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Infobae

Por Julián Schvindlerman

  

Ismail Hanyeh no era candidato al Premio Nobel de la Paz – 03/08/24

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Por Julián Schvindlerman
Infobae – 3/8/2024

https://www.infobae.com/opinion/2024/08/03/ismail-haniyeh-no-era-candidato-al-nobel-de-la-paz

Cuando terroristas de Hamas invadieron Israel e iniciaron la masacre de más de 1200 personas -a muchas de las cuales violaron, mutilaron, decapitaron e incendiaron- y secuestraron a otras 250 hacia la Franja de Gaza, aquella mañana fatídica del 7 de octubre de 2023, Ismail Hanyeh se hallaba en Doha, donde residía en un hotel de lujo. Lo acompañaban otros dirigentes de la milicia integrista palestina, entre ellos Saleh al-Arouri, el enlace de Hamas con Teherán, que tenía su base en Beirut, pero se había desplazado a Catar ese día.

Mientras seguía la cobertura de Al-Jazeera sobre la invasión de Hamás al sur de Israel, Hanyeh, vestido con traje impecable, permite ser filmado en tanto agradece a Alá el golpe que se ha asestado. Se lo ve a él y sus colegas postrarse y rezar. Dijo entonces el líder de Hamas: “Esta es una postración de gratitud por esta victoria. Alá, por favor otorga tu apoyo y gloria a nuestro pueblo y nación. ¡Alá u Akbar! ¡Alá u Akbar! Alabado sea Alá”. Un poco más tarde ese mismo día, dirá a Al-Jazeera: “Este es un llamado a nuestra resistencia, a nuestra Cisjordania, a nuestro pueblo, a nuestra resistencia en el exterior, a nuestros aliados estratégicos, a todos los hijos de esta nación: hoy es su día. Estamos al borde de la victoria. Seamos socios en la creación de esta gran victoria, inshallah”. Poco más de dos semanas después, proclamará la utilidad política de que mueran civiles palestinos en los bombardeos de Israel: “La sangre de las mujeres, los niños y los ancianos […] somos nosotros los que necesitamos esta sangre, para que despierte en nosotros el espíritu revolucionario, para que despierte en nosotros la determinación”. (El video y las citas pueden verse aquí: https://www.memri.org/reports/hamas-their-own-words-october-7-attack).

Haniyeh fue uno de los miembros fundadores más jóvenes de Hamas, en 1988, ya que cooperaba con el líder espiritual del grupo, el jeque Ahmed Yassin. Fue arrestado por las autoridades israelíes y más tarde deportado al sur del Líbano, en diciembre de 1992, junto con aproximadamente otros 400 islamistas, luego de que el grupo asesinara a seis agentes de seguridad israelíes. Bajo presión internacional, Israel se vio obligado a revocar la medida; Haniyeh regresó a Gaza en 1993 después de la firma de los Acuerdos de Oslo. Era un cuadro jerárquico de Hamas cuando el grupo lanzó una oleada de actos de terror suicida en las calles, buses, discotecas, pizzerías y universidades de Israel. Tenía una posición de liderazgo cuando el movimiento tomó la Franja de Gaza por medio de un golpe de estado y expulsó (y en el camino mató) a funcionarios de Fatah para transformar a Gaza en una base de agresiones jihadistas contra Israel. Tiempo después, el sunita Hamas se asoció con la república chiíta de Irán, abrió oficinas en varios países del Medio Oriente, mejoró el rango de sus cohetes, se nutrió de dinero catarí e iraní, además de desviar fondos de asistencia humanitaria internacional, para construir una sofisticada red de túneles de cientos de kilómetros de extensión, aplastó a dialoguistas, asesinó a sospechosos de colaborar con Israel, ejecutó a homosexuales, encarceló a disidentes y reprimió a las mujeres. Desde la modernista Doha, Hanyeh cultivó vínculos con Turquía, Rusia y China y consolidó la alianza con Teherán. En suma, Hanyeh fue un terrorista absoluto que lideró un movimiento jihadista híper violento al cual alió a las peores potencias revanchistas antioccidentales.

Es necesario recordar quién fue Ismail Hanyeh dada la cobertura bochornosamente adulatoria de su persona que es tendencia en los medios masivos de comunicación, especialmente en los de Occidente. Luego de que muriera en una explosión en su residencia como invitado del régimen ayatolá en Teherán, medios establecidos lo han presentado ante la opinión pública como un “mediador”, un “líder pragmático” o un “negociador moderado” entre otras caracterizaciones amables. Al observar esta cobertura extraña, Elkana Bar Eitan escribió en The Times of Israel: “No hay nada sobre sus constantes llamamientos a destruir el Estado de Israel. Ni una sola palabra sobre su papel en la masacre de Hamás del 7 de octubre. No hay nada sobre su lujoso estilo de vida, viviendo en el Hotel Four Seasons y volando en aviones privados. Ni una sola palabra sobre su corrupción en curso y cómo robó miles de millones de dólares al pueblo palestino”. “Al Qaeda y el ISIS no pueden tener ´alas políticas´ con diplomáticos terroristas vestidos con trajes caros” notó un editorial de The Wall Street Journal. “¿Por qué debería tratarse de manera diferente a Hamás?”. “Por más frustrados que estén los estadounidenses con los ataques”, debió comentar el historiador Walter Russell Mead, “Washington difícilmente puede condenar a Israel por eliminar a tres de los principales objetivos de la lista estadounidense de terroristas globales” en alusión a las ejecuciones de Mohammed Deif de Hamas, Fuad Shukr de Hezbolá y del propio Hanyeh, atribuidas a Israel.

Es en tiempos como éstos cuando muchos editores y periodistas exhiben sus verdaderos colores ideológicos. La glorificación de un terrorista realmente cruza todo límite profesional, y no puede mezclarse con la habitual preocupación por el destino de los civiles palestinos. Esta mirada delicada, este trato cortés, hacia un asesino legendario, contrasta intensamente con la incesante crítica impaciente que le es extendida a Israel en buena parte de la órbita mediática. Aunque el espectáculo duela, es bueno que esto haya ocurrido. Expone sin tapujos los atributos morales de quienes reportan -en rigor, juzgan- a diario a Israel. Las máscaras, damas y caballeros, yacen en el suelo.

Criterio

La soledad existencial de Israel – Criterio – Junio/Julio 2024

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Por Julián Schvindlerman

Una gran brecha separa al modo en que la comunidad internacional y los israelíes ven a Israel y su entorno.

Para buena parte de la opinión pública mundial, Israel es un estado espartano, militarmente poderoso y políticamente abusivo, enteramente insensible al sufrimiento humanitario que inflige al pueblo palestino en tanto avanza con su campaña bélica contra el movimiento fundamentalista Hamas en la Franja de Gaza. La Corte Internacional de Justicia pondera si Israel es un estado genocida. La Corte Penal Internacional emite ordenes de arresto contra su primer ministro y ministro de defensa. Todo el sistema de las Naciones Unidas eleva un dedo acusador contra Jerusalem con cada reporte crítico, resolución condenatoria o debate adverso en cualquiera de sus foros. Muchos editoriales de prensa cuestionan sus políticas, en tanto que llamados a boicotear productos o ciudadanos israelíes se amontonan desde supermercados hasta universidades. Israel es acusado de hambrear deliberadamente a los gazatíes y de atacar a civiles palestinos con saña. El estado judío, al parecer, va camino a convertirse en un paria internacional.

Los israelíes observan este cuadro de situación con incomprensión, sino con consternación. Recuerdan que una guerra les fue impuesta por un enemigo despiadado que los atacó por sorpresa, al invadir sus fronteras y masacrar a sus hermanas y hermanos de la manera más sádica posible. Saben que Hamas está decidido a destruirlos, no a meramente doblegarlos. Comprenden que la ideología jihadista que anima a sus docenas de miles de combatientes es inflexiblemente supremacista y parte y parcela de una ofensiva más amplia contra el orden liberal global. Entienden, dolorosamente, que están enfrascados en una guerra de supervivencia, amenazados por una constelación integrista que reúne a Hamas en Gaza, a Hezbolá en el Líbano, a los Houtíes en Yemen y a otras milicias chiítas pro-iraníes en Siria e Irak; todas ellas dirigidas por ayatolás tiránicos que llevan cuarenta y cinco años predicando la aniquilación de Israel desde Teherán.

Ven con perplejidad como sus esfuerzos concretos por preservar las vidas de los civiles gazatíes -en una guerra urbana extremadamente compleja y a pesar de los intentos de Hamas de manipularlos como escudos humanos- son denostados por la opinión pública mundial que, sólo a esta nación en guerra le exige cero bajas colaterales. No logran entender cómo, habiendo aumentado la cantidad de ayuda humanitaria enviada a Gaza (una entidad hostil) respecto de los niveles previos a la guerra, igual reciben acusaciones infundadas de provocar hambrunas masivas (la ONU debió corregir sus propias proyecciones desproporcionadas de unos pocos meses atrás). Contemplan apenados la indiferencia que el mundo entero muestra ante más de cien israelíes todavía secuestrados en Gaza y ante los más de ochenta mil desplazados internos desde el norte y el sur del país por la invasión de Hamas y los misiles de Hezbolá. Y los desconcierta la indignación moral selectiva de sus críticos. ¿Por qué nunca se quejan ante Egipto por cerrar su frontera con Gaza y encerrar así a los palestinos en una zona de guerra? ¿Por qué no reclaman a Qatar y a Turquía que dejen de hospedar a líderes de Hamas? ¿Por qué no organizan manifestaciones en las universidades del mundo libre en oposición a la República Islámica de Irán por armar, entrenar y financiar al terrorismo regional? ¿Por qué ponen el foco en Israel y sólo en Israel?

En suma, la percepción global y local acerca de Israel no concuerdan. Hamas e Israel componen un espejo roto. Lastimosamente para algunos, el punto de equilibrio no se podrá dar en un punto medio; como no lo hubo entre Hitler y Churchill, simplemente no hay equidistancia moral entre Israel y Hamas et al. Entre dos sistemas de valores tan poderosa e irreductiblemente enfrentados -una democracia liberal falible, por un lado, y un movimiento terrorista fanáticamente anti-occidental, por el otro- sólo uno de ellos puede verdaderamente -existencialmente- prevalecer. El pueblo de Israel soporta un doble padecimiento: el de estar en la vanguardia de la lucha contra el jihadismo internacional y el de ser incesantemente socavado en su gesta; irónicamente no por los secuaces de sus enemigos, sino por sus teóricos aliados, aquellos que siguen en la línea de la agresión islamista si Israel llegara a colapsar. Es todo un signo de nuestros tiempos que el antisemitismo haya aumentado dramáticamente en occidente tras la ocurrencia del peor ataque antijudío desde el Holocausto y el más grave atentado terrorista en la historia de Israel.

La brecha perceptiva se extiende al campo de la diplomacia. La familia de las naciones parece opinar que la ausencia de un estado palestino es la raíz causal de esta desagracia política y militar. Según esta corriente ideológica, si Israel permitiese la independencia palestina, la paz reinará; si cesara lo que ve como una ocupación de tierras ajenas, la violencia desaparecerá. Muchos observadores bien intencionados creen que el liderazgo palestino anhela tener un estado soberano al lado de Israel. Cada vez más israelíes están convencidos de que los palestinos desean un estado propio sobre Israel. Ellos conocen su historia: saben que el liderazgo árabe-palestino ha estado rechazando ofrecimientos de soberanía por casi un siglo ya. Lo hicieron en 1937, en 1947, en 1967, en 2000, en 2008 y hasta la actualidad. Y no, Netanyahu no gobernó Israel desde siempre. La refutación palestina al proyecto de la paz fue especialmente contra Itzjak Rabín, Shimon Peres y Ehud Barak; todas figuras del partido de centro izquierda Laborista. Los israelíes recuerdan, además, que cada repliegue territorial reciente los alejó aún más del prospecto de la paz. Israel se retiró de manera unilateral del sur del Líbano en el 2000 y de Gaza cinco años después. Desde entonces, ninguna de esas fronteras conoció ni un atisbo remoto de paz. Al contrario, las zonas evacuadas fueron rápidamente capturadas por islamistas radicales (Hezbolá en el norte, Hamas en el sur) que iniciaron varias guerras muy sangrientas contra Israel.

Entonces, los israelíes se preguntan con toda razonabilidad si pueden correr el riesgo de replegarse de Cisjordania para que se establezca un estado palestino allí. ¿Quién podría asegurarles que la historia no se repetirá? ¿Qué no serán atacados una vez más? ¿Y que cuando ello ocurra y se vean forzados a defenderse, no serán condenados, criticados y vilipendiados como sucede en la actualidad? Para peor, en este escenario potencial la amenaza sería exponencialmente mayor. Israel es aproximadamente del tamaño de Tucumán, la provincia más chica de la Argentina. En su tramo más estrecho, la distancia de Cisjordania al Mar Mediterráneo es de menos de quince kilómetros. Israel no posee profundidad estratégica. No tiene margen para el error, sea este diplomático o militar. Si sus vecinos fueran finlandeses, presuntamente podría asumir un riesgo calculado. Con sus actuales vecinos palestinos -quienes apoyaron en más del 75% la invasión salvaje de Hamas del 7 de octubre y cuyo gobierno de Mahmoud Abbas todavía no la condenó- el riesgo calculado pasaría a ser una apuesta irracional. Y sin embargo, Noruega, Irlanda, España y otros países están buscando forzar sobre Israel el reconocimiento de un estado palestino… que para los israelíes, además de ser peligroso, es una recompensa inmoral a la intransigencia política y al terrorismo jihadista.

Casi un cuarto de siglo atrás, cuando Israel se hallaba inmerso en la agitada segunda intifada palestina tras el colapso del proceso de paz, un columnista del Washington Post notó que Israel no era odiado por sus enemigos del Medio Oriente debido a sus acciones, sino debido a su mera existencia. Escribió oportunamente George Will: “No es que Israel sea provocativo; el que Israel sea es provocativo”. Los israelíes lo saben. Sólo falta que el resto del mundo también lo admita.

The Times of Israel, The Times of Israel - 2024

The Times of Israel

Por Julián Schvindlerman

  

Argentina designates Hamas as a terrorist group –and Iran gets angry – 31/07/24

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By Julian Schvindlerman
The Times of Israel – 31/7/2024

https://blogs.timesofisrael.com/argentina-designates-hamas-as-a-terrorist-group-and-iran-gets-angry

Back in February, Martin Griffiths, UN undersecretary general for humanitarian affairs and emergency relief coordinator, denied that Hamas was a terrorist organization. “Hamas is not a terrorist group for us,” he said. “It is a political movement.” Five months later, from the southern cone of the American continent, the Argentine government refuted this assertion by designating Hamas as a terrorist movement in the Public Registry of Persons and Entities linked to Acts of Terrorism and their Financing (Repet). In 2019, the conservative government of Mauricio Macri created this registry and incorporated the Lebanese Hezbollah militia as a terrorist organization. In 2024, the government of libertarian Javier Milei added the Palestinian group Hamas.

In the statement that made this act official, the Argentine government declared: “Hamas has claimed responsibility for the atrocities during the attack perpetrated on Israel on October 7. These add to an extensive history of terrorist attacks in its name.” Other countries had already designated Hamas as a terrorist group: the United States, the European Union, Canada, Japan, Australia and Israel, among others. The decision was made a week before the 30th anniversary of the attack against the AMIA Jewish community headquarters in Buenos Aires at the hands of Hezbollah under instructions from Iran. The President of Israel Isaac Herzog thanked Argentina for the decision, as did Prime Minister Binyamin Netanyahu, who in a 14-second video pronounced: “Thank you Argentina, thank you President Javier Milei, for declaring Hamas a terrorist organization. “This is a sign of friendship with Israel and its commitment to the truth.”

But not everyone was happy. The Ayatollah regime responded to Buenos Aires through an editorial in the official English-language newspaper The Tehran Times. In the “about us” section the newspaper introduces itself this way: “The Tehran Times (TT) is the Islamic Republic of Iran’s first English daily newspaper, which began its work in 1979 to air the voice of the Islamic Revolution.” This voice protested strongly against Argentina´s  determination in an editorial published on July 14 titled “AMIA Case on the Eve of its 30th Anniversary.”

The editorial stated: “As we approach the 30th anniversary of the explosion at the Argentine Zionist Association building in Buenos Aires, it appears that we are on the threshold of a new development after three decades of ambiguity and deviation” (note the exchange of words “Israelite” for “Zionist” when referring to the AMIA, which is the acronym for Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas). It argued that the attack was an act of “self-harm of the Jews” or “revenge and punishment by Carlos Menem’s government against the Argentine Zionists” (why would Argentine Jews have wanted to destroy their main community center or would President Menen have wanted to punish Argentines of Jewish faith is left to the reader’s imagination). The editorial proceeded to suggest that Israel was behind the move and speculated on its motives: “During the past nine months, the Zionist regime has lost all its prestige in the world, including Latin America. Therefore, the Zionist regime is trying to restore its lost reputation by accusing the resistance forces and the axis of resistance, including Hamas and the Islamic Republic of Iran.”

“Regarding the AMIA case,” it added, “over the past 30 years, Iran has always patiently endured the accusations […] Unfortunately, instead of looking for credible and reliable partners for the economic salvation of its country and restoring the traditional position of Iran in its business relations, the Argentine government has been placed at the frontline of the anti-Iran scenario of the international Zionist network.” Finally, it concluded with a veiled threat: “Undoubtedly, Tehran will not forget the anti-Iranian policies of Buenos Aires. But Iran has shown that it does not easily play on the enemy’s chess board, but at the right time and right position, it will impose its own game on the enemy and make them regret their enmity with Iran.”

The Argentine government rejected this uncivilized editorial. “No one threatens Argentina,” said Defense Minister Luis Petri. “The terrorism of that tragic October 7 is exactly the same that attacked us three decades ago. There is no difference,” pointed out President Milei. Security Minister Patricia Bullrich said that “Iranians, who continue to live in their country and are civil servants, must pay for what they did… An attack has consequences.” And Vice President Victoria Villarruel dismissed the threat by saying that “those who commit attacks with deeds will also attempt to terrorize the population with words.”

The Iranian regime is frustrated with Argentina’s new pro-Western global positioning, after “the ineffectiveness of Mr. Fernández’s left-wing government” (as The Tehran Times editorial put it) led to the rise of the libertarian Milei. However, it is likely that its anger with Buenos Aires is not only due to the designation of Hamas as a terrorist group, but also to the official decision to promote the project of holding a trial in absentia against the Lebanese and Iranian perpetrators who attacked Argentina in 1994.

It is a good thing that the Argentine government has not allowed itself to be intimidated by a threatening and complaining newspaper editorial controlled by tyrannical clerics in Iran. The next step should be the breaking of diplomatic relations with Tehran, an action that incomprehensibly was not taken thirty years ago.

Version en Español:

Argentina designa a Hamas como grupo terrorista, e Irán se enoja

El pasado mes de febrero, Martin Griffiths, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios y coordinador de ayuda de emergencia, negó que Hamás fuera un grupo terrorista. “Hamás no es un grupo terrorista para nosotros”, dijo. “Es un movimiento político”. Cinco meses más tarde, desde el cono sur del continente americano, el gobierno argentino refutó esta aseveración al designar a Hamas como movimiento terrorista en el Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a Actos de Terrorismo y su Financiamiento (Repet). En 2019, el gobierno conservador de Mauricio Macri creó este registro e incorporó al movimiento libanés Hezbolá como organización terrorista. En 2024, el gobierno del libertario Javier Milei sumó al grupo palestino Hamas.

En el comunicado que oficializó la medida, el gobierno argentino declaró: “Hamas se ha adjudicado la responsabilidad por las atrocidades durante el ataque perpetrado a Israel el pasado 7 de octubre. Estas se suman a un extenso historial de atentados terroristas en su nombre”. Otros países ya habían designado a Hamas como grupo terrorista: Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Japón, Australia e Israel, entre otros. La decisión fue tomada una semana antes de que se cumplieran 30 años del atentado contra la sede comunitaria judía AMIA en Buenos Aires a manos de Hezbolá bajo instrucciones de Irán. El presidente de Israel Isaac Herzog agradeció la decisión argentina, al igual que el primer ministro Binyamin Netanyahu, quién en un video de 14 segundos pronunció: “Gracias Argentina, gracias presidente Javier Milei, por declarar a Hamas como organización terrorista. Esta es una señal de amistad con Israel y de su compromiso con la verdad”.

Pero no todos estuvieron felices. El régimen ayatolá respondió a Buenos Aires por medio de un editorial del diario oficial en inglés Teherán Times. En la sección “sobre nosotros” el diario se presenta de este modo: “El Teherán Times (TT) es el primer diario en inglés de la República Islámica de Irán, que comenzó su labor en 1979 para difundir la voz de la Revolución Islámica”. Esta voz protestó con fuerza contra la Argentina por su determinación en un editorial publicado el 14 de julio último titulado “Caso AMIA en vísperas de su 30 aniversario”.

El editorial indicaba: “A medida que nos acercamos al 30º aniversario de la explosión en el edificio de la Asociación Sionista Argentina en Buenos Aires, parece que estamos en el umbral de un nuevo acontecimiento después de tres décadas de ambigüedad y desviación” (nótese el intercambio de palabras “israelita” por “sionista” al referirse a la AMIA, que son las siglas de Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas). Sostuvo que el ataque fue un acto de “autolesiones de los judíos” o “venganza y castigo del gobierno de Carlos Menem contra los sionistas argentinos” (por qué razón habrían los judíos argentinos deseado destruir su principal sede comunitaria o el presidente Menen hubiera querido castigar a los argentinos de fe judía es dejado a la imaginación del lector). El editorial procedió a sugerir que Israel estaba detrás de la medida y especuló sobre sus motivos: “Durante los últimos nueve meses, el régimen sionista ha perdido todo su prestigio en el mundo, incluida América Latina. Por lo tanto, el régimen sionista está tratando de restaurar su reputación perdida acusando a las fuerzas de resistencia y al eje de resistencia, incluidos Hamás y la República Islámica de Irán”.

“Respecto al caso AMIA”, agregó, “durante los últimos 30 años, Irán siempre ha soportado pacientemente las acusaciones […] Lamentablemente, en lugar de buscar socios creíbles y confiables para la salvación económica de su país y restaurar la posición tradicional de Irán en sus relaciones comerciales, el gobierno argentino se ha colocado en la primera línea del escenario anti-Irán de la red sionista internacional”. Finalmente, concluyó con una amenaza velada: “Sin duda, Teherán no olvidará las políticas antiiraníes de Buenos Aires. Pero Irán ha demostrado que no juega fácilmente en el tablero de ajedrez del enemigo, sino que en el momento adecuado y en la posición adecuada, impondrá su propio juego al enemigo y le hará lamentar su enemistad con Irán”.

El gobierno argentino rechazó este editorial incivilizado. “A la Argentina no la amenaza nadie” espetó el Ministro de Defensa Luis Petri. “El terrorismo de ese trágico 7 de octubre es exactamente el mismo que nos atacó a nosotros hace tres décadas. No hay diferencia”, aseguró el presidente Milei. La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich dijo que “los iraníes, que siguen viviendo en su país y siendo funcionarios, deben pagar por lo que hicieron… Un atentado tiene consecuencias”. Y la vicecanciller Victoria Villarruel desestimó la amenaza al decir que “aquél que en los hechos comete atentados, luego también con la palabra va a tratar de aterrorizar a la población”.

El régimen iraní está frustrado con el nuevo posicionamiento global prooccidental argentino, tras “la ineficacia del gobierno de izquierda del Sr. Fernández” (como aseguró el editorial del Teherán Times) que dio lugar al ascenso del libertario Milei. No obstante, es probable que su enojo con Buenos Aires no se deba solamente a la designación de Hamas como agrupación terrorista, sino también a la decisión oficial de impulsar el proyecto de realizar un juicio en ausencia contra los perpetradores libaneses e iraníes que atacaron a la Argentina en 1994.

Es positivo que el gobierno argentino no se haya dejado amedrentar por un editorial de diario amenazante y quejoso controlado por clérigos tiránicos en Irán. El siguiente paso debiera ser el rompimiento de relaciones diplomáticas con Teherán, una acción que incomprensiblemente no se tomó treinta años atrás.

Perfil, Perfil - 2024

Perfil

Por Julián Schvindlerman

  

A 30 años del atentado a la Amia: reflexiones, amenazas y un nuevo posicionamiento argentino en el mundo – 21/07/24

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https://www.perfil.com/noticias/cordoba/a-30-anos-del-atentado-a-la-amia-reflexiones-amenazas-y-un-nuevo-posicionamiento-argentino-en-el-mundo.phtml

El pasado 18 de julio se cumplieron tres décadas de la explosión que marcó un antes y un después en la historia argentina y que dejó un saldo de 85 fallecidos y más de 300 heridos. Julián Schvindlerman y Damián Szvalb, analistas internacionales, examinan las implicancias del ataque y su impacto en la seguridad regional, así como las recientes amenazas de Irán hacia Argentina.

El pasado 18 de julio se cumplieron 30 años del trágico atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia) en Buenos Aires, el cual dejó un saldo de 85 muertos y más de 300 heridos, evento que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país.

Este aniversario se da en el marco de un nuevo posicionamiento del país, fuertemente alineado a países occidentales como Estados Unidos e Israel. El gobierno del presidente Javier Milei ha mostrado desde su asunción –y aún antes–, un fuerte apoyo a la lucha contra el terrorismo, el cual no ha sido inocuo. El Teherán Times, medio de comunicación que actúa como uno de los principales voceros de las milicias de la Revolución Islámica, acusó al gobierno argentino de poner en peligro sus intereses y amenazó al país con hacerle lamentar su enemistad con Irán.

En una dura nota titulada ‘Caso Amia en vísperas de su 30 aniversario’ expresaron su posición: «Teherán no olvidará la política antiiraní de Buenos Aires. Pero Irán ha demostrado que no se apura a jugar en el tablero del enemigo, sino que, en el momento y la posición adecuados, impondrá su propio juego al enemigo y le hará lamentar su enemistad con Irán».

En este marco, PERFIL CÓRDOBA dialogó con dos reconocidos analistas internacionales quienes analizaron el complejo contexto actual en el que se da este nuevo aniversario del atentado. Julián Schvindlerman, analista político internacional, profesor universitario y editor de la revista Coloquio (CJL) señaló que “la amenaza que hizo Irán a través de un medio oficialmente controlado como es el Teherán Times, en el cual se aseguraron que fuera en inglés para que llegue al mundo, busca amedrentar la opinión pública argentina y al gobierno argentino a partir de la designación de Hamas como grupo terrorista y tratar de hacer un cambio de política a partir de la amenaza”.

“Por suerte el gobierno argentino respondió como corresponde, reafirmando el sendero tomado y creo que es una posición correcta frente a una postura tan incivilizada y antidiplomática tomada por Irán que es la de amenazar. Desde ese lado me parece correcto porque Hamás es un grupo terrorista, sería llamativo que alguien lo debatiera especialmente después del 7 de octubre”, sostuvo el experto internacional. Y agregó: “Milei ubica a la Argentina en la vanguardia del mundo libre en la lucha antiterrorista del fanatismo de la República de Irán, esto es una forma de solidarizarse con la comunidad judía, pero no sólo con ella, ya que el atentado a la Amia fue contra toda la Argentina, en suelo argentino, por agentes infiltrados en territorio nacional”.

Impunidad. Schvindlerman brindó su mirada sobre el significado de estas tres décadas desde la concreción del atenta do en la mutual israelita y aseguró que las consecuencias de la impunidad del mismo tiene consecuencias tangibles que se ven reflejadas el día de hoy.

“30 años nos marca la absoluta impunidad de Irán que tras haber perpetrado un atentado que dejó 85 muertos no fue debidamente condenado, no hubo acusados ni encarcelados. Esto es bastante inquietante ya que no solo incluye a los altísimos líderes iraníes que nunca fueron marginados por la comunidad internacio nal, sino también a grupos más pequeños como aquellos que lo recibieron en San Pablo a Ibrahim Berro y que le permitieron seguir libremente en la Triple Frontera. Fue un fracaso muy grande a la hora de hacer justicia y este fracaso impacta en la conducta internacional de Irán, que sigue comportándose como un matón a nivel internacional y que patrocina a grupos terroristas como Hamás. La falta de Justicia tiene consecuencias reales, tangibles en nuestro mundo porque si al malhechor no lo aleccionás, va a seguir haciendo fechorías”.

Tomar recaudos. Damián Szvalb, analista internacional y politólogo, consideró que este aniversario llega en un momento muy distinto al 94. “Hace 30 años tenías el fin de la Guerra Fría con un rol de Estados Unidos dominante a nivel global, un alineamiento muy fuerte de argentina con Occidente y en ese contexto se produce el atentado a la Amia, en el que se ha demostrado que Irán estuvo detrás y que lo hizo a través del grupo Hezbolá. Fue un ataque claramente a la Argentina, ahora es un mundo totalmente diferente. Occidente compite con las autocracias, es un mundo más partido, más multipolar, en donde el hilo conductor entre ambos hechos es el rol de Irán que hoy en día sigue siendo un actor que fomenta el terrorismo y que está detrás de Hezbolá y de Hamás. Irán está teniendo un rol determinante en la violencia y la guerra de Medio Oriente”.

Respecto a las amenazas, Szvalb consideró que el país debe tomar todos los recaudos necesarios. “Se da en un contexto complicado respecto a la situación en Medio Oriente, con una comunidad judía muy grande, muy movilizada. Además tenemos un Presidente que tomó una postura muy firme con respecto a Irán, no tengo elementos para decir si la amenaza puede transformarse en algo concreto, pero el Estado debe tomar recaudos necesarios. Siempre sucede cuando llega un aniversario de este tipo. El gobierno argentino en este caso está acertado, toma una posición correcta porque Irán se ha burlado de la Justicia argentina en los últimos 30 años”.