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Mundo Israelita

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Por Julián Schvindlerman

  

La reforma de la discordia. Es preferible una Corte extralimitada a un Gobierno desatado – 08/23

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Por Julián Schvindlerman
Mundo Israelita – agosto 2023

Hace poco el gobierno israelí aprobó la informalmente denominada “ley de la razonabilidad”. Alude a la práctica de la Corte Suprema de Justicia de bloquear decisiones ejecutivas apoyándose en el criterio de la razonabilidad. Su objetivo es evitar que la Corte apele a esa herramienta para interferir en decisiones del poder político.

El gobierno alega que la Corte se tomó este y otros atributos desde las décadas de los 80s y 90s en adelante y lo ve como un acto de usurpación política por parte de jueces elitistas alejados de la realidad de las masas. ¿Tiene sentido que la Corte tenga la potestad de detener decisiones de gobierno con solo catalogarlas de ser irracionales? ¿Es válido que jueces se basen no en leyes o jurisprudencia, sino apenas en su criterio técnico de lo qué es razonable y no lo es para validar o refutar decisiones de un gobierno electo democráticamente?

El gobierno de Netanyahu plantea que ello es un exceso de poder judicial y avasalla la atribución de gobernar del partido que ganó una elección nacional y ha dado forma a una coalición al cabo de negociaciones políticas extenuantes, cuyo resultado es la mayoría parlamentaria. Netanyahu et al sostienen que los jueces no son popularmente electos, a diferencia del gobierno, y que son elegidos en parte por los propios jueces, lo cual viciaría el proceso, al perpetuar una estirpe ideológicamente uniforme. Eso es cierto. Pero también lo es el hecho de que esta argumentación ha dado lugar a abusos políticos en muchos países, siendo Hungría el caso saliente. Y Netanyahu no está del todo indemne. Es el premier más longevo en la historia de Israel, superando incluso al padre fundacional, David Ben-Gurion, en años de gobierno. ¿Por qué inició esta reforma judicial justo cuando tiene causas pendientes con la Justicia?

La Corte alega que interfiere en la gestión política del poder ejecutivo solo ante situaciones de flagrante irrazonabilidad. Por ejemplo, el caso del ministro Aryeh Deri, quién, a pesar de ser un delincuente financiero convicto, la coalición lo incorporó al gabinete. La Corte afirmó que esa acción fue “extremadamente irracional” y obligó al gobierno a expulsar a Deri de su seno. La obstinación de Netanyahu en reintegrar a Deri al gabinete persiste. Si los jueces tienen razón o no en aplicar la vara de la razonabilidad puede ser debatible. Si existiese la vara de la moralidad, Deri debería quedar afuera.

A la vez, no siempre prevaleció en la Corte la coherencia, y su predilección progresista la expuso como una institución contradictoria bajo la vara de la misma razonabilidad. Recordemos qué, en 2022, cuando el gobierno interino de Yair Lapid cedió al Líbano partes del mar territorial de Israel y campos gasíferos en alta mar- apenas cinco días antes de las elecciones parlamentarias y en oposición a una ley que requiere una votación en la Knesset y un referéndum nacional para cesiones de este tipo-, la Corte Suprema validó la decisión del gobierno de Lapid. ¿Fue eso razonable?

No obstante, con todas sus imperfecciones, la Corte es el único contrapeso al poder oficial, dada la naturaleza de la democracia israelí, que es una democracia parlamentaria unicameral. El gobierno tiene 64 sobre 120 bancas en la Knesset, lo que implica que el poder ejecutivo y el poder legislativo están en sintonía. La Corte entonces es el único contrapeso real de poder que preserva el balance democrático en Israel, aun cuando se exceda a veces, incluso de manera arbitraria.

Al escuchar a las partes, se advierte que ambas tienen argumentos válidos. En consecuencia, hubiera sido ideal buscar el consenso en vez de avanzar por el camino de la imposición unilateral por simple mayoría. Sobre todo, ante un tema que es percibido como una reforma fundamental del sistema judicial, que toca con la integridad democrática de la nación. Acotar la vara de la razonabilidad puede ser criterioso. El problema es que esta cláusula es parte de un paquete de medidas que en su conjunto degradarían el poder de la Corte como un contrapeso legítimo al poder político.

Pocas cortes supremas del mundo democrático tienen la fuerza de la Corte Suprema israelí, e incluso muchos de quienes se oponen a la reforma en su conjunto coinciden con la evaluación de que la Corte se extralimita y tiene un sesgo izquierdista. Pero al balancear causas y consecuencias, parecen inclinarse por el lado menos peligroso de la ladera de la montaña: aquél que sugiere que es preferible una Corte jurídicamente extralimitada a un gobierno políticamente desatado.

Más allá del debate jurídico-político, es insoslayable el impacto del mismo en el cuerpo social de Israel. Netanyahu debería meditar si vale la pena el costo que Israel está pagando por su propuesta de reforma, dada la fragmentación social, la polarización colectiva, el debilitamiento de la cohesión en el ejército, la afectación de notas crediticias y su influencia negativa en la economía, el daño al brillo de la nación start-up, el deterioro de los lazos con aliados indispensables así como con parte de la judería mundial y, no menos grave que todo lo anterior, a la luz del envalentonamiento peligroso de los enemigos de Israel.

Claro que para frenar, o al menos pausar, esta iniciativa polémica se requiere de algo distinto a lo que ofrece hoy el liderazgo en Israel. Como anotó el columnista conservador del New York Times, Bret Stephens: “Un estadista se sacrifica por su nación. Un demagogo sacrifica a su nación por sí mismo”. Netanyahu supo ser un gran estadista en el pasado. Ahora debe decidir como querrá ser recordado.

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Por Julián Schvindlerman

  

Así ve el régimen de Irán el tumulto social en Israel – 02/08/23

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Por Julián Schvindlerman
Infobae – 2/8/2023

https://www.infobae.com/opinion/2023/08/02/asi-ve-el-regimen-de-iran-el-tumulto-social-en-israel/

Estos últimos meses han sido extremadamente convulsos en Israel. La reforma judicial que impulsa el gobierno de Benjamín Netanyahu ha precipitado una reacción feroz de parte de la oposición política, la sociedad civil, la prensa, partes del estamento militar, de la comunidad de inteligencia, del sector de alta tecnología y de ámbitos académicos, médicos, sindicales y otros. La dirigencia judía estadounidense, usualmente cauta en sus señalamientos públicos a Israel, ha dejado saber su inquietud con esta situación. La Administración Biden -abandonando toda prudencia diplomática- se inmiscuyó críticamente en lo que es un asunto interno de Israel; aunque el columnista estrella del New York Times Thomas L. Friedman (a estas alturas más operador político que comentarista) aliente ello en una carta abierta al presidente de EE.UU., la cual titula “solo usted puede salvar a Israel”, y advierta, con típico alarmismo, que el caos doméstico en Israel “causará un serio daño a nuestros propios intereses estratégicos en Medio Oriente”, podría “desestabilizar fácilmente a Jordania” y va a “desmantelar el proceso de paz de Oslo” (!).

En un rincón situado en el extremo del Medio Oriente hay quienes comparten esta profecía del Fin de los Tiempos, con la diferencia de que la celebran. “El régimen sionista nunca se había enfrentado a una crisis tan terrible como la actual durante sus 75 años”, escribió en Twitter el Líder Supremo de Irán Alí Khamenei. “Está atenazado por una grave inestabilidad política”. En un discurso ante autoridades locales aseguró que el “régimen sionista” estaba desapareciendo más rápido de lo que él había previsto: “Sus propios funcionarios advierten continuamente que su colapso se acerca. Su presidente dice esto, su ex primer ministro dice esto, su jefe [militar] dice esto y su ministro de defensa dice esto. Todos lo dicen”. Agregó: “Dicen que su colapso se acerca y que no llegarán a cumplir 80 años. Dijimos hace unos años [en 2015] que no llegarían al próximo punto de 20 o 25 años a partir de entonces. Pero ellos mismos tienen prisa y quieren irse antes”.

Los medios de comunicación estatales dieron eco a esa mirada. Cuando trascendió que el primer ministro Netanyahu había sido hospitalizado por problemas cardíacos, Tasnim News citó al portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Nasser Kanaani, diciendo que “la crisis en el corazón del régimen sionista es más profunda que la crisis en el corazón de su primer ministro”. Fars News informó que “los disturbios actuales podrían conducir a una guerra civil y tener un impacto real en el estado de las instituciones militares del régimen de ocupación”. Tehran Times, publicación oficial en inglés cuyo lema es “La pura verdad”, publicó artículos con títulos como “El peor día en la historia de la entidad sionista” e “Israel se tambalea al borde del precipicio”. Curiosamente, su autor, Ali Karbalaei, usó el nombre de Israel en el título, mientras que dentro de la nota se refería al Estado judío como los “territorios palestinos ocupados”. Cuando Netanyahu recibió el alta médica, Tehran Times tituló: “Dentro de la Palestina ocupada: Directo fuera del hospital”.

Beni Sabti, investigador del Jerusalem Institute for Strategy and Security, monitoreó la cobertura del tumulto israelí en la prensa iraní, enfocándose en los medios más cercanos al Líder Supremo. De particular interés es el sitio web del Consejo de Seguridad Nacional de Irán, Noor News, que sigue de cerca la evolución de la política israelí, hasta el punto de haber creado una página en hebreo para los lectores israelíes. El Consejo opera bajo las instrucciones de Khamenei y sus publicaciones son aprobadas por las autoridades.

Según Sabti, “En los últimos meses, este sitio publicó noticias detalladas sobre la situación económica, las divisiones dentro de la sociedad israelí y la actitud hacia los sectores vulnerables para presentar al Estado judío, según la narrativa tradicional iraní, como vulnerable y como un país cuyas partes no conectan”. Noor News publicó un artículo titulado “Disminución significativa de la confianza sionista en el futuro del estado hebreo”, en el cual refería al “índice de optimismo anual” que confecciona el Instituto de Democracia de Israel (IDI). Según la encuesta del presente año citada de IDI, solo el 49% de los israelíes confía en el futuro del país. En un artículo con el título “No existe tal cosa como la izquierda, el centro o la derecha en el gobierno israelí”, el editor de Noor News escribió que “no importa quién sea el líder de cualquier nuevo gobierno israelí y cuál es la ideología de ese gobierno, la ocupación israelí siempre se basará en un sistema de colonialismo y colonos”. Según este editor, Israel “seguirá siendo así pase lo que pase hasta la liberación de Palestina”.

El segundo medio de comunicación más importante en cercanía al Líder Supremo, según Sabti, es el diario Kayhan, el cual publicó un mensaje de Khamenei: “Durante muchas semanas, decenas de miles de residentes de los territorios ocupados se han manifestado contra el gobierno dictatorial y fascista de Netanyahu”. No se refiere a Cisjordania: Teherán ve a todo Israel como territorio ocupado. El periódico dijo que los manifestantes israelíes portaban pancartas con la consigna “El gobierno de Netanyahu es peligroso para la paz mundial” y atribuyó estas palabras al ex premier Ehud Barak, “Israel puede no llegar a los 80 años porque se está convirtiendo lentamente en un polvorín”. (En rigor, Barak advirtió que la mayor amenaza para Israel eran los conflictos internos y recordó la división de la monarquía davídica en dos reinos, así como las peleas en la era Jasmonea. Pero nunca afirmó que Israel no sobreviviría su 80 aniversario).

Por su parte, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, declaró en un discurso televisado días antes del gran festival chiíta de Ashura: “Israel fue alguna vez considerado como una potencia regional que no puede ser derrotada, y los países de la región aceptaron su amenaza como un hecho que no puede ser eliminado”. No obstante, “su confianza, conciencia y autoestima se han deteriorado en la crisis que vive hoy”, anunció. En su impresión, “Este día, en particular, es el peor día en la historia de la entidad [sionista]… Esto es lo que lo pone en el camino del colapso, la fragmentación y la desaparición, si Alá quiere”.

Reuters informó que hace poco oficiales iraníes y líderes de Hamas se reunieron en secreto para evaluar su reacción al desorden interno en Israel. Esta agencia de noticias decía que La Guardia Revolucionaria de Irán y Hamas acordaron adoptar un perfil bajo para no brindar a Netanyahu una salida fácil al lío actual. Hezbolá, empero, “planea explotar la situación a futuro”. El diario israelí Yediot Ahronot reportó que la inteligencia militar advirtió cuatro veces al gobierno que la situación de caos social y su impacto en las filas del ejército estaba dañando la capacidad de disuasión. El diario árabe fundado en Londres, Asharq al-Awsat, aseguró que “Irán está jugando un rol en el conflicto doméstico en Israel entre el gobierno y la oposición”. Si esta información es fidedigna o es parte de un juego de manipulación de medios, es difícil saber. Lo que está claro es que el régimen Ayatolá está observando la realidad israelí y calibrando una respuesta. Si su entusiasmo exultante acerca de la percibida debilidad defensiva israelí lo empujase hacia conclusiones equivocadas, podría dar un gran paso en falso con consecuencias dramáticas para Israel, Irán y toda la región.

Conferencias destacadas

Ponencia Julián Schvindlerman en evento virtual del Transatlantic Dialogue Center (Kiev, Ucrania)

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«Los crímenes de guerra rusos en Ucrania: debates con expertos latinoamericanos» (27/6/2023)

Participantes:

Desde Kiev:
-Oleksandr SLYVCHUK, Coordinador del Programa de Cooperación con España y América Latina en Transatlantic Dialogue Center.
-Alina RÓHACH, analista del Programa de Cooperación con España y América Latina en Transatlantic Dialogue Center.

Desde Buenos Aires:
-Julián SCHVINDLERMAN, escritor y analista político internacional especializado en asuntos del Medio Oriente, profesor titular en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo (Argentina), y profesor invitado en la Universidad Hebraica (México).
-Luciana MINASSIAN, auxiliar segunda, departamento de Derecho Público II en Facultad de Derecho, Cátedra Libre de Holocausto, Genocidios y Lucha contra la Discriminación, Universidad de Buenos Aires.

Desde Indiana:
-Irene Victoria MASSIMINO KJARSGAARD, relatora del Tribunal Superior Penal de la Provincia de Buenos Aires, abogada, activista y académica de los derechos humanos, cofundadora de la ONG Lemkin

Desde Madrid:
-Tetiana ZHUKOVA, responsable de promoción internacional en el Centro de Derechos Humanos ZMINA en Ucrania.

Desde Varsovia:
-Bartlomiej ZNOJEK, analista de América Latina en el Instituto Polaco de Asuntos Internacionales (PISM), Polonia.

Desde Santiago:
Paulina ASTROZA SUÁREZ, Directora del Centro de Estudios Europeos, titular de Cátedra Jean Monnet de la Unión Europea en la Universidad de Concepción en Chile, directora en Ciencias Politicas y Sociales de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.

Audio:

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Por Julián Schvindlerman

  

El centenario de Mundo Israelita – 06/23

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Por Julián Schvindlerman
Mundo Israelita – 2 junio 2023

Cuando Mundo Israelita nació, en junio de 1923, el planeta era muy diferente de como lo conocemos hoy. Los nazis todavía no habían subido al poder. La Segunda Guerra Mundial no había comenzado ni el Holocausto había ocurrido. El Estado de Israel no había sido establecido, ni sus épicas y sus tragedias habían acontecido. Ni Mahatma Ghandi ni John Fitzgerald Kennedy ni John Lennon ni Itzjak Rabín habían sido asesinados. Hiroshima y Nagasaki eran ciudades normales, Fidel Castro no había sido concebido y Juan Domingo Perón estaba a más de dos décadas de distancia de liderar en la Argentina. Mijaíl Gorbachov no había llegado al poder en Rusia ni Ronald Reagan al gobierno de los Estados Unidos. Winston Churchill aún no había derrotado a Hitler ni recibido el Premio Nobel de Literatura. Nelson Mandela era inimaginable en Sudáfrica. Charles Chaplin no había filmado Tiempos modernos, la minifalda no había sido diseñada, Neil Armstrong estaba aún muy lejos de la luna y la ONU no existía.

Cuando Mundo Israelita cumplió veinticinco años, en junio de 1948, Israel era muy diferente de como lo conocemos hoy. El estado judío acababa de ser proclamado y la Guerra de la Independencia recién había comenzado. La Guerra de los Seis Días, la del Iom Kipur, la del Líbano, la del Golfo, no habían ocurrido. Los traumas legendarios del terrorismo palestino aún no habían advenido: ni Entebbe, ni Maalot, ni Múnich, ni Achille Lauro. Yasser Arafat era un desconocido. Las negociaciones con la OLP, las intifadas, el proceso de paz fallido; eventos difíciles de anticipar. Hamas, Hezbola y Jihad Islámica Palestina no asomaban todavía. La exitosa, aunque formal, paz con Egipto y Jordania, menos todavía. Los Acuerdos de Abraham, ciencia ficción. El desarrollo económico de la nación, su progreso tecnológico, la proliferación de compañías start-up y la llegada (irregular) de una nave no tripulada a la luna eran pura fantasía. Naomi Shemer no había compuesto “Jerusalem de oro”, ni la nación había ganado cuatro festivales de Eurovisión. El Muro de los Lamentos estaba por quedar ubicado en Jordania.

Cuando Mundo Israelita cumplió cincuenta años, en junio de 1973, la Argentina era muy diferente de como la conocemos hoy. Isabelita estaba por gobernar, la junta militar no había golpeado ni la guerra de las Malvinas, acontecido. Las Copas Mundiales de 1978, 1986 y 2022; nada todavía. Tampoco sabíamos de Diego Armando Maradona y Leo Messi, del regreso de la democracia o de Raúl Alfonsín. Menem, De la Rúa, Él y Ella, Macri, Milei y nuestras locuras de cada día eran remotas. Tato Bores estaba vivo, Ricardo Darín no noviaba con Susana Giménez y Coca Sarli tenía todavía una docena de películas por actuar. Bernardo Neustadt era relevante y Jorge Lanata tenía trece años. Ni pensar se podía en el corralito, la convertibilidad del liberal Domingo Cavallo o en un futuro ministro de economía comunista como Axel Kiciloff. Pipo Pescador estaba armando su carrera y el país no había ganado un premio Oscar con sus películas todavía. Y aún no se había anunciado la cadena de pancherías que asociaría a un ex Jefe del Ejército con un ex Secretario de Comercio Interior.

Hoy, Mundo Israelita cumple cien años. Nuestro planeta, la Argentina e Israel son muy distintos. Pero éste -el primer periódico judío editado en español en la Argentina- sigue informando y educando a sus lectores como lo viene haciendo desde hace un siglo: con estoica perseverancia y el respaldo de una trayectoria fenomenal. Sus editores han sabido navegar las turbulencias de diez décadas desafiantes, y su actual editora (desde hace catorce años), Corina Schvartzapel, ha probado ser un timonel muy comprometido, pluralista y capaz. Mundo Israelita fue y es cuna de periodistas y hombres y mujeres de letras que encontraron en sus páginas un espacio de oportunidades para manifestar sus ideas con creatividad y libertad. Alejandra Pizarnik, Victoria Ocampo, Diana Wang, Ricardo Rojas, Alberto Gerchunoff, Jorge Luis Borges, Mark Turkov, Marcos Aguinis, Jaime Barylko, León Dujovne, y Bernardo Koremblit, entre muchos otros articulistas, aparecieron en sus frondosas ediciones. En fidelidad a su época fundacional, sigue siendo publicado en papel.

Mundo Israelita fue testigo de casi todo el siglo XX y, BH, lo seguirá siendo del siglo XXI y más también. Por costumbre, uno debiera desearle larga vida hasta los 120, pero nos quedaríamos cortos. ¡Muchas felicidades Mundo Israelita, y por otro siglo más!

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Por Julián Schvindlerman

  

Jazz Intergaláctico – 14/05/23

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A treinta años de la partida de la Tierra de Sun Ra
La historia de uno de los músicos más originales que hayan pisado alguna vez este planeta, tal vez llegado desde otro muy lejano.

Por Julián Schvindlerman
PERFIL (14/5/2023)
El Observador

https://www.perfil.com/noticias/elobservador/a-treinta-anos-de-la-partida-de-la-tierra-de-sun-ra.phtml

Según la NASA, Saturno no es el único planeta que tiene anillos, pero sí los más bellos. Están hechos de hielo y roca. Allí, un día dura algo más de 10 horas y su año equivale a 29 años en la Tierra. Es el sexto planeta contando desde el Sol y tiene 63 lunas. Hay algo más que los informes de la agencia aeroespacial norteamericana no dicen. Es el único planeta en toda la galaxia que ha engendrado a un músico de jazz: el incomparable Sun Ra.

Oficialmente, nació como Herman Poole Blount en Birmingham (Alabama) en 1914. Fue así llamado en honor a Black Herman, un mago que decía ser “originario de las junglas oscuras de África”. En los años 30, según él ha contado, fue visitado por alienígenas con pequeñas antenas encima de sus ojos y orejas, quienes lo llevaron a Saturno y le impartieron un conocimiento superior al de la raza humana. Antes de regresarlo al planeta Tierra, le instruyeron guardar ese conocimiento en su interior, y solo difundirlo cuando la situación aquí fuese desesperante. Dirá tiempo después a su biógrafo John Szwed: “Me enseñaron algunas cosas que cuando parecía que el mundo estaba entrando en un caos total, cuando no había esperanza para nada, entonces podría hablar, pero no hasta entonces”. Tras esa singular experiencia, abandonó sus estudios secundarios y se dedicó a la música. Inició su camino tocando en clubes de striptease, en big bands y bajo la estrella del blues.

Género. Se inspiró en las raíces egipcias de la civilización humana y las combinó con la ciencia ficción, dando forma a un género que más adelante se llamaría afrofuturismo. En 1952 Blount adoptó el nombre de Le Sony’r Ra, que trascendió generalmente como Sun Ra, por el Dios egipcio del Sol. Es muy probable que haya creído en la teosofía, corriente esotérica que plantea la existencia de seres espiritualmente elevados en un plano inmaterial, quienes guían a la humanidad por medio de discípulos terráqueos. Según Szwed, tenía un pasaporte que decía Saturno. No tenía fechas de nacimiento. Blount dijo de sí mismo: “Como no me considero uno de los humanos, yo mismo soy un ser espiritual”. Su apego al antiguo Egipto y a las culturas africanas lo asociaron al movimiento nacionalista negro de las décadas de los 60 y 70. En un perfil en The New Yorker, Hua Hsu escribió que Ra comenzó a esbozar una ‘mitología astronegra’, una forma de alinear la historia del antiguo Egipto con una visión de un futuro éxodo humano ‘más allá de las estrellas’”. Comentó Adam Shatz en Slate: “Al igual que la nación del islam, que afirma que Elijah Muhammad está actualmente dando vueltas alrededor de la Tierra en un transbordador espacial, Sun Ra hizo de su visión de la liberación de Saturno la base ideológica de una teología…”.

Revolución. Pero a él no le concernía demasiado la revolución negra. “No busco la libertad. No busco la igualdad”, afirmó. “Soy como los pájaros. Ellos cantan. Los que quieren pueden escuchar, los que no, no tienen que hacerlo”. Tampoco le preocupaba la suerte del mundo terrenal. Se declaró objetor de conciencia durante la Segunda Guerra Mundial con este alegato: “No veo cómo el gobierno o cualquier otra persona podría esperar que acepte ser juzgado por los estándares de una persona normal”. Sus admiradores y seguidores estaban convencidos de su origen extraterrestre. Uno de ellos dijo: “Al ser del espacio exterior, Sun Ra no tenía miedo ni de los electrones ni de la electricidad, por lo que fue uno de los primeros músicos en la Tierra en usar un teclado eléctrico”. En ocasión del cumpleaños 103 de Sun Ra, la cantante y modelo conocida como Solange tuiteó: “Estas canciones me ayudaron a superar los últimos años. Feliz día de la llegada a la Tierra @SunRaUniverse. Gracias por tus frecuencias”. Otros músicos se mostraron escépticos. Wayne Coyne de la banda Flaming Lips anotó: “Bueno, él cree que es del espacio exterior…está loco”. Sun Ra insistía, como puede verse en esta confesión hecha al saxofonista tenor Johnny Griffin: “Debo ser de otro lugar porque soy un inadaptado total”.

Cosmos. Sun Ra formó una banda a la que llamó Arkestra (una mezcla de palabras inglesas entre arca y orquesta) con la que recorrió el mundo. Sus miembros vestían ropas con una estética antigua y futurista a la vez. A sus instrumentos los apodó “órgano tonal cósmico”, “melófono espacial-dimensional” y “arpa solar”. Los nombres de sus discos están saturados de referencias cósmicas: Super-Sonic Jazz, The Heliocentric Worlds of Sun Ra, Interstellar Low Ways, Cosmic Times for Mental Therapy y To Those of Earth… And Other Worlds, por citar algunos. Ídem varios de sus temas: Omniverse, Space Loneliness, Calling Planet, Love in Outer Space y We Travel the Spaceways, entre muchos otros.
Las ilustraciones de los álbumes fueron igualmente estrafalarias, repletas de iconografía espacial. Una portada lo relaciona con curiosos universales como Da Vinci, Copérnico, Galileo y Pitágoras. Sus composiciones se movieron entre el free jazz, space music, boogie-woogie, swing, fusión y covers –fieles o caprichosos– de temas del mundo de Disney, George Gershwin, Fletcher Henderson, Harold Arlen y otros.
En una de sus fases, “Sun Ra abrazó un estilo que alternaba entre visiones encantadas y etéreas del espacio profundo y versiones aturdidas y dementes del jazz de los años 30 y 40”, observó Hsu.

Asceta insomne. Fue un asceta que supuestamente se privó del alcohol, las drogas, el sexo y aun del sueño. “Sun Ra era, para la gente que no conocía a Sonny, un insomne”, dijo el saxofonista de la Arkestra Knoel Scott. “No dormía. Tal vez dos horas”. Exigía análogo comportamiento de los integrantes de su banda. Vivían en una comuna y solía hacerlos ensayar o escuchar una disertación sobre el antiguo Egipto a cualquier hora del día o de la noche. Su ladero Marshall Allen admitió: “Dedicas la mayor parte de tu tiempo a la música las 24 horas del día”. Algunos se refirieron a este estilo de vida medio en broma (o no tanto) como “la cárcel de Ra”. No obstante, permanecieron fieles al líder. Comentó Shatz: “Los hombres de Sun Ra creían en el mito de los orígenes de su líder y, como él, esperaban ser rescatados de la Tierra por naves extraterrestres”. Según Art Blakey, el saxofonista de la Arkestra John Gilmore a menudo se jactaba de sus ‘fans en Marte o Júpiter’”.
La industria de la música y la sociedad en general no lo descartaron a él como un amo de secta chiflado ni a sus creencias como una estratagema de marketing. En 1969, Esquire le pidió una sugerencia para Neil Armstrong previo a su viaje a la luna y él le ofreció un poema. Fue portada de Rolling Stone, enseñó en la Universidad Berkeley, tocó en Saturday Night Live y dio conciertos por todo el mundo. Se han editado sus poemas, se han hecho películas sobre su persona y se han publicado sus discos; alrededor de doscientos. El ilustrador Chris Raschka le dedicó un libro infantil. El periodista Irwin Chusid y el coleccionista Chris Reisman editaron un libro de arte sobre las portadas de sus discos.

Músicos. Y lo más llamativo, críticos de música parecen haber absorbido su aura galáctica.
Acotó Andy Beta en 2015 en la revista Pitchfork: “Mientras estaba marginado dentro del mundo del jazz, la influencia de Ra se transmitió más allá de los límites del espacio-tiempo”. Al recordar dos años atrás el icónico viaje de la Arkestra a Egipto en 1971 en una reseña en The Nation, Marcus J. Moore se maravilló ante un “áspero solo de órgano de siete minutos, que evoca la sensación de agujas en la piel o de ser probado en una nave extraterrestre” y “Sun Ra manipula el sintetizador Moog, produciendo estática y traqueteo para transmitir un viaje cósmico de ocho minutos”.
En 2011, la banda de Ra dio un concierto en Israel. El crítico de música del diario Haaretz, Ben Shalev, escribió: “No hay forma de describir lo que sucedió en el Barby Club de Tel Aviv el sábado por la noche a cualquiera que cometió el grave error de no asistir”. Tras un comentario elogioso, concluyó: “Al escribir sobre Sun Ra, está bien abstenerse de mencionar la palabra ‘muerte’ y señalar en su lugar que ‘se fue del planeta Tierra’. A veces esto parece el intento del escritor de sonar genial. Pero después del show del sábado, es realmente difícil decir que murió… ¡Sun Ra vive!”

“¿Un músico-poeta? ¿Un artista-filósofo? ¿Un mensajero de otro mundo?” Se preguntó el productor y escritor Douglas Detrick sobre Ra, quien dejó de vivir entre los terrícolas un mayo como éste, tres décadas atrás. Quizás la única manera de averiguarlo sea por medio de la inmersión en su vasta, cautivante, estridente, rara, abrasadora y ecléctica música. The Sun Ra Arkestra sigue activa y su mailing list –apropiadamente– se denomina “News From Saturn”. Puede que me inscriba.

*Profesor universitario argentino. Autor de cuatro libros de historia y una biografía novelada. Jazz aficionado.

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Por Julián Schvindlerman

  

La fake news más perdurable de la historia judía – 21/04/23

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120 aniversario de Los Protocolos de los Sabios de Sion

Por Julián Schvindlerman
Libertad Digital (España) – 21/4/2023

https://www.clublibertaddigital.com/ideas/tribuna/2023-04-21/julian-schvindlerman-la-fake-news-mas-perdurable-de-la-historia-120-anos-de-los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-7006347/

El debut.

En 1903 apareció por primera vez el panfleto conocido como Los Protocolos de los Sabios de Sion, cuando fue publicado en partes, en formato de serie, entre el 29 de agosto y el 7 de septiembre, en el periódico ruso de San Petersburgo Znamya (“La pancarta”).i Aunque teóricamente exponía un complot espectacular diseñado por un grupo de judíos para tomar el control del mundo entero y el destino de la humanidad, apenas fue notado. Conforme señala el académico estadounidense Ronald S. Green en su artículo Académicos que luchan contra la ideología delirante: historiadores, tradiciones antisemitas y «los protocolos», Znamya era publicado por Pavolachi Krushevan, instigador del pogromo de la Pascua de 1903 en Kishinev que mató a cuarenta y cinco judíos. Otras cuatro ediciones le sucedieron entre 1905-1907, editadas por un colega suyo, G. V. Butmi, ligado a la agrupación virulentamente antisemita Centurias Negras.ii Pero fue el místico ruso Sergei Aleksandrovich Nilus quién impulsó la divulgación de aquel texto conspirativo antijudío con la inclusión de Los Protocolos como un apéndice de su libro, Lo Grande en lo Pequeño: el anticristo considerado como una posibilidad política inminente. A partir de ese momento, esta calumnia inició su verdadero camino hacia el estrellato editorial, hasta convertirse en un gran delirio de masas.

En su ensayo Sergei Nilus y la lectura apocalíptica de los protocolos de los sabios de Sion, el catedrático alemán Michael Hagemeister ofrece una biografía de este personaje. Nilus era un abogado de ascendencia noble, un hombre laico que hacia fines del siglo XIX fue cautivado por el sentimiento apocalíptico y abrazó la mística religiosa. Se hizo famoso al descubrir y publicar las obras del santo ruso, Serafim de Sarov. Se inició como escritor con la obra Lo grande en lo pequeño: notas de un creyente ortodoxo, cuyo subtítulo modificará con la nueva edición de 1905, la cual incorporará Los Protocolos. Nuevas ediciones serán publicadas en 1911 y 1912 con títulos diferentes hasta su edición final, en 1917 con un título oscuro: Está cerca, aún en las puertas: sobre aquello que el pueblo no quiere creer y que está tan cerca. Presentó a Los Protocolos como las minutas que el fundador del sionismo político, Theodor Herzl, expuso ante el Primer Congreso Sionista, llevado a cabo en Basilea en 1897.iii Aún un siglo más tarde, Nilus es venerado en Rusia en círculos nacionalistas religiosos: peregrinos visitan su tumba, seminarios son organizados regularmente -“Las conferencias Nilus-” y se creó el “Premio Sergei Nilus” para promover la espiritualidad de los rusos.iv

El origen.

Aunque no ha sido fehacientemente establecida la autoría de este tracto judeófobo, el consenso académico señala a Pyotr Rachovsky, jefe de la rama extranjera de la policía secreta rusa (Ojrana) en París, y a su subalterno, Matvei Golovinskii, como los creadores, en el período 1897-99. Estudios diversos señalaron que se nutrieron de -o más bien, plagiaron- varias obras preexistentes, especialmente el texto del satírico político francés Maurice Joly, Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, de 1864. El libro de Joly, que está centrado en la figura de Napoleón Bonaparte y no menciona a los judíos, contiene 25 diálogos; Los Protocolos, 24. Aproximadamente 160 pasajes, dos quintas partes del texto de Los Protocolos, fueron tomados del Dialogo en el infierno.v Otra referencia citada data de 1868, la novela Biarritz del escritor prusiano Hermann Goedsche, la cual incluye un capítulo en el que enviados de las doce tribus de Israel se reúnen en secreto en el cementerio judío de Praga para urdir su plan de dominación global junto con el diablo. Cinco años después, este capítulo ficcional será transformado en un acontecimiento verídico en forma de libro en idioma ruso: Los judíos, maestros del mundo, firmado por Sir John Retcliffe, seudónimo de Goedsche.vi

También es mencionada la obra El judío, el judaísmo y la judaización de los pueblos cristianos (1869) del francés Gougenot des Mousseaux; autor al que el notorio antisemita Edward Drumont copió, sin dar crédito, en su libro infame La Francia judía (1886). A su vez son indicados como posible fuente de ideas para Los Protocolos, dos textos de Osman-Bey de mediados de la década de 1870: Conquista mundial por los judíos y Divulgaciones sobre el asesinato del zar Alejandro II en los cuales acusó a la Alliance Israelite Universelle de llevar adelante un complot de control global.vii Por su parte, el pensador italiano Umberto Eco apuntó a las novelas de Eugene Sue –El judío errante (1844) y Los misterios del pueblo (1849)- como otras dos fuentes de inspiración posible para el armado de Los Protocolos.viii

La difusión.

En 1920, Los Protocolos ya estaban siendo publicados en Europa y los Estados Unidos. Pronto se expandieron hacia otros países. Con el correr de los años, llegarán a América Latina, a Asia y al Medio Oriente.

En Alemania, fueron publicados por el editor Ludwig Müller, con el seudónimo de Gottfried zur Beek. Vendió rápidamente más de 100.000 ejemplares. Para cuando Hitler llegó al poder en 1933, se habían publicado treinta y tres ediciones.ix El Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos brinda en su sitio online las reacciones de nazis importantes ante la aparición de este volumen. En 1924, Joseph Goebbels, quién más tarde será ministro de propaganda nazi, escribió en su diario: “Creo que Los Protocolos de los Sabios de Sion son una falsificación… [Sin embargo,] creo en la verdad intrínseca pero no fáctica de Los Protocolos”.x En su tratado Mi lucha (1925-1926), Adolf Hitler anotó: “Hasta qué punto toda la existencia de este pueblo se basa en una mentira continua, lo muestran Los Protocolos de los Sabios de Sion, tan infinitamente odiados por los judíos… Porque una vez que este libro se haya convertido en propiedad común de un pueblo, la amenaza judía puede considerarse rota”.xi

En Inglaterra, George Shanks brindó la primera traducción al inglés de Los Protocolos. El libro fue publicado en febrero de 1920, pero sólo captó el interés público en mayo, cuando The Times indagó sobre su veracidad por medio de un editorial titulado “El peligro judío: un panfleto inquietante. Llamado a la investigación”.xii Una semana después, The Spectator caracterizó a Los Protocolos de ser “brillantes en [su] perversidad moral y depravación intelectual” y “una de las producciones más notables de su tipo”.xiii La prensa establecida dio amplio eco al debate. The Morning Post publicó una serie de dieciocho artículos durante julio de 1920. Su corresponsal en Rusia, Victor Marsden, ese mismo año realizó una segunda traducción de Los Protocolos, la cual se erigió en la versión estándar en inglés.xiv

La introducción a Francia de los Protocolos fue impulsada por el sacerdote Ernst Jouin, un exponente del antisemitismo católico en Francia. En 1912 había creado el Jornal Internacional de Sociedades Secretas y en 1913 fundó la Liga Franco-Católica de la que fue presidente de por vida.xv También promovió a Los Protocolos en Francia Roger Lambedin, un nacionalista antisemita al mando del diario Le Correspondant. Tan sólo en 1925 fueron publicadas 16 ediciones y fueron un éxito de ventas hasta 1939.xvi

En Italia, uno de los más entusiastas divulgadores de esta fantasía antisemita fue un ex sacerdote llamado Giovanni Preziosi, ideólogo líder del antisemitismo italiano, cuyos argumentos fueron luego adoptados por periódicos católicos y fascistas. Tal como refiere el historiador israelí Sergio Minerbi en El vaticano y el sionismo: conflicto en Tierra Santa 1895-1925, Preziosi publicó en agosto de 1920 una nota sobre la “Internacional Judía” y al año siguiente editó una traducción al italiano de los Protocolos.xvii Otro gran difusor de los Protocolos en Italia fue el monseñor Umberto Benigni, ex titular del servicio de contraespionaje vaticano y ex miembro de alto rango de la secretaría de estado. En su obra Los Papas contra los judíos: el rol del Vaticano en el surgimiento del antisemitismo moderno, el historiador David I. Kertzer narra que en 1920 comenzó a editar el Bollettino antisemita y luego se sumó al jornal Fede e Ragione (“Fe y Razón”) que había sido fundado en 1919 por otro cura, Paolo De Töth, ex director del periódico florentino L´ Unitá cattolica. Benigni publicó la primera edición en italiano de los Protocolos en 1921, como una serie de suplementos en Fede e Ragione y al año siguiente en un volumen pequeño titulado Los Documentos de la Conquista Judía del Mundo.xviii

En un contexto de creciente intriga, el diario oficial vaticano L´Osservatore Romano reflejó interés por la presunta conspiración judía. En octubre de 1920, publicó una crítica de la versión inglesa de Los Protocolos. Aunque cuestionó la credibilidad del libro, concluyó que la amenaza que denunciaba era real y que los judíos habían llevado a cabo en Rusia el programa detallado en el libro. En mayo de 1921 regresó al mismo tema en una nota reproducida de La Croix que decía que el libro no era creíble, pero el plan de los judíos ciertamente lo era.xix En octubre del mismo año, el diario vaticano una vez más abordó el espinoso asunto en un artículo titulado “La Questione israelita e i cattolici francesi”. En él indicaba que el problema no eran los judíos per se, sino la manera en que éstos actuaban, y sugería que se hiciera una distinción entre “la religión judaica y el poder político y social de los judíos del mundo”. Al judío se lo podía tolerar, aseguraba el diario de la Santa Sede, siempre y cuando él renunciara a su “hostilidad hacia el cristianismo, guiada por el odio racial y por la sed de dominación”.xx

En Estados Unidos, en 1920 el diario The Dearborn Independent, del fabricante de automóviles Henry Ford, publicó El judío internacional, una versión americanizada de Los Protocolos. No tardará en ser traducido a más de una docena de idiomas. En 1927, Ford admite que Los Protocolos son falsos, emite una disculpa pública por haberlos difundido y ordena que se quemen las copias en circulación de El judío internacional. Instruye además a los editores extranjeros que detengan la publicación de su libro, aunque eso no sucede.xxi En 1938, el sacerdote estadounidense Charles E. Coughlin, una personalidad mediática, serializa Los Protocolos en su periódico Social Justice.xxii

En 1943, apareció una edición de Los Protocolos en la Polonia ocupada por los nazis. En 1971, el profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Walter Beveraggi Allende, se inspiró en Los Protocolos para anunciar la supuesta existencia del “Plan Andinia”, según el cual el pueblo judío planea apoderarse de la Patagonia argentina y chilena.xxiii Tres años después, en 1974, Los Protocolos se editaron en la India con el título Conspiración internacional contra los indios.xxiv

El Medio Oriente árabe lo abrazó con entusiasmo. La primera traducción al árabe de Los Protocolos que ganó fama general fue la de Muhammad Khalifa at-Tunisi, publicada por primera vez en 1951; aun sigue circulando. El político libanés Ajjaj Nuwayhid publicó una famosa traducción árabe de Los Protocolos que los introduce con un mensaje al lector: “Es importante que conozcas la ‘judería internacional’ que está tras bambalinas y que ha realizado sus actos criminales durante veinte siglos. El ‘sionismo’ e ‘Israel’ no son más que su fachada. ¡Lee estos Protocolos!”.xxv Según escribió Carmen Matussek, una académica especializada en estudios islámicos en Alemania, en un artículo en The Israel Journal of Foreign Affairs, “La popularidad de Los Protocolos en el mundo árabe no se limita en absoluto a los círculos islamistas […] Los Protocolos son traducidos, comentados, publicados y promovidos por famosos intelectuales, políticos y profesores árabes. Presentan los Protocolos como un documento auténtico y absolutamente esencial para explicar los asuntos mundiales”.xxvi

El Movimiento de Resistencia Islámico palestino, Hamas, se aseguró de mencionarlo en su Carta de Alá de 1988: “El plan sionista es ilimitado. Después de Palestina, los sionistas aspiran a expandirse desde el Nilo hasta el Éufrates. Cuando hayan digerido la región que conquistaron, aspirarán a una mayor expansión, y así sucesivamente. Su plan está incorporado en Los Protocolos de los Sabios de Sion, y su conducta actual es la mejor prueba de lo que estamos diciendo”.xxvii Una edición árabe de Los Protocolos publicada en Egipto en 2002 por la editorial Akhbar al-Youm, listaba treinta y siete países a los que se exportaba en lengua árabe. Ese mismo año, la televisión satelital egipcia transmitió una miniserie de 41 capítulos denominada El jinete sin caballo, basada en Los Protocolos.xxviii Al año siguiente, Al-Manar TV de Hezbolá, emitió una miniserie de 29 capítulos llamada Al Shatat (“La Diáspora”) sobre la historia sionista de 1812 a 1948 que denunciaba a un “gobierno judío global” y destacaba Los Protocolos.xxix La calumnia fue asimismo editaba en Siria, Irán, Pakistán y otras naciones árabes y musulmanas. El último febrero, el historiador egipcio Mahmoud Salem afirmó en el Canal 9 de Turquía, afiliado a la Hermandad Musulmana Egipcia, que Wikipedia dice erróneamente que Los Protocolos son una falsificación.xxx El portal del Middle East Media Research Institute ofrece varios ejemplos recientes de la aceptación que gozan en la región, en tanto que Palestinian Media Watch recoge ejemplos de promoción por parte de la Autoridad Palestina.xxxi

Los Protocolos parecen haber cautivado además a seres de otros planetas. Una edición de 1991 dio crédito a un extraterrestre de tres metros de altura de las Pléyades llamado Gyeorgos Ceres Hatonn, por el siguiente mensaje traído desde el espacio exterior:

“¡Que así sea y, de nuevo, que se os entregue el oído y la comprensión de lo que se os está dando porque son los PROTOCOLOS directos dados por el ANTICRISTO A SU PUEBLO PARA LA TOMA FINAL DEL PLANETA TIERRA! SI NO CONOCÉIS A TU ENEMIGO, ¿CÓMO PODRÉIS ESTAR EN CONTRA DE ÉL? ¡SALÚ!”.xxxii

Tal como ha descrito Michael Barkun, profesor emérito de ciencias políticas en la Universidad de Syracuse, en su ensayo Antisemitismo del espacio exterior,publicado en la revista Tablet, en el ámbito de la subcultura de OVNIS californiana de la que tomó esta singular versión, Los Protocolos no eran tratados “solo como un documento político, sino como evidencia de una lucha titánica de significado cósmico de la que depende el destino final del planeta”.xxxiii Como él observa, los autores de esta fantasía espacial antisemita combinaron ciencia ficción con elementos de la teosofía y dieron una vuelta de tuerca original al modo en que otros conspirativos terráqueos habían abordado al supuesto complot hebreo hasta ese momento, demostrando así las adaptaciones ilimitadas que el panfleto difamatorio del siglo XIX todavía ofrece.

Los ejemplos citados arriba son apenas algunos de las muchas ediciones de Los Protocolos a lo largo y ancho del mundo.

La refutación.

Paradójicamente, una de las primeras refutaciones de Los Protocolos provino de un antisemita: el zar Nicolás. Al leerlo, hizo anotaciones favorables al margen de su ejemplar, pero instruyó a su ministro del Interior que investigara su autenticidad. “Abandonen los Protocolos”, ordenó a quienes los estaban promoviendo, luego de ser informado de que éstos eran fraudulentos. “No se puede defender una causa pura por medios sucios».xxxiv No obstante, la misión de exponer a la calumnia como tal, recayó principalmente, aunque no exclusivamente, en investigadores judíos.

El mismo año en que Los Protocolos comenzaron a alcanzar fama mundial, en 1920, el periodista y diplomático británico Lucien Wolf los expuso como un plagio en su libro El espectro judío y los protocolos falsificados de los sabios de Sion. En febrero de 1921, el reportero del New York Herald, Herman Bernstein, publicó el libro La historia de una mentira: los Protocolos de los Sabios de Sion, donde alegaba que Los Protocolos estaban basados en la narración antijudía de Goedsche. En agosto, el periodista del Times de Londres, Phillip Graves, probó que Los Protocolos eran un plagio de la obra de Joly, en una serie de artículos de alto impacto. Tres años después, en 1924, el periodista alemán Benjamin Segel los presentó como una falsificación en su obra Los Protocolos de los Sabios de Sion, críticamente iluminados. En 1939, Henri Rollin publicó en Francia El apocalipsis de nuestros tiempos, un poderoso exposé que fue trágicamente censurado y sus placas de impresión destruidas con el ingreso de los nazis a Paris al año siguiente (aunque siguió siendo editado eventualmente). En 1967, Norman Cohn escribió Orden de genocidio: el mito de la conspiración mundial judía y los protocolos de los sabios de Sion, considerada la obra cumbre en inglés del incipiente género de refutación, si se puede llamar así, de aquella infamia literaria.xxxv

En 1998 salió a la luz La mentira que no ha querido morir: los protocolos de los sabios de Sion, de la jueza y diplomática israelí Hadassa Ben-Itto. En 2004, el renombrado filósofo francés Pierre André Taguieff escribió Los Protocolos de los Sabios de Sion: falsificación y usos de una falsificación. Un año después, el consagrado dibujante estadounidense Will Eisner publicó El complot: la historia secreta de los protocolos de los sabios de Sion en forma de cómic, con una introducción de Umberto Eco. El propio Eco publicará en 2010 la novela El cementerio de Praga, la cual describe a un falsificador del siglo XIX detrás del notorio texto que se transformará en la base Los Protocolos; aunque el autor italiano fue criticado por su abordaje. En las últimas décadas, numerosas monografías académicas, ensayos y libros sumaron su aporte a la verdad histórica.

No obstante, dos acontecimientos cruciales en pos de la demolición de Los Protocolos merecen ser destacados. El primero fue el juicio que se realizó entre 1933 y 1935 en Berna enfocado en Los Protocolos. El juicio había sido iniciado por la comunidad judía de Suiza contra un grupo de nazis que estaba divulgando el texto antisemita. Su objetivo era desacreditar en una corte de ley a Los Protocolos. Lo lograron: el juez Walter Meyer los calificó como “tonterías ridículas”.xxxvi La falsedad de Los Protocolos de los Sabios de Sion quedó legalmente demostrada. El segundo fue el descubrimiento, en 1999, del autor material de la calumnia. En noviembre de aquel año, el historiador de la Academia de Ciencias Rusas de San Petersburgo, Mijaíl Lepejin, hurgó en archivos históricos y dio con Matvei Golovinskii, empleado de la Ojrana en Paris.xxxvii

La perdurabilidad.

En 1917, un ejemplar de Los Protocolos fue dado a Alejandra Fiódorovna Románova, esposa del zar ruso. Tras su asesinato, en julio de 1918, fue uno de tres libros hallados en su casa imperial, junto a la Biblia y Guerra y paz de Tolstoi.xxxviii Un siglo después, en diciembre de 2018, The New York Times preguntó a Alice Walker -la autora afroamericana de El color púrpura, llevada al cine por Steven Spielberg- qué libros tenía en su mesa de luz. Su respuesta: Y la verdad os hará libres del conspirativo antisemita británico David Icke, en cuyas páginas recicla las acusaciones contenidas en Los Protocolos.xxxix Ni digan del poder de las fake news.

Umberto Eco se mostró desconcertado por el bucle en el que viven: “Luego de la aparición del artículo en el Times de Londres en 1921 que revelaba que Los Protocolos eran un plagio, así como cada otra vez que una fuente autorizada confirmó la naturaleza espuria de Los Protocolos, hubo algún otro que los publicó nuevamente reclamando su autenticidad. Y el cuento continúa sin cesar en la internet hoy en día. Es como si, tras Copérnico, Galileo y Kepler, uno siguiera publicando textos escolares aduciendo que el sol gira alrededor de la Tierra”.xl Efectivamente, a pesar de las muchas y sólidas refutaciones a la calumnia, ella pervive. ¿Qué la hace inmortal? ¿Qué la separa de otras conocidas obras antijudías que han caído en desuso?

En un artículo en The Atlantic, Steven J. Zipperstein, profesor de cultura e historia judía en la Universidad de Stanford, recuerda que muy pocos leen en la actualidad Los cimientos del siglo XIX de Houston Stewart Chamberlain o Mein Kampf de Hitler. Uno podría agregar El judaísmo en la música de Richard Wagner, Sobre la cuestión judía de Karl Marx y un largo etcétera. “Pero Los Protocolos han sobrevivido, más que cualquier otro texto de este tipo”. En su opinión, al estar relatados en primera persona, personificando al supuesto autor de la conspiración, el texto adquiere entidad. “Los Protocolos no son, supuestamente, la mera narración de un complot diabólico”, anota Zipperstein, “son la evidencia de uno”.xli

Ensayando otra respuesta, Michael Barkun introduce el concepto de conocimiento estigmatizado, compuesto por aquellas afirmaciones de conocimiento no reconocidas por instituciones de validación tales como universidades, las comunidades científica y médica, agencias gubernamentales y organizaciones religiosas centrales. En su mirada, “Existe una subcultura de aquellos para quienes las afirmaciones de conocimiento estigmatizadas se consideran autorizadas precisamente porque han sido estigmatizadas. Ser rechazado, ser negado el acceso a los planes de estudios universitarios, a los periódicos respetados, a los púlpitos de las principales organizaciones religiosas, a los libros de texto científicos y médicos: para algunos, es precisamente ese rechazo el que confiere la última forma de validación”.xlii Él ve a Los Protocolos como una manifestación típica de conocimiento estigmatizado. Barkun deduce qué, aunque tengamos argumentos impecables contra esta difamación colectiva, nunca convencerán a quienes se sienten atraídos por el conocimiento estigmatizado, y postula que la incapacidad para convencer no depende tanto de la magnitud de su antisemitismo (aunque no lo minimiza) como del carácter estigmatizado de Los Protocolos, “lo que lleva a la paradoja de que desacreditarlos es precisamente la característica que los hace atractivos y que, cuanto más convincentes sean nuestros argumentos, menor será su poder de persuasión”.xliii

Y así, a doce décadas de su primera publicación en un periódico menor ruso, Los Protocolos de los sabios de Sion continúan reclamando nuestra atención.

Escritor y profesor universitario argentino. Editor de Coloquio, la publicación insignia del Congreso Judío Latinoamericano.

i Chueca, Iván Giménez. “´Los protocolos de los sabios de Sion´, la mentira que no muere”, La Vanguardia (Feb. 18, 2021).

ii Green, Ronald S. “Scholars Contending with Delusional Ideology: Historians, Antisemitic Lore, and The Protocols”, SHOFAR (Winter 2000, Vol. 18, No. 2), p. 83.

iii Hagemeister, Michael. “´The Antichrist as an Imminent Political Possibility´: Sergei Nilus and the Apocalyptical Reading of The Protocols of the Elders of Zion”, in The Paranoid Apocalypse: A Hundred-Year Retrospective on The Protocols of the Elders of Zion, edited by Richard Landes and Steven T. Katz (NY: New York University Press, 2012), pp. 80-81.

iv Ibid., pp. 84-85.

v Green, p. 87.

vi Ibid, p. 86

vii Ibid, p. 88.

viii Eco, Umberto. In Will Eisner, The Plot: The Secret Story of The Protocols of the Elders of Zion (NY: W. W. Norton & Company, 2005), p. v.

ix Green, p. 84.

x “Protocols of the Elders of Zion: Key Dates”, US Holocaust Memorial Museum. https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/protocols-of-the-elders-of-zion-key-dates

xi Ibid.

xii Hagemeister. “The Protocols of the Elders of Zion: Between History and Fiction”, New German Critique (Winter 2008, No. 103), p. 89.

xiii Ibid, p. 89.

xiv Green, p. 85.

xv Kertzer, David I. The Popes Against the Jews: The Vatican´s Role in the Rise of Modern Anti-Semitism (NY: Alfred A. Knopf, 2001), pp. 267-269.

xvi Minerbi, Sergio I. The Vatican and Zionism: Conflict in the Holy Land 1895-1925 (Oxford: Oxford University Press, 1990), pp. 139-140.

xvii Ibid, p. 145.

xviii Kertzer, p. 266.

xix Minerbi, pp. 145-146.

xx Kertzer, p. 267.

xxi “Protocols of the Elders of Zion: Key Dates”, US Holocaust Memorial Museum. https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/protocols-of-the-elders-of-zion-key-dates

xxii Ibid.

xxiii Feierstein, Ricardo. Historia de los judíos argentinos, (Buenos Aires: Galerna, 1993), p. 416.

xxiv “Protocols of the Elders of Zion: Key Dates”, US Holocaust Memorial Museum. https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/protocols-of-the-elders-of-zion-key-dates

xxv Matussek, Carmen. “The Protocols of the Elders of Zion in the Arab world,” World Jewish Congress (Oct. 7, 2013).

xxvi Ibid.

xxvii The Covenant of the Islamic Resistance Movement (18 August 1988), Yale Law School.

xxviii «Egyptian State Television to Air Series Based on Protocols,» Haaretz (Oct.24, 2002).

xxix Jorisch, Avi. Beacon of Hatred: Inside Hizballah’s Al-Manar Television (USA: The Washington Institute for Near East Policy, 2004), p. 104. https://www.washingtoninstitute.org/media/3533

xxx «Egyptian Researcher Mahmoud Salem: The Jews Are Extremely Violent in Denying the Authenticity of The Protocols of The Elders of Zion», MEMRI (Feb. 22, 2023).

xxxi Marcus, Itamar and Barbara Crook. “The Protocols of the Elders of Zion: An authentic Document in Palestinian Authority Ideology”, in The Paranoid Apocalypse: A Hundred-Year Retrospective on The Protocols of the Elders of Zion, edited by Richard Landes and Steven T. Katz (NY: New York University Press, 2012), pp. 152-162.

xxxii Barkun, Michael. «Anti-Semitism From Outer Space», Tablet (Dec. 9, 2020).

xxxiii Ibid.

xxxiv Green, p. 83.

xxxv This account can be found in Hagemeister, Green and the USHMM cited above.

xxxvi “Protocols of the Elders of Zion: Key Dates”, US Holocaust Memorial Museum. For a description of the trial see Hagemeister, Michael. “The Protocols of the Elders of Zion in Court: the Bern trials, 1933-1937”, in The Global Impact of The Protocols of the Elders of Zion: A century-old myth, edited by Esther Webman (NY: Routledge, 2011), pp. 241-253.

xxxvii Hagemeister. “The Protocols of the Elders of Zion: Between History and Fiction”, New German Critique (Winter 2008, No. 103), p. 89.

xxxviii Green, pp. 83-84.

xxxix «Alice Walker, Answering Backlash, Praises Anti-Semitic Author as ‘Brave’,» The New York Times (Dec. 21, 2018). https://www.nytimes.com/2018/12/21/arts/alice-walker-david-icke-times.html

xl Eco, Umberto. In Will Eisner, The Plot: The Secret Story of The Protocols of the Elders of Zion (NY: W. W. Norton & Company, 2005), p. vi.

xli Zipperstein, Steven J. «The Conspiracy Theory to Rule Them All», The Atlantic (Aug. 25, 2020).

xlii Barkun, Michael. «Anti-Semitism From Outer Space», Tablet (Dec. 9, 2020).

xliii Ibid.

Comunidades, Comunidades - 2023

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

75 aniversario de Israel – 04/23

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Por Julián Schvindlerman
Comunidades – Abril 2023

“Israel es la encarnación misma de la continuidad judía: es la única nación en la tierra que habita la misma tierra, lleva el mismo nombre, habla el mismo idioma y adora al mismo Dios que honraba hace 3.000 años. Tú cavas la tierra y encuentras cerámica de la época davídica, monedas de Bar Kokhba y pergaminos de 2000 años de antigüedad escritos en una escritura muy parecida a la que hoy anuncian helados en la tienda de dulces de la esquina”. La cita pertenece a Charles Krauthammer (The Weekly Standard, 11/5/1998) y regala una adecuada introducción a la ocasión del 75 aniversario de Israel.

Su epopeya ha sido extraordinaria. Desde la presencia judía ininterrumpida milenaria en el terruño hasta el retorno de una porción de los exilios a partir de la segunda mitad del siglo XIX, desde la absorción de cantidades de inmigrantes hasta la esforzada integración étnica (sefaradim y ashkenazim), religiosa (ortodoxos y laicos) e ideológica (derechistas e izquierdistas), así como nacionalista (judíos y árabes) de sus habitantes, conviviendo no sin dificultades, pero sobreviviendo e incluso, progresando, en un muy pequeño espacio común. Un país nacido tras la devastación del Holocausto e inmediatamente desafiado durante décadas por agresiones y presiones de todo tipo: guerras colectivas, terrorismo secular y fundamentalista, boicots económicos y políticos, hostigamiento mediático y acoso diplomático en un combo de amenazas que posiblemente ninguna otra nación haya jamás experimentado en la modernidad.

Privada de recursos naturales, se transformó en una asombrosa nación start-up cuyos inventos han mejorado la calidad de vida de buena parte de la humanidad. Una nación muy pobre en sus orígenes que supera en la actualidad a varias naciones europeas y asiáticas en PBI per cápita. Un estado que comenzó cultivando naranjas y que en 2019 llevó -estrelló, en rigor- una nave espacial no tripulada a la superficie de la luna. “Hemos llegado a la luna”, dijo entonces uno de los líderes del proyecto, “pero no como queríamos”. Ya están trabajando en un nuevo intento. Una república que antes de alcanzar su estatidad ya tenía una universidad y una filarmónica y que hoy cuenta con trece premios Nobel. Esto último merece ser puesto en perspectiva. Israel ocupa el puesto 15 en números absolutos. Cuenta más premiados que los dos países más poblados de la Tierra: India y China, con una población aproximada de 1.4 mil millones c/u. Israel tiene algo más que nueve millones de habitantes (0,11 % de la población mundial).

Hoy día afronta desafíos geopolíticos y militares relevantes. Nuevas alianzas no auspiciosas se están forjando en el Medio Oriente, con Arabia Saudita acercándose a Irán, Siria siendo reaceptada por las naciones árabes, el eje Irán, China y Rusia decidido a desarmar los Acuerdos de Abraham, y movimientos islamistas como Hamas y Jihad Islámica en Gaza, Houtis en Yemen, Hezbolá en el Líbano y milicias chiítas en Irak unidos en una red coordinada desde Teherán; cuyo régimen, a su vez, avanza en un programa nuclear militar. Las últimas confrontaciones mostraron un inquietante escenario multi-frontal: en tanto la policía israelí chocaba con palestinos revoltosos en Jerusalem, cohetes fueron lanzados desde Siria, Gaza y Líbano, mientras que atentados terroristas ocurrieron en Cisjordania. El año pasado, se adicionaron choques en poblados árabes de Israel. Y la coyuntura global no parece encaminada hacia la estabilidad. Con Rusia en su intento de fagocitarse a Ucrania y China rodeando a Taiwán, además de anunciar Beijing su ambición de crear un nuevo orden mundial con supremacía china total. Estados Unidos, el gran aliado de Israel, va perdiendo gradualmente influencia global.

Desafíos en el Medio Oriente nunca han escaseado. Divisiones internas en Israel, tampoco. Pero ambos son especialmente agudos en este momento. No obstante, si su evolución desde el pasado puede ser una seña para su futuro, esta pequeña, intranquila e innovadora nación está bien encaminada. Si logran abstraerse de sus líos cotidianos, sin caer en un ilusorio autoengaño, los israelíes podrán hallar el ánimo justo para esta celebración número 75.