Artículo publicado en Semanario Sin Límites (México)
Por Verónica Valenzuela
Mil 672 votantes estuvieron convocados, en una iniciativa promovida por los residentes del archipiélago.
En un día frío y nuboso, pero sin lluvia, los malvinenses continuaron hoy votando en los cuatro centros electorales fijos instalados en las dos islas principales, Soledad y Gran Malvina. La primera jornada registró una participación masiva.
«Lo que estamos intentando hacer es enviar un mensaje (y obtener el reconocimiento internacional)», explicó Barry Elsby, miembro de la Asamblea Legislativa del archipiélago.
«Argentina nos está ignorando completamente. Pero el resto del mundo verá esto como lo que es, la visión democrática del pueblo. No importa lo que diga Argentina, el resto del mundo no lo ignorará»
Las casas y las tiendas de la capital, Stanley, estaban decoradas con carteles y banderas de la British Union Jack y de las Islas Malvinas (Falkland Islands).
Uno de los votantes, Anthony Tuson, británico procedente de Devon, suroeste de Inglaterra, pero que lleva viviendo en las islas desde 1987, dijo que espera hoy el triunfo del «sí» porque esta comunidad quiere mantener la soberanía británica.
Piloto de helicóptero de una compañía civil, Tuson afirmó que le gusta este archipiélago del Atlántico Sur porque es un «lugar seguro y hermoso» y no entiende «por qué Argentina quiere las islas».
«¿Por qué quieren vivir aquí? No tienen derecho y la cercanía con Argentina es un argumento ridículo para reclamarlas», señaló.
Otro malvinense, Hamish Wylie, dedicado a la actividad pesquera, señaló que confía en que el resultado del plebiscito, en el que se espera un amplio apoyo al «si», ayude a enviar «un mensaje a Argentina» sobre lo que quieren los habitantes de estas islas.
Hay que destacar el reto logístico implicado y, sobre todo, las implicaciones internacionales de este referéndum, que se celebró a través de un inhóspito territorio de 12,000 kilómetros cuadrados.
80% de los 2,563 residentes del archipiélago vive en la capital Stanley, pero muchos cientos habitan en zonas alejadas, donde hay granjas de cría de ovejas y pequeños pueblos remotos.
Para que todos voten, hubo cuatro colegios electorales fijos (uno en Stanley y otros tres en pueblos) y urnas móviles que se desplazaron por las islas en avión y en vehículos todoterreno.
TENSIÓN DIPLOMÁTICA ANUNCIADA
La realización de la consulta generó polémica en el ámbito internacional. Desde el sábado, la embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, afirmó que el referéndum «no tiene efecto alguno desde el punto de vista del derecho internacional».
«Su previsible resultado no pone fin a la disputa ni a los incuestionables derechos argentinos», declaró Castro.
«Es el derecho internacional el que rige la relación entre los Estados, no es la voluntad caprichosa de una pequeña comunidad la que puede dirimir una disputa territorial», enfatizó la diplomática.
La embajadora dijo que esta consulta «está organizada por británicos, para británicos y con el fin de que digan que el territorio tiene que ser británico. Sabemos que a diferencia de otros casos de descolonización el referéndum no es convocado por la ONU ni cuenta con su aprobación o supervisión».
El internacionalista Julián Schvindlerman hizo, en entrevista con El Semanario Sin Límites, una previsión sobre lo que se espera: “Los isleños hacen un referéndum y seguramente decidirán permanecer bajo el gobierno británico. A la Argentina eso no le gustará ni lo reconocerá, pero no podrá hacer demasiado al respecto. A Londres le servirá para frenar los reclamos de soberanía de Buenos Aires ante la audiencia mundial”.
Por su parte, el senador Aníbal Fernández dijo: «El plebiscito kelper (llaman kelpers a los habitantes de las islas) no sólo no cuenta con observadores de la ONU sino, que hasta Estados Unidos (tradicional aliado del Reino Unido) ha mantenido una posición neutral».
El gobierno argentino ha advertido que no reconocerá este referéndum, porque se trata de una población implantada para argumentar la «ocupación» de las islas, cuando es un hecho reconocido por la Organización de Naciones Unidas (ONU), como una ocupación colonial.
Una voz disidente apareció también en los medios británicos. Es la del editor en temas de Defensa y Seguridad del matutino The Guardian, Richard Norton-Taylor, quien definió al referéndum como «provocativo» y «sin sentido».
El periodista aseguró que la consulta «va a exacerbar argumentos anacrónicos sobre soberanía» y remarcó el doble discurso de Londres con el pueblo expulsado de la isla Diego García por el imperio británico para que Estados Unidos pueda construir allí una base militar.
En ese sentido, recordó que ninguna de las 40 resoluciones de la ONU sobre la Cuestión Malvinas menciona el derecho de autodeterminación y que fracasaron todos los intentos británicos de incluir ese principio.
En un extenso editorial en The Guardian, repasó afirmaciones históricas como las del Duque de Wellington, uno de los héroes más reconocidos en Reino Unido, hasta las de Lord Carrington, canciller de Margaret Thatcher, donde se ponen en duda los títulos de soberanía británicos sobre las islas.
«Los habitantes de las islas son británicos, pero el territorio no», sostuvo Norton-Taylor y concluyó: «Un visitante de Marte se quedaría asombrado si alguien argumenta lo contrario».
Las Malvinas están ocupadas colonialmente por Gran Bretaña desde 1833. En la consulta se pretende que, de este modo, se ejerce «el derecho a la autodeterminación».
Algunos analistas han calificado como «ridículo» este proceso insólito.
Acciones
Por otra parte, el Senado argentino citó a una reunión extraordinaria el miércoles para rechazar el referéndum, después de que se presentó el proyecto con la firma de Daniel Filmus, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de esa Cámara, Rubén Giustiniani socialista de Santa Fe.
Filmus sostiene que «en las Malvinas lo que se va a hacer es una maniobra publicitaria, porque no tiene ninguna validez para la legislación del derecho internacional, con la apariencia de una participación popular».
En tanto, el premier británico David Cameron, ya hizo su propia advertencia de que «mientras los isleños quieran seguir siendo británicos, siempre vamos a estar ahí para protegerlos. Tienen mi palabra». Y sostuvo que «los isleños están haciendo oír su voz en un referéndum», como si este no hubiera sido preparado e impulsado por su gobierno.
Filmus recordó asimismo que «en 1833 Gran Bretaña usurpó las islas y expulsó a sus habitantes, por lo tanto la población actual no es nativa: es británica», y señaló que «la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha expuesto ante diferentes foros internacionales que la única vía que acepta Argentina para la resolución del conflicto es el diálogo bilateral».
Cita las numerosas resoluciones de la ONU donde advierte que «las partes que deben intervenir son dos, y no tres. Por lo tanto, los habitantes de las islas no conforman una voluntad diferente a la del Reino Unido».
Hay que especificar también que hay un contingente de tropas británicas que han instalado una base militar en la Isla Soledad del archipiélago de Las Malvinas, lo que también es ilegal, y desconoce las resoluciones de la ONU, sobre una descolonización negociada.
Gabriel Puricelli, coordinador de Política Internacional del Laboratorio de Políticas Públicas, advierte que dada las circunstancias y la realidad de la procedencia de los kelpers, esto no modifica mucho la situación, «en tanto que la población de Malvinas está definida claramente desde la Resolución de Naciones Unidas en 1965» como «implantada».
China apoya a Argentina
China reiteró hoy su respaldo a Argentina en el tema de la soberanía de Islas Malvinas y llamó a ese país sudamericano y al Reino Unido a solucionar el estatus político del archipiélago de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas.
En su contacto diario con la prensa, la vocera Hua Chunying dijo que Malvinas es uno de los casos pendientes de colonización en el mundo.
La portavoz se refirió a la situación en ese archipiélago situado en el Atlántico Sur luego del referéndum acerca de su futuro iniciado ayer, en contravención con las resoluciones de la ONU.
Los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América rechazaron el referéndum y expresaron que esas pretensiones desconocen el derecho histórico que asiste a Argentina sobre dichos territorios y constituye una continuación de la política colonial imperial.
En el año 1982, Argentina ocupó las islas pero fue expulsada del archipiélago después de una guerra de 74 días que dejó 649 argentinos y 255 británicos muertos.
Gran Bretaña administra Las Malvinas, que los británicos llaman «Falklands», desde 1833, pero Buenos Aires reclama este archipiélago al que considera parte del territorio argentino.
Las tensiones diplomáticas se incrementaron en los últimos años, especialmente tras el descubrimiento de petróleo cerca del archipiélago, y la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, fue aumentando sus reivindicaciones progresivamente.
Argentina se encuentra a 400 kilómetros de distancia del archipiélago.