Varios

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Por Julián Schvindlerman

  

El problema para Israel es la inestabilidad del mundo Árabe – 09/11/12

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Artículo publicado en La Palabra Israelita (Chile)
Entrevista:

El destacado analista internacional se mostró decepcionado del rumbo que ha tomado la Primavera Árabe y por otro lado estimó que para detener a Irán se deberían tomar medidas diplomáticas y económicas más drásticas.

Decepcionado del rumbo que ha tomado la Primavera Árabe se mostró el analista, escritor y conferencista Julián Schvindlerman, quien abordó con La Palabra Israelita diversos temas de actualidad internacional. Nacido en Buenos Aires en 1969, Schvindlerman posee una licenciatura en administración de la Universidad de Buenos Aires y una Maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Hebrea de Jerusalem . Es autor de los libros «Roma y Jerusalem: la política vaticana hacia el estado judío» (Debate, 2010) y «Tierras por Paz, Tierras por Guerra» (Ensayos del Sud, 2002). Ha dictado conferencias en la Argentina, Aruba, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Curaçao, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

“La Primavera Árabe tuvo un comienzo auspicioso que al rato se transformó en un desafío geopolítico para Israel. La caída de Mubarak en Egipto fue especialmente traumática pues los sucesores, los Hermanos Musulmanes, han puesto en duda el Acuerdo de Paz con su vecino y tienen una visión religiosa de las cosas. El ascenso de las fuerzas islamistas (es decir, los musulmanes más radicalizados) al poder en otros países ha creado una constelación amenazante para Jerusalem. Aún si ello no derivó en una agresión manifiesta, el clima regional quedó sustancialmente alterado. Las dictaduras árabes han sido tradicionalmente un problema para Israel, ahora la inestabilidad lo es. Como ha dicho Asher Susser de la Universidad de Tel-Aviv, si décadas atrás la fortaleza de los árabes era un desafío para Israel, hoy el nuevo desafío es su debilidad”, señaló.

– Cambiando de tema, ¿existe alguna solución realista y viable para abordar el tema nuclear de Irán que no sea una intervención militar?

“Sí. La aplicación de sanciones robustas, persistentes y de alto impacto sobre el programa nuclear y el régimen, no solamente sobre la economía del país persa. Deben estar respaldadas por la amenaza creíble del uso de la fuerza y por operaciones de sabotaje continuas. En el plano moral, Ahmadinejad debe dejar de ser recibido como invitado de honor en las naciones del orbe y en foros multilaterales, y ser juzgado por incitación al genocidio. Los funcionarios del gobierno ayatollah deben ser declarados personas no gratas en el mundo libre. Empresas europeas, latinoamericanas, asiáticas y otras deben cesar de comerciar con Irán. China y Rusia, desafortunadamente, juegan un papel negativo. Al cabo de diez años de intentos diplomáticos de detener el progreso atómico de Irán, empero, debemos admitir que el camino exclusivamente pacífico, hasta el momento, no ha dado los resultados esperados. La senda militar, si bien preocupante, a mi entender es menos inquietante que la futura realidad de un régimen teocrático radical en posesión de armas de destrucción masiva”.

-¿Las elecciones anticipadas convocada por Netanyahu podrían cambiar en algo el panorama exterior de Israel. ¿De qué forma y en qué escenarios?

“Fundamentalmente en relación a Irán. En el caso de que Jerusalem decidiera emprender una acción militar, necesitará la mayor estabilidad y unión posibles. Para legitimar la decisión y para lidiar con sus consecuencias”.

Judaísmo continental

Respecto del panorama de la vida judía en Sudamérica, Schvindlerman advirtió sobre las consecuencias negativas que ha tenido la política desplegada por el régimen de Hugo Chávez.

“En Venezuela ya se ha sentido ese impacto y ha sido muy negativo. Su comunidad judía ha emigrado en números importantes y la judería local vive en un clima de tensión y aún acoso. Hasta el momento no he visto que otros países, incluso los llamados bolivarianos, hayan importado ese antisemitismo y antisionismo tan típicos del discurso chavista, aunque Bolivia (y obviamente Cuba, donde el fenómeno es anterior) puede ser una excepción. En el resto de América Latina no creo que se vea una relación directa entre el antisionismo y el éxito electoral de Chávez a nivel general. Quizás en los bolsones usuales del extremismo político se manifieste ello, pero dudo que se exprese a nivel regional de manera importante. Otro tema es el desafío del populismo hacia las libertades individuales y grupales. Su expansión seguramente acotará las posibilidades de expresión democrática que la vida judeo-sionista requiere para subsistir”.

-¿Tienen algún rol político-comunicacional las comunidades judías en esta región del mundo o deben dedicarse a su vida social interna?

“En este mundo globalizado e hiperconectado, la idea de que las comunidades puedan dedicarse sólo a su vida social interna es impracticable. Creo que ellas deben abrazar con entusiasmo un papel político y comunicacional, no sólo en tiempos de crisis, sino y especialmente, en tiempos de tranquilidad. Es en esos tiempos en los que la audiencia está más receptiva a escuchar posturas diferentes a las regularmente plasmadas en los discursos nacionales. En tiempos de crisis, las emociones tienden a tapar a las razones, y eso hace, entre otras cosas, que la defensa de una causa sea más complicada. Además hay un acuerdo moral tácito entre Jerusalem y la Diáspora. Así como el estado judío es una suerte de garante permanente de la seguridad diaspórica, Israel debe poder contar con el apoyo de las comunidades judías del mundo en su momento de necesidad”.