes de Betar en Polonia en la preguerra. Era un psiquiatra formado en las universidades de Viena y Varsovia que no participó de los combates pero tuvo un papel en las negociaciones infructuosas entre la ZZW y la ZOB para unir ambas resistencias. En Abril de 1946 publicó un artículo en el diario derechista palestino Hamashkif titulado “La revuelta del gueto de Varsovia” en el cual mencionaba el rol de la ZZW. En 1985 fue publicado su libro Y no estamos salvados, sobre la participación revisionista en la revuelta. Ese mismo año, otro sobreviviente revisionista, no combatiente pero relacionado a la ZZW, Adam Halperin escribió un capítulo titulado “La parte de Betar en la revuelta del Gueto” dentro de un libro pequeño titulado La verdad sobre el levantamiento del gueto de Varsovia, editado por el Ejecutivo Mundial de Betar en Tel-Aviv. Posteriormente, Ber Mark, director del Instituto de Historia Judía en Varsovia, investigó el período del levantamiento y escribió varios libros en yídish y en polaco al respecto. Como sus libros fueron publicados en la Polonia comunista, a partir de 1947, subrayó el rol de los luchadores comunistas, no obstante citó tanto a la ZOB como a la ZZW y nombró a los comandantes de ambas organizaciones.
En 1963, Haim Lazar publicó en Israel el que fue entonces el más rotundo trabajo sobre la participación de Betar en el levantamiento. Lazar emigró a Israel en la posguerra tras haber dejado el gueto de Vilna para unirse a los partisanos en Rusia. Originalmente escrito en hebreo con el título La Masada de Varsovia: La Organización Militar Judía en el levantamiento del gueto de Varsovia, fue traducido al inglés en 1966 como Muranowska 7: El Gueto de Varsovia se levanta. En la introducción, escribió Lazar: “Hubiera sido preferible que este libro, que relata las acciones del movimiento nacional fundado por Jabotinsky, no hubiese aparecido; en otras palabras que no hubiera habido necesidad suya. ¿Pero qué opción había, cuando debía ser probado por testimonios y documentos, que casi todo lo que se ha escrito hasta el momento -y mucho fue escrito en cientos y miles de libros y artículos- sobre la resistencia de los judíos de Varsovia, es una falsificación deliberada por parte de aquellos que tratan de vanagloriarse mientras ignoran a otros…. sobre todo, ignorando con intención y terquedad a las otras fuerzas clandestinas, la ZZW – Irgún Zvai Yehudi- fundado por Betar y otras organizaciones del movimiento de Jabotinsky”.
También en 1963, quien fuera colaboradora de Ringelblum y sobrevivió al Holocausto, Rahel Auerbach, publicó en hebreo La Revuelta del Gueto de Varsovia. Allí escribió: “Un capítulo separado, que desafortunadamente todavía no ha sido investigado para nada, es la existencia de una organización de combate paralela, la que en algunas fuentes es denominada ZZW (Irgún Zvai Yehudi)… A diferencia de la ZOB, la ZZW tenía entre sus miembros a expertos militares, ex oficiales del ejército polaco. La ZZW también tenía armas. Incluso tenía una metralleta, y eso evidentemente explica la efectividad de sus acciones de combate durante los primeros días de la revuelta”. En 1965, el titular de los archivos de Yad Vashem, Yosef Kermish, escribió en el prefacio de un libro que era un compilado de documentos sobre el levantamiento, titulado en hebreo El Rebelde y la revuelta en el gueto de Varsovia: “En cuanto al levantamiento en sí mismo, las fuentes judías y polacas son lamentablemente insuficientemente adecuadas. No cubren todos los aspectos del levantamiento. Varios puntos, que si fuesen aclarados agregarían mucho a la investigación de la revuelta, han sido tratados sólo de manera general”. En 1986, Pawel Besztimt, miembro de la ZZW, escribió un raconto de la resistencia revisionista en la revista Dapim. Otros dos luchadores sobrevivientes de la ZZW que participaron en la batalla de la Plaza Muranowski escribieron libros al respecto. Lo sobrevivientes de Jack Eisner y Enjaulado: El manuscrito Landau de David Landau (publicado póstumamente por su familia en 1999).
Finalmente, en 2009 apareció en hebreo Banderas sobre el gueto de Varsovia: La historia no contada del levantamiento del gueto de Varsovia de Moshe Arens, prominente político del Likud, posiblemente el esfuerzo académico más significativo en corregir esta distorsión histórica (fuente en la que este artículo está basado para el trazado de esta cronología del esfuerzo por rescatar la memoria de los luchadores de la ZZW). Fue traducido al inglés y al polaco en 2011. El eminente historiador Saul Friedländer en su libro Los años del exterminio cita sintéticamente a la ZZW del libro de Arens. En 2017 apareció el documental El levantamiento del gueto de Varsovia: La historia no contada, de Yuval Haimovich-Zuser y Simon Shechter, que entrevista a luchadoras sobrevivientes de la ZZW y al propio Arens. Paradójicamente, Stroop mencionó en sus reportes a los combatientes revisionistas: “Ya en la noche del primer día nos topamos con una resistencia bastante feroz. Aquellas personas estaban organizadas en un movimiento llamado a-Jalutz, que creo yo se llamaba también Betar”. Durante los años de la guerra, las profundas divisiones ideológicas entre izquierdistas y derechistas entre los combatientes del gueto de Varsovia impidieron su unión, y en la posguerra esta brecha consolidó una narrativa que excluyó la participación de los revisionistas en los combates. Más de siete décadas después, y a pesar de los esfuerzos nobles ya realizados, seguimos teniendo una deuda con la verdad.
The Algemeiner
Por Julián Schvindlerman
  70TH Anniversary of Israel’s admission to the UN: The historic Abba Eban speech – 16/05/19
(Más abajo versión en español)
On May 5, 1949, the Ad Hoc Political Committee of the General Assembly of the United Nations
met to hear the words of Israel´s envoy, Abba Eban. No other nation had been forced to argue in its own favor for admission to the UN; only upon the Jewish state was such a requirement imposed. It was elevated by the defeated Arab nations that had collectively initiated a war against the new-born state. So they sought to annihilate Israel diplomatically, having failed to do so militarily on the battlefield.
Fortunately for Israel, the man charged with pleading on her behalf at the UN was the politically sophisticated, academically polished, and intellectually gifted Eban.
Originally from South Africa, he had been a professor of Arabic, Persian, and Hebrew literature at the University of Cambridge; a British army officer in Palestine; and a Zionist activist globally.
Supporting the obstructionist efforts of the Arab countries, Great Britain suggested that Israel’s admission to the UN be conditioned on the resolution of the status of Jerusalem and the situation of the Palestinian refugees. In his speech, Eban made a fierce defense of Israel’s right to be accepted as an equal among the nations, and denounced the undue politicization of the application.
“Rarely in history had a people so small in all the attributes of physical power surmounted so many ordeals and adversities in its path to independence. It had emerged out of mortal danger into the clear prospect of survival,” he observed.
“The imagination and sentiment of the world had been profoundly impressed by the spectacle of Israel’s swift consolidation. Israel had now secured recognition by an overwhelming majority of other States, in all the five Continents, in the Old World and the New,” said Eban, and stressed the democratic nature of the nascent country: “It had conducted the only democratic election with full popular participation which this part of the Near East had seen for several years. It had established a legislature based on popular suffrage. It had formed a government dedicated to the principles of parliamentary democracy and social reform.”
He also noted the election as head of state of David Ben-Gurion, “the most respected and
venerated citizen to symbolize both Israel’s concern for international prestige and its vision of scientific humanism.”
Eban highlighted the disproportionate attention that Israel´s case had raised. “No less than eighty- nine meetings of the Security Council had been devoted to the Palestine question; and at the end of this unprecedentedly minute investigation, the Security Council decided that; in its judgment Israel is a peace-loving State able and willing to fulfill its obligations under the Charter.”
However, Israel was required to address two issues resulting from the conflict, something that had not been required of any other state seeking membership, so Eban cited the cases of Pakistan and Yemen to highlight the injustice.
As he noted, “the Pakistan Representative was not interrogated on his intentions with regard to Kashmir. He was not called upon to explain his country’s intentions with regard to the eleven million refugees who were rendered homeless through the establishment of his State. On the same occasion, when the application of Yemen for membership in the United Nations was considered by the First Committee, there was no discussion as to whether an officially sponsored policy of organized slavery conformed with the Charter’s requirements on fundamental human rights.”
Furthermore, Eban sought to clarify the purpose of the meeting: “We are not here, I understand, to find solutions to the problems of Jerusalem or the Arab refugees. That task has been allocated to the Conciliation Commission with which my Government is in the closest and most formal contact at this moment. One question and one question alone is relevant: is Israel eligible for membership within the meaning of Article 4 of the Charter?”
Concluding, Eban compared the situation of his country with that of a man attacked by seven
gangsters in a dark street who is then dragged to court and finds his assailants sitting on the bench to judge him. Once again, he urged the committee to favorably consider Israel’s membership application.
By then, Mr. Eban had been talking for a long time. Previously, the Ad Hoc Committee paused,
debated whether to continue with the session or interrupt it to go to lunch, and chose to remain in the room. But at this point, after two and a half hours of listening to the Israeli envoy, the committee president closed the meeting with fine irony: He thanked the speaker “for his endurance” and suggested that the committee “apply for admission to the restaurant.” Six days later, the General Assembly voted in favor of Israel’s entry into the UN.
Clearly, there were other reasons why Israel was admitted to the UN. But it is no less true that Abba Eban´s focused, passionate, brilliant, and gracious oratory contributed decisively.
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[Versión en español]
70 ANIVERSARIO DE LA ADMISIÓN DE ISRAEL A LA ONU: EL DISCURSO HISTÓRICO DE ABBA EBAN
The Algemeiner (NY) – 16/5/19
https://www.algemeiner.com/2019/05/16/70th-anniversary-of-israels-admission-to-the-un-the-historic-abba-eban-speech/
El 5 de mayo de 1949, el Comité Político Ad Hoc de la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió para escuchar las palabras del enviado de Israel, Abba Eban. Ninguna otra nación debió alegar a favor de su ingreso a la ONU, sólo al estado judío se le impuso esa condición. Fue forzada por las naciones árabes derrotadas en una guerra que ellas habían iniciado colectivamente contra el país naciente. Buscaban someter diplomáticamente a Israel, habiendo fracasado en hacerlo militarmente en el campo de batalla.
Afortunadamente para Israel, el hombre encargado de alegar a su favor en la ONU era el políticamente sofisticado, académicamente pulido e intelectualmente dotado Abba Eban. Oriundo de Sudáfrica, había sido profesor de literatura árabe, persa y hebrea en la Universidad de Cambridge, oficial del ejército británico en Palestina y activista sionista global. Apoyando el obstruccionismo de los países árabes, Gran Bretaña sugirió que la admisión de Israel a la ONU estuviese condicionada a la resolución del status de Jerusalem y la situación de los refugiados palestinos. En su discurso, Eban hizo una encendida defensa del derecho de Israel a ser aceptada como un par entre las naciones y denunció la politización indebida del caso.
“Rara vez en la historia, un pueblo tan pequeño en todos los atributos del poder físico superó tantas pruebas y adversidades en su camino hacia la independencia. Ha surgido del peligro mortal hacia la clara perspectiva de la supervivencia «, señaló.
“La imaginación y el sentimiento del mundo se vieron profundamente impresionados por el espectáculo de la rápida consolidación de Israel. Israel ya ha obtenido el reconocimiento de una mayoría abrumadora de otros estados, en los cinco continentes, en el Viejo Mundo y en el Nuevo” dijo Eban, y subrayó el carácter democrático del nuevo país: “Ha llevado a cabo la única elección democrática con plena participación popular que esta parte del Cercano Oriente ha visto durante varios años. Se ha establecido una legislatura basada en el sufragio popular. Ha formado un gobierno dedicado a los principios de la democracia parlamentaria y la reforma social”. También notó la elección como jefe del Estado de David Ben Gurion, “el ciudadano más respetado y venerado”, para simbolizar “tanto la preocupación de Israel por el prestigio internacional como su visión del humanismo científico».
Eban destacó la atención desproporcionada que la postulación había suscitado. “No menos de ochenta y nueve reuniones del Consejo de Seguridad se dedicaron a la cuestión de Palestina; y al final de esta minuciosa investigación sin precedentes, el Consejo de Seguridad decidió que ´a su juicio, Israel es un Estado amante de la paz, capaz y dispuesto a cumplir con sus obligaciones en virtud de la Carta´”. Sin embargo, se le exigía a Israel el abordaje de dos asuntos resultantes del conflicto, algo que no se le había exigido ningún otro estado postulante, y citó a colación los casos de Pakistán y Yemen. “Cuando finalmente se llegó a la etapa de discusión del comité, el representante de Pakistán no fue interrogado sobre sus intenciones con respecto a Cachemira. No se le pidió que explicara las intenciones de su país con respecto a los once millones de refugiados que quedaron sin hogar a través del establecimiento de su Estado. En la misma ocasión, cuando la Primera Comisión examinó la solicitud de membresía de Yemen para ser miembro de las Naciones Unidas, no se discutió si una política de esclavitud organizada patrocinada oficialmente se ajustaba a los requisitos de la Carta sobre derechos humanos fundamentales».
Eban buscó echar claridad sobre el propósito de ese encuentro. “No estamos aquí, entiendo, para encontrar soluciones a los problemas de Jerusalén o de los refugiados árabes. Esa tarea ha sido asignada a la Comisión de Conciliación con la que mi Gobierno está en contacto más cercano y con mayor formato en este momento. Una pregunta y una pregunta solamente es relevante: ¿es elegible Israel para ser miembro en el sentido del Artículo 4 de la Carta?”. Concluyendo, Eban comparó la situación de su país con la de un hombre atacado por siete pandilleros en una calle oscura que luego es arrastrado a la corte y encuentra a sus agresores sentados en el banco para juzgarlo. Una vez más, instó al comité a considerar favorablemente la solicitud de membresía de Israel.
Para entonces, Eban había disertando largamente. En algún momento anterior, el Comité Ad hoc hizo una pausa, debatió si proseguir con la sesión o interrumpirla para ir almorzar, y optó por permanecer en el recinto. Pero en este punto, tras dos horas y media de estar escuchando al enviado israelí, el presidente del comité cerró el encuentro con fina ironía: agradeció al orador “por su resistencia” y sugirió que el comité “solicite la admisión al restaurante”. Seis días después, la Asamblea General votó a favor del ingreso de Israel a la ONU.
Claramente, hubo otras razones por las cuales Israel fue admitido en la ONU. Pero no es menos cierto que la nobleza, la pasión, la brillantez y la gracia de la oratoria de Abba Eban contribuyeron decididamente a ello.
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Por Julián Schvindlerman
  Un levantamiento heroico que conmovió al poderío Nazi en Polonia – 12/05/19
Alrededor de sesenta millones de personas perdieron sus vidas durante la Segunda Guerra Mundial, de las cuales dos tercios eran civiles. El académico Robert McMahon ofrece una ventana a la escala de la devastación por medio de las siguientes cifras: 3 millones de civiles murieron en los países del Eje. 35 millones de civiles murieron entre los países Aliados. Solamente Rusia padeció 25 millones de muertos; y Estados Unidos, 400 mil. A lo largo de Europa, cincuenta millones de personas quedaron desarraigadas. La quinta parte de las viviendas en Francia, y la cuarta parte de los hogares de Grecia, fueron diezmadas. Gran Bretaña, que no llegó a ser ocupada, perdió un cuarto de su riqueza nacional total durante la guerra. 13 millones de chinos murieron y bombas nucleares cayeron sobre Japón.
Polonia fue la primera nación invadida por los nazis y la que albergaba a la mayor comunidad judía de Europa, la que al terminar la guerra se vio reducida en un 90%. Fue en Polonia donde los nazis establecieron el primer gueto (Piotrków Trybunalski, en octubre de 1939) y el más grande (Varsovia, en octubre de 1940) y en donde exterminaron la mayor cantidad de judíos (cerca de 3 millones). En total, 6 millones de judíos europeos fueron asesinados durante la guerra. Eso significa que dos de cada tres judíos que vivían en Europa no sobrevivieron al genocidio nazi. Al ingresar a Varsovia en julio de 1945, el embajador estadounidense Arthur Bliss Lane observó: “El olor espantosamente dulce de carne humana quemada fue una advertencia severa de que estábamos entrando a una ciudad de muertos”.
Rebelión en el gueto. El primer levantamiento urbano en la Europa ocupada por los nazis ocurrió entre abril y mayo de 1943 en el gueto de Varsovia, donde 400 mil judíos fueron apretujados en un espacio de poco más de dos kilómetros cuadrados. El año anterior, 270 mil judíos habían sido enviados a Treblinka. Solo cuando comenzaron a advertir la dimensión de la tragedia en ciernes y el destino fatal que les esperaba a los restantes 130 mil, la revuelta nació. Para enero de 1943, había poco más de 60 mil judíos en el gueto. Un puñado de ellos se sublevó militarmente. Fue una contienda librada en la más absoluta soledad. Los judíos estaban marginados del mundo y su gesta apenas fue notada en el resto de Polonia o en el extranjero. Mientras enfrentaban a los nazis en las calles del gueto en condiciones desventajosas, nunca recibieron palabras de estímulo u ofrecimientos de ayuda de parte de ningún líder aliado.
Durante alrededor de treinta días, la resistencia judía desafió al Ejército alemán desde una situación de clara inferioridad. Los nazis habían estimado que en apenas tres días aplastarían esa rebelión. Al final, los soldados alemanes redujeron el gueto a escombros con artillería pesada. En un ataque dirigido al búnker de la resistencia, sito en el número 18 de la calle Mila, los nazis asesinaron al más famoso comandante de la revuelta, Mordejai Anielewicz, y a la mayoría de sus combatientes. El oficial responsable de liquidar el gueto ordenó destruir la Gran Sinagoga de la calle Tlomacki, como símbolo de la victoria nazi. Los judíos fueron deportados a campos de concentración y de exterminio. Aunque los rebeldes sabían que tenían cero chance de supervivencia, se sublevaron en señal de desafío al nazismo y de resistencia a la pasividad.
Los luchadores del gueto ocasionaron muy pocas bajas entre las filas nazis (16 muertos y 85 heridos), aun así, el levantamiento fue considerado una proeza emblemática. “Es imposible poner en palabras lo que hemos atravesado” anotaba con emoción Anielewicz. “Lo que pasó superó nuestros sueños más atrevidos. Los alemanes huyeron dos veces del gueto… El sueño de mi vida se ha hecho realidad. La defensa en el gueto se ha convertido en un hecho… He presenciado el glorioso y heroico combate de los combatientes judíos”.
Los reportes de Stroop. Jüergen Stroop fue el oficial de las SS responsable de liquidar los remanentes del gueto tras las deportaciones en 1942. Respondía a Heinrich Himmler, a cuyo escritorio llegaban los informes que éste le enviaba a través de su superior, el SS asentado en Cracovia Frierich-Wilhelm Krueger. En sus reportes a Berlín, informó haber matado alrededor de 7 mil judíos, capturado a otros 56.065 y destruido 631 búnkeres. Redactados con la frialdad y el rigor de los nazis, estos informes constituyen fidedignas descripciones de los hechos durante la sublevación judía y la consecuente represión alemana. En uno de sus reportes, Stroop escribió acerca de un acto de heroísmo alcanzado por los resistentes judíos agrupados en una facción liderada por Pawel Frenkel, quienes habían logrado izar las banderas de Polonia y del movimiento sionista sobre la azotea de uno de los edificios del gueto. “Estas banderas inspiraron a cientos de miles de personas, las despertaron. Tuvieron una gran importancia política y moral, ellas unieron a los judíos y a los polacos”, redactó el oficial nazi. “Estas banderas eran poderosas como fuego de cañón. ¡Eran como mil cañones!”.
Tras liquidar el gueto de Varsovia, Stroop fue galardonado con la Cruz de Hierro. Reunió todos sus reportes diarios del período 19 de abril-16 de mayo de 1943, junto con su informe final, en un álbum adornado con fotografías de los combates que él mismo había tomado. Titulado El rincón judío en Varsovia ya no existe, también contenía un listado de los nombres de los alemanes caídos. Una copia del álbum fue entregada a Krueger, otra a Himmler y otra quedó en manos de Stroop. Este ejemplar fue admitido como evidencia en los Juicios de Núremberg. Ha sido traducido y publicado en muchos idiomas. Es considerada una fuente primaria valiosa sobre el levantamiento; junto, desde ya, con los testimonios de los luchadores y sobrevivientes. En su obra Banderas sobre el gueto de Varsovia, Moshe Arens estudia minuciosamente los informes de este oficial nazi, cuyos reportes están anexados.
Un destello en la oscuridad. En el siglo XX, los nazis establecieron cientos de guetos en el continente europeo con el fin de segregar a los judíos. Inicialmente fue concebida como una medida provisoria; algunos duraron días, otros meses y otros años. Con la adopción de la “Solución Final” en enero de 1942, los alemanes comenzaron la destrucción de los mismos y la deportación de la población judía hacia campos de exterminio. Cuando los judíos comprendieron que serían enviados a una muerte cruel y segura, muchos se sublevaron. Así, según datos surgidos del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, hubo levantamientos en más de cuarenta guetos, entre ellos en Vilna, Bialystok, Czestochowa, Kovno, Minsk, Mir, Bedzin, Sosnowiec, Tuchin y Kremenets. También hubo revueltas en campos de trabajo, en Lublin y Janówska, así como en los campos de exterminio de Auschwitz (se explotó uno de los crematorios), Sobibor (once guardias de SS fueron matados) y Treblinka (se provocó un incendio).
La rebelión en el gueto de Varsovia fue ubicada en una categoría simbólica aparte. Quizás ello se debió a que marcó la primera revuelta urbana antinazi en la Europa ocupada, a que era el gueto más grande, a que mantuvo un enfrentamiento prolongado con el ejército más poderoso de Europa en aquel tiempo en condiciones de desventaja evidentes, y a que se erigió en un temprano compás modélico de la valentía humana durante la guerra. La Ceremonia de Recordación del Holocausto, Iom ha-Shoá, fue señalada en el calendario hebreo en coincidencia con este levantamiento. Su historia quedó retratada en una gran cantidad de libros, artículos y películas. El heroísmo de sus combatientes fue honrado en museos, conmemoraciones anuales, calles y estatuas. Su épica, inmortalizada en best-sellers como Mila 18 de Leon Uris y The Wall de John Hersey.
Jana Szenes fue una integrante judía de la resistencia antinazi húngara. Vivió en Palestina, fue entrenada como paracaidista por los británicos en Egipto, y enviada a Yugoslavia con la misión de rescatar a los judíos de Hungría. Capturada y torturada por la policía húngara, fue finalmente fusilada por los alemanes a los 23 años de edad, en 1944. Unas líneas de su diario íntimo que la sobrevivió podrían aplicarse a ella misma, a los resistentes del gueto de Varsovia y de los demás guetos en la Europa ocupada, así como a tantos otros luchadores que plantaron bandera ante el nazismo:
“Hay estrellas cuya luminosidad es visible en la Tierra aunque hace largo tiempo que se han extinguido. Hay personas cuyo resplandor continúa iluminando al mundo aunque no están más entre los vivos. Estas luces son particularmente brillantes cuando la noche es oscura. Ellas alumbran el camino para la humanidad”.
Comunidades
Por Julián Schvindlerman
  La historia ocultada de la revuelta del gueto de Varsovia – 08/05/19
Al dar inicio a una conferencia la semana pasada en AMIA sobre la revuelta del Gueto de Varsovia, pregunté a la audiencia si resultaba familiar el nombre de Mordejai Anielewicz; todos levantaron sus manos. Cuando pregunté si habían oído el nombre de Pawel Frenkel, nadie lo hizo. Yo mismo desconocía su papel en el levantamiento, hasta hace muy poco, a pesar de haber ido a una escuela primaria judía y de haber leído muchos libros y artículos, así como de haber visto numerosos documentales, sobre el Holocausto. Al visitar Varsovia unos años atrás, busqué el sitio donde estuvo ubicado el epicentro de la revuelta, en la calle Mila 18; epopeya inmortalizada en la literatura de ficción basada en hechos reales por Leon Uris en su obra homónima.
A pesar de la enorme atención mundial dedicada a la rebelión en el Gueto de Varsovia, sólo una parte de esta historia llegó a nuestros tiempos. Bajo el último ladrillo bombardeado por los nazis en mayo de 1943 quedó sepultada otra parte de la verdad. Como sugiere Moshe Arens en su libro Banderas sobre el gueto de Varsovia: La historia no contada del levantamiento del gueto de Varsovia, la historia completa de esta revuelta exige reconocer la existencia no de una, sino de dos organizaciones armadas judías en su seno: la Organización Judía de Combate (Zydowska Organizacja Bojowa; ZOB) y la Unión Militar Judía (Zydowski Zwiazek Wojskowy; ZZW). Al momento de la sublevación, la primera contaba con alrededor de 500 miembros, la segunda con la mitad. La ZOB fue liderada por Mordejai Anielewicz y era de extracción socialista. La ZZW fue establecida por Pawel Frenkel, del movimiento revisionista-derechista Betar. Originalmente Anielewicz se había unido a Betar, a los doce años de edad, pero unos años más tarde abandonó el movimiento para sumarse al marxista Hashomer Hatzair. Estas disparidades en cosmovisión política personales y grupales impidieron que estas dos agrupaciones armadas unieran fuerzas contra los nazis, aún durante el levantamiento en medio de la Segunda Guerra Mundial, con el trasfondo -en 1942/3- de cientos de miles de judíos maltratados, marginados y deportados a cámaras de gas.
En los años de la preguerra, los socialistas judíos predicaban la lucha de clases y promovían la consigna de la solidaridad con el proletariado universal. En Palestina y en Polonia, los judíos de izquierda detestaban a los judíos derechistas que defendían la economía capitalista y el libre mercado. Los primeros veían a los segundos como enemigos de las clases trabajadoras, en el mejor de los casos, y como fascistas, en el peor; al punto que durante el levantamiento la ZOB permitió que se sumaran a sus filas movimientos proletarios antisionistas, como los bundistas y los comunistas, pero rechazó aliarse con los revisionistas. (Cabe notar que la resistencia judía que se sublevó en el gueto de Vilna incluía a miembros de Betar y Hashomer Hatzair así como a comunistas. Abba Kovner y Yosef Glazman decidieron armar un frente común ante los nazis. En Varsovia, los resistentes judíos no pudieron hacerlo).
La narrativa que emergió durante el levantamiento y que se consolidó con los años como la única versión válida de los hechos fue aquella promovida por los supervivientes de la resistencia de la ZOB. En la visión de sus combatientes, los luchadores socialistas fueron quienes tuvieron un rol central en la revuelta, y relegaron a los revisionistas a los márgenes de la lucha, y, si es que los mencionaron, lo hicieron despectivamente. Esto fue así aun cuando la gesta más emblemática fue llevada a cabo por la ZZW: plantar las banderas sionista y polaca sobre el techo de un edificio en la calle Muranowska. El impacto simbólico-visual del acontecimiento no puede ser minimizado; la futura bandera de Israel flameó en el Gueto de Varsovia a mediados de 1943, y ello debido a las acciones del movimiento Betar.
Los principales creadores de la versión posterior, parcial de los hechos fueron Yitzhak Zuckerman y su mujer y camarada de armas Tzivya Lubetkin; los más destacados sobrevivientes de la milicia liderada por Mordejai Anielewicz. Al finalizar la guerra, emigraron a Israel, dieron entrevistas a la prensa, dictaron conferencias por el país y ayudaron a fundar el Museo de los Combatientes del Gueto en el kibutz Lojamei a-guetaot (establecido aun antes que Yad Vashem). Zuckerman redactó una autobiografía -Un exceso de memoria-, Lubetkin otra -En los días de destrucción y revuelta-, y llegó incluso a testificar en el Juicio a Eichmann en Jerusalem. La historia que narraron dio muy poco espacio a la gesta de la ZZW durante el levantamiento en Varsovia. Su relato fue acríticamente adoptado por el Mapai y el Laborismo, fuerza política que gobernó el estado judío durante los primeros 29 años de su existencia y que en los años cuarenta confrontaba con la derecha sionista en Palestina. Así quedó rubricada oficialmente una narrativa sesgada.
La muerte en combate de la plana mayor de la ZZW y de muchos de sus luchadores durante el levantamiento, la carencia de conexiones con el mundo exterior por parte de aquellos que sí sobrevivieron, así como el rol marginal de Betar en la política en Palestina, atentaron contra la edificación de una narrativa equilibrada a propósito de la participación de esta fuerza en el combate en el gueto. Ni siquiera sobrevivió una fotografía del líder de la ZZW, Pawel Frenkel, que pudiera inmortalizarlo.
El documental El levantamiento del gueto de Varsovia: la historia no contada ofrece entrevistas de ex luchadores del Betar en el gueto que exhiben su dolor ante la marginación impuesta por los socialistas judíos en la posguerra en la Palestina Mandataria, y luego en Israel. Muestra un encuentro lamentable entre los ya ancianos Simja Rotem de la ZOB y Ziuta Hartman de la ZZW donde el primero rechaza con sorna reconocer la participación de la segunda en la revuelta. La enciclopédica Crónica del Holocausto (traducida el español en 2001) tiene más de 765 páginas, una sección bibliográfica de 10 páginas y más de 2000 fotografías. Sólo su índice onomástico se extiende por 45 páginas, y allí no son referenciados ni una sola vez la ZZW, Frenkel o Rodal. Por el contrario, la ZOB es citada en 28 páginas, mientras que Anielewicz, Zuckerman y Lubetkin son mencionados en 15 páginas en conjunto. Jüergen Stroop, el oficial de las SS responsable de liquidar los remanentes del gueto tras las deportaciones en 1942, es mencionado en 9 páginas. Paradójicamente, este oficial nazi se convirtió en una fuente más objetiva que los escribas de la ZOB. En uno de sus reportes, anotó: Ya en la noche del primer día nos topamos con una resistencia bastante feroz. Aquellas personas estaban organizadas en un movimiento llamado a-Jalutz, que creo yo se llamaba también Betar».
Emmanuel Ringelblum, el gran cronista de la vida en el gueto de Varsovia, militaba en Poalei Zion y era miembro de la ZOB. Pero a diferencia de sus colegas, buscó dejar constancia de la existencia de los combatientes de la ZZW. En noviembre de 1943, el Comité Nacional Judío en Varsovia envió a Londres un listado con los nombres de 224 luchadores de la ZOB que habían muerto, indicando la respectiva afiliación partidaria de cada uno. Ni un solo integrante de Betar figuraba. Al notar eso, Ringelblum preguntó por su ausencia en una nota enviada a su camarada Adolf Berman unas semanas después: «¿Y por qué no hay datos respecto de la ZZW? Debemos dejar sus marcas en la historia, aun cuando no simpatizamos con ellos». Unos días después, reiteró su preocupación en otra nota para Berman: «En cuanto a los Revisionistas, no tengo datos sobre ellos un esfuerzo debe ser hecho para completar la lista. Tengo sólo dos nombres: Rodalski [Rodal] y Frenkelowski [Frenkel] Uno de ellos debería ser hallado o uno de sus comandantes». Berman y Zuckerman no compartían esa inquietud y nada fue hecho para incorporar a los caídos de la ZZW en esa lista. Berman guardó esas misivas y no reveló su existencia al emigrar a Israel. Fueron descubiertas posteriormente. Ringelblum fue ejecutado por los nazis en marzo de 1944.
Seamos claros. Los combatientes socialistas, comunistas y bundistas de la sublevación del gueto de Varsovia liderados por Mordejai Anielewicz en la ZOB fueron héroes y merecen un rincón de gloria en la memoria del pueblo judío y de la historia universal. Pero su decisión de expulsar de la historia del levantamiento a su contraparte de la ZZW por el sólo hecho de que eran revisionistas ensombrece lo que de otra manera sería una épica ejemplar.
Comunidades
Por Julián Schvindlerman
  El imparable Netanyahu – 24/04/19
Bibi lo hizo otra vez. Por cuarta vez consecutiva, ha ganado elecciones nacionales en Israel.
Con una ventaja de alrededor de catorce mil votos sobre el partido Azul y Blanco de su contrincante Benny Gantz, el Likud, aunque en paridad de bancas en el Parlamento con este otro partido, está mejor posicionado para formar una coalición de gobierno. Entrando así a su quinto mandato, Netanyahu superará al fundador de la Patria, el legendario David Ben-Gurion, como el premier más longevo en el gobierno. A Ariel Sharon le decían la topadora. ¿Cómo categorizar a un político que no para de triunfar democráticamente? Sus seguidores tienen el apelativo: Bibi melej Israel (Bibi rey de Israel), que surge del parafraseo de una tradicional canción hebrea sobre el Rey David. Y sí, Netanyahu acaba de ser coronado una vez más como la más descollante y totémica figura política nacional del Israel contemporáneo.
En sus sesenta y nueve años de edad, Netanyahu parece haber concentrado varias vidas en una. Fue soldado, comando de elite, diplomático, consultor económico, escritor, parlamentario, líder de la oposición y político multitask: Primer Ministro, Ministro de Defensa, Ministro de Relaciones Exteriores, Ministro de Hacienda y Ministro de Comunicación. Fue un excepcionalmente elocuente embajador ante las Naciones Unidas (un foro particularmente hostil a Israel), a la par -sino superando- al fantásticamente dotado Abba Eban. Supo usar su poder de oratoria como político y diplomático para defender a su país en el ámbito de las relaciones públicas, como supo defenderlo antaño en el campo de batalla como soldado y comando militar. Al igual que Winston Churchill previamente, Netanyahu también llevó la lengua inglesa a la guerra», sólo que para servir a su pequeña nación asediada en el espacio de la prensa internacional.
Hijo de un prominente historiador especializado en la inquisición española, hermano menor del ultimado líder de la operación de rescate de rehenes secuestrados en Entebbe, formado en Harvard y el MIT, Netanyahu se destacó inicialmente por sus credenciales de experto antiterrorista. Tras su rol de editor de un libro en 1987, Terrorism: How the West Can Win, se animó como autor en 1996 con Fighting Terrorism: How Democracies Can Defeat Domestic and International Terrorism, que lo consagró como una autoridad en la materia. Su claridad moral y conceptual puede verse en esta cita suya:
«Por su propia naturaleza, el método inhumano elegido por los terroristas para obtener su fin descalifica el fin desde el principio como uno merecedor de apoyo moral… No es solamente que el fin de los terroristas no justifica los medios que eligen; su elección de medios indica cuáles son sus verdaderos fines. Lejos de ser luchadores por la libertad, los terroristas son precursores de la tiranía».
Más sobre las elecciones en Israel: Por qué ganó Neyanyahu
Si con estas obras se asentó como una autoridad respetada en la lucha contra el terrorismo, fue sin embargo con el libro publicado entre ellos que Netanyahu emergió como un auténtico abogado intelectual de Israel. A lo largo de las más de 450 páginas que conforman A Place Among the Nations: Israel and the World (1993), Netanyahu presentó el caso a favor de su país con fundamento histórico y lógica demoledora, ofreciendo una respuesta cabal a la propaganda árabe-palestina y a la crítica progresista occidental. Vaya otra cita de ejemplo:
«El pueblo judío ha debido lidiar con la difamación por generaciones. Pero la escala de las calumnias de este siglo contra él y contra Israel, su alcance, efectividad y consecuencias devastadoras, han excedido por mucho cualquier cosa vista antes. Con todo, estoy convencido de que estas difamaciones pueden ser refutadas y que la batalla por la verdad puede ser ganada; que gente abierta de mente puede ver la diferencia entre las calumnias interminables elevadas contra el estado judío y la verdad no barnizada, cuando los hechos son presentados ante ellos».
Publicado el mismo año que Shimon Peres sacaba a la luz su obra coescrita con Arye Naor, The New Middle East, el texto de Netanyahu se convertiría en el antídoto realista a las fantasías contenidas en el libro de Peres, que bregaba por un Israel aceptado en un Medio Oriente económicamente integrado y políticamente pacificado. Con el advenimiento de la era Oslo ese mismo año -los célebres acuerdos con la OLP de Yasser Arafat, las expectativas de paz en el aire, el frenesí de optimismo globalizado- Netanyahu pareció quedar confinado al papel del profeta que clama en el desierto. A contramano del éxtasis promovido por el Laborismo, él insistió en denunciar las falacias en las que ese pacto polémico se apoyaba. Cuando la intifada palestina del año 2000 sepultó con violencia la paz prometida en Oslo, Netanyahu fue ideológicamente vindicado, aunque su consagración política debió aguardar otros nueve años. En el 2009 fue electo por segunda vez como Primer Ministro, y desde entonces fue reelegido ininterrumpidamente.
Durante esta última década suya en el poder Israel creció económicamente, se consolidó como una potencia tecnológica de vanguardia, sus relaciones diplomáticas (particularmente con el mundo árabe sunita, América Latina y Europa Oriental) se expandieron y el país fue defendido con vigor ante enemigos islamistas implacables como Irán, Hezbolá y Hamas, así como el no-islamista Siria. Debido a su cercanía con Donald Trump o no, lo cierto es que bajo su gobierno Estados Unidos salió del Pacto Nuclear con Irán, desplazó su embajada hacia Jerusalen, reconoció la soberanía israelí sobre los estratégicos Altos del Golán, repudió a la virulentamente antisionista UNESCO y empujó hacia los márgenes de la diplomacia mundial la causa nacional palestina. Incluso el habitualmente poco simpático Vladimir Putin tuvo una cortesía política con Netanyahu en plena campaña electoral, al facilitar el hallazgo de un soldado israelí desaparecido casi cuatro décadas atrás en El Líbano. Asimismo, el flamante presidente de Brasil Jaír Bolsonaro hizo su aporte al visitar junto a Netanyahu el Muro de los Lamentos pocos días atrás, a contramano de la tradición diplomática usual de negar lo evidente. Y muy recientemente, un satélite israelí ingresó a la órbita lunar, lo que encamina al pequeño estado judío hacia la puerta del selecto club de potencias espaciales.
«Incluso la fuerza combinada de tres ex jefes de las Fuerzas de Defensa de Israel no es rival para un primer ministro que ahora se dirige a su quinto mandato» escribía en la madrugada israelí David Horovitz, editor en jefe del Times of Israel. Superviviente político nato, con una cintura admirable y una visión estratégica sin par, Netanyahu acaba de triunfar.
Una vez más.
Perfil
Por Julián Schvindlerman
  El sadismo político de Sandra Russo – 12/04/19
“Uh! Pero qué pena no?” posteó (así, sin los signos iniciales) en su Facebook la periodista de Página 12, ex columnista de 678 y escritora de renombre Sandra Russo, junto con una captura de imagen de un medio de prensa que anunciaba el fallido alunizaje de Israel. Para Russo, que un país de casi 9 millones de habitantes haya intentado, y casi logrado, aterrizar con éxito una nave espacial en la superficie lunar -proeza sólo efectuada hasta el momento por Rusia, Estados Unidos y China, lo que representa un esfuerzo nacional respectivo de aproximadamente 140, 330 y 1400 millones de personas- no merece un aplauso, sino una burla.
Lo que amerita observación aquí es lo que esta burla delata: su desprecio personal, ideológico, visceral, hacia el Estado de Israel. Remite, a una escala mucho menor desde ya, a la felicidad que le ocasionó a Hebe Bonafini el atentado de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas en Nueva York en 2001: “no me dolió el atentado. Me puse contenta…”. La señora Bonafini se alegró del dolor de los norteamericanos. Russo ahora está contenta frente al pesar de los israelíes, la pone feliz que Israel fracasó en un ambicioso proyecto aeroespacial. ¿Por qué habría de alegrarle esa noticia? Hay sólo una explicación posible: ella detesta a Israel. No sus políticas meramente, sino a la nación entera. Su comentario irónico expone su antisionismo, y nos permite entender también la línea editorial de Página 12, diario que le asignó a Russo la responsabilidad de ser su editora de Internacionales, entre otras secciones, en el pasado. A la luz de su parcialidad revelada, apenas sorprende confirmar que la legendaria tendenciosidad en la cobertura noticiosa sobre Israel de este diario ha estado basada en una mirada prejuiciosa.
En las redes sociales, Russo fue severamente criticada, y, de hecho, insultada. Ya lo sabemos, los foros de internet no son exactamente un dominio de sofisticación. Pero bien vale la pena reflexionar sobre uno de los epítetos que ella recibió, el de “antisemita”. ¿A qué vino esto? ¿Acaso criticar a Israel la convierte en una antisemita? Pues no. La crítica política a Israel es legítima. Como una democracia perfectible, está expuesta, y así debe aceptarlo, a los cuestionamientos de la prensa. Russo tiene el pleno derecho a oponerse a las políticas de aquél país. El problema aquí es que ella no ha criticado ninguna política del país, sino que se mofó de lo que en Israel se vivió como una tragedia nacional. Lo suyo fue un ejercicio en sadismo político. Ella obtuvo placer ante el sufrimiento de los israelíes.
¿Se puede despreciar al estado judío y albergar sentimientos nobles hacia los judíos? O dicho de otro modo: ¿Se puede ser antiisraelí y no ser un antisemita? Es una pregunta que ha ocupado las mentes de muchos historiadores del antisemitismo por muchos años. En mi opinión, el antiisraelismo es una forma moderna de antisemitismo. En épocas en las que la religión definía los lazos sociales, los judíos fueron agredidos por su identidad religiosa. En épocas de teorías raciales, lo fueron por su sangre. Ahora que las relaciones internacionales están signadas por la idea del estado-nación, los judíos son atacados por el ejercicio de su auto-determinación nacional. El antisemitismo sabe acomodarse a las modas del momento.
El antisionismo es antisemitismo, a su vez, porque unge a Israel, y sólo a Israel, como el foco de una obsesión, porque exige de una nación asediada existencialmente estándares utópicos de moralidad, y porque la condena por actos que perdona a otros actores globales. Si por la misma acción uno está dispuesto a condenar a un hombre negro y no a un hombre blanco, entonces uno es un racista, por más artilugio intelectualoide defensivo que uno esgrima.
¿Se alegró alguna vez Russo, por ejemplo, de que algo le saliera mal a China, que tiene alrededor de un millón de musulmanes Uigures encarcelados? ¿La hizo feliz saber que Irán, que ejecuta públicamente a homosexuales, recibió sanciones económicas de parte de Estados Unidos? ¿Le dio satisfacción que Sudán, cuyo gobierno provocó un genocidio atroz sobre su minoría cristiana años atrás, no haya logrado erradicar la pobreza, por señalar algo? Estas equiparaciones, aunque imperfectas, apuntan a ilustrar acerca de la indignación moral selectiva de quienes hacen del estado judío su punching-ball ideológico personal.
En su sitio web, bajo la categoría Quién Soy ella detalla su (meritoria) trayectoria profesional y concluye con un “Eso es todo”. No, eso no es todo. También es una tendenciosa antiisraelí.