Tema: Situación en Israel
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Entrevista de Julián Schvindlerman con D News (TV Perú) – 19/10/23
Entrevista de Julián Schvindlerman con Canal de la Ciudad (TV) – 16/10/23
Entrevista de Julián Schvindlerman con NTN24 TV (Colombia) – 13/10/23
Entrevista de Julían Schvindlerman con Cablevideo (Santa Fe) – 09/10/23
Entrevista de Julián Schvindlerman con NTN24 TV (Colombia) – 09/10/23
Profesores Republicanos
Por Julián Schvindlerman
  ISRAEL, VÍCTIMA DEL TERRORISMO FUNDAMENTALSTA ISLÁMICO
PROFESORES REPUBLICANOS, como la mayoría del mundo libre, asiste con preocupación a la escalada del conflicto provocado por la irrupción de fuerzas del grupo terrorista Hamas en territorio israelí, con las resultantes pérdidas de vidas humanas inocentes, consecuencia natural de este tipo de acciones.
En medio del proceso de paz árabe-israelí, este grupo armado pretende, con su accionar, borrar el camino iniciado para alcanzar la paz y la convivencia entre las naciones. Hamas no es sino el ejecutor de una conducta programada y artera orientada a desbaratar el legítimo bienestar que, con mucho esfuerzo, pretenden lograr los pueblos de la región.
PROFESORES REPUBLICANOS requiere que, de inmediato, la Argentina tome una clara posición en coincidencia con el concierto de las naciones occidentales y libres, denunciando en todos los foros internacionales a aquellos grupos armados que, al igual que Hamas, tienen como objetivo destruir la convivencia armónica entre los pueblos y desestabilizar su orden institucional.
PROFESORES REPUBLICANOS repudia estos actos carentes de toda razón y se solidariza con el pueblo de Israel, exhortando a las autoridades argentinas, actuales y futuras, a comprometerse a denunciar y expresar su firme condena en cada oportunidad en que se produzcan actos de terrorismo internacional.
PROFESORES REPUBLICANOS abriga la esperanza de que estos actos criminales no enturbien el proceso de paz que llevan adelante las naciones de la región.
Buenos Aires, 8 de octubre de 2023
Ponencia de Julián Schvindlerman en la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas – 26/09/23
Actividad conjunta del Instituto de Filosofía Política y del Instituto de Política internacional
Tema: La reforma judicial en Israel, situación interna e impacto regional (26/9/2023)
Expositor: Julián Schvindlerman, analista político internacional
Moderador: Santiago Kovadloff, académico de número
Infobae
Por Julián Schvindlerman
  El discurso radical de Abbas explica el fracaso de Oslo – 16/09/23
Por Julián Schvindlerman
Infobae – 16/9/2023
https://www.infobae.com/opinion/2023/09/16/el-discurso-radical-de-abbas-explica-el-fracaso-de-oslo/
El 24 de agosto pasado, el presidente palestino Mahmoud Abbas dio un discurso ante el Consejo Revolucionario de Fatah, el movimiento central de la Organización para la Liberación de Palestina, del cual él es titular. El Instituto de Investigación y Medios de Comunicación de Oriente Medio (MEMRI en sus siglas en inglés) lo tradujo del árabe al inglés, lo hizo público el 6 de septiembre y ocasionó un gran escándalo mundial. Una semana después, el 13 de septiembre, marcó los 30 años desde la firma de los Acuerdos de Oslo. La diatriba judeófoba y revisionista de Abbas en las vísperas de este aniversario especial ilustró muy claramente las razones de su fracaso como proyecto de paz. Sin proponérselo, el presidente palestino dejó en evidencia la causa fundamental de la inviabilidad de la promesa de Oslo de 1993.
En su discurso, Abbas afirmó que Adolf Hitler no exterminó a los judíos europeos “porque eran judíos” sino por su “rol social”, al que asoció al dinero y a la usura (un clásico del antisemitismo medieval), y mencionó a Karl Marx (un judío renegado y auto-odiante) para validar su argumento. Agregó que los ashkenazim, judíos de origen europeo, no son semitas sino descendientes de los kázaros (una noción ampliamente desmentida) y por lo tanto las persecuciones a las que se vieron sometidos no tenían una raíz antisemita. Aseguró que los judíos de los países árabes no querían emigrar tras el establecimiento de Israel, pero fueron obligados a hacerlo por el propio Israel (en vez de ser expulsados por los gobiernos árabes, tal como en verdad ocurrió) y asoció erróneamente a Estados Unidos a la Declaración Balfour de Gran Bretaña. “Estados Unidos fue socio de la Declaración Balfour” dijo, por medio de la cual se “inventó” al moderno estado de Israel.
Diplomáticos europeos, norteamericanos e israelíes reaccionaron con indignación, mientas que la alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo, le retiró una distinción que le fuera otorgada años atrás. “Usted justificó el exterminio de los judíos de Europa”, escribió Hidalgo en una carta enviada a Abbas. “Los comentarios que hizo son contrarios a nuestros valores universales y a la verdad histórica de la Shoá […] Por lo tanto, ya no puede mantener esta distinción”. Una respuesta interesante fue ofrecida por alrededor de cien personalidades palestinas, la cual no pudo evitar protestar contra el “colonialismo, despojo, ocupación y opresión de los colonos israelíes” pero que sin embargo ofreció esta condena enfática al discurso de Abbas:
“Nosotros, los abajo firmantes, académicos, escritores, artistas, activistas y personas de todos los ámbitos de la vida palestinos, condenamos inequívocamente los comentarios moral y políticamente reprobables hechos por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, sobre el Holocausto. Arraigado en una teoría racial muy extendida en la cultura y la ciencia europeas de la época, el genocidio nazi del pueblo judío nació del antisemitismo, el fascismo y el racismo. Rechazamos rotundamente cualquier intento de disminuir, tergiversar o justificar el antisemitismo, los crímenes nazis contra la humanidad o el revisionismo histórico frente al Holocausto.”
Esta no es la primera vez que el presidente palestino incurre en exclamaciones antijudías desaforadas o en distorsiones del Holocausto. El último mayo afirmó que Israel mentía como el principal propagandista nazi Joseph Goebbels. En agosto del año pasado acusó a Israel de perpetrar “50 holocaustos” en una conferencia de prensa junto al Canciller Olaf Scholz; en Alemania, de todos los lugares posibles. Ya en 2018 había pronunciado un incendiario discurso en una sesión del Consejo Nacional Palestino durante el cual culpó a los judíos por su propio asesinato en masa durante la Segunda Guerra Mundial y negó cualquier conexión judía con la Tierra Santa. Con descaro, denominó a su ponencia panfletaria como una “lección de historia”. Fue universalmente criticado, entre otros, por los gobiernos de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Japón y Lituania, el enviado de las Naciones Unidas para Oriente Medio, el jefe de política exterior de la Unión Europea y la titular de UNESCO. Aquella vez, incluso el diario propalestino The New York Times sumó su voz en un editorial que decía que “al alimentar reprobables mitos antisemitas y teorías de conspiración” el presidente palestino “ha perdido toda credibilidad como socio digno de confianza”.
Sin embargo, esa credibilidad hacía largo tiempo que estaba perdida; al menos para quienes estuvieron observando las declaraciones fantásticas de Abbas desde la firma de los Acuerdos de Oslo. Al disertar ante la Comisión Europea en 2016, el presidente palestino afirmó que rabinos israelíes habían instruido a sus seguidores a envenenar pozos de agua árabes y además aseguró que Hitler había facilitado la inmigración de judíos a Israel por medio de un acuerdo con el Banco Anglo-Palestino (precursor del actual Banco Leumi de Israel). La Autoridad Palestina, de la cual él es presidente desde enero de 2005, incitó a la población palestina con mensajes profundamente antisionistas, judeófobos y negacionistas en sus medios de prensa controlados, sus textos escolares, sus comunicados oficiales y las ponencias de sus oficiales desde el inicio mismo del proceso de paz. Y recordemos su absurda tesis doctoral obtenida en una universidad soviética en 1982, la cual sigue siendo popular hoy en día en los territorios palestinos y está disponible en árabe en internet. Titulada El otro lado: la relación secreta entre el nazismo y el sionismo, sostiene que la cifra de seis millones de víctimas judías del Holocausto es exagerada (“incluso menos de un millón”), que los líderes sionistas cooperaron con los nazis en el exterminio judío y los cataloga de ser “tropas de asalto de la reacción imperialista mundial”.
Durante el proceso de paz inaugurado en 1993, los políticos, diplomáticos y periodistas se han centrado en asuntos tales como el status de Jerusalem, el destino de los territorios disputados, los asentamientos y otros asuntos importantes del conflicto palestino-israelí. Pero el corazón de cualquier proyecto de paz -la manera en que las partes educan a sus pueblos hacia la aceptación del otro- quedó relegado a segundo plano. Peor aún, fue deliberadamente ignorado. Recuerdo haberle preguntado públicamente al respecto a Shimon Peres en ocasión de un encuentro internacional de periodistas a fines de los años noventa en Jerusalem. Su única respuesta consistió en admitir que “eso es escandaloso” para luego pasar a la siguiente pregunta. Esta actitud desinteresada con la propaganda racista palestina de entonces dio un pase libre a que una generación entera palestina haya sufrido un lavado de cerebro alucinante.
Así, las más recientes falsedades de Mahmoud Abbas dichas en las vísperas del 30 aniversario de la firma de los Acuerdos de Oslo resultan paradójicamente educativas. Ellas nos permiten comprender porqué la promesa pacifista de Oslo se hizo añicos irremediablemente.
Perfil
Por Julián Schvindlerman
  Barbie en Oriente, Barbie en Occidente – 02/09/23
Julián Schvindlerman
Perfil (El Observador) – 2/9/2023
https://www.perfil.com/noticias/elobservador/barbie-en-oriente-barbie-en-occidente.phtml
La película de la muñeca ha generado de todo, menos silencio. En algunos países musulmanes el film fue prohibido por “promover valores morales” que no van de acuerdo a los de estas naciones. En Occidente –no exento de críticas–, las quejas giraron alrededor de lo que fue un impulso solapado del capitalismo y –opuesto a un primer análisis–, una expansión del patriarcado. Sin embargo, entre las diferencias… … se pueden encontrar puntos en común que lleven a un acercamiento entre los dos mundos.
Irremediablemente obscena para unos, repudiablemente materialista para otros, y adorablemente encantadora para el resto, la película parece haber confirmado el postulado de su tráiler: “Si amas a Barbie, esta película es para ti. Si odias a Barbie, esta película es para ti”.
La recepción de Barbie en el Oriente musulmán y el Occidente ha sido contrastante, aunque no de manera uniforme. “La fiebre de Barbie teñirá al mundo de rosa”, aseguró una empresa de investigación de mercado tras la aparición de la hipertaquillera película homónima. Y así parece ser, aunque no en todas partes.
En el mundo islámico, quienes se opusieron a la película basaron sus cuestionamientos en razones de modestia y puritanismo. Según recopiló la organización Middle East Media and Research Institute (Memri), muchos youtubers árabes influyentes, con millones de suscriptores, protestaron en su contra, alegando que promueve el feminismo y la homosexualidad y pidieron que fuese prohibida en los países árabes e islámicos.
En Punjab, la provincia más grande de Pakistán, las autoridades suspendieron las proyecciones de Barbie durante diez días, porque se declaró que tenía “contenido objetable”, pero luego la película volvió a los cines.
The Jerusalem Post informó que las autoridades de Kuwait, Argelia y el Líbano objetaron los supuestos temas Lgbtq de la película, más que su feminismo. “La censura parece tener menos que ver con las críticas al patriarcado del mundo real, y más con temas de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero”, reportó el diario.
El ministro de Cultura del Líbano, Mohammad Mortada, pidió que se prohibiera el film en un comunicado que decía: “La película Barbie contradice los valores morales y religiosos, y los principios establecidos en el Líbano, ya que promueve la homosexualidad, la transgeneridad y la fea idea de rechazar la tutela del padre, menospreciar y ridiculizar el papel de la madre, cuestionar la necesidad del matrimonio y construir una familia, y retratarlos como un obstáculo para el autodesarrollo del individuo, especialmente para las mujeres”.
Las autoridades kuwaitíes prohibieron Barbie por promover “ideas y creencias que son ajenas a la sociedad kuwaití y al orden público”, según un comunicado de una agencia oficial de noticias del Estado.
Argelia quitó la película después de haber estado proyectada en los cines durante varias semanas, según la agencia Reuters. “Barbie –dijeron las autoridades– promueve la homosexualidad y otras desviaciones occidentales”. Además, “no cumple con las creencias religiosas y culturales de Argelia”. El Ministerio de Cultura envió avisos a los cines del país para que dejaran de proyectar el film, declarando que su mensaje era “dañino para la moral”.
The Wall Sreet Journal (WSJ) informó que no todos los países musulmanes tradicionalistas rechazaron la película. Se estrenó en Bahrein y en los Emiratos Árabes Unidos –cabe recordar que en este último, prohibieron la película de Disney-Pixar Lightyear por mostrar a una pareja del mismo sexo–.
Un bastión del islam conservador, como es Arabia Saudita, permitió que Barbie se proyectara en sus cines y muchas cinéfilas asistieron luciendo abayas rosas. Allí, subrayó el WSJ, no fue un lanzamiento silencioso: “En Riyadh, VOX Cinemas organizó festividades nocturnas de primer nivel completas, con un DJ, una cabina de fotos y una estación de peluquería. En el menú: un exclusivo combo de palomitas de maíz con granizado rosa para las Barbies y un combo de granizado azul para los Ken”.
Se nota un contraste con la decisión del gobierno saudita en 2013, cuando censuró a “las muñecas Barbie judías” y “sus accesorios y utensilios vergonzosos”. Trascendió, además, la noticia de un grupo de cuatro amigas kuwaitíes que en las redes sociales mostraron su viaje por ruta desde Kuwait a la ciudad saudita de Dammam; viajaron por casi cinco horas para ver la película, y, una vez allí, se tomaron selfies en el cine con sus granizados y bolsos rosas.
Nada nuevo. La oposición a Barbie en el mundo islámico no es nueva. Ya en 2002, el estado iraní produjo dos muñecas gemelas en un intento de desplazar a la versión estadounidense en el mercado local. Se llamaban Sara y Dara, y vestían trajes típicos persas, más no tuvieron ningún éxito comercial.
Diez años después, la policía clausuró decenas de jugueterías por vender muñecas Barbie. Majid Qadiri, jefe del Departamento de Juguetes del Centro Iraní para el Desarrollo de la Primera Infancia, declaró durante una entrevista con Al Alam TV en 2012: “Está prohibido traer muñecas Barbie a este país. Tampoco queremos importar otras muñecas a Irán, queremos crear un ambiente que sea apropiado para los niños”. La película de Greta Gerwig (directora de Barbie) no llegó a los cines de Irán.
Azadeh Moaveni, profesora asociada de periodismo en la Universidad de Nueva York, analizó en la revista Foreign Policy por qué la muñeca americana nunca llegó a seducir del todo a los extranjeros: “Una muñeca para niñas inspirada en una fantasía erótica de Europa occidental, Barbie, en todos sus viajes, ha encontrado sensibilidades de género que ofendía o simplemente no podía entusiasmar, provocando reacciones impredecibles que tenían más que ver con las propias fracturas culturales y políticas internas en las sociedades”.
Por aquí: crítica al capitalismo. En Occidente hubo una recepción diferente al film: mucho más amena a nivel público general, pero no desprovista del comentario escéptico centrado en una conocida obsesión de las elites culturales: el capitalismo.
“Barbie es una de las películas convencionales más ingeniosas, inmaculadamente diseñadas y sorprendentes de los últimos tiempos: un testimonio de lo que se puede lograr, incluso en las entrañas más profundas del capitalismo”, dijo la crítica Clarisse Loughrey en The Independent.
“Es un manifiesto salpicado de rosa por el poder del trabajo creativo y la imaginación insustituibles”, agregó. No obstante, matizó: “El hecho de que todo esto esté ligado a uno de los productos más reconocibles que existen, y que cualquier éxito que tenga, sin duda, impulsará los precios de las acciones de Mattel, subraya el hecho de que es, en gran medida, imposible abrazar el arte sin abrazar la hipocresía”.
En un artículo titulado “La confusa fantasía feminista de Barbie todavía se inclina ante el patriarcado”, el escritor David Cox anotó en The Guardian: “Resumiendo brevemente, la película suena como una homilía feminista casi ridículamente exagerada”.
Y continuó: “Si Barbie constituye un triunfo, no es un triunfo del feminismo, sino del, hasta ahora, más inexpugnable vástago del patriarcado: el capitalismo. Las mujeres han estado gastando millones para ver un anuncio gigante que probablemente las desconcierte más que las inspire. Y ahora están gastando millones más en la mercancía. El presidente y director general (hombre) de Mattel, Ynon Kreiz, tiene muchos motivos para estar satisfecho. ¿Pero las feministas? Quizá no tanto”.
Laura Verdasco observó en el periódico Socialist Worker: “La película de Barbie no es una historia revolucionaria, pero ofrece una crítica importante de ser mujer bajo el capitalismo”. Eliana Docktermanse aseguró de incluir esta información en su reseña en Time: “El día que salió a la venta una Barbie de Margot Robbie, se convirtió en la muñeca número uno en Amazon”.
Un inesperado acercamiento. Censurada y a la vez celebrada en el Oriente musulmán, idolatrada y en simultáneo bastardeada en Occidente, Barbie ha tenido un impacto cultural enorme. Tras su estreno, el debate se instaló inmediatamente en nuestra aldea global. Los ejemplos aquí citados son meramente ilustrativos, y por supuesto que no alcanzan a exhibir la totalidad ni la diversidad de opiniones sobre Barbie a ambos lados del mapa.
A grandes rasgos, la prohibición prejuiciosa en algunas naciones islámicas dejó en evidencia la brecha cultural que aún separa a segmentos del Oriente religiosamente ultraconservador, del más secularizado y multisexual Occidente. La real epidemia rosa que Barbie propagó en los países occidentales –con su influencia cristalizada en la moda, la decoración, el comercio e incluso en la industria automotriz–, y el fervor de las fans árabes con sus abayas y pochoclos rosas en la no poco tradicionalista Arabia Saudita y otros países del Golfo, sugieren que la brecha puede ser algo difusa.
Y si eso es así, Barbie podría constituir un inesperado –aunque superficial– aporte al acercamiento intercultural. Otra arista más para analizar este auténtico fenómeno fílmico global.