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Compromiso

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Por Julián Schvindlerman

  

Los coptos de Egipto: Una minoría en peligro – 10/11

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A la más grande comunidad cristiana del Medio Oriente, los coptos de Egipto, la primavera árabe parece no haberla alcanzado. Por el contrario, a juzgar por los ataques a los que ha estado sometida desde el inicio de las revueltas, con toda razonabilidad se puede argüir que su situación ha deteriorado; y de modo apreciable.

La comunidad copta, que representa el diez por ciento de la población total del país, comenzó el año 2011 de modo poco auspicioso. El primer día del Año Nuevo cristiano, una iglesia fue atacada en Alejandría, veintitrés personas fueron asesinadas y noventa y siete, heridas. En marzo, una iglesia fue quemada en Helwan. En mayo, otras tres iglesias coptas fueron incendiadas en Imbaba dejando un saldo de quince muertos y más de doscientos heridos. En junio, cientos de musulmanes se lanzaron contra una iglesia en al-Minya. En septiembre, otra iglesia fue hostigada en Aswan. Jóvenes cristianas han sido secuestradas y violadas. Líderes religiosos musulmanes han emitido fatuas en las que equiparan iglesias con casinos y salones de la noche, sugiriendo que son espacios de inmoralidad. Según estimaciones de fuentes locales, decenas de miles de coptos han abandonado el país desde el inicio de la revolución.

La sola enumeración de los atentados es insuficiente para ilustrar los niveles que la intolerancia religiosa ha alcanzado en Egipto. El detalle descriptivo es necesario. Conforme ha relatado Raymond Ibrahim del Middle East Forum, una antigua iglesia copta en la aldea de Sool, cerca de El Cairo, fue atacada a mazazos por musulmanes enardecidos que gritaban “Allahu Akbar”. Los restos destrozados de las estatuas de los santos fueron pateados como pelotas de fútbol. Durante las veinte horas que duró la profanación ni un solo agente de seguridad se hizo presente. La iglesia fue transformada en un santuario musulmán con el nuevo nombre de “Mezquita Piedad”. (No se puede pasar por alto el sentido del humor de los intolerantes).

Hartos de tanta persecución, a comienzos de octubre miembros de la comunidad copta se concentraron masivamente ante las oficinas centrales de la televisión estatal egipcia para protestar por el acoso y demandar mayor protección oficial. Obtuvieron lo opuesto. La manifestación de protesta dio lugar a la peor instancia de violencia desde el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak en febrero: veinticinco muertos y trescientos veinte heridos resultantes de choques entre los manifestantes coptos y soldados del nuevo régimen. Por primera vez desde que asumió el gobierno, la cúpula militar disparó contra egipcios, lo que marcó un contraste enorme con su reticencia a reprimir rebeldes en la Plaza Tahir, epicentro de la revolución, acción que le valió el respeto de la población… al menos de la población islámica.

Las autoridades egipcias no fracasaron meramente en proteger a los cristianos, ellas incitaron a la ciudadanía a hostigarlos. A través de la prensa que controla, el gobierno militar llamó a los egipcios a salir a las calles a resguardar a los soldados. Negocios de coptos y el hospital copto de El Cairo -donde muchos de los heridos estaban siendo tratados- fueron atacados. Amr Moussa, ex canciller de Mubarak y actual contendiente para la presidencia, se alió con los militares. Afortunadamente para los coptos, otros aspirantes al sillón presidencial cuestionaron la conducta del gobierno interino: Ayman Nour, Mohamed Ghar, Amr Hamzawy y un miembro del partido de Mohammed el-Baradei entre ellos. Los referentes del islamismo acusaron al sionismo israelí y al imperialismo estadounidense de articular las revueltas para gestar una excusa que les permitiera invadir Egipto. El comportamiento del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas abrió un serio interrogante a propósito de su capacidad -y voluntad- para llevar a Egipto hacia la transición democrática. Por cierto, algunos de los jóvenes laicos que gestaron las revueltas aún permanecen en cárceles egipcias, pero varios fundamentalistas islámicos han sido puestos en libertad, entre ellos Aboud al-Zomar, involucrado en el asesinato de Anwar Sadat en 1981. Curioso modo de conmemorar el trigésimo aniversario de la muerte del hacedor de la paz con Israel.

Que en el marco del acoso brutal a la minoría cristiana hayan surgido acusaciones fabulosas contra Washington y Jerusalem es apenas sorprendente. El sentimiento anticristiano reinante fácilmente se entremezcla con el sentimiento antiisraelí y antinorteamericano. Al fin de cuentas, todos ellos son “infieles” en la narrativa fundamentalista islámica. Si esto está sucediendo cuando la Hermandad Musulmana está todavía en la oposición, uno no puede menos que sentir preocupación particular por la suerte de los coptos así como desolación general por el destino lamentable que espera al Egipto post-revolución.

Agenda Internacional

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Por Julián Schvindlerman

  

Palestina e Irán en América Latina – Octubre-Noviembre 2011

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Agenda Internacional Año 6 Nº 26 – Edición Octubre-Noviembre de 2011

Una primera versión de este artículo fue publicada en The Journal for the Study of Antisemitism, Vol. 3. Issue # 1 (USA: June 2011).

Latinoamérica y los países árabes

La creciente participación latinoamericana en asuntos mesoorientales quedó un tiempo atrás en evidencia con las varias expresiones de apoyo formal otorgadas por toda Sudamérica, menos Colombia, a través de comunicados oficiales a una eventual declaración unilateral de un estado palestino. Brasil, de manera sorpresiva, puso en marcha esa corriente que respondía a un interés clave palestino en obtener reconocimiento formal a una hipotética realidad que debía surgir como fruto de las negociaciones bilaterales. Referentes políticos se esforzaron en justificar la acción presentándola como un impulso al proceso de paz. Pero ella provocaba, de hecho, lo contrario, al facilitar a la Autoridad Palestina la obtención de un objetivo político eludiendo el diálogo con el gobierno de Israel. Si bien los diversos comunicados variaron en algún grado en su contenido -fundamentalmente acerca de la estipulación de las fronteras finales del futuro estado- lo cierto es que, en conjunto, constituyeron un importante respaldo latinoamericano a la diplomacia palestina. Según el comentarista político norteamericano Jonathan Schanzer, esta iniciativa data del 2005 y tuvo en el Brasil de Lula da Silva a su más entusiasta promotor. Ese año, el presidente palestino Mahmoud Abbas visitó Brasil para participar del primer encuentro de estados sudamericanos y países árabes, dónde supuestamente recibió la promesa de Lula de gestar respaldo latinoamericano a una declaración unilateral de independencia palestina en las Naciones Unidas. La visita de Abbas de noviembre del 2009 a la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Venezuela fue un ejercicio de relaciones públicas orientado a sumar adeptos al proyecto. Al año siguiente la Autoridad Palestina cosechó los frutos de su gestión: en diciembre de 2010, poco antes de que su mandato finalizara, Lula extendió el reconocimiento brasilero al estado palestino. En rápida sucesión, Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay y otros países de la región anunciaron su propio reconocimiento, sumándose al anteriormente brindado por Venezuela, Cuba y Nicaragua. (1)

Para febrero del 2011 inicialmente, luego postergada para marzo o abril, y finalmente pospuesta indefinidamente debido a las protestas masivas en el mundo árabe, se debía realizar en Lima la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Foro América del Sur-Países Árabes (ASPA), donde se estimaba sería incluida en la declaración final una expresión colectiva de reconocimiento al estado palestino. A fines de marzo aconteció en Montevideo una reunión bajo auspicio de la ONU “en apoyo de la paz palestino-israelí” con asistencia de delegados de América Latina y el Caribe, en la cuál representantes palestinos anunciaron que presentarían a consideración de la Asamblea General el próximo septiembre la aprobación de una resolución a favor de un estado palestino.(2)  Los comunicados seguramente presagien el papel que jugarán las naciones latinoamericanas en la ONU si y cuando la iniciativa de declaración unilateral palestina llegara a la Asamblea General. El viernes 23 de septiembre último, el multipresidente de la Autoridad Palestina, el movimiento Fatah y la Organización para la Liberación de Palestina, Mahmoud Abbas, presentó ante el secretario-general Ban Ki-Moon la solicitud de membresía plena como estado de Palestina, la cual al momento de escribir estas líneas está siendo estudiada por el Consejo de Seguridad. Varias naciones latinoamericanas expresaron su apoyo; emblemático al respecto fueron estas palabras de la presidente Cristina Fernandez de Kirchner, pronunciadas ante la Asamblea General: “El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo”.(3) 

Otro acontecimiento reciente que mostró el involucramiento regional en temas del Medio Oriente, fue la respuesta de las naciones latinoamericanas a la crisis en Libia. Perú asumió un rol de liderazgo ejemplar al cortar lazos diplomáticos con el régimen de Muammar Gaddafi, adelantándose no solamente a sus hermanos latinos sino prácticamente al mundo entero. Si con ello Lima ansiaba generar un efecto dominó, no lo consiguió. Brasil, Chile, Costa Rica y Paraguay, entre otros, rápidamente condenaron la represión del gobierno libio pero no fueron mucho más allá. La República Argentina demoró su pronunciamiento para finalmente emitir un comunicado lacónico y de tono judicial. Una vez comenzada la acción militar internacional contra Libia -a pedido de los rebeldes libios, con respaldo de la Liga Árabe y validada por una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas- la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner dejó entrever su oposición al afirmar “Los grandes centros de presunta civilización siguen resolviendo sus diferencias a los bombazos y con violencia”.(4) La presidenta eligió la ocasión de una recepción dada al presidente de Venezuela, de visita en el país, para efectuar su declaración de condena. (Durante un viaje a Libia, en noviembre de 2008, la presidenta había manifestado su admiración por el líder libio al decir que ambos “hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes…”).(5) Como era de esperar, Venezuela, Cuba y Nicaragua dieron su apoyo al coronel Gaddafi. Incluso se especuló con Caracas como destino de fuga posible del dictador libio. Debe recordarse que los presidentes Daniel Ortega, Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales fueron receptores del Premio Internacional Muammar Gaddafi a los Derechos Humanos (USD 250.000 en efectivo) concedido por Trípoli en años recientes. Mientras Gaddafi enviaba tanques y aviones a reprimir a la población -la cual según él, lo amaba y estaba dispuesta a morir en su defensa, y alegaba que Al-Qaeda estaba detrás de las protestas -Hugo Chávez coreaba “viva Libia y viva Gaddafi”, Daniel Ortega telefoneaba al coronel para darle su apoyo y Fidel Castro acusaba a la OTAN, no a Gaddafi, por la violencia. Con Gaddafi culpando al fundamentalismo islámico y Castro a las fuerzas del Atlántico Norte, el comentarista Moisés Naím irónicamente lamentó el dilema de los presidentes de Nicaragua y Venezuela que, “para evitar tener que tomar partido por Fidel o por Muammar, concluirán que la desestabilización de Libia es una operación conjunta de la OTAN y Al-Qaeda”.(6)

La eliminación de Osama Ben Laden en un operativo comando estadounidense en Pakistán, en mayo, ilustró las reacciones disímiles en la zona. Países tales como Brasil, Colombia, México y Perú destacaron la acción; Cuba, Ecuador, Uruguay y Venezuela, la criticaron. “Ninguna muerte debe ser celebrada” aseguró el canciller de Uruguay Luis Almagro. El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, señaló que “Lo que ha hecho Estados Unidos es absolutamente desproporcionado, absolutamente injusto y es gravísimo”. El vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, protestó la alegría de los norteamericanos mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano emitió un comunicado censurando “la barbaridad y la ilegalidad” estadounidense y se expresó opuesto a “combatir terror con más terror”. Fidel Castro afirmó que la operación de los Navy Seals “viola las leyes del país y ofende su dignidad” en tanto que medios oficiales cubanos presentaron la noticia bajo la mirada de un esfuerzo norteamericano en desviar la atención mundial de la campaña militar montada contra la Libia de Gaddafi. El gobierno argentino ni aplaudió ni censuró la acción, limitándose a condenar ambiguamente “a quienes utilizan la política o la religión para cometer acciones criminales”. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, saludó a Barack Obama “por ese gran golpe contra el terrorismo” mientras que su par mexicano Felipe Calderón alabó su “perseverancia en el combate”. La más entusiasta felicitación la dio el presidente del Perú, Alan García, quien atribuyó el “primer milagro de Juan Pablo II” el “llevarse del mundo a la encarnación del mal”.(7)

Si la atención latinoamericana al Oriente Medio quedara restringida al ámbito de lo declarativo y lo diplomático, aún con su ocasional patetismo, el impacto estaría acotado. Por momentos, sin embargo, la interrelación entre estas dos zonas luce real e incluso, peligrosa. A comienzos de abril tomó notoriedad mundial una nota publicada en la revista brasilera Veja que denunciaba la presencia de unos veinte miembros de grupos extremistas musulmanes en Brasil. Según la publicación, integrantes de Al-Qaeda, Hamas y Hizbullah operan en suelo brasilero, desde donde recaudan dinero, difunden propaganda, reclutan militantes y planean atentados. Basándose en documentos de la policía local, de la CIA e Interpol, Veja informó que reside allí desde los años noventa el libanés Khaled Hussein Alí, uno de los responsables del aparato propagandístico de Al-Qaeda. Desde San Pablo coordina a miembros del así llamado Batallón Mediático Jihad en diecisiete países, atendía (hasta su muerte) las traducciones de los mensajes de Osama Ben-Laden y su divulgación. La revista dio cuenta de la presencia en el país de los egipcios Hesham Ahmed Mahmoud Eltrabily y Mohamed Alí Abou Elezz Ibrahim Soliman, ambos acusados por las autoridades egipcias de participar en el atentado contra turistas en Luxor en 1997, que dejó un saldo de sesenta y dos muertos. El libanés y estos dos egipcios fueron apresados y posteriormente liberados. El Supremo Tribunal Federal denegó asimismo los pedidos de extradición de Egipto alegando que las pruebas no eran suficientes en un caso, y que hubo errores de traducción y de tipo formal, en el segundo. Veja indicó que en la zona de la triple frontera entre la Argentina, Brasil y Paraguay hay células activas de Hizbullah y Hamas que procuran pasaportes falsos de Brasil, México, Portugal y España a militantes arribados del Oriente Medio. La nota consignó que dos brasileños convertidos al Islam, Alan Cheidde y Anuar Pechliye, fueron entrenados en Afganistán y retornados al Brasil para asistir a la falsificación de pasaportes. La policía federal arrestó, en 2005, a una veintena de extremistas de Foz do Iguaҫu con más de mil doscientos pasaportes falsos. Esta banda, liderada por el libanés Chaim Baalbaki y el jordano Sael Basheer Yahya Najib Atari, también había arreglado casamientos de terroristas árabes con madres solteras brasileñas, a razón de USD 500 por casamiento, luego reconocían a sus hijos como propios obteniendo así la residencia y evitando la extradición. La revista asimismo denunció los viajes frecuentes a Brasil del iraní Mohsen Rabbani, ex consejero cultural de la embajada iraní en Buenos Aires sobre quien pesa una “notificación roja” de INTERPOL para su captura por su participación en el atentado contra la AMIA en 1994, en el que fueron muertas ochenta y cinco personas. Se atribuye a Rabbani haber reclutado a por lo menos veinte jóvenes de los estados de San Pablo, Pernambuco y Paraná para adoctrinamiento religioso en Teherán. No por nada el procurador general de Brasil ha advertido que “sin que nadie lo perciba, está surgiendo una generación de extremistas islámicos en el país”.(8) En América Latina residen de cuatro millones y medio a seis millones de musulmanes, mayormente sunitas. Irán podría ver a la minoritaria comunidad chiíta como una base de reclutamiento para la promoción de sus intereses radicales.(9)

Irán en América Latina

El exposé de Veja no ha hecho más que agregar una cuota de legítima alarma a la ya existente preocupación por la apreciable presencia iraní en la zona. El académico israelí Ely Karmon ha sido pionero en documentar los fuertes lazos de la República Islámica de Irán con Latinoamérica.(10) Si bien Irán y la región gozaban de relaciones previas, fue a partir del ascenso de Mahmoud Ahmadinejad al poder que los vínculos fueron estrechados, especialmente con los países que conforman el núcleo duro del populismo y del anti-occidentalismo regional; aunque no solamente con ellos: en la última década Irán ha casi duplicado el número de embajadas en la región.(11) A partir del 2005 puede advertirse un reforzamiento de la política exterior iraní hacia América Latina bajo un enfoque regional, ya no meramente bilateral. “La República Islámica de Irán ha expandido sus relaciones con América Latina… en todos los aspectos en años recientes” dijo Ahmadinejad ante la Asamblea General de la ONU en septiembre del 2010.(12) Entre los múltiples objetivos perseguidos por Teherán, Karmon menciona su interés en propagar el chiísmo (tribus wayuu en Venezuela y totxiles en México fueron colectivamente convertidas), ampliar la base operativa de Hizbullah (desde la Triple Frontera hacia Bolivia, Venezuela, Brasil y otros lugares), ganar apoyo diplomático en foros internacionales para su programa nuclear ilícito (en votaciones en la ONU en los últimos años algunos países latinoamericanos se han abstenido o han votado a favor de los intereses iraníes), obtener uranio, materia prima esencial para su desarrollo nuclear (en mayo de 2009, el New York Times reprodujo un cable de Associated Press que consignaba una denuncia israelí referida a la provisión de uranio a Irán por parte de La Paz y Caracas), acotar el impacto de las sanciones económicas mundiales al crear un mercado alternativo (como puede apreciarse por las múltiples joint-ventures entre Irán y varios países de la región), y en general erigir un contrapeso a los Estados Unidos de América -que tiene tropas en países fronterizos de Irán- en una zona de influencia tradicional de Washington como ha sido históricamente América Latina.(13)

Foros, congresos y conferencias han servido como marcos para la interrelación. Así, conforme este investigador israelí ha indicado, la Conferencia Internacional sobre América Latina en Teherán, titulada “Desarrollo en América Latina: su papel y su status en el futuro sistema internacional”, en 2007, contó con partícipes de la Argentina, Brasil Cuba, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela (dos hijos de Ernesto “Ché” Guevara fueron invitados). El mismo año tuvo lugar el “Primer Congreso Internacional de Literatura Latinoamericana” en Irán, ocasión en la cual el canciller iraní anunció la apertura o reapertura de embajadas de su país en varias naciones latinoamericanas. En 2009 se realizó en el Líbano el “Foro Internacional de Beirut para la Resistencia, Antiimperialismo, Solidaridad entre Pueblos y Alternativas”. El evento, organizado por Hizbullah, contó con la asistencia de cuatrocientos delegados, muchos de ellos latinoamericanos. Estos encuentros posiblemente hayan tenido inspiración en asambleas anti-globalización organizadas entre 2003 y 2005 en Yakarta, Bombay, Beirut y Porto Alegre, siendo el 2005 la primera vez que Hizbullah fue invitada a una reunión de este tipo.(14) Asimismo, el presidente iraní ha visitado frecuentemente la región, aterrizando en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Brasil, en tanto que funcionarios de alto rango de esas naciones, y de Uruguay, viajaron también a Teherán. 

Un telegrama del 2009, filtrado por Wikileaks, revelaba la inquietud que la creciente infiltración iraní despierta en Washington. Según el cable, la Secretaria de Estado Hillary Clinton envió una larga lista de preguntas a sus embajadas en América Latina consultando a propósito de la magnitud del papel de Teherán en la región. Conocidos como PIR (Priority Intelligence Requirements) se buscaba conocer cuales eran los objetivos de la república islámica en la zona, que órganos de la burocracia iraní coordinaban las actividades, como expandía su influencia cultural y religiosa, y el alcance de las acciones hostiles desplegadas, entre otras consultas.(15) Varios acontecimientos -previos y posteriores- a la expresión de preocupación de Foggy Bottom han dado cuenta de cuan pertinente es la alerta.

El 19 de julio de 1994, el vuelo 901 de Alas Chiricanas partió desde la localidad de Colón hacia la Ciudad de Panamá con veintiún personas a bordo. Nunca arribó a destino. Un sujeto llamado Jammal Lya explotó una bomba en pleno vuelo provocando la muerte a todos los pasajeros y la tripulación, entre los que se hallaban doce miembros de la comunidad judía local. Su cuerpo fue el único no reclamado y una agrupación desconocida, Ansar Allah, clamó la autoría del atentado. Oficiales del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América oportunamente dejaron trascender sus sospechas de que esta agrupación era o bien un subgrupo, o bien un seudónimo, del movimiento terrorista libanés Hezbollah.(16) Por haber ocurrido un día después del atentado contra la sede de la comunidad judía de la Argentina, AMIA, este hecho brutal no cosechó la atención debida fuera de Panamá y Centroamérica. Pero puede haber marcado la tercera instancia sangrienta de terror islamista en Latinoamérica, después del atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992. El año pasado fue arrestado en Tijuana Jameel Nasr, presunto responsable de las operaciones de Hezbollah en México, lo que generó interrogantes referidos al posible nexo entre la agrupación libanesa y los carteles de la droga mexicanos, hábiles infiltradotes de la frontera con el vecino del norte.(17) El informe del Departamento de Estado titulado International Narcotics Control Strategy Report 2009 señala que agentes de la DEA (Drug Enforcment Agency) han establecido un nexo entre carteles de la droga colombianos y lavadores de dinero del Medio Oriente afiliados a Hezbollah.(18) Los esfuerzos del grupo terrorista libanés por introducirse en Latinoamérica pueden verse también en el acuerdo firmado con el estado español en 2004 para la difusión satelital de la programación de su canal de televisión, Al Manar, a toda América Latina. Bajo fuertes presiones internacionales, España posteriormente canceló tales transmisiones. El patrón de Hezbollah, sin embargo, tendrá su propio canal de televisión en español en América Latina para fines de año. Llamado HispanTV, emitirá por señal satelital y sin cargo “Directamente desde Irán a tu casa” según se promociona. Según informó La Nación, la cadena ya tiene corresponsales en la Argentina, Perú, Ecuador y Venezuela.(19)

Irán parece sentirse tan cómodo en la región que sus emisarios se permiten provocar abiertamente a las sociedades que los acogen. Tal el caso del embajador iraní en Montevideo, Hojjatollaj Soltani, quién -el mismo mes de los aniversarios de los atentados terroristas en suelo argentino y cielo panameño- minimizó públicamente el Holocausto. “Tal vez murieron, asesinaron, a unos, no sé, miles de judíos. Pero esa cifra, dos millones, cuatro millones, seis millones, eso es una mentira…”. Luego de fuertes protestas de la comunidad judía, el canciller uruguayo Luis Almagro (quién en abril había visitado Teherán) condenó las aseveraciones del delegado iraní con estas palabras: “Uruguay condena los dichos del embajador. Para nosotros, definitivamente, el Holocausto es un hecho histórico innegable, en función de lo que establecen las resoluciones de las Naciones Unidas”.(20) A su vez el Ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, a pesar de tener bajo su cabeza una “notificación roja” de INTERPOL que alerta a propósito de la existencia de un pedido de captura sobre él, viajó en mayo a Bolivia para ser recibido oficialmente por las autoridades locales. Ante protestas de la Argentina, Vahidi abandonó el país. La Ministra de Justicia boliviana defendió la presencia del iraní allí, pero la cancillería hizo llegar a Buenos Aires un pedido formal de disculpas, que posteriormente durante una visita al país el presidente Evo Morales trasladó personalmente, en una reunión privada, a autoridades de la DAIA. Pero el hecho de que Bolivia haya permitido el ingreso y salida de un prófugo de la justicia de un país hermano -acusado de estar vinculado a un atentado que provocó también la muerte a ciudadanos bolivianos- en lugar de haberlo puesto a disposición de oficiales argentinos, es un comentario más elocuente del posicionamiento de La Paz ante Irán que las disculpas formales e informales posteriormente esgrimidas.(21) En esta atmósfera, no debe sorprendernos que quien fuera Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Robert Gates, se manifieste perturbado “por el nivel de actividad subversiva que Irán está llevando a cabo en un número de países latinoamericanos y especialmente en su centro y sur…”.(22)

Las relaciones con Venezuela

De todas las naciones latinoamericanas, la Venezuela de Hugo Chávez ha sido la mejor anfitriona de Irán. Sumado a los cientos de acuerdos económicos firmados a lo largo de los años, cabe citar otras áreas de cooperación. Existe un vuelo transoceánico entre Teherán y Caracas, con escala en Damasco. El vuelo no es comercialmente rentable, no admite pasajeros comunes y no está sujeto a control aduanero regular. Algunas universidades venezolanas enseñan farsí. Fábricas iraníes fueron montadas en zonas rurales remotas y son custodiadas por iraníes. Ostensiblemente dedicadas a la fabricación de bicicletas o tractores, fueron ubicadas en regiones ricas en uranio o minerales determinados. Chávez, debe recordarse, fue premiado por Ahmadinejad por apoyar el programa nuclear de los ayatollahas. A mediados de mayo, el diario alemán Die Welt informó que Irán estaba construyendo bases lanzadoras de cohetes en la Península de Paraguana. Hizbullah, FARC y ETA reciben patrocinio venezolano. El año pasado, líderes de Hamas, Hizbullah y la Jihad Islámica Palestina se reunieron con Hugo Chávez en los cuarteles de la Inteligencia Militar venezolana en Caracas. Un simpatizante de Hizbullah de ascendencia siria, Tarek el-Aissami, fue el responsable de la agencia de pasaportes venezolana, ministro de justicia e interior y vice-canciller; su padre ha alabado públicamente a Sadam Hussein y a Osama Ben-Laden y su hermano está asociado en el negocio de la droga a Walid Makled, un traficante sirio-venezolano buscado por la justicia norteamericana. En 2008, Washington definió al diplomático venezolano apostado en Damasco y Beirut, Ghazi Nasr al-Din, como agente de Hizbullah, en tanto que Nawaf Musawi, director de relaciones internacionales del Partido de Allah, participó ese mismo año en al menos un evento en la embajada venezolana en Beirut en conmemoración del fracaso de un golpe de estado contra Chávez, quién, a su vez, fue el primer líder mundial en felicitar a Ahmadinejad por su victoria electoral en el 2009, la cual fue considerada fraudulenta por gran parte de la población iraní. La isla Margarita, otrora paraíso turístico, se ha convertido en zona de entrenamiento de operativos islamistas. A fines de abril último, The Arab Times reportó que ciudadanos de Kuwait, Bahrein y Arabia Saudita están siendo entrenados en Venezuela en el armado de bombas, comisión de asesinatos, secuestros y transporte de rehenes por integrantes de las Guardias Revolucionarias iraníes.(23)

En Venezuela, que expulsó años atrás a los embajadores estadounidense e israelí, el antisemitismo y el antisionismo son oficialmente promovidos. Alrededor de cuarenta y cinco menciones antisionistas o antisemitas pueden hallarse diariamente en la prensa venezolana. “¡Maldito eres estado de Israel!” dijo poco tiempo atrás por televisión el propio presidente. Chávez tildó a Israel de ser un ente nazi en el 2006, para castigar a Colombia la definió como “el Israel de América Latina” en el 2009, y en 2005, dirigiéndose a indígenas en ocasión de un aniversario del descubrimiento de América, Chávez afirmó “ustedes fueron expulsados de su patria como el heroico pueblo palestino”.(24) La propia comunidad judía, con acceso limitado o nulo al gobierno, ha padecido el hostigamiento del régimen chavista. Dos veces fue allanada una institución hebrea central, en plena capital, bajo el pretexto de la búsqueda de armas. La sinagoga Tifferet Israel fue profanada. En junio de 2008, el embajador venezolano en Moscú denunció un golpe de estado contra su gobierno y acusó al Mossad y a “ciudadanos venezolanos pero judíos” de participar del complot.(25) En la Navidad del 2005, Chávez lamentó públicamente que “algunas minorías, entre ellas los descendientes de los asesinos de Cristo, se han apoderado de las riquezas de este mundo”.(26) Desde que Chávez asumió el poder, cerca del 50% de la comunidad judía emigró de Venezuela.(27)    

Las relaciones con Brasil

La relación de Brasil con Irán ha causado una gran sorpresa en algunos rincones. Como potencia regional y referente mundial emergente junto a China, India, Rusia y Sudáfrica, Brasil se ha posicionado como un nexo entre el primer y el tercer mundo capaz de jugar un rol global constructivo. Solamente entre 2005-2010, Brasil dio USD 5000 millones en asistencia mundial: USD 3200 millones en préstamos y cancelaciones de deudas a países pobres y USD 1900 millones en ayuda humanitaria, becas de estudio, capacitación técnica y otros.(28) Domésticamente ha cosechado logros apreciables: Brasil será sede del Mundial de Fútbol en 2014 y de las Olimpíadas en 2016, su economía ha crecido notablemente, y tanto Lula da Silva como su sucesora Dilma Rousseff han gozado de índices de aprobación popular elevados (Lula tenía un 80% de apoyo popular al dejar el poder mientras que la primera presidente mujer del país, al cumplir los primeros cien días de mandato, era respaldada por el 73% de los brasileros). ¡Incluso Walt Disney Company ha ambientado uno de sus últimos films animados –Rio– en Brasil! Sin embargo, durante los tramos finales de su segundo mandato, el presidente Lula pareció girar en U de modo dramático, llegando a desafiar los intereses de los Estados Unidos en la región en varias áreas y consolidando un vínculo con Irán que parecía inconcebible poco tiempo antes. Al igual que Chávez, Lula respaldó los dudosos resultados electorales de Irán, invitó al presidente iraní a su país y él mismo visitó Teherán. También apoyó el derecho de Irán a tener un programa nuclear “civil”, se opuso a la aplicación de sanciones contra el régimen ayatollah y abrió un diálogo con Teherán que fue seriamente cuestionado por varios actores globales. Durante la reunión de la Asamblea Anual de INTERPOL en Marruecos, en 2007, Brasil se abstuvo en la votación que validó la emisión de “notificaciones rojas” contra figuras prominentes del gobierno iraní por su relación con el atentado contra la AMIA en la Argentina, república hermana del Brasil que había iniciado el pedido. Nuevamente se abstuvo Brasil, en el 2009, en la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), en Viena, cuando se debatió la cuestión nuclear iraní a contrapelo de los votos favorables de la Argentina, Estados Unidos, Rusia, China y la Unión Europea.(29) En mayo de 2010, Brasil se unió a Turquía en un intento de proteger diplomáticamente a Irán de la inminente adopción de sanciones internacionales patrocinadas por Washington. Incluso en aspectos simbólicos desvinculados de la cuestión iraní, como ser visitar la tumba de Yasser Arafat en Ramallah, pero negarse a visitar la tumba de Theodor Herzl en Jerusalem, durante una visita a la región en 2010, puede apreciarse la orientación ideológica que Lula había dado a su política exterior. El Brasil de Lula también se abstuvo en votaciones en el seno de la Comisión de Derechos Humanos contra Sri Lanka, Congo y Corea del Norte, aunque votó contra Sudán en el Consejo de Seguridad. Lula definió a Chávez como “sin duda el mejor presidente venezolano en los últimos cien años”, mientras que su última visita a Fidel Castro quedó recordada como un gran bochorno al coincidir con la muerte de un opositor encarcelado en huelga de hambre. Lula, cuyo Partido de los Trabajadores fue uno de los creadores del Foro Antiglobalización de Porto Alegre, evitó ser premiado en el Foro de Davos alegando un impedimento médico a viajar a último momento. Además, Lula contrarió a la Casa Blanca al apoyar la reincorporación de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya Carta Magna explicita que sólo democracias pueden ser miembros; dio cobijo diplomático al depuesto presidente de Honduras y aliado chavista Manuel Zelaya; protestó el acuerdo entre Estados Unidos y Colombia para el uso estadounidense de bases militares en el país centroamericano; y adoptó un tono público tercermundista que contrastaba con su imagen anterior más moderada.

Al asumir la presidencia a comienzos de 2011, Dilma Rousseff despertaba dudas dado su pasado guerrillero y marxista. Su cercanía con Lula, quién la eligió como sucesora, podía sugerir una continuación de las políticas controvertidas de su mentor. Pero sus primeros pasos en la arena internacional han resultado ser mucho más centristas que los de su predecesor, hasta el momento al menos. Su pasado feminista y de militante torturada por militares la llevó a condenar las prácticas de derechos humanos en Cuba e Irán, y en un giro respecto de las últimas votaciones en la ONU, Dilma hizo que su país votara a favor de crear un relator de derechos humanos para Irán. Nombró como canciller a Antonio Patriota, un bien reputado ex embajador en Washington. Por su parte Estados Unidos dio señales claras de su interés en rescatar a Brasil del legado de Lula. La Secretaria de Estado Hillary Clinton estuvo presente en la asunción de Dilma como presidenta, un 1 de enero, lo que seguramente la obligó a limitar los festejos del año nuevo. El presidente Barack Obama ha viajado a Brasil a mediados de marzo, aún cuando estaba ya iniciada la contienda bélica en Libia. Ello fue interpretado como un signo de aproximación de Washington hacia Brasilia, primera capital visitada en un programa que incluía tan sólo a Chile y El Salvador además.(30) Incidentalmente, Lula fue el único ex presidente brasilero en no asistir al almuerzo ofrecido en honor de Obama en el Palacio de Itamary. Dilma condenó el bombardeo de la OTAN sobre Libia y obstaculizó durante meses una condena de Siria fomentada por Washington en el Consejo de Seguridad, Obama no apoyó las aspiraciones brasileras a obtener una banca permanente en dicho Consejo, lo cual -junto con desacuerdos comerciales pendientes- sugiere que habrá tensión en la relación. No obstante, es evidente que el Brasil de Rousseff se ha apartado de la diplomacia populista de Da Silva de su último año, particularmente en torno a Teherán.

Las relaciones con la Argentina

La Argentina, a su vez, ha mantenido una política ambivalente hacia Irán. Su relación con la teocracia islámica quedó fuertemente alterada a partir de los años noventa cuando agentes de Hizbullah perpetraron el primer atentado islamista en América Latina (voladura de la embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992, 29 muertos) y el peor ataque antisemita en la diáspora desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (voladura de la sede de la AMIA en la misma ciudad, dos años más tarde, 85 muertos). Tomando distancia del gobierno de Carlos Menem, acusado de obstruir el progreso en la causa de la investigación, el matrimonio Kirchner dio un impulso considerable a la misma, denunciando a Irán en foros internacionales, solicitando a INTERPOL la captura de sospechosos iraníes y designando a un fiscal judío y dotarlo de los medios para poder llevar adelante una investigación judicial efectiva. Con todo, algunos hechos han creado un marco de duda a propósito del posicionamiento del oficialismo ante Teherán, a saber: a) la cercanía ideológica de los Kirchner con países aliados a Irán -Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua especialmente-; b) las sospechas del uso político de la causa AMIA para denostar al predecesor; c) la curiosa relación de figuras del gobierno con Luis D´Elía, líder popular antisionista sumamente cercano a la embajada iraní; d) el hecho de que bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner el comercio bilateral haya crecido sustancialmente; e) que la delegación argentina ante la ONU en Ginebra no se haya retirado de la sala cuando Mahmoud Ahmadinejad comenzó a hablar en el marco de la reunión denominada Durban II, en abril de 2009; y finalmente e) que el gobierno no apoyó al diplomático argentino Rogelio Pfirter en su nominación como director general de la OIEA, siendo él entonces visto favorablemente por Washington y desfavorablemente por Teherán, entre otras consideraciones.

A fines de marzo último, el diario Perfil publicó una noticia que generó una polémica de envergadura. Uno de sus principales columnistas, citando un documento secreto, denunció la existencia de negociaciones en curso entre Buenos Aires y Teherán donde el primero abandonaría la causa judicial abierta contra el segundo a cambio de mejoras en el intercambio comercial.(31) El gobierno israelí reaccionó airadamente, tildando de “gravísima” a la noticia, advirtiendo que, de confirmarse, la conducta argentina constituiría “una manifestación de infinito cinismo y deshonor a los muertos”, y poniendo en duda la invitación previamente extendida al canciller argentino para visitar Jerusalem.(32) El fiscal de la causa AMIA, Dr. Alberto Nisman, negó rotundamente el alegato periodístico y dirigentes comunitarios se sumaron a la desmentida.(33) El gobierno, sin embargo, permaneció en silencio. El embajador israelí en Buenos Aires, Daniel Gazit, pidió aclaraciones al Ministerio de Relaciones Exteriores del país pero, aún diez días después, informaba el Jerusalem Post, “no recibió ninguna respuesta oficial”.(34) La primera reacción pública la dio el canciller argentino desde Israel. Interrogado por la prensa, inicialmente eludió tocar el espinoso tema invocando preceptos de la Torá y apelando a la memoria del padre muerto, el famoso periodista Jacobo, en unas parábolas insólitas que provocaron desconcierto. Finalmente, Timerman aseveró lo siguiente, que fue interpretado como un repudio al informe de Perfil: “No hay ninguna evidencia de que la Argentina haya cambiado su curso de acción, que comenzó en 2003 con la elección de Néstor Kirchner, en que el objetivo de nuestro país es investigar el tema de los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel”.(35) Perfil, por su parte, no contribuyó a aclarar las cosas al negar acceso a la documentación que sirvió de base para la noticia ante un pedido del Centro Simon Wiesenthal, lo que llevó a esta organización judía internacional a lamentar la decisión del diario pues ella “puede desacreditar la validez de aquellos señalamientos”.(36) En este ambiente de dudas y ante una denuncia tan grave, era esperable una contundente desmentida, acreditada en un comunicado oficial cuyo texto escrito disipara toda ambigüedad. Desafortunadamente ello nunca ocurrió.

En vísperas del último aniversario de la voladura de la AMIA, el gobierno iraní ofreció a la Argentina participar en un “diálogo constructivo” y extendió la cooperación para “aclarar las circunstancias” de un atentado que la fiscalía nacional atribuyó al propio Irán.(37) La propuesta era tan transparentemente falsa y provocativa que AMIA y DAIA emitieron un comunicado conjunto afirmando, correctamente, que las declaraciones iraníes “no resultan creíbles”.(38) Pero la cancillería argentina no pareció opinar lo mismo. El Palacio San Martín emitió un comunicado definiendo al pronunciamiento iraní como “inédito y muy positivo”.(39) Al mes siguiente, en el marco de una gira por Brasil, Uruguay y Paraguay, Alí Ahani, viceministro de relaciones exteriores de Irán, dijo al diario Folha de Sao Paulo que su país “podría nombrar embajador en la Argentina” pues “es el único país de América Latina donde Irán tiene un encargado de negocios en lugar de un embajador”. El funcionario aseguró que su nación “condenó” el atentado, que trasladó sus “condolencias” a los familiares de las víctimas, que ofreció su “colaboración” para identificar a los culpables y expresó su deseo de que ambos países pueda superar los “malentendidos” que los han separado.(40) El gobierno argentino eligió responder oficialmente a Irán en el marco de la Asamblea General de la ONU por medio de la propia presidente. Durante su discurso, Cristina Fernández de Kirchner dijo que la Argentina “no puede ni debe” rechazar una oferta de diálogo de Teherán y expresó sus deseos que tal diálogo fuese “constructivo, sincero y con resultados”. Es cierto que la presidente agregó que el mismo debía ser creíble y no “una maniobra dilatoria o distractiva” y que su país no dejaría de lado los requerimientos de la justicia.(41) Pero la apertura estaba hecha y pareció confirmar las revelaciones vertidas en Perfil. Máxime ante el hecho de que el representante argentino ante la ONU en Nueva York, Jorge Arguello, fue instruido de permanecer en el recinto de la Asamblea General durante el discurso del presidente iraní quién, una vez más, provocó la salida de la sala de varias delegaciones presentes con el extremismo furibundo de sus declaraciones. 

Los ánimos, tanto en Buenos Aires como en Teherán, parecían estar cambiando. Apenas unos meses antes, en octubre del año anterior, el gobierno iraní había presentado una dura carta a las Naciones Unidas en respuesta a la solicitud argentina de juzgar a los oficiales iraníes acusados de perpetrar el atentado contra la AMIA en la cual acusaba a la República Argentina de cooperar con grupos terroristas -“en particular con la conocida Organización Muyahidin Jalq”- decía que la comunidad musulmana “continúa aislada y discriminada en la Argentina”, pedía que las autoridades desistan “de reiterar las improcedentes hipótesis y lugares comunes inventados”, e instaba a que se protegiesen “los derechos fundamentales” de los iraníes acusados.(42) El interés iraní en realizar su anuncio bombástico a mediados de julio posiblemente pueda explicarse como un intento en desplazar la atención de la opinión pública a su respecto de la “participación” en el atentado a la “cooperación” en dilucidar el mismo. Las razones detrás de la respuesta oficial argentina lucen un poco más misteriosas.

El gobierno todavía debe una explicación a la sociedad a propósito de su cercanía política con el piquetero Luis D´Elía. En marzo último, el juez federal Daniel Rafecas reveló que las reiteradas manifestaciones que acontecen frente a la embajada de Israel pueden estar siendo organizadas por D´Elía con financiamiento de la embajada iraní.(43) No obstante las serias implicancias de tal denuncia, el gobierno eligió no despegarse del mentado sujeto. Cabe notar que en ocasión del lanzamiento de un movimiento que lidera D´Elía, en un acto multitudinario en el Luna Park, la presidenta ofreció su respaldo en un video. Entre los concurrentes al acto estaba el representante de Irán en la Argentina y, para esos mismos días, D´Elía había entrevistado radialmente a Mohsen Rabbani, dándole una plataforma pública a un prófugo de la justicia argentina para desmentir sus presuntos viajes al Brasil. Además, el piquetero había viajado a Irán en el pasado.

La Argentina de los Kirchner desconcierta en otras áreas también. Néstor fue capaz de organizar una cumbre opositora a un presidente estadounidense de visita oficial en el país, como ocurrió con el presidente George W. Bush en 2005 (45.000 activistas de izquierda se amontonaron en un estadio para la ocasión); Cristina llegó a acusar a la CIA de realizar una “operación basura” cuando autoridades norteamericanas señalaron la existencia de un financiamiento clandestino chavista de su campaña electoral; la cancillería puede sermonear a EE.UU. por bombardear Libia a la par que la agencia de noticias oficial Télam suscribe un acuerdo de información con la Agencia de Noticias Árabe Siria (SANA) mientras el régimen de Bashar el-Assad reprime militarmente a manifestantes pro-democracia; y el gobierno puede aplaudir un premio periodístico dado por la Universidad de La Plata a Hugo Chávez mientras éste combate fieramente a la libertad de expresión en su país. Estos hechos dan cuenta de la cosmovisión ideológica de un gobierno al que, benignamente, desde el extranjero se lo suele caracterizar como “inclasificable”.

Conclusiones

En conjunto, América Latina no tiene el peso geoestratégico suficiente como para impactar fuertemente en la escena global, con la cada vez más clara excepción de Brasil, aunque sí puede dejar su marca en el seno de organismos internacionales a través de sus votos. En el Hemisferio Occidental, empero, ejerce poder real para expandir ideologías arbitrarias, recibir a países problemáticos y a agrupaciones cuestionadas, y afectar todo el clima político y de seguridad regional. Latinoamérica alberga ideologías muy diferentes y su destino mucho dependerá de la orientación que, colectivamente, sus habitantes le quieran dar… o permitan que sus líderes le den.
 

Referencias(1) Jonathan Schanzer, “Fatah, Hamas, and the Statehood Gambit”, Commentary, junio de 2011.

(2) Comunicado del Centro Simon Wiesenthal,  31 de marzo de 2011.

(3) “CFK: ´El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo´”, Página12, 21 de septiembre de 2011.

(4) “Cristina condenó el ataque a Libia”, La Nación, 30 de marzo de 2011.

(5) “La tibieza argentina con Khadafy”, editorial de La Nación, 24 de febrero de 2011.

(6) Moisés Naím, “El eje de los despistados”, El País, reproducido en La Nación el 7 de marzo de 2011.

(7) Las citas pueden verse en “Latinoamérica se divide ante el anuncio de la muerte de bin Laden”, CNNMéxico.com, 2 de mayo de 2011; “Polémico comunicado de Chávez por la muerte de Bin Laden”, Iinfobae.com, 3 de mayo de 2011; Jorge Elías, “Ni unidos ni dominados”, La Nación, 15 de mayo de 2011; “Fidel Castro y la muerte de bin Laden”, La Voz de América, Voanews.com, 5 de mayo de 2011; “TV cubana afirma que la muerte de Bin Laden busca desviar la atención de Libia”, Noticias24.com, 2 de mayo de 2011; Comunicado de la cancillería argentina “Sobre la muerte de Osama Ben Laden”, 2 de mayo de 2011, www.mrecic.gov.ar.

(8) Comunicado del Centro Simon Wiesenthal, 6 de abril de 2011, y “Advierten sobre la presencia de Al-Qaeda en Brasil”, La Nación, 4 de abril de 2011.

(9) Michael Segall, Latin America: Iran´s Springboard to America´s BackyardJerusalem Viewpoints No. 584, Julio-agosto 2011, Jerusalem Center for Public Affairs.

(10) Ely Karmon , “Iran and its Proxy Hezbollah: Strategic Penetration in Latin America”, 15 de abril de 2009, Herzlia Interdisciplinary Center. Inicialmente publicado por el Real Instituo Elcano, Madrid.

(11) Segall, Latin America: Iran´s Springboard to America´s Backyard.

(12) Ibid.

(13) Karmon, “Iran and its Proxy Hezbollah: Strategic Penetration in Latin America”.

(14) Ely Karmon, “Hizbullah and the Anti-Globalization Movement: A New Coalition?” Policy Watch No. 949, 27 de enero de 2005, The Washington Institute for Near East Policy.  

(15) Segall, Latin America: Iran´s Springboard to America´s Backyard.

(16)“Hezbollah: Sweet home Latinoamérica”, ReVista de Medio Oriente, 18 de julio de 2011.

(17) Ibid.

(18) Segall, Latin America: Iran´s Springboard to America´s Backyard.

(19) “Un canal de TV de Irán se emitirá en América Latina”, La Nación, 11 de septiembre de 2011.

(20) “Judíos Uruguay piden Gobierno sancione embajador Irán”, Reuters, 29 de julio de 2011; “Uruguay rechaza dichos de embajador iraní”, Uruguay al Día, 30 de julio de 2011.

(21) “Inaceptable actitud de Bolivia”, editorial de La Nación, 7 de junio de 2011; “El titular de la DAIA dijo que Evo Morales pidió ´disculpas´”, Télam, 1de julio de 2011.

(22) Citado por Segall.

(23) Datos tomados de Karmon, “Iran and its Proxy Hezbollah”; Robert M. Morgenthau, “The Iran-Venezuela Axis of Scam”, The American Interest, enero-febrero de 2010; Roger Noriega, “Is there a Chavez Terror Network on America´s doorstep?”, The Washington Post, 20 de marzo de 2011; “El presunto narco que Chávez le podría arrebatar a EE.UU.”, The Wall Street Journal Americas, 1 de abril de 2011; “Die Welt: Iran building rocket bases in Venezuela”, The Jerusalem Post, 17 de mayo de 2011; “Kuwaities among trainees in ´Guards´ Latin camp”, The Arab Times, 28 de abril de 2011.

(24) Ver “Venezuela: Israel like nazis – Chavez”, Stratfor, 4 de agosto de 2006; “Colombia, el Israel de América Latina: Chávez”, El Universal, 26 de julio de 2009; “Chávez entrega tierras a indígenas y los compara con palestinos”, El Universo, 12 de octubre de 2005. Para una referencia completa del antisemitismo chavista ver Travis Pantin, “Hugo Chavez´s Jewish Problem”, Commentary, julio-agosto de 2008.

(25) “Solicitan retiro de Navarro de la embajada de Rusia”, El Universal, 8 de junio de 2008.

(26) “Judíos venezolanos pasan su peor momento en 40 años”, Noticias24.com, 31 de marzo de 2007.

(27) Algunos de estos datos fueron aportados por expositores sudamericanos y centroamericanos que pidieron permanecer en el anonimato.

(28) “Consolidarse como potencia, la apuesta millonaria de Brasil”, La Nación, 24 de abril de 2011.

(29) Fabián Calle, “Lula y la ´doctrina Roberto Carlos´ de la Política Exterior Brasileña”, Coloquio, fecha indeterminada.

(30) Mary Anastasia O´Grady, “Why Obama Went to Brazil”, The Wall Street Journal, 21 de marzo de 2011.

(31) Pepe Eliaschev, “Argentina negocia con Irán dejar de lado la investigación de los atentados”, Perfil, 26 de marzo de 2011.

(32) “Israel exigió que el gobierno aclare”, La Nación, 28 de marzo de 2011.

(33) “Prosecutor: Probe into Argentina bombings not halted”, The Jerusalem Post, 28 de marzo de 2011.

(34) “Argentinian FM refuses to address ´bomb probe´ report”, The Jerusalem Post, 4 de abril de 2011.

(35) “No hubo ninguna nube en la relación con Israel”, La Nación, 5 de abril de 2011.

(36) Comunicado del Centro Simon Wiesenthal, 4 de abril de 2011.

(37) Matthew Levitt, “Iranian Double-Speak on the Anniversary of the AMIA Bombing”, The Jerusalem Post, 20 de Julio de 2011; Shimon Samuels, “The day al-Qaeda offered help to the US 9/11 investigation: Iran and the AMIA bombing”, The Buenos Aires Herald, 20 de Julio de 2011.

(38) Comunicado de AMIA y DAIA, 22 de julio de 2011.

(39) “Respuesta del gobierno argentino ante el anuncio de cooperación del gobierno iraní en la causa AMIA”, comunicado del 17 de julio de 2011.

(40) “Irán quiere volver a tener un embajador”, Noticiasargentinas.com, 17 de agosto de 2011; “La DAIA rechaza que Irán instale su embajada en el país”, Micro Ejecutivo de Noticias de DAIA, 18 de agosto de 2011.

(41) “CFK: ´El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo´”, Página12, 21 de septiembre de 2011.

(42) “AMIA: Irán rechazó la propuesta argentina para hacer el juicio por el atentado en un tercer país”, Ámbito Financiero, 18 de octubre de 2010.

(43) “Rafecas: Irán financia a agrupaciones sociales y D´Elía no es ajeno”, Perfil.com, 31 de marzo de 2011.

Página Siete (Bolivia)

Página Siete (Bolivia)

Por Julián Schvindlerman

  

Irán prohíbe las pistolas de agua – 29/09/11

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La República Islámica de Irán ha de ser uno de los lugares más infelices sobre la faz de la tierra. Apenas en los primeros cuatro meses desde el inicio del año iraní, en marzo, 952 personas se suicidaron. Eso da un promedio de ocho suicidios diarios. Según cifras oficiales, equivale a un 5% de aumento respecto del año anterior. “Los iraníes no viven vidas normales”, se lamentaba hace poco el ex diplomático persa Mehrdad Khonsari. Realmente no lo hacen. El gobierno teocrático desprecia la libertad -individual y colectiva- de sus súbditos, impone códigos sociales severos y exige un comportamiento ultraconservador de parte de sus ciudadanos. Las mujeres deben vestir como fantasmas. Romeos y Julietas que no estén casados no pueden mostrarse en público. Dentro de sus casas, los iraníes tampoco pueden hallar gran consuelo. Los discos satelitales están prohibidos, de modo que solamente la programación oficial puede ser vista legalmente. Los programas de televisión, como las películas, deben respetar los estrechos parámetros estipulados por los censores. Recientemente programas de cocina occidental fueron cancelados, similar destino sufren las películas cuyas escenas tuvieren remotamente algún componente erótico. Para los casi cincuenta millones de hombres y mujeres menores de treinta años que viven en Irán, la vida puede ser extremadamente opresiva.

A fines de agosto tuvieron una idea divertida: crearon una página en Facebook invitando a un combate de agua en los parques de Teherán. Ochocientos jóvenes se reunieron con pistolas y bombitas de agua para jugar al modo típico de cualquier carnaval latinoamericano. Pero en la tierra de los ayatollahs, aún el más inocente de los propósitos puede ser considerado un desafío a la autoridad. Con el trasfondo de masivas revueltas populares por todo el Medio Oriente, movilizadas en gran medida por herramientas virtuales como Twitter y Facebook, las autoridades están especialmente sensibles a aglomeraciones. La policía fue enviada al lugar y durante cuatro horas persiguió a los jóvenes, quienes -en lo que se puede definir como un heroico acto de autodefensa comunal- dispararon sus pistolas de agua contra los policías e incluso arrojaron bombitas de agua sobre sus cabezas. Las fuerzas de la ley y el orden superaron las victorias iniciales de los rebeldes armados cuando decidieron cortar el suministro de agua y pudieron arrestar a muchos de ellos.

Eso fue tan solo el inicio de la batalla. Como todo estratego sabe, el combate en el terreno debe estar respaldado por inteligencia de vanguardia. Conforme reportó Farnaz Fassihi, los agentes de seguridad tomaron los datos de los suscriptos a la cuenta de “Guerras de Agua” en Facebook y comenzaron a detenerlos. La magnitud de la tarea no parecía disuadir a los guardianes de la moral iraní: esa cuenta registraba 19.000 miembros y tenía 22 sucursales virtuales en todo el país. “La policía lidiará fuertemente con los transgresores de los parques que están amenazando la seguridad y la paz de nuestra sociedad” advirtió el jefe de la policía de Teherán, Hussein Sajedina. Algunos de los jóvenes encarcelados fueron obligados a desfilar y confesar el “delito” ante las cámaras de televisión. Oficiales del gobierno interrogaron a los dueños de las jugueterías de Teherán y algunos de ellos optaron por no vender más ese armamento peligroso. La agencia de noticias oficial Fars culpó al sionismo israelí y al imperialismo norteamericano de viciar a la juventud iraní.

Para un gobierno que busca obstinadamente construir una bomba nuclear, resulta tragicómico verlo espantado ante un simple juguete hidráulico. Claramente, los ayatollahs no aprecian la incongruencia de pretender persuadir al mundo entero de que la posesión de armas de destrucción masiva es algo lícito, mientras simultáneamente dan el mensaje de que una pistola de agua es moralmente letal.

Mundo Israelita

Mundo Israelita

Por Julián Schvindlerman

  

Las revueltas Árabes y el colapso de las expectativas – 23/09/11

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En el año 2003, en mi capacidad de director ejecutivo adjunto de United Nations Watch, tuve la oportunidad de dar un discurso ante la 59 sesión de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra. La asamblea era presidida por la embajadora libia, Najat al-Hajjaji, a quien dirigí estas palabras:

“Señora Presidenta, yo nací en la Argentina. Cuando cursaba la escuela primaria, había solamente cuatro verdaderas democracias en Latinoamérica. Hoy hay veintiuna democracias electorales y una única verdadera dictadura: Cuba”. Luego de explayarme sobre el déficit de la libertad en el Medio Oriente, concluí: “Como ciudadano de un país libre que se ha librado de la dictadura, yo sinceramente le deseo a usted y a todos los ciudadanos de Libia las bendiciones de la libertad y el derecho a la autodeterminación; derecho al que usted y a otras dos mil millones de personas les está siendo trágicamente negado en la actualidad”.

Jamás imaginé que ocho años más tarde, su país, junto con otros varios más de la región, sería sacudido por unas poderosas revueltas a favor de la democracia que convertirían a su patrón, el coronel Gaddafy, en fugitivo del pueblo libio sublevado.

De por cierto, este analista y otros habíamos notado con sorpresa y satisfacción, al comienzo mismo de estos levantamientos espontáneos, la casi nula invocación a consignas antinorteamericanas y antiisraelíes en las manifestaciones populares. Habíamos sido persuadidos por la conducta misma de los revoltosos, que un proceso de introspección colectiva había sido puesto en marcha, que una transformación cultural inédita estaba en curso, donde los árabes identificaban, al fin, a los verdaderos responsables de sus penurias. La partida de Ben-Alí de Túnez, la caída de Mubarak de Egipto, la salida de Saleh de Yemen, la huída de Gaddafy en Libia y los desafíos al poder de Assad en Siria, todo ello parecía sugerir que un nuevo amanecer pronto brillaría en esas arenas orientales. Si tan sólo así fuera.

Egipto es un buen ejemplo para apreciar que tan hondamente está arraigado en el folklore árabe el sentimiento contra Israel y los Estados Unidos de América y de cuan poco ha cambiado allí el ánimo social en este sentido. Recientemente el mundo ha conmemorado los atentados del 9/11 en los cuales, una década atrás, fundamentalistas islámicos asesinaron en cuestión de horas a alrededor de tres mil personas en suelo norteamericano. Pero el 75% de los egipcios sospecha de la veracidad de que fueron islamistas los perpetradores. Según una encuesta de mediados de julio de Pew Global Research, Egipto registró el más alto índice de suspicacia entre ocho países árabes y musulmanes consultados. De modo llamativo, tal noción no habita exclusivamente en los ámbitos extremistas de la Hermandad Musulmana y de otros adeptos a las teorías conspirativas, sino también dentro del propio gobierno de transición egipcio. “La teoría de que Al-Qaeda lo hizo no tiene fundamento” dijo el mes pasado el Ministro de Seguridad Social, Gouda Abdel-Khalek, a un doctorando de la Universidad de Pennsylvania que lo entrevistó. “Usted debe haber visto algunas de las obras de Michael Moore; Fahrenheit 9/11”, señaló este oficial que enseñó economía en la Universidad de California en Los Angeles y fue becario de la Comisión Fulbright.

Figuras de la oposición y miembros del establishment egipcio han adoptado posturas inesperadas, tal como ha observado David Schenker en la revista The New Republic. Ayman Nour fue un opositor al régimen de Mubarak, se lanzó a la candidatura presidencial en competencia con el presidente vitalicio, perdió, fue luego acusado falsamente de haber cometido fraude y encarcelado. Bajo presiones del Presidente George W. Bush, él fue liberado. Hoy, Nour es un defensor de una alianza egipcio-iraní y, junto con el ex canciller de Mubarak y actual candidato presidencial, Amr Moussa, pide por la puesta en libertad del jeque Omar Abdul Rahman, clérigo que sirve una condena en los Estados Unidos por haber planeado el atentado contra el World Trade Center en 1993.

En cuanto a Israel, baste escuchar a otro opositor a Mubarak y aspirante a la presidencia, Mohamed el-Baradei, ex director general de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), quien anda asegurando ante quien quiera prestar atención que Egipto debiera considerar ir a la guerra contra Israel para proteger a los palestinos de Gaza. Ahmed Shahat era un veinteañero desconocido hasta que realizó una proeza: trepó trece pisos del edificio que alberga a la embajada israelí en El Cairo, removió la bandera sionista y pasó a ser un héroe nacional. Actualmente, el acuerdo de paz egipcio-israelí, vigente por más de treinta años, es tan universalmente cuestionado que según el experto mesooriental Robert Staloff, “Hoy, no hay una sola figura política importante en la escena nacional egipcia dispuesta a defender la paz con Israel”. Estos son los frutos de la política de “Paz Fría” del propio Mubarak, quién por décadas mantuvo viva la demonización del estado judío en la cultura popular egipcia. Ello puede verse en construcciones simbólicas básicas. Conforme Eric Trager del Washington Institute for Near East Policy destaca, millones de egipcios cotidianamente experimentan la valorización de la guerra con Israel al cruzar el Puente 6 de Octubre, al asistir a la Universidad 6 de Octubre, ubicada en la Ciudad 6 de octubre, y al visitar el museo Panorama de la Guerra de Octubre. (También hay una ciudad y una universidad nombradas bajo esta fecha en el calendario musulmán, 10 de Ramadán). El 6 de Octubre, día en que Nasser atacó por sorpresa a Israel en 1973, es un feriado nacional, tal como el 25 de Abril, fecha en que las fuerzas israelíes completaron su retirada del Desierto del Sinaí. El aniversario del Acuerdo de Camp David no recibe tributo alguno en Egipto.

La revolución depuso al tirano pero los militares que lo reemplazaron no han creado todavía una democracia, ni parecen tener la menor intención de hacerlo. La revuelta está estancada y la frustración popular, alta. Es el momento ideal para sublimar las broncas colectivas en los chivos expiatorios de siempre.

Varios

Varios

Por Julián Schvindlerman

  

Entrevista: «Diez claves para entender las protestas en el mundo árabe» – 21/09/11

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Artículo publicado en El Comercio (Perú)
Los internacionalistas Farid Kahhat y Julián Schvindlerman analizan el proceso conocido como “Primavera Árabe”

Por Daniel Meza Mosqueira

En Yemen, asesinaron por represión a casi treinta rebeldes el fin de semana. En Siria, la cifra de muertos por la misma causa se elevó a 2.700 desde el mes de marzo. La guerra en Libia dejó nada menos que 25.000 muertos, según la última cifra de la ONU. ¿Por qué se producen estos hechos en el mundo árabe? ¿Qué involucra este duro proceso? Si todavía no lo sabe bien, eche un vistazo a estos importantes puntos.

1. La desigualdad: Si hay algo que une a los países del mundo árabe, todos clasificados dentro del “tercer mundo”, es que arrastran grandes deudas en lo económico y social. Farid Kahhat, catedrático de la PUCP y analista político internacional, apunta que “las personas con educación pero sin oportunidades de empleo son una constante que se arrastra durante décadas en la región árabe”. A esto, le deberíamos sumar una constante creciente en el costo de vida en aquellas naciones y la cada vez más grande brecha entre los ricos y pobres. Es la raíz de esta protesta.

2. La juventud: Fue un factor crucial de este levantamiento, sostiene Julián Schvindlerman, analista político internacional y especialista en Oriente Medio. “La región tiene una edad promedio de 26 años. Los gobernantes no ofrecieron a los jóvenes ni el horizonte de un desarrollo económico ni el de una libertad política”, sostiene. Ibrahim Mothana, activista yemení de 22 años, escribió en un artículo para la CNN: “La Primavera Árabe parece ser una resurrección de la juventud árabe desde la tumba de la marginalización y represión, hacia una era de renacimiento labrado desde casa”.

3. El detonante: En ese contexto solo faltaba una chispa para que el conflicto estalle. Coinciden los especialistas en que fue la inmolación del joven Mohammed Bouazizi, un graduado universitario de solo 26 años que sin poder conseguir trabajo, salió a las calles tunecinas a vender frutas en una carretilla. La policía le confiscó su herramienta de trabajo por tener un permiso y hasta lo golpeó. Bouazizi, frustrado y sin que nadie atienda sus quejas, se roció pintura inflamable en el cuerpo y se prendió fuego el 17 de diciembre (falleció el 4 de enero), dando inicio a un “efecto dominó” de caídas de gobiernos y revueltas en la región.

4. Las nuevas tecnologías: Rescatan los especialistas la presencia del Internet y la conexión celular. “Fue importante la presencia de Internet si bien no cruzó a todos los países que se encuentran en revueltas”, indica Kahhat. Por su parte, Schvindlerman rescata cómo se pudo superar una gran paradoja de los países árabes y las redes sociales. “Allá el acceso a Internet es limitado. Estos jóvenes facultaron y potenciaron la capacidad de convocatoria a través de estos medios para desafiar el toque de queda. Hace 30 años, hubiese sido imposible sin Facebook o sin celular”.

5. Las dictaduras: La república presidencialista cansó a las naciones involucradas. “Generó un gran descontento también la costumbre de heredar el cargo a los hijos”, coinciden Kahhat y Schvindlerman. “Esto enardece a la población que ve cómo el estado se convierte en patrimonio de la familia presidencial”. Veamos: en Túnez el derrocado Zine el Abidine Ben Alí se hallaba entornillado en el poder desde 1987. Egipto con Hosni Mubarak, desde 1981. En Siria, desde 1971, con Hafez Al Assad, quien le dejó el cargo a su hijo Bashar Al Assad desde el 2000. En Yemen, con el mandatario Ali Abdullah Saleh desde 1978 (hoy casi depuesto y refugiado en Arabia Saudita), quien le iba a dejar el régimen a su hijo Ahmed Saleh. Y así…

6. Los grados de represión: Para Kahhat, varía la capacidad de los gobiernos en este accionar para castigar las protestas. “Mientras más autónomos y profesionales sean los militares, es menos probable que repriman: es el caso de Túnez y Egipto. En países en que el alto mando esté determinado por el parentesco y la corrupción, y pertenezca a una minoría étnica, es más probable que pueda reprimir. En Siria, por ejemplo, un jefe militar importantísimo es hermano del presidente Al Assad y la élite gobernante es alawita (una minoritaria secta chiíta), que representa un 15% de la población. Yemen tiene un conexto similar al sirio; el domingo, las fuerzas del orden asesinaron a 26 personas. En los pequeños reinos de Bahrein y Kuwait, ubicadas en la península arábiga, el petróleo sirve para “comprar lealtades” (entre 2700 y 3000 dólares a cada familia para que “no se contaminen” y se sumen a las revueltas) y si no alcanza, se echa mano de la fuerza represiva.

7. EE.UU. y la OTAN: Libia se distingue en este contexto por la presencia de la OTAN (está claro que ni Túnez ni Egipto la necesitaron) ¿Pero, por qué la alianza no interviene en Siria? Schvindlerman explica esta omisión de las potencias occidentales: “Siria es protegida de Irán (país de ambiciones nucleares) y además apoya a los grupos terroristas Hamas y Hezbolla. Hay una mayor prudencia en cuanto a la consecuencia”, razona. Sobre Yemen, Kahhat añade que no se interviene ahí debido a que se trata de un aliado de EE.UU. en la lucha contra una rama muy activa de Al Qaeda en su territorio. La potencia norteamericana tampoco quisiera dejar caer a Bahrein, un aliado menor, en cuyo espacio se alberga la legendaria Quinta Flota de los “marines”.

8. El petróleo: “El petróleo de Libia (2% de las reservas mundiales) ya son propiedad de capitales franceses e italianos, de modo que no hay manera de quebrar la estabilidad regional con un cambio de gobierno”, explica Kahhat. En el caso de países como Siria, Yemen, Bahrein y quizás otros después, son naciones ubicadas en la Península Arábiga, donde descansa la mitad de reservas de petróleo del mundo. Eso explica la mesura de las potencias en fomentar la caída de sus gobiernos dictatoriales, concluye.

9. El mejor panorama: Analistas coinciden por igual en que los antiguos regímenes no caerán en todos los países árabes. Pero donde caigan, la transición dependerá de circunstancias muy particulares. Kahhat y Schvindlerman coinciden en que el nuevo gobierno de Túnez tiene las de ganar. Es un país étnicamente homogéneo, con alto nivel educativo, una clase media profesional importante, el más secular de los países árabes, no depende de una sola actividad extractiva de exportación (tiene agricultura, minería, energía, turismo, petróleo y manufactura), es un país de ingreso medio-alto. Y los militares están alejados del poder. Buen inicio.

10. Un futuro incierto: En Egipto, el panorama no es claro. Es étnicamente homogéneo, pero bastante más pobre que Túnez. Los militares controlan el Estado y quieren que el statu quo no cambie. Hay forcejeo entre opositores y junta militar. En Libia, el nuevo orden todavía está muy difuso. No hay organización e incluso todavía no se han rendido los leales a Gadafi. En Siria, la élite gubernamental alawita cerró filas y resiste con todas sus cartas. En el resto de países las protestas aún son débiles. ¿Y el apoyo de las potencias? Schvindlerman, cree que las nuevas naciones contarán con la ayuda de Amnistía Internacional, Human Rights Watch o la ONU por su inexperiencia en la construcción de la democracia. Kahhat, por su parte, cree que las potencias deberían jugar el mínimo rol posible, para evitar que se interpongan sus propios intereses y así pervertir el proceso.

Comunidades, Comunidades - 2011

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

De la primavera árabe al invierno Israelí – 21/09/11

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El Medio Oriente ha sido legendariamente una región colmada de incertidumbres, pero aún para sus estándares usuales, desde el estallido de las revueltas árabes el escenario de lo inesperado ha estado subiendo hasta alcanzar niveles peligrosamente inquietantes. Para el Estado de Israel esto ha sido trágicamente obvio.

El resquebrajamiento de su relación con Turquía y el deterioro de su relación con Egipto son los dos más grandes males estratégicos que han surgido de este cuadro de situación. Desde que Turquía reconoció a Israel en 1949, convirtiéndose en la primera nación musulmana en hacerlo, y desde que Egipto firmó la paz con Israel en 1979, transformándose en la primera nación árabe en lograrlo, Jerusalem halló cierto consuelo en la realidad de que dos actores centrales de la geopolítica regional estaban, de algún modo, de su lado. Ankara era un aliado militar crucial del estado judío y un socio en la lucha anti-terrorista. Baste recordar que Israel usó el espacio aéreo turco al bombardear un reactor atómico en construcción en Siria en 2007, o que fuerzas turcas detuvieron ese mismo año en su territorio nacional un tren de carga con trescientos cohetes iraníes rumbo a Siria. Con su acuerdo de paz, El Cairo edificó un pilar crítico de la estabilidad bilateral, se erigió como el gran contenedor de una guerra colectiva árabe-israelí por las últimas tres décadas y actuó como un mediador de paz entre israelíes y palestinos. Pero ahora, ambos países parecen decididos a dar una vuelta de página del libro de la historia árabe-islámica y a dejar la otrora fructífera asociación con Israel en el pasado.

A partir del ascenso del partido islámico en 2002, de la confrontación Israel-Hamas del 2009 y especialmente del incidente del Mavi Marmara en 2010, los turcos se han esmerado en hacer añicos sus lazos con Israel. Su primera reacción fue suspender ejercicios militares conjuntos, prohibir a aviones israelíes volar sobre su espacio aéreo y retirar momentáneamente su embajador de Tel-Aviv. El canciller Ahmed Davutoglu llegó a afirmar que este ataque es como el 9/11 para Turquía». Luego de la publicación del reporte Palmer-Uribe que, entre otras cosas validó el bloqueo israelí sobre Gaza, Ankara expulsó al embajador israelí y retiró al suyo del estado judío, degradó el estatus de la relación, congeló acuerdos militares y reforzó sus reclamos por una disculpa israelí por el operativo que dejó nueves ciudadanos turcos muertos, por una compensación material y por el fin del bloqueo marítimo a la Franja de Gaza. El premier Recep Tayyip Erdogan, quién anteriormente había agraviado a Israel seriamente, amenazó con enviar buques militares a modo de escolta a futuras flotillas humanitarias que navegaran hacia las costas de Gaza, insertando por primera vez en la historia de la relación la posibilidad de una guerra bilateral.

La salida de Hosni Mubarak puede haber sido necesaria para la incipiente democracia egipcia, pero resultó ser desastrosa para la seguridad israelí. Desde febrero, al menos cuatro veces fue saboteado el gasoducto que transporta gas desde Egipto a Israel, barcos iraníes navegaron por primera vez en décadas por el Canal de Suez, la construcción de un muro subterráneo entre Egipto y Gaza perdió vigor, Cairo auspició el reacercamiento entre la Autoridad Palestina y el movimiento fundamentalista Hamas, y el mismísimo tratado de Camp David ha sido puesto en tela de juicio. El Desierto del Sinaí, considerado un bastión de seguridad en el pasado no muy lejano, fue a mediados de agosto zona de tránsito para terroristas egipcios y palestinos provenientes de Gaza en ruta a Israel, donde provocaron múltiples atentados. Cuando soldados israelíes respondieron a los terroristas (disfrazados de policías egipcios), accidentalmente matando a seis soldados de frontera, la reacción oficial y popular fue extremadamente hostil. Ahmed Shahat, un joven de veintitrés años que trepó hasta el piso trece de un edificio de El Cairo que aloja a la embajada israelí y removió la bandera hebrea, se convirtió instantáneamente en héroe nacional y fue oficialmente recompensado con un puesto laboral en el gobierno, un nuevo departamento y una reunión con el Primer Ministro. Luego el gobierno ubicó una valla protectora la cual fue ceremoniosamente destrozada por el populacho que invadió la representación diplomática y, de no ser por la urgente intervención política de Washington que precipitó una operación de rescate egipcia, sus guardias de seguridad hubieran sido linchados in situ. Tal como el gobierno turco ante el Mavi Marmara, el gobierno egipcio espera una disculpa israelí.

Dos alianzas estratégicas cruciales, dañadas; el programa nuclear de Irán, intacto; el radicalismo de Hamas y de Hizbullah, persistentes; y fastidiosas iniciativas diplomáticas palestinas en las Naciones Unidas, auguran tempestades. A decir del cantautor español Joaquín Sabina, «el verano acabó, el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno».

Libertad Digital, Libertad Digital - 2011

Libertad Digital

Por Julián Schvindlerman

  

Vuelve el doble rasero antiisraelí – 05/09/11

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Los bríos que muchos cronistas suelen poner en sus reportes de prensa para suavizar la agresión palestina contra Israel son legendarios. Pero el modo en que la última respuesta militar del ejército israelí fue retratada por varias agencias de noticias internacionales merece un lugar especial en el apartado de las distorsiones periodísticas.

Un compendio de AP, Reuters, EFE y DPA publicado por un diario argentino decía así:

Un primer ataque contra el barrio de Zeitun, en el este de la ciudad de Gaza, dejó un muerto, Mohammed Enaya, y un herido, indicó Adham Abu Salmiya, de los servicios de urgencia de Hamás, en el poder en la Franja de Gaza. Al anochecer, otro palestino, Saber Abed, de 25 años, murió en un ataque aéreo en el norte del territorio palestino, según Salmiya. La tercera víctima murió unas dos horas antes en otro ataque similar en la localidad de Bet Lahiye, cuando circulaba en una moto. Según trascendió, dos de las víctimas, entre ellas Saber Abed, eran miembros de los Comités de Resistencia Popular (CRP), un grupo radical de Gaza.

Dado que la fuente de la noticia era el propio Hamás, es sorprendente que el dato de que «dos de las víctimas» fueran terroristas haya sido incorporado al reporte. Al fin de cuentas, parece que Israel no ha hecho de la caza aérea de motociclistas gazatíes un deporte militar.

Ésta fue la reacción israelí a una cadena de atentados que dejó ocho muertos y más de cuarenta heridos. Terroristas palestinos se infiltraron en el país, ametrallaron un autobús, lanzaron misiles antitanque contra dos automóviles privados, hicieron saltar por los aires un jeep militar y mantuvieron un tiroteo con soldados israelíes. Además, desde Gaza se atacó territorio israelí durante días con fuego de mortero.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas permaneció mudo. Quien habló fue la Autoridad Palestina… para cargar contra Israel. El presidente Mahmud Abbas pidió a la ONU que detuviera la «agresión» israelí y el principal negociador palestino, Saeb Erakat, advirtió a las autoridades israelíes de que no buscaran un «pretexto para la agresión» o de lo contrario se las verían con un «castigo colectivo». De los atentados múltiples, no provocados por acción militar israelí alguna, planeados desde un territorio gobernado por palestinos y perpetrados por extremistas procedentes de ese propio territorio, desocupado por Israel, ni una palabra.

Apenas unos días antes, unos diez mil palestinos fueron maltratados sin que previamente hubieran efectuado el menor ataque; pero como el malhechor era un gobernante árabe, el asunto no produjo gran consternación periodística, mucho menos una condena mundial importante.

El fin de semana del 13-14 de agosto, Bachar al Asad atacó con tropas y buques de guerra el campamento de refugiados palestinos de Latakia. La Autoridad Palestina habló de actuación «inaceptable», la OLP habló de «crímenes contra la humanidad», los medios de comunicación informaron al respecto. Pero no hubo punto de comparación entre la manera en que se trató la represión siria de los refugiados indefensos de Latakia, por un lado, y la respuesta defensiva israelí contra terroristas de Gaza, por otro. Como ya ocurrió cuando Kuwait y Arabia Saudita expulsaron a cientos de miles de trabajadores palestinos en represalia por el apoyo que Yaser Arafat dio a Sadam Husein durante la guerra del Golfo de 1991, o como cuando cientos de palestinos perecieron en la guerra entre Hamas y Fatah de 2007, las agencias de noticias internacionales y los simpatizantes usuales de la penuria palestina brillaron por su ausencia o su perfil bajo.

La doble vara moral ha retornado. No es que se hubiese marchado del todo, pero con los líos del revuelto mundo árabe parecía haber amainado la obsesión global con las vicisitudes del conflicto palestino-israelí, y surgido una tenue esperanza de que la mesura y el sentido común finalmente se impondrían. Fue apenas una ilusión. Tal como los incidentes de Latakia y Gaza han demostrado, las treguas que la prensa mundial da a Israel son tan efímeras como las de Hamás en el campo de batalla.

Originalmente publicado en Comunidades

Varios

Varios

Por Julián Schvindlerman

  

El Vaticano e Israel: Del rechazo al reconocimiento – 09/11

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Artículo publicado en Revista Amijai

Durante sus primeros años de existencia, las prioridades nacionales de Israel se centraron en asegurar su supervivencia, con lo cuál la seguridad fue un asunto prioritario, y en garantizar viabilidad y autosuficiencia, con lo cuál la economía fue una cuestión focal. Luego se encontraba el importante tema de la inmigración, la que dotaría de vitalidad a todo el emprendimiento nacional y afianzaría la presencia física del estado, especialmente a la luz de la asimetría poblacional vis-à-vis el mundo árabe circundante. Asociada a todas ellas estaba la cuestión del reconocimiento externo de la nación incipiente. Tal como ha explicado el autor Uri Bialer, sostener la defensa de la patria, absorber inmigrantes, forjar una economía pujante; todo ello requería de fondos, armas, personas, materias primas, y apoyo internacional. Las naciones del mundo podían asistir u obstruir el esfuerzo israelí política, económica y demográficamente. Como las fronteras del país al finalizar la guerra de 1948 eran más amplias que las estipuladas por el Plan de Partición de 1947, la obtención de legitimidad para esa nueva realidad por parte del estado judío era una necesidad crucial de su política exterior.

Muchas naciones cuyo apoyo precisaba en este sentido Israel eran cristianas, varias de ellas católicas, y en consecuencia pasibles de influencia vaticana. Quiere decir que la Santa Sede tenía un poder político sobre el Estado de Israel que excedía ampliamente el propio de toda relación bilateral. Al negarle el reconocimiento diplomático, al oponerse a su ingreso como miembro de las Naciones Unidas, al socavar su soberanía sobre la ciudad que designó como su capital, al reclamar el retorno de los refugiados palestinos, y al incitar al mundo católico a presionar a sus propios gobernantes en todos los países posibles de modo desfavorable a los intereses del estado judío, el Vaticano no contribuyó a alivianar la ya de por sí dura realidad de los israelíes. En particular, la renuencia vaticana a reconocer formalmente a la nueva nación se prolongaría por décadas.

Contactos existían, pero no tenían como objeto negociar el entablado de relaciones diplomáticas. Más bien, variaban desde lo protocolar (como fue la audiencia privada que Pío XII concedió al ministro de relaciones exteriores Moshe Sharret, en mayo de 1952) a lo ceremonial (como fue el concierto dado por la Orquesta Filarmónica de Israel al Papa, en mayo de 1955, en Roma) o a lo pragmático (como fue la entrega de un cheque por parte del gobierno israelí al Patriarca Latino monseñor Antonio Vergani, en noviembre de 1955, en compensación por daños a las propiedades de la Iglesia Católica durante la guerra de 1948/49). La Santa Sede se apoyaba en la existencia de tales contactos para justificar que no había de parte suya una oposición de facto al estado judío. En mayo de 1948, por caso, L´Osservatore Romano publicó un artículo titulado “Riconoscimento de jure e riconoscimento de facto” en el cual elaboraba a propósito de esta diferencia teórica. Reconocimiento de jure, explicaba el órgano vaticano, es la manifestación de la voluntad de un estado a establecer relaciones diplomáticas con una entidad soberana, mientras que el reconocimiento de facto supone una aceptación tácita de otro estado, acotada temporalmente y supeditada a desarrollos futuros. De aquí se deducía que la Santa Sede reconocía la existencia de Israel aún cuando no hubiere publicado ninguna declaración solemne al respecto. Israel sencillamente no figuraba mencionado en los documentos y pronunciamientos del Vaticano. Cuando debía comentar sobre la situación en la zona, simplemente empleaba los términos “Palestina” o “Tierra Santa”. Esta práctica estaba tan asentada que cuando dos oficiales israelíes fueron recibidos en el Vaticano, en diciembre de 1948, su anfitrión les dijo: “Caballeros, he oído que han venido de Palestina hace tres días”, a lo que uno de ellos respondió: “hemos venido de Israel hace tres días”.

A pesar de este silencio, debe destacarse que la Santa Sede nunca cuestionó oficialmente la existencia del Estado de Israel. El no-reconocimiento ciertamente no reflejaba una actitud positiva hacia el estado judío, pero tampoco había el Vaticano repudiado oficialmente su existencia. Aunque, a juzgar por la siguiente declaración del máximo responsable de la política exterior vaticana, podemos concluir que no fue por falta de sentimiento. En 1957, dijo Domenico Tardini, Prosecretario para Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios de la Secretaría de Estado, al embajador francés ante la Santa Sede, Roland de Margerie, durante una conversación sobre Israel:

“Siempre he estado convencido de que no había necesidad real de establecer aquél estado…que su creación fue un error grave por parte de los estados occidentales y que su existencia es una fuente constante de peligro de guerra en el Medio Oriente. Ahora que Israel existe, no hay por supuesto posibilidad de destruirlo, pero cada día pagamos el precio de este error”.

Diversos factores fluctuaban en la actitud vaticana hacia el nuevo estado, algunos de ellos descansaban sobre sentimientos hostiles presentes en el catolicismo de la época. El día que Israel proclamó su independencia, L´Osservatore Romano afirmó que “la Tierra Santa y sus sitios sagrados pertenecen al cristianismo, el Verdadero Israel”. Al año siguiente, dos días antes de que Israel fuera admitido formalmente en las Naciones Unidas, el boletín de la Congregación para la Propaganda Fide de la Santa Sede caracterizó al sionismo como un movimiento “espiritualmente inspirado por una venganza de 2000 años de antigüedad contra el cristianismo”. Otro factor yacía en el clásico temor al comunismo y la asociación automática que hacía la Iglesia Católica de éste con los judíos. En 1948, en ruta hacia Israel para asumir su puesto como embajador, James McDonald efectuó una parada en Roma para dialogar con el Papa sobre las relaciones con Israel. Pío XII hizo saber su malestar por el reconocimiento dado por Washington a Israel y dejó saber al diplomático estadounidense que Roma temía que el estado judío “se hará comunista”. Las aprehensiones por la penetración comunista del Medio Oriente eran reforzadas por la sospecha de que los sionistas eran izquierdistas y la impresión de que el apoyo occidental a Israel empujaría a las naciones árabes hacia la órbita soviética, conforme ha observado la investigadora Esther Feldblum. Con la Guerra Fría asomando y regimenes comunistas emergiendo en el lejano oriente y Europa, con naciones católicas tales como Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Polonia, y los países bálticos ingresando al campo soviético, y con fuerte presencia comunista en las puertas del propio Vaticano (el partido comunista italiano pasó a ser en determinado momento el más grande partido comunista de Occidente), el Papado se sentía amenazado. El panorama era especialmente aterrador para un pontífice alérgico al comunismo. Estos temores resultaron ser infundados. Israel fue un aliado de los Estados Unidos; los países árabes, de la Unión Soviética.

La Santa Sede alegaba otros varios motivos para no dar el reconocimiento formal al estado judío: la ocupación israelí de territorios reclamados por los palestinos, la anexión de Jerusalem, el status de la Iglesia Católica en Israel, la ausencia de fronteras internacionalmente reconocidas, etc. Pero las excusas no resistían demasiado análisis. En cuanto a la situación de los palestinos, bajo esa misma vara la Santa Sede debió haber privado de vínculo diplomático a Egipto (con quién estableció lazos en 1947) por haber gobernado Gaza entre 1949 y 1967 sin dar lugar a la independencia palestina. Si la ausencia de fronteras internacionalmente reconocidas fuese un criterio válido, entonces la Santa Sede debía explicar cómo sostenía relaciones diplomáticas con Irak (1966), y Kuwait (1968), por no citar al propio Líbano (1947), todas naciones con disputas fronterizas (con Irán y Kuwait, con Irak, y con Israel y Siria respectivamente). Si el status de la Iglesia era un problema en el estado judío -la única democracia de la región- ciertamente no menos lo era en las naciones totalitarias, teocráticas, o monárquicas con las que Israel compartía vecindario y en las que el Vaticano tenía presencia. El único tema objetivamente defendible, desde una óptica vaticana, era el de Jerusalem. En esto era coherente pues tampoco había entablado lazos diplomáticos con Jordania. Y aún así, el alegato no resultaba creíble. Muchos otros países tampoco reconocían como válida la anexión israelí de Jerusalem y sin embargo tenían relaciones diplomáticas con ella. Si la inexistencia de diferencias políticas entre las naciones fuese el parámetro guía, entonces la Santa Sede debió haberse abstenido de reconocer diplomáticamente a países como Uganda, Sudán, o Ruanda, en los cuáles hubo represiones y genocidios que Roma seguramente no aprobaría. Y ni que hablar de la Alemania Nazi, nación con la que el Vaticano no cortó lazos aún ante los gravísimos crímenes cometidos, la persecución contra la Iglesia, y las fluctuaciones territoriales de aquél país durante la guerra que jamás contaron con reconocimiento internacional. Resultaba cada vez más claro que Roma veía con apatía, sino con desprecio, a Jerusalem. Su renuencia a reconocer a Israel la ubicaba junto a los estados más intransigentes. En el contexto político de los años noventa, eso lucía como un anacronismo.

Esto cambió para comienzos de 1992 con los primeros contactos discretos, y para fines de 1993 el Acuerdo Fundamental entre las partes estaba sellado. Al año siguiente, Roma y Jerusalem intercambiaron embajadores. Desde entonces, dos pontífices visitaron el país y rezaron ante el Muro de los Lamentos. El largo camino que separa al rechazo del reconocimiento había sido, finalmente, transitado.