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Libertad Digital, Libertad Digital - 2019

Libertad Digital

Por Julián Schvindlerman

  

El síndrome de Estocolmo ha cumplido 46 años – 30/08/19

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Clark, te veré de nuevo!», gritó a modo de despedida la joven Kristin Ehnmark desde la camilla en la que estaba sentada, presta a ser ingresada en una ambulancia, rodeada de policías y enfermeros y, un poco más lejos, de periodistas y curiosos. Era uno de los rehenes que acababan de ser liberados tras seis días de cautiverio en el Sveriges Kreditbank de Estocolmo, Suecia. Clark Olofsson era uno de sus captores.

Fue a partir de esos sucesos de fines de agosto de 1973 que se acuñó el concepto Síndrome de Estocolmo (SE). Los expertos en psicología del terrorismo se habían centrado hasta entonces en los mecanismos de desconexión moral de los terroristas, en un intento de estudiar las maneras en que se comportaban frente a sus víctimas-objetivo. El robo al banco sueco les forzó a contemplar también la psicología de las víctimas y los lazos poderosos que se podían entablar entre captores y rehenes.

Aunque el incidente del 23 al 28 de agosto de 1973 no fue un caso de terrorismo, sino apenas un ardid delictivo, tuvo un fuerte impacto en esa y otras disciplinas.

El concepto fue acuñado por el psiquiatra y criminólogo Nils Bejerot, en aquel entonces consultor de la Policía sueca.

El SE es un fenómeno psicológico curioso, una suerte de distorsión afectiva. Según la Enciclopedia Británica, el lazo se crea cuando el captor amenaza inicialmente con tomar la vida del rehén y luego decide no matarlo. El alivio del rehén ante la eliminación de esa amenaza se expresa en sentimientos de gratitud hacia el captor por concederle la vida. El robo al banco de Estocolmo duró seis días, lo que ha llevado a psicólogos a concluir que el vínculo se puede desarrollar rápidamente y que el anhelo de supervivencia de la víctima supera la necesidad de odiar al responsable de haber generado esa situación de tensión.

El análisis psicológico sugiere que el instinto de supervivencia está en la raíz del SE. Como las víctimas son forzadas a depender de la caridad de los victimarios, inconscientemente buscan bondad en un entorno hostil. La menor acción positiva por parte de los captores es leída como un buen trato, y entablan un nexo entre la felicidad de estos (la satisfacción de sus exigencias) y la suya propia (la liberación). La doctora Anna Freud llamó a estas reacciones «identificación con el agresor».

El psiquiatra sueco Lennart Ljungberg, quien trató posteriormente a los rehenes del Sveriges Kreditbank, dijo que eran personas mentalmente sanas a quienes una ordalía desbarató patrones neuróticos que antes habían estado bajo control. En un ensayo publicado en 2015 en The International Journal of Advanced Research, el profesor Minu S. Nair cita un informe del FBI que determinó que sólo el 8% de las personas expuestas a una situación de secuestro desarrolla este síndrome. Tras estudiar más de 1.200 episodios de tomas de rehenes, los investigadores del FBI concluyeron que hay tres factores necesarios para su manifestación: 1) la crisis debe durar varios días, 2) los captores deben permanecer en contacto con los rehenes y 3) los captores deben mostrar cierta amabilidad para con sus víctimas.

Quienes estudiaron esta matriz psíquica señalaron que el SE está signado no sólo por el lazo positivo entre captor y cautivo, sino por una actitud negativa hacia las autoridades que amenacen esa relación idílica captor-cautivo. Durante el robo al banco sueco, los rehenes reiteradamente se aliaron con sus captores contra la Policía, que buscaba liberarlos. Hasta tal punto fue así que en el instante previo a su liberación, cuando se ordenó a los secuestradores permanecer en el banco y dejar salir a los rehenes, estos últimos se opusieron, prefiriendo salir abrazados a los criminales para que no fueran ejecutados. Bajo la mirada atónita de los policías, captores y cautivos se besaron y estrecharon las manos.

Para entender el desenlace es menester conocer los detalles de ese acontecimiento singular. Daniel Lang hizo un trabajo formidable al respecto cuando escribió para The New Yorker un artículo de alrededor de 45 páginas poco más de un año después, apoyado en entrevistas personales con los involucrados, documentos oficiales e informes de prensa. Con el título «The Bank Drama», sigue siendo una fuente de referencia insoslayable.

Todo comenzó cuando Jan-Erik Olsson, un exconvicto de 32 años que había residido en Texas, entró armado al Sveriges Kreditbank, disparó al techo y anunció a los gritos, en inglés: «¡La fiesta acaba de empezar!». Colocó una radio sobre uno de los estantes y la puso a todo volumen, creando una atmósfera surrealista de robo de banco a ritmo de rock. Su atuendo y su idioma agregaban confusión. Vestía una peluca de cabellera desordenada, un gorro de vaquero del Viejo Oeste y hablaba, ya digo, en inglés. Como en aquel entonces la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) operaba en Europa, algunos pensaron que se trataba de un terrorista árabe. Otros supusieron que era un loco, un ladrón o ambas cosas.

Olsson hizo salir a todos los presentes, salvo a Birgitta Lundblad, Elisabeth Oldgren y Kristin Ehnmark. Pidió hablar con la Policía y presentó sus demandas, entre las que se contaban la liberación del preso Clark Olofsson y la entrega de armas, un automóvil Mustang y una cantidad en efectivo de unos 700.000 dólares. El ladrón, luego se sabría, estimó que, con unas elecciones generales en ciernes, las autoridades accederían a sus reclamos. Esa resultó ser una estimación errada. En todo caso, el contexto electoral fortaleció la determinación del Gobierno de doblegar al delincuente.

Un policía vestido de paisano que estaba en la zona ingresó al banco. Olsson no lo vio, pero Birgitta sí y exclamó: «¡No dispare!», lo que alertó al ladrón, que sí disparó e hirió al agente. A otro policía que entró identificándose previamente lo hizo sentar y cantar una canción de su elección. Eligió «Lonesome Cowboy», de Elvis Presley, y la cantó para que la Policía pudiera escucharla al otro lado de la línea. Fue un preludio de que lo que estaba por ocurrir en ese banco sería extremadamente bizarro.

El robo se convirtió en una sensación nacional, con cobertura exhaustiva de la prensa, que llegó a entrevistar a los rehenes por teléfono y a emitir sus conversaciones para el público general.

En un esfuerzo por determinar la identidad del secuestrador, la Policía cometió un error. Creyendo que se trataba de Kaj Hannson, un fugitivo, trajeron desde el sur del país a su hermano y a un amigo suyo. «Kaj, Kaj, soy tu hermano», dijo el susodicho, asomándose a la puerta del banco; pero él y su colega debieron salir corriendo cuando Olsson les respondió con tiros de metralleta. El verdadero Kaj Hannson aportó una nota de color cuando llamó a la Policía desde Hawai, donde se encontraba escondido, para hacer saber su indignación por la confusión. Al poco tiempo fue extraditado.

Mientras tanto, Clark Olofsson fue llevado al banco. Al principio no reconoció a su amigo; cuando lo hizo, le saludó en sueco. Olsson respondió en esa lengua y entonces quedó más acotado el rango de su identidad posible. Clark buscó y quemó las cintas de grabación del banco y halló oculto en un cuarto a otro empleado, Sven Säfström. Unos días después, para matar el aburrimiento, quemaría fajos de billetes. Habitualmente tarareaba la canción «Killing me softly with his song», de Roberta Flack. Jan se movía dentro del banco acompañado de sus rehenes. Intuía, con acierto, que había francotiradores afuera. A su metralleta la llamaba «mi abogado».

La Policía accedió a sus exigencias, pero tomó precauciones. Ocultó un radar en el automóvil, puso helicópteros en el aire, reforzó las guardias en los aeropuertos y erigió puestos de control en las rutas. El jefe policial a cargo, Sven Thorander, pidió a Olsson que permitiera se revisara el estado de los rehenes. El comisario Lindroth pudo hacerlo. Al regresar relató que los cautivos tuvieron una actitud hostil hacia él, que no le pidieron nada ni mostraron miradas suplicantes. Notó que se los veía relajados al interactuar con uno de los secuestradores. Informó, para sorpresa de todos, que los rehenes pidieron que se les dejase salir a todos juntos.

Por el relato de Daniel Lang sabemos que Olsson dio permiso a las mujeres para ir al baño, pero les colgaba una soga al cuello. «No podía ir demasiado lejos y estaba atada a la soga que él sostenía, pero me sentía libre», diría luego Elisabeth. «Recuerdo haber pensado que fue muy amable al dejarme salir». A Kristin la dejó ir sin ataduras. Se topó con un policía escondido en los alrededores, quien le susurró que le indicase cuántos rehenes había. «Le mostré con mis dedos», contaría más tarde. «Me sentí una traidora. No sé por qué».

Se autorizó a las cautivas a entablar conversaciones telefónicas con sus familias. Kristin habló con su madre. Elisabeth no halló a nadie en su casa. Birgitta sólo pudo hablar con la mucama y estaba desolada. Olsson la reconfortó. Le acarició la mejilla y le dijo: «Prueba de nuevo, no abandones». En el banco hacía frío. Elisabeth relató que cuando Olsson notó que tiritaba la cubrió con su campera. «Jan era una mezcla de brutalidad y ternura», dirá posteriormente. En cierto punto, Kristin llamó al entonces primer ministro sueco, Olof Palme. El diálogo fue grabado por la Policía y transcripto. Durante su investigación de 1974, Lang accedió al mismo. Sorprende la actitud de la cautiva. «Confío plenamente en Clark y el ladrón… han sido muy buenos», «quiero salir con estos dos muchachos… Quiero irme con el ladrón… Todo el pueblo sueco sabe que queremos irnos con Clark y el ladrón», se la oye insistir. Cuando el premier le pregunta por qué, Kristin responde: «Porque confío en ellos».

Poco después llamó la madre de Kristin al banco y regañó a su hija por la informalidad con la que se había expresado durante sus entrevistas. A la par, una de las mujeres comenzó a menstruar y los captores exigieron con insistencia que les hicieran llegar tampones. Elisabeth habló con su madre y le aseguró que las cosas no eran tan malas como la prensa decía. Birgitta también habló con su madre y le preguntó por sus hijos. Al colgar estaba triste y Olsson la consoló. Tras su liberación dirá: «El ladrón me dijo que todo iría bien si la Policía se fuera. Coincidí con él. Sí, pensé, es la Policía la que me aparta de mis hijos». A veces Kristin se despertaba de noche exaltada por pesadillas. Olsson la tomaba de la mano y la tranquilizaba. Kristin también admitió ante la Policía que Clark y ella hicieron manitas: «Clark me daba ternura. Sí, nos dimos la mano, pero no hubo sexo. Me hizo sentir enormemente segura». Lang cuenta que Olsson y una de las rehenes, a la que no identifica, intimaron durante el cautiverio. Ella narró que Jan le acarició las nalgas y los pechos con su consentimiento, pero que se negó a tener sexo; Olsson, frustrado, se masturbó. Con la conclusión del secuestro, la Policía científica halló muestras de semen en el suelo y pensó en la posibilidad de una violación. La prensa, por su parte, especulaba con qué estarían haciendo durante tantos días tres varones y tres mujeres jóvenes encerrados.

Consternados por el drama en curso, ciudadanos comunes inundaron con sugerencias diversas la central telefónica de la Policía. Algunas propuestas, ofrecidas por señoras mayores, fueron peculiares. Una dijo que lo que había que hacer era meter abejas agresivas en las tuberías, para forzar la salida de los malhechores. Otra opinó que la clave podría estar en organizar frente al banco un concierto de temas religiosos del Ejército de Salvación, con la esperanza de que eso aflojara la resistencia moral de los secuestradores. Llamativamente, la solución al problema que ideó la Policía no estuvo muy alejada de una de estas propuestas; consistió en alcanzar a los delincuentes por las tuberías; sólo que en vez de abejas se metió gas.

Previamente habían intentado dormirlos poniendo somníferos en la cerveza que les entregaron junto con unos sándwiches. Olsson y Olofsson hicieron que sus rehenes comieran primero, y sólo media hora después se animaron a hacerlo ellos. Nadie tocó la cerveza, pues tenía un aspecto sospechoso. Antes se habían estado alimentando con unas peras que Olsson compartió con el grupo. Una vez las autoridades llegaron a la conclusión de que los secuestradores no eran unos asesinos, decidieron lanzar gases adormecedores por los conductos de ventilación. Pero Olsson encontró la manera de frustrar el plan: ató sogas alrededor de los cuellos de los rehenes y las colgó del techo; si éstos se desvanecían, morirían estrangulados. Dejó que la Policía introdujese una cámara diminuta para que pudiera comprobar la situación. Cuando Birgitta se aflojó el nudo, Jan lo reforzó. Aun así, Kristin explicaría tras su liberación:

Ese era nuestro mundo. Estábamos en la cámara para respirar juntos, para sobrevivir. Quien amenazara ese mundo sería nuestro enemigo.

Al principio la Policía cedió, pero con el correr del tiempo y sin una alternativa más efectiva el oficial a cargo, Sven Thorander, eligió correr el riesgo. Ordenó poner fin a toda comunicación con el grupo, detener el envío de alimentos, cortar el suministro de luz y que se introdujeran los gases desde el techo. Se vertieron quince botes en un minuto, para que fueran efectivos. Del otro lado de la puerta había policías armados y con máscaras de gas. Se envió también un equipo de anestesiólogos, presto a reanimar a los rehenes que se hubieran desmayado. Fuera del banco aguardaban media docena de ambulancias.

El drama del banco llegó así a su fin. Suecia respiró aliviada. Birgitta se quedó con la radio de Olsson y Kristin con una bala de su ametralladora. Souvenirs que su secuestrador gentilmente les obsequió. Un año más tarde, una de las rehenes visitará a Clark en prisión. Ni Quentin Tarantino en el pico de su creatividad hubiera imaginado un guión tan absurdo como el que se vivió en aquel banco de Estocolmo en el verano boreal de 1973. 

Varios

Varios

Por Julián Schvindlerman

  

Политические разногласия в еврейской общине – 23/08/19

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Марк Котлярский, Евгения Слюдикова, «Детали» К.В.

Но кандидаты в президенты пока не «разыгрывают» еврейскую карту, и еврейских тем не касаются. Об этом «Деталям» сказал профессор Хулиан Швиндлерман – известный аргентинский журналист и политолог, один из ведущих обозревателей крупного аргентинского интернет-ресурса Infobae.

– Руководители DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas – головная организация еврейской общины Аргентины; представляет сообщество на различных официальных мероприятиях и осуществляет контакты с властями – прим. «Детали»), и многих других еврейских организаций заняли выжидательную позицию, – утверждает Швиндлерман. – Хотя еврейская община в целом обеспокоена возможным возвращением «киршнеризма» во власть.

Правда, первое правительство, возглавляемое Нестором Киршнером (был президентом Аргентины с 2003 по 2007 год, после чего передал бразды правления своей супруге Кристине. Скончался в 2010 году – прим. «Детали»), в целом, не создавало общине особых проблем. А вот уже его преемница, Кристина Фернандес де Киршнер, заняла во внешней и внутренней политике такую позицию, обеспокоившую евреев. Преимущественно из-за Меморандума о взаимопонимании с Исламской Республикой Иран и связей правительства с далеко не «кошерными» персонажами. Все помнят и о том, что все еще не раскрыты обстоятельства смерти (убийства?) прокурора Альберто Нисмана, который обвинял Кристину Фернандес в государственной измене.

Кристина Фернандес де Киршнер поощряла раскол общины, спонсируя создание в ней маргинальной группы, которая стремится подорвать легитимность представительских еврейских институтов и структур. Это евреи-антисионисты, к тому же резко антипатично относящиеся к местным евреям. Но, в отличие от этих маргиналов, большинство евреев Аргентины весьма встревожены возвращением к власти столь одиозной персоны, как Кристина Киршнер, – говорит Швиндлерман.

По его мнению, если экономическая ситуация еще сильнее ухудшится и антисемитизм усилится, многие евреи задумаются об эмиграции. Но, как настаивают в Casa Rosada – штаб-квартире аргентинского правительства – пока не прошли президентские выборы – выводы делать рано.

Большинство местных евреев поддерживают кандидатуру Макри и собираются отдать за него голоса в октябре. Но их не так много, чтобы их голоса стали для него решающими.

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[Versión en español]
Traducción vía Google:

Diferencias políticas en la comunidad judía
Por Mark Kotlyarsky y Evgenia Slyudikova

Los candidatos presidenciales aún no han «jugado» la carta judía, y no les preocupan los temas judíos, dijo a Detaly el profesor Julián Schvindlerman, un famoso periodista y analista argentino, uno de los principales colaboradores de un gran medio argentino de Internet, Infobae.

“Los líderes de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) y muchas otras organizaciones judías han tomado una actitud de esperar y ver”, dice Schvindlerman. Aunque la comunidad judía en su conjunto está preocupada por el posible regreso del kirchnerismo al poder.

“Su primer gobierno, con Néstor Kirchner, no cristalizó problemas con la comunidad judía en términos generales. Fue más bien su sucesora y viuda Cristina Fernández, quién abrazó posiciones en materia de política exterior y doméstica que inquietaron a la comunidad. De manera preponderante fue el Memorando de Entendimiento con la República Islámica de Irán y su asociación con personajes no enteramente kosher, más la muerte aun no aclarada del fiscal Alberto Nisman que la acusó a ella de traición a la patria. CFK fomentó la división de la comunidad al auspiciar la creación de un grupo marginal, alejado de la comunidad judía, que busca socavar la legitimidad de las instituciones representativas”. Estos judíos son antisionistas y muy antipáticos hacia los judíos locales. “Pero, a diferencia de estos marginales, la mayoría de los judíos en Argentina están bastante alarmados por el regreso al poder de una persona tan polarizante como Christina Kirchner”, dice Schvindlerman.

En su opinión, si la situación económica se deteriora aún más y el antisemitismo se intensifica, muchos judíos considerarían emigrar. Pero, como insiste la Casa Rosada, la sede del gobierno argentino, hasta que hayan pasado las elecciones presidenciales, es demasiado pronto para sacar conclusiones. La mayoría de los judíos locales apoyan la candidatura de Macri y tienen la intención de votar por él en octubre. Pero no hay tantos como para que sus voces se vuelvan decisivas para él.

Comunidades, Comunidades - 2019

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

Muhamar Qaddafi à la mode – 08/19

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Ahora que se cumplen 50 años de la revolución Qaddafista -cuando un joven apuesto militar, al mando de unas pocas decenas de oficiales, derrocó a la monarquía de Idris al-Sanussi un lejano septiembre de 1969-, ahora que su caótico gobierno de cuatro décadas de duración -durante el cual transformó a Libia en un laboratorio social para experimentar con el pueblo sus excéntricas teorías- ha llegado a su fin, ahora que su complejo legado -represión doméstica brutal, promoción de guerras regionales y terrorismo global, desintegración del país en una guerra civil y tribal sangrienta tras su muerte- es más o menos conocido, ahora quizás sea entonces aceptable enfocarnos en uno de los aspectos más frívolos y menos dañinos de su persona: su colorido, vívido y peculiar vestuario.

Su particular estilo estético contribuyó a su fama de hombre estrafalario. Me gustaría follar los pantalones del Coronel Qaddafi» respondió el pintor Francis Bacon cuando el escritor inglés Jeffrey Bernard le preguntó con quien más que nadie en el mundo le gustaría acostarse. La revista Time publicó un artículo sobre su estilo que llevó por título «La moda de Qaddafi: el emperador tenía algo de ropa loca». Su autor, Nicholas Hegel McClelland, acotó: «Durante cuatro décadas de liderazgo despiadado, el ´Hermano Líder´ probablemente no recibió muchas observaciones de su sastre». Durante una conferencia de prensa en Libia en 2008 lució un gorro caqui y una camisa al tono con imágenes de varios nacionalistas árabes, entre ellos el egipcio Gamal Abdel Nasser. Para la sesión de clausura de una cumbre de líderes africanos en Sudán en 2006, se vistió íntegramente del mismo color. «Puede preguntarse por qué Gadafi se vistió de púrpura de pies a cabeza. Pero la pregunta más relevante es: ¿Por qué no fue aterciopelado? Creemos que George Costanza estaría de acuerdo» lanzó Nicholas Hegel McClelland. Al contemplar la túnica de tonos amarillos que el Coronel usó durante la apertura de la cumbre de Jefes de Estado africanos en Addis Abeba en 2009, este periodista notó que era «excelente para ocultar las manchas de mostaza».

Los periodistas de pret-a-porter estaban igualmente fascinados. En 2009, la revista Vanity Fair le dedicó una nota titulada «El Coronel Qaddafi: una vida en la moda» con esta presentación:

«Desde que completó su transición de paria internacional a estadista, el Coronel Muhamar Qaddafi -el líder de mayor trayectoria tanto en África como en el mundo árabe- ha traído color y su propio estilo excéntrico al circuito monótono de cumbres y conferencias internacionales. Basándose en las influencias de Lacroix, Liberace, Phil Spector (para el cabello), Snoopy e Idi Amin, el líder de Libia, ahora en sus 60 años, es simplemente el vestidor más descarado del escenario mundial. Rendimos homenaje a un genio de la sastrería de nuestro tiempo».

Al parlamento francés asistió con un traje negro y un mapa de África adosado al pecho en el color nacional de Libia haciendo juego con una camisa verde con el detalle de «una hermosa capa y bufanda arrojadas sobre su hombro a la manera del gran empresario de cabaret francés de la época de Toulouse-Lautrec, Aristide Bruant» en la descripción de Christophe Ena. Cuando visitó el Palacio de Versalles portando un sombrero aviador y una campera de cuero marrón con piel de cordero, Patrick Kovarik observó: «¿De dónde obtiene este individuo extraordinario las ideas para su guardarropa?». Al recibir a Hosni Mubarak en Sirte, Qaddafi lució un pantalón blanco y una camisa extravagante impresa con fotos de lo que parecían ser héroes africanos; se calzó zapatos de cuero negros con altos tacos durante una caminata por la playa (presumiblemente para estar a la altura del egipcio) y cargó un paraguas blanco en su mano derecha.

Otros periodistas se mostraron más críticos. Aterrizó en Italia para una reunión con Silvio Berlusconi «con el uniforme tradicional de un dictador de república bananera, con matices y charreteras que habrían avergonzado a Napoleón» según consignó impiadosamente Alessandra Benedetti. Clavada en sus ropas podía verse una fotografía del héroe nacional libio Omar al-Mukhtar, quien fue ejecutado por las autoridades coloniales italianas en la década de 1930. En un encuentro del G-8 lució un traje blanco al estilo de John Travolta en Fiebre de sábado por la noche bajo una típica chalina árabe de color negro, ostentando varias medallas y «un broche de África, por si alguien olvidara que Muhamar es el presidente de la Unión Africana» acotó con sorna cierto corresponsal. Cuando el Coronel vistió unas túnicas de color salmón con detalles violetas y un gorro marrón, Laurent Rebours disparó: «Esto, sorprendentemente, es la idea de Qaddafi de llevar ropa adecuada para el almuerzo con el primer ministro portugués, Antonio Guterres, en el Hotel Sheraton de El Cairo, en abril de 2000. Eso, o su equipaje se perdió en el camino y sacó un atuendo del tapizado de su habitación de hotel».

El académico y diplomático norteamericano Ethan Chorin subrayó que el narcisismo del Coronel estaba exacerbado por asuntos de identidad sexual asociados a su fijación por la moda con un toque femenino. «[Qaddafi] puede revisar el armario de Nancy [la Primera Dama] cuando quiera» acotó al respecto con ironía Ronald Reagan en su tiempo. Enric Gonzalez informó en El País de España que el líder libio se presentó en un acto oficial «maquillado como una Barbie y con zapatos de tacón».

Aunque Qaddafi nunca llegó a impactar en el arte y en la moda occidental como Mao lo hizo -Andy Warhol lo retrató, Amazon ofrece remeras con su rostro estampado y existe el cuello homónimo para referir a cierto tipo de chaqueta- nos queda el estilo Q para recordar el lado más liviano de su legado.

The Times of Israel, The Times of Israel - 2019

The Times of Israel

Por Julián Schvindlerman

  

Argentina Designates Hezbollah a Terrorist Group – 22/07/19

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By Julian Schvindlerman
The Times of Israel – 22/07/19

On the eve of July 18, coinciding with the 25th anniversary of the attack on the headquarters of the Jewish community of Argentina, AMIA, Argentine President Mauricio Macri issued a decree establishing the legal framework for the designation of individuals and groups as terrorists. It is known as Registro Nacional de Personas y Organizaciones Sospechosas de Terrorismo (RENAPOST). The next day, the Financial Information Unit ordered the freezing of assets “of the terrorist organization Hezbollah, specific entities of the military wing that make up the organization and leaders of the organization.” Thus, Argentina became the first Latin American nation to designate this Shia militia as terrorist. That same day, Secretary General of the Organization of American States (OAS) Luis Almagro urged the 34-member countries to follow in the footsteps of Buenos Aires. “Let’s commit ourselves,” he declared, “to appointing Hezbollah as a terrorist organization that undermines the principles of human dignity that we defend in this hemisphere.” Visiting Buenos Aires, the US Secretary of State Mike Pompeo reinforced this request.

It was time for Argentina -a country that suffered Hezbollah´s violence in 1992 (the Israeli embassy bombing) and in 1994 (the AMIA bombing), with a sum total of 114 dead- to designate this militia as a terrorist group, as was done, partially or completely, by the Arab League, the European Union, Canada, Australia, New Zealand, the Netherlands, the United States and Israel. Although a quarter of a century late, this measure is unprecedented in Latin America and puts Argentina at the forefront of the fight against terrorism in the region.

Indeed, Hezbollah is one of the most important terrorist organizations in the world. It has built a worldwide network of terror that has spread from the Middle East to Latin America. It has carried out suicide bombings, aircraft hijackings, political assassinations, arms smuggling and fired rockets against civilians. It was the first terrorist organization in modern history to have committed a suicide attack; against soldiers of France and the United States in Beirut in 1983 (more than 300 dead). Until Al-Qaeda removed it from the nefarious podium on September 11, 2001, Hezbollah was the group responsible for killing more Americans than any other terrorist organization.

In Latin America, it not only hit in Buenos Aires. On July 19, 1994, Flight 901 of Alas Chiricanas departed from the town of Colón to Panama City with 21 people on board —to never arrive at destination. A man named Jammal Lya blew up a bomb in midair, killing all passengers and crew, including twelve members of the local Jewish community. His body was the only unclaimed, and an unknown group, Ansar Allah, claimed responsibility for the attack. Officials from the US Department of State promptly let go of their suspicions that this group was either a subgroup, or a pseudonym, of the Lebanese Hezbollah terrorist movement. Because it happened a day after the AMIA attack, this brutal deed did not get enough attention outside of Panama and Central America. But it marked the third bloody instance of Islamist terror in Latin America. Hezbollah also planned attacks in Peru and Bolivia in 2014-2015.

Its agents were arrested in the Caribbean, Central America and South America. In a piece in Fox News, expert Emanuele Ottolenghi provided some examples that expose the penetration of this Shiite militia in the region. Paraguay recently extradited Nader Mohamad Farhat, called by Washington “a supporter of Hezbollah.” The representative of Hezbollah in Latin America, Sheikh Bilal Mohsen Wehbe, under sanctions of the United States Department of Treasury since 2010, until recently resided in San Pablo. Hezbollah’s publication, Al-Akhbar has a dedicated journalist in Brazil who also works as a correspondent for Russia Today en español. Washington has just offered a seven million dollar reward for information on Salman Raouf Salman, a crucial operative in the attacks in Buenos Aires, who already had an arrest warrant from Interpol, and who is responsible for creating a terrorist infrastructure in Bolivia, Colombia, Peru and Panama.

In addition, Hezbollah commands prominent criminal operations in the area. Recently, the Barakat Clan, connected to Hezbollah, was disbanded in the Tri-Border area, accused of being involved in drug trading, arms trafficking, merchandise smuggling, currency counterfeiting, money laundering and terror financing. Investigations from the United States have revealed that Hezbollah is a major player in the transit of drugs and money from South America to Europe and the Middle East through West Africa.

In his master’s thesis at Harvard University, titled An Examination of the Nature of Hezbollah’s Evolving Presence in Latin America (2017), Adam Garrett Santiago wrote: “Latin America is one region where Hezbollah has realized enormous success… this study reveals that Hezbollah arrived in Latin America in 1983, establishing a modest beachhead in several Muslim communities and evolved to become a fully operational organization capable of gaining sympathizers, training recruits, directing operatives, generating substantial amounts of revenue, conducting terror attacks, creating alliances with organized criminal enterprises, and creating an alliance with a national government.”

For all these reasons, President Mauricio Macri´s determination was necessary. Let us hope that it will be promptly imitated by other democracies in the region.

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[Versión en español]
 

Argentina designa a Hezbolá como grupo terrorista

Por Julián Schvindlerman
The Times of Israel – 22/07/19

La víspera del pasado 18 de julio, en coincidencia con el 25 aniversario del atentado a la sede de la comunidad judía de la Argentina, AMIA, el presidente argentino Mauricio Macri aprobó un decreto que creó el marco legal para la designación de personas y grupos como terroristas. Se lo conoce como Registro Nacional de Personas y Organizaciones Sospechosas de Terrorismo (RENAPOST). Al día siguiente, la Unidad de Información Financiera ordenó el congelamiento de activos “de la organización terrorista Hezbolá, entidades específicas del ala militar que integran la misma y líderes de la organización”. Así, la Argentina se convirtió en la primera nación latinoamericana en designar a esta milicia chií como terrorista. Ese mismo día, el Secretario-General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, instó a los 34 países miembros a seguir los pasos de Buenos Aires. “Comprometámonos” declaró, “a nombrar a Hezbolá como organización terrorista que atenta contra los principios de la dignidad humana que defendemos en este hemisferio”. Durante su visita a Buenos Aires, el Secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo reforzó este pedido.

Era hora de que la Argentina -país que padeció la violencia de Hezbolá en 1992 (atentado contra la embajada de Israel) y 1994 (atentado contra la AMIA), con un total de 114 muertos-, designase a este grupo como una agrupación terrorista, tal como ya han hecho, de manera parcial o completa, la Liga Árabe, la Unión Europea, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Holanda, Estados Unidos e Israel. Aunque con una demora de un cuarto de siglo, la medida no tiene precedentes en América Latina y pone a la Argentina en la vanguardia de la lucha contra el terrorismo en la región.

Efectivamente, Hezbolá es una de las organizaciones terroristas más importantes del mundo. Ha construido una red mundial de terror que se ha extendido desde el Medio Oriente hasta Latinoamérica. Su larga lista de acciones incluye atentados suicidas, secuestros de aviones, asesinatos políticos, contrabando de armas y el lanzamiento de cohetes contra civiles. Fue la primera organización terrorista en la historia moderna que ha perpetrado un atentado suicida; contra soldados de Francia y Estados Unidos en Beirut en 1983 (más de 300 muertos). Hasta que Al-Qaeda la removió del nefasto podio el 11 de septiembre de 2001, Hezbolá era el grupo responsable de matar más estadounidenses que cualquiera otra organización terrorista.

En América Latina, no sólo golpeó en Buenos Aires. El 19 de julio de 1994, el vuelo 901 de Alas Chiricanas partió desde la localidad de Colón hacia la Ciudad de Panamá con 21 personas a bordo. Nunca arribó a destino. Un sujeto llamado Jammal Lya explotó una bomba en pleno vuelo provocando la muerte a todos los pasajeros y la tripulación, entre los que se hallaban doce miembros de la comunidad judía local. Su cuerpo fue el único no reclamado y una agrupación desconocida, Ansar Allah, clamó la autoría del atentado. Oficiales del Departamento de Estado de los Estados Unidos oportunamente dejaron trascender sus sospechas de que esta agrupación era o bien un subgrupo, o bien un seudónimo, del movimiento terrorista libanés Hezbolá. Por haber ocurrido un día después del atentado contra la AMIA, este hecho brutal no cosechó la atención debida fuera de Panamá y Centroamérica. Pero marcó la tercera instancia sangrienta de terror islamista en Latinoamérica. Hezbolá también planeó ataques en Perú y Bolivia entre 2014-2015.

Sus agentes fueron detenidos en el Caribe, América Central y América del Sur. En Fox News, el experto Emanuele Ottolenghi brindó algunos ejemplos que exponen la penetración de esta milicia chií en la región. Paraguay recientemente extraditó a Nader Mohamad Farhat, señalado por Washington como “un partidario de Hezbolá”. El representante de Hezbolá en América Latina, el jeque Bilal Mohsen Wehbe, bajo sanciones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos desde el 2010, hasta hace poco residía en San Pablo. La publicación de Hezbolá, Al-Akhbar tiene un periodista dedicado en Brasil que también trabaja como corresponsal en español de Russia Today. Washington acaba de ofrecer una recompensa de siete millones de dólares por información sobre Salman Raouf Salman, un operativo crucial en los atentados en Buenos Aires, quien ya tiene un orden de captura de Interpol, y a quien se responsabiliza de haber creado una infraestructura terrorista en Bolivia, Colombia, Perú y Panamá.

Además, Hezbolá comanda operaciones criminales prominentes en la zona. Recientemente, el Clan Barakat, conectado a Hezbolá, fue desarmado en la Triple Frontera, acusado de estar involucrado en el negocio de las drogas, tráfico de armas, contrabando de mercancías, falsificación de moneda, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. Investigaciones de los Estados Unidos han revelado que Hezbolá es un jugador importante en el tránsito de drogas y dinero desde América del Sur hacia Europa y Oriente Medio a través de África Occidental.

En su tesis de maestría en la Universidad de Harvard, titulada Un examen de la naturaleza de la presencia en evolución de Hezbolá en América Latina (2017), Adam Garrett Santiago, señaló: “América Latina es una región donde Hezbolá ha alcanzado un enorme éxito … este estudio revela que Hezbolá llegó a América Latina en 1983, estableciendo un modesto desembarco en varias comunidades musulmanas y evolucionó para convertirse en una organización totalmente operativa capaz de obtener simpatizantes, capacitar reclutas, dirigir operativos, generar cantidades sustanciales de ingresos, realizar ataques terroristas, crear alianzas con empresas delictivas organizadas y crear una alianza con un gobierno nacional”.

Por todo ello, la determinación del presidente Mauricio Macri era necesaria. Es de esperar que sea prontamente imitada por las democracias de la región.

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Por Julián Schvindlerman

  

Las teorías conspirativas de CFK sobre Israel deberían preocuparnos a todos – 17/07/19

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Once semanas atrás, Cristina Fernández de Kirchner publicó sus memorias, tituladas Sinceramente. Persiste en el primer puesto de ventas de libros de no-ficción desde entonces. Sus páginas ofrecen una oportunidad instructiva a quién desee conocer sus pensamientos, incluso aquellos relacionados al caso AMIA. Por momentos, la experiencia puede ser alucinante.

En una sección titulada “Los buitres también sobrevuelan la AMIA” presenta una elucubración retorcida incluso para los estándares habituales de las teorías conspirativas. Según ella, los cuestionamientos globales al Memorando de Entendimiento pactado entre su gobierno y la República Islámica de Irán en 2013 se apoyaban en un esfuerzo promovido por un grupo de acreedores norteamericanos de bonos argentinos, en litigio con la Argentina desde el default del año 2001. La señora Kirchner identifica al fondo de inversiones NML Elliot, presidido por Paul Singer, y -según ella- su socio Sheldon Adelson, a quien señala como allegado al premier israelí Benjamín Netanyahu, como los líderes de una “estrategia de extorsión sobre la Argentina” en la que involucra también a Mark Dubowitz, CEO de la asentada en Washington Fundación para la Defensa de las Democracias, por su postura crítica de Irán. Todos los involucrados en este presunto plan maestro, cabe notar, son judíos.

Cuando Israel votó en contra de una propuesta de su gobierno de crear una convención sobre deudas soberanas, en septiembre de 2014 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, CFK vio el punto culmine del complot. La propuesta argentina obtuvo 124 votos a favor, 11 en contra y 41 abstenciones. La ex presidente destaca sólo el papel de Israel, al señalar exclusivamente al estado judío por nombre entre los países que votaron contra su iniciativa. Ella ve las razones de ese voto negativo en el vínculo entre Netanyahu y Adelson, y, cuando veinte días después el Juez a cargo de caso argentino en las cortes de Estados Unidos, Thomas P. Griesa, declaró a la Argentina en desacato, a la ex presidente le cerró el Excell. “Pensando en retrospectiva sobre lo acontecido a partir de la firma del Memorándum”, escribe, “ya estaba todo planificado para la persecución judicial que luego se inició cuando asumió Cambiemos”.

Durante su mandato y bajo sus órdenes, la delegación argentina votó casi siempre a favor de los intereses de los palestinos en la ONU. Su gobierno pactó con el régimen ayatolá, que nunca dejó de publicitar su anhelo de destruir a Israel. Ella recibió al presidente de Siria Bashar al-Assad y le manifestó su apoyo por el reclamo sirio en torno a los Altos del Golán. CFK viajó a Libia y se abrazó con Muhammar Gaddafi, a quién celebró públicamente como un camarada en armas. Ella no parece poder entender que estas políticas inevitablemente antagonizarían a Israel. Elige, por el contrario, leer un voto negativo de Jerusalem en la ONU -por un asunto económico- en clave política conspirativa. (¿Y cuáles exactamente habrán sido los motivos oscuros de los restantes diez países que votaron junto a Israel? ¿También fueron controlados por el dúo judío Singer-Adelson?). Posiblemente los observadores extranjeros desechen estas ideas alocadas como las extravagancias de un líder sudamericano resentido. Y harían bien en hacerlo. Pero para los argentinos que enfrentamos el prospecto de un potencial retorno de Cristina Fernández de Kirchner al poder, todo esto que huele a paranoia y antisemitismo es causa de seria preocupación.

El próximo 18 de julio, el pueblo argentino se congregará para recordar por vigésima quinta vez a las 85 víctimas del peor atentado terrorista cometido en nuestra tierra en nuestra historia. Como los previos, será un acto muy triste. Pero si el Kirchnerismo retorna al poder en las elecciones de octubre próximo, el aniversario número 26 será más amargo todavía.

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Por Julián Schvindlerman

  

Los 25 años de impunidad tienen explicación en la política Argentina – 14/07/19

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Ultimamente, la República Islámica de Irán ha estado en las noticias por haber derribado un drone estadounidense, atacado gasoductos de Arabia Saudita, barcos en las costas de Emiratos Arabes Unidos, lanzado un misil contra la zona diplomática en Bagdad por medio de sus proxies, obstruido la navegación comercial en el estrecho de Ormuz, amenazado a Londres tras la captura in fraganti delito de un buque iraní en aguas próximas al peñón de Gibraltar y, especialmente, por haber anunciado sus violaciones del Pacto Nuclear de 2015.

Si bien las tensiones recientes entre Irán y una parte de la comunidad internacional han alcanzado un pico alto, lejos están de ser novedosas. Como ya fue señalado, Teherán ha estado en guerra con naciones árabes sunitas y países occidentales por los últimos 40 años. Desde la revolución khomeinista, norteamericanos, europeos, israelíes, árabes y otros han padecido la violencia iraní.

Los argentinos también hemos sufrido las consecuencias violentas de la exportación de la revolución iraní: en 1992, con la voladura de la embajada de Israel en Buenos Aires, y con el atentado contra la sede de la comunidad judía AMIA, dos años después en la misma ciudad. Estos ataques marcaron, en su momento y respectivamente, la primera ofensiva islamista en el Hemisferio Occidental y el más grande ataque antisemita fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial.

Fecha. El próximo 18 de julio, el pueblo argentino conmemorará el 25º aniversario del atentado a la AMIA. Esta nueva fecha-aniversario estará ensombrecida por las vicisitudes de un año electoral que incluye en la principal fórmula opositora a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Cabe recordar que cuando presidía la nación, la señora Fernández de Kirchner firmó un Memorando de Entendimiento con el Irán de Mahmoud Ahmadinejad con el fin de exculpar a los perpetradores iraníes y normalizar la relación bilateral entre Buenos Aires y Teherán. Durante su gobierno, ella alió a la Argentina con los populismos de izquierda en la región, como la Cuba de los hermanos Castro, la Venezuela de Hugo Chávez, la Bolivia de Evo Morales, el Ecuador de Rafael Correa y el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva. CFK vio que todos estos líderes abrieron las puertas de sus naciones a Irán y lamentó que la causa AMIA fuera un escollo para una más plena comunión política con el régimen ayatolá. En el año 2013 decidió enlistar a la Argentina entre los aliados latinoamericanos de Irán.

Dos años después, el principal fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, la acusó a ella y a otros funcionarios oficialistas de traicionar a la patria al haber conspirado con oficiales iraníes para encubrir la participación iraní en el atentado de 1994. Unos pocos días más tarde, Nisman apareció muerto por un tiro en la sien en el baño de su casa. Así, de la causa judicial original para investigar el atentado a la AMIA han brotado otras tres: una causa por encubrimiento que recayó contra políticos, jueces, fiscales, policías y hasta líderes de la comunidad judía en tiempos del gobierno del presidente Carlos Menem; otra causa derivada de la denuncia contra Cristina Kirchner y sus asociados por parte del fiscal Nisman; y otra más, relativa al asesinato del fiscal. Ellas aguardan un completo esclarecimiento. Con el cambio de gobierno, la Justicia declaró inconstitucional el memorando y las alertas rojas de Interpol siguen vigentes.

Juicio en ausencia. Un cuarto de siglo después de aquella agresión espeluznante, muchos argentinos han perdido la esperanza de poder juzgar a los asesinos, protegidos por Irán y Hezbollah. Otros pujan por la noción del juicio en ausencia, amparándose en precedentes como el de Erich Priebke, quien fue juzgado en ausencia y condenado en Italia, luego extraditado desde la Argentina, por su responsabilidad en la masacre de las Fosas Ardeatinas en las que 355 personas fueron matadas.

Pueden citarse otros ejemplos; los que varían significativamente en contexto histórico, solidez del sistema legal involucrado y mérito del caso, entre otros factores. A efectos meramente ilustrativos, puede recordarse el episodio del rey Carlos I de Inglaterra, quien fue llevado ante una corte en 1649. Retirado del tribunal debido a sus protestas, el juicio prosiguió en su ausencia, y dos días después fue condenado a muerte por decapitación sin estar él en la sala. El secretario privado de Hitler, Martin Bormann, fue condenado en ausencia por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad y condenado a muerte por ahorcamiento en los juicios de Nuremberg, en 1946. Adem Jashari, líder del Ejército de Liberación de Kosovo, fue condenado en ausencia en 1997 por cargos de terrorismo, por un tribunal yugoslavo después de varios intentos fallidos de captura. El ex primer ministro italiano Bettino Craxi fue condenado en ausencia a 27 años de cárcel en Italia, tras su fuga a Túnez en 1994, donde permanecía protegido por el régimen de Ben Ali. Y el propio presidente Zine El Abidine Ben Ali, luego de escaparse de Túnez en el marco de las revueltas árabes de 2011, fue juzgado en ausencia y condenado a 35 años de cárcel, junto con su esposa.

Al aplicar este concepto jurídico a nuestro país puede alegarse que, en teoría, la idea puede ser buena. Que podría brindar Justicia a las víctimas y un cierre emocional a sus familiares, quizás incluso a la nación entera. En la práctica, sin embargo, la Justicia argentina –y puntualmente a la luz de la causa AMIA– ha dado muestras de tal contaminación política que es razonable para los escépticos sospechar que no siempre prevalecerá la pulcritud jurídica en un juicio de tan alto voltaje político global como este. El debate ha resurgido y el aniversario número 25 lo ha potenciado.

Hezbollah: ¿Partido político o grupo terrorista? También emergió como posibilidad factible que el Estado argentino designe, finalmente, a Hezbollah como un grupo terrorista. Claramente, es una de las organizaciones terroristas más importantes del mundo y ha construido exitosamente una red mundial de terror que se ha extendido desde el Medio Oriente hasta Latinoamérica. Su larga lista de acciones incluye atentados suicidas, secuestros de aviones, asesinatos políticos, contrabando de armas y el lanzamiento de cohetes contra civiles. Tiene el cuestionable honor de ser la primera organización terrorista en la historia moderna que ha perpetrado un atentado suicida. Eso fue en 1983, apenas un año después de su nacimiento, cuando atacó la embajada estadounidense en Beirut, y las barracas de soldados americanos y franceses apostadas en aquel país árabe: casi trescientos soldados extranjeros y seis civiles libaneses perdieron la vida en ese atentado. Hasta el 11 de septiembre de 2001, Hezbollah era el grupo responsable de matar más estadounidenses que cualquier otra organización terrorista.

En sus confrontaciones militares con Israel, en 2006, Hezbollah usó al pueblo libanés como escudo humano, y ocultó armas y combatientes en hogares, escuelas, hospitales y mezquitas. A la vez, atacó centros poblados del norte de Israel, llegando a disparar alrededor de 4000 cohetes que ocasionaron la muerte a 44 civiles. En 2012 ,en Bulgaria, atacó a turistas israelíes, matando a seis e hiriendo a más de treinta.

También recurrió a los asesinatos políticos. En febrero de 2005, el primer ministro libanés, Rafik Hariri, fue asesinado junto con otras personas cuando se detonaron mil kilogramos de explosivos cerca de su automóvil en Beirut. El Tribunal Especial para el Líbano (un tribunal internacional asentado en Holanda) consideró a Hezbollah responsable del crimen. Previamente, se atribuyó a esta milicia chií haber asesinado al académico estadounidense Malcolm H. Kerr en 1984, al agregado militar francés en el Líbano, Coronel Christian Gouttière, en 1986, y luego al político libanés Pierre Amín Gemayel, en 2006, entre otros.

Además, Hezbollah comanda operaciones criminales prominentes. Sus agentes fueron detenidos en el Caribe, América Central y América del Sur. Recientemente, el Clan Barakat, conectado a Hezbollah, fue desarmado en la Triple Frontera, acusado de estar involucrado en el negocio de las drogas, tráfico de armas, contrabando de mercancías, falsificación de moneda y documentos, extorsión, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. Investigaciones de los Estados Unidos han revelado que Hezbollah es un jugador importante en el tránsito de drogas y dinero desde América del Sur hacia Europa y Oriente Medio a través de Africa Occidental.

Quienes se oponen a esta designación alegan que Hezbollah es también un movimiento político con representación en el parlamento y el gabinete del gobierno libanés, nada de lo cual puede justificar o tapar toda su otra gama de acciones terroristas y delictivas o incluso militares: sus combatientes están activos en el teatro de guerra en Siria. El segundo en la jerarquía de Hezbollah, el jeque Naim Qassem, ridiculizó esa distinción arbitraria en 2012: “No tenemos un ala militar y una política; no tenemos a Hezbollah por un lado y al grupo de la resistencia por el otro”. Es hora de que nuestro país designe a Hezbollah por lo que es, tal como ya han hecho, de manera parcial o completa, la Liga Arabe, la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos y otros.

Un cuarto de siglo. En ocasión de este nuevo aniversario, la AMIA produjo un original video que contiene testimonios de jóvenes que nacieron el 18 de julio de 1994, día del atentado. Tras presentar sus impresiones acerca del simbolismo de la fecha, concluye con las palabras de una mujer que declara, mirando a la cámara: “El 18 de julio voy a cumplir 25 años. La impunidad también”. ¿Se puede agregar algo más?

*Escritor, analista político y profesor universitario. 

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Por Julián Schvindlerman

  

El boicot palestino al seminario de Bahrein fue una nueva muestra de insensatez – 02/07/19

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¿Por qué no fueron los líderes palestinos a Bahrein? Porque están enamorados de su causa presente más que de su Estado futuro. Porque priorizan sus reclamos nacionales más que las necesidades económicas de su pueblo. Porque la racionalidad, la moderación, la concesión y el pragmatismo hace décadas que se esfumaron -si es que alguna vez existieron- del cálculo político del liderazgo palestino.

“Decimos que los derechos nacionales no son piezas de bienes raíces que se compran y venden, y que llegar a una solución política que garantice la libertad, dignidad, independencia y justicia para nuestra gente debe preceder a cualquier programa o proyecto económico porque eso creará estabilidad y seguridad para todos «, aseguró el presidente palestino Mahmoud Abbas. “Por esa razón, el Estado de Palestina no participó en el taller estadounidense que tuvo lugar hace dos días en Manama”, la capital de Bahrein.

Bueno, el “Estado de Palestina” no existe como tal. Este encuentro convocado por la Administración Trump -que reunió a siete países árabes y fue promocionado bajo la consigna de la “Paz hacia la Prosperidad”- puede ser visto como un primer paso hacia la estatidad palestina, precisamente. Pero el liderazgo palestino prefirió verlo como un soborno a sus aspiraciones nacionales.

“El potencial económico completo de Palestina sólo se puede lograr poniendo fin a la ocupación israelí, respetando el derecho internacional y las resoluciones de la ONU” declaró Saeb Erekat, el alto funcionario palestino a cargo del Departamento de Asuntos de Negociación. “Bajo la cobertura de esta participación, los Estados Unidos están tratando de crear soluciones fuera del ámbito de la legitimidad internacional que restan valor a los legítimos derechos nacionales del pueblo palestino”, acotó. El histórico negociador palestino Nabil Sha’ath, afirmó: “Para el equipo de Trump, la reunión de Manama representa una etapa estratégica en sus esfuerzos por socavar tanto el derecho internacional como los derechos inalienables del pueblo palestino… No puede haber ´prosperidad´ sin libertad”. Fatah, la principal facción política palestina, que además preside Abbas, dijo que quienes asistieran a la conferencia serían considerados traidores. Intimidado, el sector privado de la economía palestina capituló. Como informó el periodista palestino Khaled Abu Tomaeh, la Federación Palestina de Asociaciones Empresariales, la Federación Palestina de Industrias, el Foro de Mujeres Empresarias de Palestina, el Centro de Comercio Palestino, la Federación de Cámaras Palestinas de Comercio, Industria y Agricultura, y la Cámara de Comercio Palestino-Americana, han elegido no asistir al Taller Económico promovido por los Estados Unidos. Fatah también llamó a los árabes a realizar manifestaciones frente a las embajadas de Bahrein en sus capitales. A colación, una muchedumbre atacó la representación diplomática de Bahrein en Iraq.

¿De qué modo ayuda este boicot palestino a la economía y a la política palestina? Sólo Abbas y sus colaboradores han de saberlo. Washington propuso lanzar un fondo de cincuenta mil millones de dólares, de los cuales más de la mitad estaría destinado a fomentar la economía palestina (la otra mitad fue asignada a Egipto, Jordania y el Líbano), y la AP lo repudia. Es bastante sorprendente, especialmente al considerar que el gobierno palestino viene pidiendo a las naciones árabes aportes de cien millones de dólares mensuales para el sostenimiento de su economía, y que desde los Acuerdos de Oslo lleva un cuarto de sigo básicamente viviendo de dádivas mundiales, siendo en términos per cápita el pueblo palestino el más asistido económicamente desde el Plan Marshall.

En lo relativo a las relaciones bilaterales con Israel, la AP ha mostrado similar miopía. Por un tiempo ya, Ramallah ha estado rechazando la devolución impositiva que Israel debe realizarle por los impuestos que cobra a los trabajadores palestinos en Israel. ¿La razón? Jerusalem objeta la política oficial palestina bajo la cual recompensa monetariamente a los terroristas que matan o hieren israelíes, y brinda asignaciones materiales a los familiares de los terroristas encarcelados. Por años, el gobierno israelí toleró esta situación; inmoral bajo cualquier estándar objetivo. Hace poco decidió deducir de esas transferencias el monto equivalente a los pagos que la AP da a los asesinos de israelíes; equivalente a un 6% del total. Ofendida en sus elevados principios, la AP ha estado declinando aceptar la totalidad de dichas transferencias. En otras palabras, el presidente Abbas ha estado rechazando el 94% de los pagos israelíes porque éstos se niegan a financiar una política remunerativa de quienes anhelan matarlos. La Unión Europea y varios estados árabes ofrecieron compensar el déficit con contribuciones propias (una postura escandalosa en sí misma) pero Ramallah descartó ambos ofrecimientos igualmente. Quiere que Israel le pague.

Según cifras provistas por las organizaciones Palestinian Media Watch y el Jerusalem Center for Public Affairs, los salarios a terroristas oscilaban en 2017 entre 400 y 3500 dólares por mes y se pagan durante la condena de cárcel en Israel del perpetrador (a las familias de quienes mueren en el intento, la AP da otros beneficios). Tal como señaló la analista israelí Evelyn Gordon, las cifras en el extremo superior del rango son el tipo de salarios con los que la mayoría de los empleados palestinos ni siquiera pueden empezar a soñar. “En resumen” indicó Gordon, “la Autoridad Palestina ha hecho al terrorismo mucho más lucrativo que al trabajo productivo”. Cabe agregar que cuanto mayor la condena, mayor la compensación económica. Como la condena está vinculada al crimen, esto significa que el gobierno palestino recompensa más a quienes logren matar israelíes que a aquellos que simplemente los hieren o intentan hacerlo. El año pasado, las “asignaciones por terrorista” representaron el 7% del presupuesto anual de la AP (aproximadamente 360 millones de dólares sobre cinco mil millones). En promedio, un millón por día. Cada día del año. Una política generosa con los “resistentes”, considerando las tasas de desempleo del año pasado en Cisjordania (18%) y Gaza (52%).

Pero se pone peor. Pocas semanas atrás trascendió que mientras se estaban recortando los salarios de los empleados públicos en un 50%, el gabinete palestino se auto-concedió en secreto un aumento salarial del 67% en 2017, retroactivo al 2014. Así, los salarios mensuales de los ministros del gobierno palestino aumentaron de 3.000 a 5.000 dólares, en tanto que el salario del Primer Ministro se elevó a 6.000. En comparación, la mayoría de los trabajadores palestinos ganan entre 700 y 1.000 dólares al mes. La indignación pública precipitó la anulación de estos aumentos. El presidente Abbas no llama a elecciones nacionales desde hace catorce años a sabiendas de que posiblemente no las ganaría.

En resumidas cuentas, estos casos -el boicot al encuentro económico regional en Bahrein, el rechazo a las transferencias impositivas parciales israelíes y los auto-premios salariales oficiales- echan luz sobre un liderazgo palestino obsesionado con su causa nacional, indiferente a la situación económica de su pueblo, desafiante ante las naciones árabes que lo patrocinan y prepotente ante una potencia global que busca recaudar fondos multimillonarios para los palestinos. Si Abbas y sus colaboradores insisten en atrincherarse en estas posturas insensatas, no conseguirán el favor de su pueblo, ni una economía sustentable y menos aún un Estado independiente.

Varios

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Por Julián Schvindlerman

  

Meretz, ¿Todavia sionista? – 17/06/19

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El Medio – 17/06/19

Tras su creación en 1992, el partido de ultra izquierda israelí Meretz tuvo un estreno electoral espectacular: doce bancas sobre ciento veinte en la Knesset, el tercer puesto en el ranking de los ganadores y un 9.6% de los votos. De allí en más inició un descenso político oscilante hasta alcanzar las magras cuatro bancas, el noveno puesto y apenas el 3.63% de los votos en las últimas elecciones, este 2019.

No fue una caída libre, pero sí sostenida, a lo largo de los años. En las siguientes elecciones, en 1996, perdió tres bancas y cayó al quinto puesto. En las elecciones de 1999 ganó una banca pero cedió un puesto, ubicándose cuarta entre los triunfadores. Esa fue la última elección de la era Oslo, en la que Meretz vindicó su ideología dialoguista con la OLP de Yasser Arafat. Tras el colapso del proceso de paz en el año 2000 y el lanzamiento palestino de una nueva y sangrienta intifada, Merertz ya no volverá a tener bancas de dos dígitos. En las elecciones del 2003 perdió cuatro bancas y cayó al puesto seis entre los partidos ganadores. Tres años más tarde, en 2006, perdió otra banca, cayó al puesto número nueve y cosechó apenas el 3.77% de los votos nacionales. En 2009 tuvo una peor performance electoral todavía, logrando tan sólo tres bancas, retrocediendo aún más en el ranking y persuadiendo ideológicamente a un paupérrimo 2.95% del padrón electoral. Las elecciones del 2013 le obsequiaron una alegría al darle tres bancas más y recuperar dos posiciones entre los contendientes, pero dos años después perderá una banca y caerá otros dos puntos en el ranking. En 2019, finalmente, obtuvo sólo cuatro bancas -lo que representa un encogimiento del 66% respecto de su victoria estelar de 1992-, quedó ubicada en la novena posición -lo que implica un rendimiento electoral tres veces peor que el logrado en sus primeras elecciones-, y pudo seducir a sólo el 3.63% de los israelíes -una pérdida en el orden de los dos tercios de sus votantes originales y que además superó al filo el umbral electoral del 3.25%-.

Con sólo el doce por ciento de los israelíes judíos identificándose como izquierdistas, según datos del Instituto de Democracia de Israel, Meretz quedó relegado a los márgenes de la vida política nacional. Una de sus cuatro bancas en el Parlamento resultó enteramente de los votos de los árabes del país. El partido acaba de anunciar que buscará un “liderazgo conjunto árabe-judío” para las próximas elecciones. Su última lista incluía a Issawi Freij y a Alí Shalalha, un árabe y un druso respectivamente, en el top-5 de sus postulantes. (Un antecedente de esta cooperación partidista judeo-árabe pudo verse en 1999, cuando Hussniya Jabara se convirtió en la primera parlamentaria árabe; en representación de Meretz, precisamente). Lo cual es muy auspicioso en cuanto a la coexistencia árabe-judía en Israel y a la integración política de la minoría árabe. Y es también un tributo al pluralismo de Meretz. Pero refleja a la vez donde está ubicado el nuevo distrito electoral partidario. Meretz casi triplicó el total de sus votos entre los ciudadanos árabes de Israel en comparación a la última elección (aproximadamente 36.000 sobre 12.000) a la par que vio caer un 20% su voto judío (de alrededor de 150.000 a 120.000). Con un umbral electoral de 140.000 votos, esto quiere decir que Meretz no estaría en la actual Knesset si no fuera por los votantes árabes.

¿Hasta dónde estará dispuesto a ir Meretz? Tamar Zandberg, su actual líder, declaró: “El futuro de la izquierda israelí es una asociación entre judíos y árabes”. Dijo también: “A nivel político y electoral, si el campo de centro-izquierda no crea asociaciones con la comunidad árabe, no podrá regresar al poder. Si los árabes votan como los judíos, no habrá un primer ministro de la derecha”. Y en un mensaje enviado por email a sus partidarios aseguró que la “nueva izquierda israelí (…) debe incluir una verdadera asociación entre judíos y árabes: social, civil y política”. La Autoridad Palestina ve con buenos ojos este desarrollo.

Golda Meir acusó cierta vez a Shulamit Aloni, la futura partera de Meretz, de fomentar una forma israelí de “egoísmo burgués progresista”. ¿Qué diría hoy de Zandberg, su heredera y sucesora ideológica? ¿Qué diría del partido, que no se había definido como sionista en sus plataformas de las previas tres campañas electorales, y que llevó al Jerusalem Post a titular “Meretz debate si es Sionista” en octubre de 2017?

¿Lo es? Liel Leibovitz reportó acerca del debate surrealista en la revista Tablet. La titular del partido entonces, Zehava Gal-On, aseguró que Meretz seguía tan comprometido como siempre con el sionismo. Su portavoz, May Ossi, dijo lo opuesto: “Meretz es un partido político israelí no sionista, el partido de todos los ciudadanos porque la idea del sionismo necesariamente borra a todo otro pueblo”. Mossi Raz, el secretario-general del partido, afirmó que Meretz nunca se había definido como un partido sionista. Ilan Gilon, figura destacada de Meretz, afirmó que el lema del partido seguía siendo “el sionismo, el socialismo y la hermandad de los pueblos”. Asumiendo que Meretz sigue siendo filosóficamente sionista, otro debate pertinente emerge a la luz de su lema: ¿es Meretz más sionista que socialista o viceversa? A juzgar por su decisión de julio del año pasado, parecería que el socialismo es su carta preferida. Aquél mes, la Internacional Socialista, de la que Meretz es miembro, adoptó una resolución que tachaba a Israel de ser Apartheid y respaldaba al movimiento BDS. Entonces, el Laborismo abandonó esa organización. Meretz no lo hizo. Enfrentada a la elección entre su lealtad al sionismo o al socialismo, optó por lo segundo. De por cierto, su plataforma se titula “No hay revolución sin Meretz”; una jerga más propia de la época de la fundación de la Internacional Socialista que de nuestros tiempos.

La mayoría de los israelíes judíos, parece, no están interesados en la revolución. Al menos no en la revolución socialista, judeo-árabe o lo que sea que los camaradas post-sionistas de Meretz tengan en mente. Dedicados a la revolución del high-tech, una nueva generación de israelíes ha transformado al país de ser una entidad socialista en sus orígenes a una pujante nación start-up capitalista en el siglo XXI. Políticamente, han abandonado las fantasías peligrosas que Meretz promovió con celo durante toda su historia. Al perder protagonismo por defender perimidas ideas de izquierda, el partido se encuentra en la paradoja existencial de deber moverse más a la izquierda todavía para asegurar su supervivencia. Con su auto-eyección del campo sionista, Meretz está, finalmente, arribando a su hogar natural.

Varios

Varios

Por Julián Schvindlerman

  

Ganar es perder un poco – 05/06/19

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Entrevista con La Vanguardia (Colombia) – 05/06/19

Uno de los mayores reveses de su carrera política sufrió el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, luego de su incapacidad para consolidar una coalición. Netanyahu se juega su futuro político en nuevas elecciones en septiembre próximo.

Israel está sumido en una incertidumbre política tras el fracaso del primer ministro Benjamin Netanyahu de formar gobierno, precipitado por el rechazo de su exministro de Defensa, Avigdor Lieberman, a formar coalición.

Así las cosas, los israelíes conocieron de una nueva citación a las urnas en septiembre próximo, apenas unas semanas después de las últimas legislativas celebradas en abril. Algo inédito desde la creación del Estado de Israel en 1948.

La continuidad del gobierno de Netanyahu, en el poder desde 2009 sin interrupción, está en la cuerda floja, y lo que está en juego es la supervivencia misma de una figura que ha dominado la política israelí en los últimos años. Sus aliados terminaron votando la disolución del Parlamento.

La disolución de la Knésset (Parlamento israelí) el pasado jueves, marcó un dramático punto de quiebre para Netanyahu, el primer ministro con el período más extenso en la historia israelí, con 13 años en el poder. Además, ha generado incertidumbre sobre su futuro político.

Israel es una democracia parlamentaria cuyos gobiernos se forman a partir del armado de una coalición, explica Julián Schvindlerman, analista político internacional argentino. Coalición que, según él, resulta de duras negociaciones tras los resultados electorales.

El experto en asuntos del Medio Oriente recuerda que en las últimas elecciones triunfó el partido Likud de Netanyahu, el de mejor chance para formar gobierno, algo que no lo logró y entonces llamó a nuevas elecciones.

“Habitualmente, cuando el mejor posicionado fracasa en armar gobierno, el presidente (Reuven Rivlin) convoca al segundo con mejor oportunidades, que en este caso sería Benny Gantz del partido Azul y Blanco. Netanyahu evitó ello al disolver el Parlamento y llamar a nuevas elecciones”, describe Schvindlerman.

Si bien reconoce que la movida fue legal, y teniendo en cuenta que Netanyahu quedó a una sola banca de poder formar gobierno, considera de todos modos dudoso que haya sido lo correcto.

Le dieron la espalda

Para Jaime Rosenthal, profesor de la Universidad Externado de Colombia, Netanyahu estaba confiado de que podría armar coalición con los partidos que lo han acompañado en los últimos años, la derecha nacionalista, la derecha religiosa y otras facciones religiosas.

Pero en este caso le quedó faltando el apoyo de un partido de derecha nacionalista laico, que encabeza Lieberman, quien no estaba dispuesto a conformar gobierno donde los partidos religiosos estuvieran imponiendo muchas condiciones.

Especialmente se refiere a un tema de por medio que no ha sido resuelto, relacionado con la obligatoriedad de prestar el servicio militar por parte de los jóvenes de familias ultraortodoxas.

Se trata de un asunto fundamental en un país en guerra desde su creación.

En Israel, donde los hombres cumplen casi tres años de servicio militar y las mujeres dos años, este trato preferente hacia los ultraortodoxos, que representan el 11% de su población y con mayor crecimiento demográfico, está considerado por muchos una injusticia.

A juicio del analista Schvindlerman, Netanyahu buscó hacer malabares entre dos fuerzas muy opuestas: los seculares del partido Israel Nuestro Hogar, de Lieberman, y los partidos ultraortodoxos, cuyos intereses son contrarios.

“Lieberman quiere promover una ley ya avanzada a favor de reclutar a los jóvenes ultraortodoxos al servicio militar pero estos partidos se oponen con fuerza a ello, al buscar preservar el status quo establecido en 1948, que les da el derecho de dedicarse al estudio religioso sin ir al Ejército. Lieberman no cedió, tampoco los ortodoxos, y las negociaciones cayeron”, asegura.

Así pues, el primer ministro israelí opta por disolver la Knésset, “básicamente porque confía que con nuevas elecciones le va a ir mejor que en las anteriores, que va a conseguir un mayor número de curules en el Parlamento, y no va a necesitar por lo tanto, el apoyo de tantos partidos minoritarios para formar una coalición de gobierno”, apunta en ese sentido Rosenthal.

Riesgosa apuesta

Aunque la cataloga como una riesgosa apuesta que podría tener algo de razón dado el amplio respaldo que tiene el líder israelí entre los sectores de la derecha, aunque tenga que someterse a un proceso judicial por acusaciones de corrupción.

“Esta situación ha sido aprovechada hábilmente por Netanyahu para invocar una persecución en su contra, que según él busca de esa manera sacarlo del camino”, destaca el docente de la Universidad Externado.

No obstante, Alexander Montero, profesor de Geopolítica de la Universidad Santo Tomás, advierte el costo político que esto significa para Netanyahu.

Esto, añade, plantea una renegociación al interior de las fuerzas políticas de Israel para intentar formar gobierno.

“Todos estos factores llevan a que el primer ministro se presente con una imagen debilitada en el seno de los partidos y ante la sociedad israelí que nos abre el camino a una nueva coalición, si bien liderada por Netanyahu, pero con algunos ingredientes y diferencias”, considera.

Montero observa, además, un predominio de posiciones radicales que no se ponen de acuerdo porque son las voces más radicales las que dificultan esta coalición, aludiendo al partido de Lieberman.

Según él, Lieberman ha acusado a Netanyahu de aplicar una política débil hacia los palestinos. “Lieberman quiere una agudización de la ocupación y una manifestación fuerte más marcada contra los palestinos”, dice.

Adicionalmente, pronostica que la coalición que resulte tampoco será favorable a la paz y, “será una que busque una radicalización de la ocupación en los territorios palestinos”.

Por otro lado, menciona que los tres casos de corrupción que acosan al primer ministro Benjamin Netanyahu, de su familia y de su círculo inmediato, es otro elemento que lo pone contra las cuerdas.

Plan de paz de Trump, Pendiente

Con respecto a cómo la crisis política israelí impactará el plan de paz para Medio Oriente trazado por el presidente Donald Trump, el experto Jaime Rosenthal reconoce que sí se afecta de alguna manera su presentación. “No tendría sentido que frente a esta incertidumbre política en Israel se presentara un plan que seguramente su discusión y aprobación va a quedar esperando hasta que se produzcan nuevas elecciones”, insiste.

Alexander Montero comparte esta afirmación, señalando que la Administración Trump ya había aplazado de por sí en varias ocasiones la presentación en público del plan y con este nuevo panorama político israelí, no queda más remedio que suspenderlo.

En esta coyuntura, el plan de paz que Trump busca lanzar posiblemente quedará rezagado al desarrollo político doméstico en Israel, anota por su lado, Julián Schvindlerman. “Trump cuenta con Netanyahu, con quien tiene una excelente sintonía política y personal, para avanzar”, puntualiza.

Mundo Israelita

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Por Julián Schvindlerman

  

Meretz, ¿todavia Sionista? – 06/19

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Tras su creación en 1992, el partido de ultra izquierda israelí Meretz tuvo un estreno electoral espectacular: doce bancas sobre ciento veinte en la Knesset, el tercer puesto en el ranking de los ganadores y un 9.6% de los votos. De allí en más inició un descenso político oscilante hasta alcanzar las magras cuatro bancas, el noveno puesto y apenas el 3.63% de los votos en las últimas elecciones, este 2019.

No fue una caída libre, pero sí sostenida, a lo largo de los años. En las siguientes elecciones, en 1996, perdió tres bancas y cayó al quinto puesto. En las elecciones de 1999 ganó una banca pero cedió un puesto, ubicándose cuarta entre los triunfadores. Esa fue la última elección de la era Oslo, en la que Meretz vindicó su ideología dialoguista con la OLP de Yasser Arafat. Tras el colapso del proceso de paz en el año 2000 y el lanzamiento palestino de una nueva y sangrienta intifada, Merertz ya no volverá a tener bancas de dos dígitos. En las elecciones del 2003 perdió cuatro bancas y cayó al puesto seis entre los partidos ganadores. Tres años más tarde, en 2006, perdió otra banca, cayó al puesto número nueve y cosechó apenas el 3.77% de los votos nacionales. En 2009 tuvo una peor performance electoral todavía, logrando tan sólo tres bancas, retrocediendo aún más en el ranking y persuadiendo ideológicamente a un paupérrimo 2.95% del padrón electoral. Las elecciones del 2013 le obsequiaron una alegría al darle tres bancas más y recuperar dos posiciones entre los contendientes, pero dos años después perderá una banca y caerá otros dos puntos en el ranking. En 2019, finalmente, obtuvo sólo cuatro bancas -lo que representa un encogimiento del 66% respecto de su victoria estelar de 1992-, quedó ubicada en la novena posición -lo que implica un rendimiento electoral tres veces peor que el logrado en sus primeras elecciones-, y pudo seducir a sólo el 3.63% de los israelíes -una pérdida en el orden de los dos tercios de sus votantes originales y que además superó al filo el umbral electoral del 3.25%-.

Con sólo el doce por ciento de los israelíes judíos identificándose como izquierdistas, según datos del Instituto de Democracia de Israel, Meretz quedó relegado a los márgenes de la vida política nacional. Una de sus cuatro bancas en el Parlamento resultó enteramente de los votos de los árabes del país. El partido acaba de anunciar que buscará un “liderazgo conjunto árabe-judío” para las próximas elecciones. Su última lista incluía a Issawi Freij y a Alí Shalalha, un árabe y un druso respectivamente, en el top-5 de sus postulantes. (Un antecedente de esta cooperación partidista judeo-árabe pudo verse en 1999, cuando Hussniya Jabara se convirtió en la primera parlamentaria árabe; en representación de Meretz, precisamente). Lo cual es muy auspicioso en cuanto a la coexistencia árabe-judía en Israel y a la integración política de la minoría árabe. Y es también un tributo al pluralismo de Meretz. Pero refleja a la vez donde está ubicado el nuevo distrito electoral partidario. Meretz casi triplicó el total de sus votos entre los ciudadanos árabes de Israel en comparación a la última elección (aproximadamente 36.000 sobre 12.000) a la par que vio caer un 20% su voto judío (de alrededor de 150.000 a 120.000). Con un umbral electoral de 140.000 votos, esto quiere decir que Meretz no estaría en la actual Knesset si no fuera por los votantes árabes.

¿Hasta dónde estará dispuesto a ir Meretz? Tamar Zandberg, su actual líder, declaró: “El futuro de la izquierda israelí es una asociación entre judíos y árabes”. Dijo también: “A nivel político y electoral, si el campo de centro-izquierda no crea asociaciones con la comunidad árabe, no podrá regresar al poder. Si los árabes votan como los judíos, no habrá un primer ministro de la derecha”. Y en un mensaje enviado por email a sus partidarios aseguró que la “nueva izquierda israelí (…) debe incluir una verdadera asociación entre judíos y árabes: social, civil y política”. La Autoridad Palestina ve con buenos ojos este desarrollo. 

Golda Meir acusó cierta vez a Shulamit Aloni, la futura partera de Meretz, de fomentar una forma israelí de “egoísmo burgués progresista”. ¿Qué diría hoy de Zandberg, su heredera y sucesora ideológica? ¿Qué diría del partido, que no se había definido como sionista en sus plataformas de las previas tres campañas electorales, y que llevó al Jerusalem Post a titular “Meretz debate si es Sionista” en octubre de 2017?

¿Lo es? Liel Leibovitz reportó acerca del debate surrealista en la revista Tablet. La titular del partido entonces, Zehava Gal-On, aseguró que Meretz seguía tan comprometido como siempre con el sionismo. Su portavoz, May Ossi, dijo lo opuesto: “Meretz es un partido político israelí no sionista, el partido de todos los ciudadanos porque la idea del sionismo necesariamente borra a todo otro pueblo”. Mossi Raz, el secretario-general del partido, afirmó que Meretz nunca se había definido como un partido sionista. Ilan Gilon, figura destacada de Meretz, afirmó que el lema del partido seguía siendo “el sionismo, el socialismo y la hermandad de los pueblos”. Asumiendo que Meretz sigue siendo filosóficamente sionista, otro debate pertinente emerge a la luz de su lema: ¿es Meretz más sionista que socialista o viceversa? A juzgar por su decisión de julio del año pasado, parecería que el socialismo es su carta preferida. Aquél mes, la Internacional Socialista, de la que Meretz es miembro, adoptó una resolución que tachaba a Israel de ser Apartheid y respaldaba al movimiento BDS. Entonces, el Laborismo abandonó esa organización. Meretz no lo hizo. Enfrentada a la elección entre su lealtad al sionismo o al socialismo, optó por lo segundo. De por cierto, su plataforma se titula “No hay revolución sin Meretz”; una jerga más propia de la época de la fundación de la Internacional Socialista que de nuestros tiempos.

La mayoría de los israelíes judíos, parece, no están interesados en la revolución. Al menos no en la revolución socialista, judeo-árabe o lo que sea que los camaradas post-sionistas de Meretz tengan en mente. Dedicados a la revolución del high-tech, una nueva generación de israelíes ha transformado al país de ser una entidad socialista en sus orígenes a una pujante nación start-up capitalista en el siglo XXI. Políticamente, han abandonado las fantasías peligrosas que Meretz promovió con celo durante toda su historia. Al perder protagonismo por defender perimidas ideas de izquierda, el partido se encuentra en la paradoja existencial de deber moverse más a la izquierda todavía para asegurar su supervivencia. Con su auto-eyección del campo sionista, Meretz está, finalmente, arribando a su hogar natural.