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Comunidades, Comunidades - 2013

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

Hassan Rohani, marca registrada – 14/08/13

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¿Exactamente en qué momento se convirtió Hassan Rohani en un moderado? ¿Fue cuando pidió a las milicias Basij que reprimiesen “impiadosa y monumentalmente” las protestas estudiantiles de 1999? ¿Fue cuando presidió el Consejo de Seguridad Nacional entre 1989-2005, período en que las autoridades iraníes planificaron el atentado contra la AMIA (1994, 85 muertos) en la Argentina y contra las Torres Khobar (1996, 19 muertos) en Arabia Saudita? ¿Fue cuando lideró las negociaciones nucleares con Europa a partir del 2003 y no detuvo el programa nuclear persa? ¿Fue cuando no condenó públicamente a Ahmadinejad por negar reiteradamente el Holocausto durante los últimos ocho años? ¿O fue cuando no instó a su gobierno a que dejase de apoyar al régimen genocida de Bashar-al-Assad en Siria? ¿Exactamente cuando se moderó?

La moderación de Rohani es un espejismo que los occidentales sedientos de flexibilidad ven en el desierto de la política iraní. Pero él es parte y parcela de la estructura de poder en Irán, un hijo dilecto de la Revolución Khomeinista, un hombre seleccionado por el líder supremo ayatollah Alí Khameini para postularse a la presidencia de la República Islámica, sólo uno entre ocho privilegiados que dejó a 592 excluidos. Es tal la desesperación occidental por encontrar un reformista en Irán que basta una sonrisa fraudulenta para que las expectativas afloren.

Pero ya hemos estado en este mismo lugar.

En 1989 ascendió a la presidencia Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, un político ampliamente etiquetado como un reformista y un moderado en la política persa. Y sin embargo, un informe de la CIA de 1990 aseveró: “Aunque Rafsanjani ha buscado mejorar las relaciones con algunos países occidentales desde que asumió directamente la presidencia el pasado agosto, acontecimientos del año pasado muestran que Teherán sigue considerando el uso selectivo del terrorismo como una herramienta legítima”. Dos años después, otro reporte de la CIA responsabilizaba a las autoridades iraníes por orquestar ataques contra funcionarios israelíes, sauditas y estadounidenses en Turquía, emigrados judíos de la ex Unión Soviética, así como a disidentes iraníes exiliados. En diciembre de 2001, dos meses posteriores al 9/11 en Estados Unidos, Rafsanjani vaticinó que el uso de una bomba atómica contra Israel no dejaría nada vivo sobre la tierra mientras que la posible respuesta israelí afectaría apenas a una porción del Islam. En lo relativo a la cuestión nuclear, en noviembre del 2004 Rafsanjani afirmó: “Definitivamente no podemos parar nuestro programa nuclear y no lo pararemos”. Así fue.

Rafsanjani fue sucedido en el sillón presidencial por Muhammad Khatami, otro presunto ícono de la moderación persa. No obstante, bajo su mandato (1997-2005) las cárceles del país siguieron atestadas de prisioneros políticos, Hezbollah continuó recibiendo el patrocinio de Irán y el programa nuclear prosiguió su marcha. Unos meses antes de dejar el poder aseguró ante un grupo de diplomáticos extranjeros que el enriquecimiento de uranio “es nuestro claro derecho” y legó una de las citas más extraordinariamente cómicas de la historia de Irán: “Damos nuestra garantía de que no vamos a producir armas nucleares, porque estamos en contra de ellas y no creemos que sean una fuente de poder”.

En el 2005 Mahmoud Ahmadinejad fue designado presidente y por los siguientes ocho años las cárceles del país siguieron atestadas de prisioneros políticos, Hezbollah continuó recibiendo el patrocinio de Irán y el programa nuclear prosiguió su marcha. En abril del 2012 él prometió: “No nos moveremos un milímetro de nuestros derechos atómicos”. La Agencia Internacional de Energía Atómica tenía motivos para creerle. Uno de sus informes del año previo había indicado: “La Agencia tiene serias preocupaciones concernientes a las posibles dimensiones militares del programa nuclear de Irán”; además había señalado: “La información indica que Irán ha llevado a cabo actividades relevantes al desarrollo de un mecanismo de explosión nuclear” e inequívocamente afirmó que Irán trabajó “en el desarrollo de un diseño local de un arma nuclear incluyendo el testeo de componentes”.

Al ganar las últimas elecciones nacionales, Hassan Rohani extendió un ramo de olivo a la familia de las naciones y aseguró: “Nuestros programas nucleares son completamente transparentes”. Parece que el humor es un atributo típico de la idiosincrasia política iraní.

El flamante presidente Rohani será funcional a Bruselas y a una Casa Blanca poco dispuestas a tomar acciones decididas para frenar el proyecto nuclear persa. El Ayatollah Khameini comprendió que es preferible, y más fácil, engañar a las potencias que confrontar con ellas. Ahmadinejad reflejaba demasiado fielmente el verdadero rostro del régimen teocrático y eso le complicó las cosas al país. Una nueva política de relaciones públicas era necesaria. Con la fachada de “Rohani el moderado”, Irán espera confundir y ganar tiempo. Total, mientras se dialoga Parchín, Natanz, Arak, Bushehr e Isfaham pueden seguir operando. A juzgar por las primeras reacciones mundiales al nuevo producto presidencial made in Iran, es notable ver cuán exitosa hasta ahora ha sido la treta.

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Hassan Rohani, marca registrada (14/08/2013)

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¿Exactamente en qué momento se convirtió Hassan Rohani en un moderado? ¿Fue cuando pidió a las milicias Basij que reprimiesen impiadosa y monumentalmente» las protestas estudiantiles de 1999? ¿Fue cuando presidió el Consejo de Seguridad Nacional entre 1989-2005, período en que las autoridades iraníes planificaron el atentado contra la AMIA (1994, 85 muertos) en la Argentina y contra las Torres Khobar (1996, 19 muertos) en Arabia Saudita? ¿Fue cuando lideró las negociaciones nucleares con Europa a partir del 2003 y no detuvo el programa nuclear persa? ¿Fue cuando no condenó públicamente a Ahmadinejad por negar reiteradamente el Holocausto durante los últimos ocho años? ¿O fue cuando no instó a su gobierno a que dejase de apoyar al régimen genocida de Bashar-al-Assad en Siria? ¿Exactamente cuando se moderó?

La moderación de Rohani es un espejismo que los occidentales sedientos de flexibilidad ven en el desierto de la política iraní. Pero él es parte y parcela de la estructura de poder en Irán, un hijo dilecto de la Revolución Khomeinista, un hombre seleccionado por el líder supremo ayatollah Alí Khameini para postularse a la presidencia de la República Islámica, sólo uno entre ocho privilegiados que dejó a 592 excluidos. Es tal la desesperación occidental por encontrar un reformista en Irán que basta una sonrisa fraudulenta para que las expectativas afloren.

Pero ya hemos estado en este mismo lugar.

En 1989 ascendió a la presidencia Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, un político ampliamente etiquetado como un reformista y un moderado en la política persa. Y sin embargo, un informe de la CIA de 1990 aseveró: «Aunque Rafsanjani ha buscado mejorar las relaciones con algunos países occidentales desde que asumió directamente la presidencia el pasado agosto, acontecimientos del año pasado muestran que Teherán sigue considerando el uso selectivo del terrorismo como una herramienta legítima». Dos años después, otro reporte de la CIA responsabilizaba a las autoridades iraníes por orquestar ataques contra funcionarios israelíes, sauditas y estadounidenses en Turquía, emigrados judíos de la ex Unión Soviética, así como a disidentes iraníes exiliados. En diciembre de 2001, dos meses posteriores al 9/11 en Estados Unidos, Rafsanjani vaticinó que el uso de una bomba atómica contra Israel no dejaría nada vivo sobre la tierra mientras que la posible respuesta israelí afectaría apenas a una porción del Islam. En lo relativo a la cuestión nuclear, en noviembre del 2004 Rafsanjani afirmó: «Definitivamente no podemos parar nuestro programa nuclear y no lo pararemos». Así fue.

Rafsanjani fue sucedido en el sillón presidencial por Muhammad Khatami, otro presunto ícono de la moderación persa. No obstante, bajo su mandato (1997-2005) las cárceles del país siguieron atestadas de prisioneros políticos, Hezbollah continuó recibiendo el patrocinio de Irán y el programa nuclear prosiguió su marcha. Unos meses antes de dejar el poder aseguró ante un grupo de diplomáticos extranjeros que el enriquecimiento de uranio «es nuestro claro derecho» y legó una de las citas más extraordinariamente cómicas de la historia de Irán: «Damos nuestra garantía de que no vamos a producir armas nucleares, porque estamos en contra de ellas y no creemos que sean una fuente de poder».

En el 2005 Mahmoud Ahmadinejad fue designado presidente y por los siguientes ocho años las cárceles del país siguieron atestadas de prisioneros políticos, Hezbollah continuó recibiendo el patrocinio de Irán y el programa nuclear prosiguió su marcha. En abril del 2012 él prometió: «No nos moveremos un milímetro de nuestros derechos atómicos». La Agencia Internacional de Energía Atómica tenía motivos para creerle. Uno de sus informes del año previo había indicado: «La Agencia tiene serias preocupaciones concernientes a las posibles dimensiones militares del programa nuclear de Irán»; además había señalado: «La información indica que Irán ha llevado a cabo actividades relevantes al desarrollo de un mecanismo de explosión nuclear» e inequívocamente afirmó que Irán trabajó «en el desarrollo de un diseño local de un arma nuclear incluyendo el testeo de componentes».

Al ganar las últimas elecciones nacionales, Hassan Rohani extendió un ramo de olivo a la familia de las naciones y aseguró: «Nuestros programas nucleares son completamente transparentes». Parece que el humor es un atributo típico de la idiosincrasia política iraní.

El flamante presidente Rohani será funcional a Bruselas y a una Casa Blanca poco dispuestas a tomar acciones decididas para frenar el proyecto nuclear persa. El Ayatollah Khameini comprendió que es preferible, y más fácil, engañar a las potencias que confrontar con ellas. Ahmadinejad reflejaba demasiado fielmente el verdadero rostro del régimen teocrático y eso le complicó las cosas al país. Una nueva política de relaciones públicas era necesaria. Con la fachada de «Rohani el moderado», Irán espera confundir y ganar tiempo. Total, mientras se dialoga Parchín, Natanz, Arak, Bushehr e Isfaham pueden seguir operando. A juzgar por las primeras reacciones mundiales al nuevo producto presidencial made in Iran, es notable ver cuán exitosa hasta ahora ha sido la treta.

Infobae, Infobae - 2013

Infobae

Por Julián Schvindlerman

  

Hassan Rohani, marca registrada – 11/08/13

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¿Exactamente en qué momento se convirtió Hassan Rohani en un moderado? ¿Fue cuando pidió a las milicias Basij que reprimiesen “impiadosa y monumentalmente” las protestas estudiantiles de 1999? ¿Fue cuando presidió el Consejo de Seguridad Nacional entre 1989-2005, período en que las autoridades iraníes planificaron el atentado contra la AMIA (1994, 85 muertos) en la Argentina y contra las Torres Khobar (1996, 19 muertos) en Arabia Saudita? ¿Fue cuando lideró las negociaciones nucleares con Europa a partir del 2003 y no detuvo el programa nuclear persa? ¿Fue cuando no condenó públicamente a Ahmadinejad por negar reiteradamente el Holocausto durante los últimos ocho años? ¿O fue cuando no instó a su gobierno a que dejase de apoyar al régimen genocida de Bashar-al-Assad en Siria? ¿Exactamente cuando se moderó?

La moderación de Rohani es un espejismo que los occidentales sedientos de flexibilidad ven en el desierto de la política iraní. Pero él es parte y parcela de la estructura de poder en Irán, un hijo dilecto de la Revolución Khomeinista, un hombre seleccionado por el líder supremo ayatollah Alí Khameini para postularse a la presidencia de la República Islámica, sólo uno entre ocho privilegiados que dejó a 592 excluidos. Es tal la desesperación occidental por encontrar un reformista en Irán que basta una sonrisa fraudulenta para que las expectativas afloren.

Pero ya hemos estado en este mismo lugar.

En 1989 ascendió a la presidencia Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, un político ampliamente etiquetado como un reformista y un moderado en la política persa. Y sin embargo, un informe de la CIA de 1990 aseveró: “Aunque Rafsanjani ha buscado mejorar las relaciones con algunos países occidentales desde que asumió directamente la presidencia el pasado agosto, acontecimientos del año pasado muestran que Teherán sigue considerando el uso selectivo del terrorismo como una herramienta legítima”. Dos años después, otro reporte de la CIA responsabilizaba a las autoridades iraníes por orquestar ataques contra funcionarios israelíes, sauditas y estadounidenses en Turquía, emigrados judíos de la ex Unión Soviética, así como a disidentes iraníes exiliados. En diciembre de 2001, dos meses posteriores al 9/11 en Estados Unidos, Rafsanjani vaticinó que el uso de una bomba atómica contra Israel no dejaría nada vivo sobre la tierra mientras que la posible respuesta israelí afectaría apenas a una porción del Islam. En lo relativo a la cuestión nuclear, en noviembre del 2004 Rafsanjani afirmó: “Definitivamente no podemos parar nuestro programa nuclear y no lo pararemos”. Así fue.

Rafsanjani fue sucedido en el sillón presidencial por Muhammad Khatami, otro presunto ícono de la moderación persa. No obstante, bajo su mandato (1997-2005) las cárceles del país siguieron atestadas de prisioneros políticos, Hezbollah continuó recibiendo el patrocinio de Irán y el programa nuclear prosiguió su marcha. Unos meses antes de dejar el poder aseguró ante un grupo de diplomáticos extranjeros que el enriquecimiento de uranio “es nuestro claro derecho” y legó una de las citas más extraordinariamente cómicas de la historia de Irán: “Damos nuestra garantía de que no vamos a producir armas nucleares, porque estamos en contra de ellas y no creemos que sean una fuente de poder”.

En el 2005 Mahmoud Ahmadinejad fue designado presidente y por los siguientes ocho años las cárceles del país siguieron atestadas de prisioneros políticos, Hezbollah continuó recibiendo el patrocinio de Irán y el programa nuclear prosiguió su marcha. En abril del 2012 él prometió: “No nos moveremos un milímetro de nuestros derechos atómicos”. La Agencia Internacional de Energía Atómica tenía motivos para creerle. Uno de sus informes del año previo había indicado: “La Agencia tiene serias preocupaciones concernientes a las posibles dimensiones militares del programa nuclear de Irán”; además había señalado: “La información indica que Irán ha llevado a cabo actividades relevantes al desarrollo de un mecanismo de explosión nuclear” e inequívocamente afirmó que Irán trabajó “en el desarrollo de un diseño local de un arma nuclear incluyendo el testeo de componentes”.

Al ganar las últimas elecciones nacionales, Hassan Rohani extendió un ramo de olivo a la familia de las naciones y aseguró: “Nuestros programas nucleares son completamente transparentes”. Parece que el humor es un atributo típico de la idiosincrasia política iraní.

El flamante presidente Rohani será funcional a Bruselas y a una Casa Blanca poco dispuestas a tomar acciones decididas para frenar el proyecto nuclear persa. El Ayatollah Khameini comprendió que es preferible, y más fácil, engañar a las potencias que confrontar con ellas. Ahmadinejad reflejaba demasiado fielmente el verdadero rostro del régimen teocrático y eso le complicó las cosas al país. Una nueva política de relaciones públicas era necesaria. Con la fachada de “Rohani el moderado”, Irán espera confundir y ganar tiempo. Total, mientras se dialoga Parchín, Natanz, Arak, Bushehr e Isfaham pueden seguir operando. A juzgar por las primeras reacciones mundiales al nuevo producto presidencial made in Iran, es notable ver cuán exitosa hasta ahora ha sido la treta.

Compromiso

Compromiso

Por Julián Schvindlerman

  

El pacto de Múnich, 75 años después – 08/13

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Año 5 – Nro 37

Una foto de la época capturó vívidamente el momento en que el Führer ingresó al Sudeteland checoeslovaco luego del Pacto de Múnich de septiembre de 1938 que Alemania celebró con Italia, Francia y el Reino Unido. Muestra a tres mujeres de mediana edad haciendo el saludo nazi en la vía pública en honor a Hitler. Una de ellas sonríe con entusiasmo, otra está seria y la tercera intenta secar sus lágrimas con un pañuelo mientras llora desconsoladamente. Esta última estuvo entre quienes advirtieron la calamidad acordada en Múnich, aún en medio del optimismo colectivo europeo. El setenta y cinco aniversario de este monumento histórico al apaciguamiento ofrece una oportunidad óptima para recordar -y meditar sobre- los hechos que rodearon su firma.

El estado checoslovaco moderno surgió en 1918 sobre las ruinas del Imperio Austro-Húngaro. Su población de casi quince millones de personas constaba principalmente de dos nacionalidades eslavas, los checos y los eslovacos, además de otras minorías como los judíos, los húngaros, los ucranianos, los polacos y los alemanes. Estos últimos representaban el 23 por ciento de la población y se concentraban en la zona del Sudeteland. La mayoría de los alemanes-sudetes se identificaban con países vecinos y estaban en contra de su inclusión en el nuevo estado.

A pesar de ser vista como una minoría irredentista, se otorgó a los sudetes todos los derechos civiles propios de una democracia. No estaban a la par con los checos en términos de oportunidades de empleo en la administración pública o en las fuerzas armadas, pero en general eran una minoría libre y tolerada a pesar de su fuerte identificación con estados adversarios.

Liderazgos xenófobos en los países vecinos tuvieron un impacto en la minoría sudete. El partido nazi estaba prohibido en Checoslovaquia pero su sustituto, el Partido Alemán de los Sudetes, gozaba de un apoyo popular significativo. Por medio del recurso a la violencia y la intimidación, el partido pronto se convirtió en el único portavoz de los alemanes sudetes. Al tiempo estableció una organización paramilitar llamada Heimatbund, que más tarde se convirtió en el Cuerpo Libre de los Sudetes Alemanes, un movimiento violento compuesto por 34.000 refugiados sudetes asentados en Alemania.

Después de que Hitler llegó al poder, Alemania canalizó fondos al Partido Alemán de los Sudetes y le dio respaldo político. El Reich entendió rápidamente que manipulando la difícil situación de los sudetes -convirtiéndola en una cuestión de autodeterminación- mejoraría sus posibilidades de anexar Checoslovaquia. No importó qué los pueblos germanos ya se habían autodeterminado nacionalmente en Austria y Alemania; la táctica funcionó. En ese momento, el presidente de Checoslovaquia Eduard Benes advirtió al mundo: «No creo que ésta sea una cuestión de autodeterminación. Desde el principio, ha sido una batalla por la existencia del Estado», pero casi nadie le prestó atención.

Mientras el líder del partido, Konrad Henlein, recorría Europa exigiendo que se concediese la independencia a su pueblo, Berlín contribuyó a la ofensiva diplomática con fuertes quejas sobre la presunta discriminación e intolerancia checoslovaca y la necesidad de proteger a la minoría sudete del abuso estatal. Las naciones europeas ejercieron presión sobre Praga para que aceptase las demandas nacionalistas de los sudetes, lo cual dio origen a una propuesta de autonomía limitada llamada el programa de Karlsbad. El Reich instruyó a Henlein a que elevara sus demandas siempre y cuando Praga aceptara este programa. Hitler necesitaba que las negociaciones colapsaran de modo de tener una excusa para lanzar un ataque militar y apoderarse del pequeño país vecino. En tanto que Alemania se preparaba para la guerra, acusaba ostentosamente a los checos de ser en obstáculo para la paz en Europa.

Cuando bajo la presión internacional Checoslovaquia aceptó el programa de Karlsbad, a mediados de 1938, una revuelta “estalló” en el Sudeteland. Miembros del Partido Alemán de los Sudetes se amotinaron, atacaron y dispararon contra los policías y civiles checos. El caos resultante provocó la atención internacional y en septiembre un acuerdo fue alcanzado en Múnich entre el canciller alemán Adolf Hitler, el dictador italiano Benito Mussolini, el presidente francés Edouard Daladier y el primer ministro británico Neville Chamberlain: el Sudeteland sería trasladado a Alemania. Los delegados checos, a quienes se les había prohibido participar de la reunión a pesar de que el futuro de su nación estaba siendo debatido, rompieron en llanto al conocer la noticia mientras esperaban en los pasillos. «A partir de ahora, no tengo ninguna demanda territorial adicional en Europa» aseguró Adolf Hitler. Neville Chamberlain describió las negociaciones con el Reich como francas y amenas y profetizó: «Esta será la paz en nuestro tiempo». Al ver a la multitud que le esperaba en el aeropuerto de Orly, Edouard Daladier temió ser abucheado por haber pactado con la Alemania nazi, pero al descender del avión fue recibido con rosas. Europa estaba exultante: creyó haber evitado la guerra.

Ni bien esas zonas se convirtieron en territorio alemán, sin embargo, Hitler suprimió los idiomas checo y eslovaco, confiscó propiedades y expulsó a cientos de miles de checos no-alemanes que vivían allí. Más tarde, Alemania empezó a manifestarse a favor de los «derechos» de los restantes alemanes en toda Checoslovaquia y para marzo de 1939 los nazis habían ganado el control de todo del país. La comunidad internacional no acudió a la ayuda de la democrática Checoslovaquia. El 16 de marzo Praga cayó y el estado checo dejó de existir. Seis meses después Alemania invadió Polonia, dando inicio a la Segunda Guerra Mundial.

Varios

Varios

Por Julián Schvindlerman

  

Israel e palestinos voltam à mesa de negociações – 31/07/13

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Entrevista con el diario zero hora (Brasil)
Por Léo Gerchmann

Previstas para durar nove meses, negociações repetem temas de encontros que não atingiram objetivo de pacificar a região

Entre abraços e manifestações de boa vontade no anúncio do início formal das negociações de paz entre israelenses e palestinos em Washington, o secretário de Estado americano, John Kerry, fez uma declaração que tentava quebrar o ceticismo reinante:

– As questões fundamentais estão sobre a mesa para discussão.

Quais seriam tais questões, porém? Temas historicamente difíceis: o Estado palestino seria estabelecido na Cisjordânia, na Faixa de Gaza e em Jerusalém Oriental, o que formataria o mapa anterior à Guerra dos Seis Dias, de 1967. O governo israelense, porém, tem dificuldades políticas internas para ceder Jerusalém Oriental. Propõe um Estado palestino desmilitarizado, presença militar por longo prazo na Cisjordânia e controle de seu espaço aéreo. Os palestinos querem o fim dos assentamentos israelenses. Israel descarta voltar às fronteiras anteriores a 1967, mas se diz disposto a deixar regiões da Cisjordânia.

Tudo isso fica ainda mais complexo quando se chega ao assunto talvez mais controverso: quando Israel foi criado, em 1948, palestinos se viram obrigados a fugir. O governo israelense se recusa a aceitar a volta dos refugiados e seus descendentes. Alega que, além de não poder comportar tantas pessoas sem descaracterizar o caráter judaico de Israel, há judeus que igualmente fugiram dos países árabes no mesmo período, com a diferença, segundo os israelenses, de que foram acolhidos à nova nação.

Intenções de Netanyahu nas negociações Israel-palestinos são incógnita
Recomeçam as negociações entre Israel e Palestina em Washington

Enfim, depois de três anos de negociações congeladas, temas recorrentes voltarão a ser discutidos nos nove meses previstos para um acordo final. E é isso que desanima os analistas.

Mestre em Ciências Sociais pela Universidade Hebraica de Jerusalém, autor de livros como Roma e Jerusalém: a política vaticanista para o Estado judeu e Terras por Paz, Terras por Guerra, o argentino Julián Schvindlerman tem dado conferências sobre o acordo de paz e outros temas relativos ao Oriente Médio. Em entrevista a Zero Hora, ele se mostra cético justamente pela repetição de assuntos:

– As chances são incertas. Palestinos e israelenses negociam há duas décadas um acordo de paz sem êxito. Em setembro, se cumprirão 20 anos do acordo de Oslo, de 1993, e, ainda assim, as partes continuam abordando os mesmos temas.

E lembra os conflitos ocorridos nessas duas décadas, acrescentando a mudança na geopolítica local, que não seria favorável a um acerto:

– A conjuntura regional mudou substancialmente. Israel perdeu os laços estáveis que mantinha com seu sócio, o Egito, e com o inimigo não agressivo, a Síria. E a Jordânia, país aliado, está afetada pela crise síria. Os palestinos padecem de fortes divisões internas. Estão divididos em duas sub-entidades, Gaza e Cisjordânia, com dois governos diferentes e em conflito.

Autoridades mandam recados a opositores

No comunicado de que estavam reabertas as negociações, Kerry tinha ao lado Tzipi Livni, ministra da Justiça de Israel, e Saeb Erekat, negociador-chefe palestino. Os dois concordaram em negociar por nove meses. Mais: tudo será mantido sob sigilo. Só Kerry estará autorizado a se manifestar.

Livni e Erekat aproveitaram para dar recados a seus adversários internos. A israelense pontuou, referindo-se à ala mais conservadora do gabinete de centro-direita: a história «é feita pelos realistas, os que não têm medo de sonhar, e seremos essas pessoas». O palestino, em clara mensagem ao grupo islâmico Hamas (que governa a Faixa de Gaza), disse, por sua vez, que «ninguém irá se beneficiar mais de um acordo do que os palestinos», pois «é chegada a hora de termos um Estado independente.

JULIÁN SCHVINDLERMAN, especialista em Oriente Médio, diz “não compartilhar do otimismo” americano, mas crê que o fato de o governo israelense ser conservador pode legitimar um acordo.

«Ocorreu com (Menachem) Begin no Egito. Mas essa coalizão abarca demasiadas e diferentes ideologias. Teremos de ver como se conciliarão as posições. (…) Netanyahu tem fama de ser duro e pragmático, e é importante que muitos israelenses confiam no seu critério para preservar a segurança no caminho da paz.»

Comunidades, Comunidades - 2013

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

Un Iraní en Israel – 31/07/13

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Bastó una visita a Israel para que el cineasta y su obra fuesen completamente borrados de la historia del cine en Irán.

Mohsen Makhmalbaf, director de cine iraní de renombre internacional, fue a Jerusalem durante la primera quincena de julio para ser honrado como invitado especial del Festival de Cine de Jerusalem. Allí abogó por la paz y el diálogo entre las dos naciones enemigas.

«Dedico mi premio a todos los artistas, políticos e intelectuales y las personas en Irán e Israel, que trabajan hacia la paz entre los dos países y que creen que la paz es posible» dijo el director en el discurso que pronunció al recibir el premio. «Fui allí para llevar un mensaje de paz. Trato de unir a la gente a través del arte, soy ciudadano de cine, y el cine no tiene fronteras, y de hecho antes de mi viaje a Israel mis películas habían viajado a ese país muchos años antes» declaró a The Guardian. «Estoy orgulloso de allanar el camino para el cine de Irán en Israel. Boicots y solicitadas no resuelven nada, sólo conducen a la guerra. ¿Por qué no hay más intelectuales tratando de resolver los problemas por medio de viajes y de diálogo?» dijo a su vez a la BBC en idioma farsi.

El festival de cine israelí, que celebra su trigésimo aniversario este año, mostró varias de las películas premiadas de Makhmalbaf, como «Kandahar» y «Salam Cinema» y su última película «El jardinero». «El jardinero» es un docudrama sobre la fe Bahai y el papel de la religión en el Oriente Medio. Se centra en la historia de un jardinero que cuida al bello centro Bahaii en Haifa (donde la película fue rodada el año pasado), distinguido por sus fantásticos e inmensos jardines. En cuanto a “Kandahar”, ambientada en el Afganistán de los talibanes, la revista Time la nombró como una de las cien mejores películas de la historia del cine internacional.

Con su viaje, el director se convirtió en el primer cineasta destacado de Irán en visitar oficialmente Israel. La bandera de la República Islámica ondeaba junto a las banderas de otros países representados en el festival, incluyendo la del país anfitrión, Israel. Allí las audiencias adoraron al señor Makhmalbaf. Según informó la prensa local, los israelíes formaron largas filas para comprar entradas a las salas de cine y alabaron su obra con largos aplausos después de cada película exhibida. El Festival de Jerusalem le otorgó su prestigioso premio especial del jurado por su «larga lucha por la democracia y los derechos humanos».

Pero en Irán -donde aquellos que visitan Israel corren el riesgo de ser sentenciados a cinco años de cárcel- la reacción fue fría. El Teheran Times reportó que la Organización del Cine de Irán prohibió la venta de la totalidad de las películas del cineasta y ordenó al Museo del Cine remover la sección dedicada a Makhmalbaf: toda información sobre su trayectoria, premios y referencias a sus películas serán suprimidas. Javad Shamghadari, el titular de la Organización del Cine en Irán, tachó al Sr. Makhmalbaf de ser una persona «sin raíces» y un «alma perdida» que buscaba honores de poca monta. «Es apropiado en este mes (Ramadán), el último viernes de los cuales será testigo de manifestaciones por millones de musulmanes en contra de los sionistas, que el Museo del Cine de Irán sea limpiado de las representaciones del cineasta» declaró Shamghadari.
El público respondió dividido.

En una carta abierta, un grupo de artistas y académicos iraníes condenaron la visita de Makhmalbaf a Israel, diciendo que validaba las políticas de Israel hacia los palestinos. Otro grupo de periodistas y artistas iraníes publicó otra carta abierta que celebraba el coraje del director de quebrar el tabú de visitar el estado judío. Cabe señalar que Mohsen Makhmalbaf no siempre fue un renegado y, de hecho, en sus comienzos fue un revolucionario. Abandonó Irán recién en el 2005, tras la elección del presidente Mahmoud Ahmadinejad, y desde entonces residió en Afganistán, Francia e Inglaterra. Encabeza una familia de artistas talentosos. Conforme informó el Wall Street Journal, sus películas, así como las de su esposa y de sus hijos, se han proyectado en cincuenta países, pasaron por dos mil festivales y cosecharon un total de ciento diez premios internacionales.

La eliminación simbólica del aporte fílmico de Makhmalbaj a la cultura iraní y universal de la vida artística en Irán es, en lo inmediato, un desafío a la presunta moderación del nuevo presidente Hasan Rouhani (asumirá a inicios de agosto), y será, a la larga, una mancha más en el oscuro historial represivo del régimen Ayatollah.

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Un iraní en israel (31/07/2013)

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Bastó una visita a Israel para que el cineasta y su obra fuesen completamente borrados de la historia del cine en Irán.

Mohsen Makhmalbaf, director de cine iraní de renombre internacional, fue a Jerusalem durante la primera quincena de julio para ser honrado como invitado especial del Festival de Cine de Jerusalem. Allí abogó por la paz y el diálogo entre las dos naciones enemigas.

Dedico mi premio a todos los artistas, políticos e intelectuales y las personas en Irán e Israel, que trabajan hacia la paz entre los dos países y que creen que la paz es posible» dijo el director en el discurso que pronunció al recibir el premio. «Fui allí para llevar un mensaje de paz. Trato de unir a la gente a través del arte, soy ciudadano de cine, y el cine no tiene fronteras, y de hecho antes de mi viaje a Israel mis películas habían viajado a ese país muchos años antes» declaró a The Guardian. «Estoy orgulloso de allanar el camino para el cine de Irán en Israel. Boicots y solicitadas no resuelven nada, sólo conducen a la guerra. ¿Por qué no hay más intelectuales tratando de resolver los problemas por medio de viajes y de diálogo?» dijo a su vez a la BBC en idioma farsi.

El festival de cine israelí, que celebra su trigésimo aniversario este año, mostró varias de las películas premiadas de Makhmalbaf, como «Kandahar» y «Salam Cinema» y su última película «El jardinero». «El jardinero» es un docudrama sobre la fe Bahai y el papel de la religión en el Oriente Medio. Se centra en la historia de un jardinero que cuida al bello centro Bahaii en Haifa (donde la película fue rodada el año pasado), distinguido por sus fantásticos e inmensos jardines. En cuanto a «Kandahar», ambientada en el Afganistán de los talibanes, la revista Time la nombró como una de las cien mejores películas de la historia del cine internacional.

Con su viaje, el director se convirtió en el primer cineasta destacado de Irán en visitar oficialmente Israel. La bandera de la República Islámica ondeaba junto a las banderas de otros países representados en el festival, incluyendo la del país anfitrión, Israel. Allí las audiencias adoraron al señor Makhmalbaf. Según informó la prensa local, los israelíes formaron largas filas para comprar entradas a las salas de cine y alabaron su obra con largos aplausos después de cada película exhibida. El Festival de Jerusalem le otorgó su prestigioso premio especial del jurado por su «larga lucha por la democracia y los derechos humanos».

Pero en Irán -donde aquellos que visitan Israel corren el riesgo de ser sentenciados a cinco años de cárcel- la reacción fue fría. El Teheran Times reportó que la Organización del Cine de Irán prohibió la venta de la totalidad de las películas del cineasta y ordenó al Museo del Cine remover la sección dedicada a Makhmalbaf: toda información sobre su trayectoria, premios y referencias a sus películas serán suprimidas. Javad Shamghadari, el titular de la Organización del Cine en Irán, tachó al Sr. Makhmalbaf de ser una persona «sin raíces» y un «alma perdida» que buscaba honores de poca monta. «Es apropiado en este mes (Ramadán), el último viernes de los cuales será testigo de manifestaciones por millones de musulmanes en contra de los sionistas, que el Museo del Cine de Irán sea limpiado de las representaciones del cineasta» declaró Shamghadari.

El público respondió dividido.

En una carta abierta, un grupo de artistas y académicos iraníes condenaron la visita de Makhmalbaf a Israel, diciendo que validaba las políticas de Israel hacia los palestinos. Otro grupo de periodistas y artistas iraníes publicó otra carta abierta que celebraba el coraje del director de quebrar el tabú de visitar el estado judío. Cabe señalar que Mohsen Makhmalbaf no siempre fue un renegado y, de hecho, en sus comienzos fue un revolucionario. Abandonó Irán recién en el 2005, tras la elección del presidente Mahmoud Ahmadinejad, y desde entonces residió en Afganistán, Francia e Inglaterra. Encabeza una familia de artistas talentosos. Conforme informó el Wall Street Journal, sus películas, así como las de su esposa y de sus hijos, se han proyectado en cincuenta países, pasaron por dos mil festivales y cosecharon un total de ciento diez premios internacionales.

La eliminación simbólica del aporte fílmico de Makhmalbaj a la cultura iraní y universal de la vida artística en Irán es, en lo inmediato, un desafío a la presunta moderación del nuevo presidente Hasan Rouhani (asumirá a inicios de agosto), y será, a la larga, una mancha más en el oscuro historial represivo del régimen Ayatollah.

Varios

Varios

Por Julián Schvindlerman

  

No hay demasiado espacio para la esperanza – 29/07/13

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Artículo publicado en El Colombiano (Medellín – Colombia)
Entrevista:

Nota: la entrevista fue por comunicación telefónica de mala calidad y algunas inexactitudes quedaron reflejadas en el texto. Entre corchetes van las correcciones indispensables. Abajo el link para quien desee ver la versión publicada.

http://m.elcolombiano.com/article171169

No hay demasiado espacio para la esperanza, aunque ésta siempre hay que tenerla. Lo que sucede es que no es la primera vez que se lanzan negociaciones entre ambas partes, con intermediación de Estados Unidos. Las anteriores [y nadie assegura que con ésta suceda otro tanto], no han llevado a buen puerto, maxime cuando resurgen tres años después.

La liberación masiva de presos palestinos, algunos de ellos acusados de terrorismo, […] es un triunfo de Abbas pues le permite al presidente de la Autoridad Nacional [Palestina] justificar los acercamientos con Israel. Los brotes de rechazo no se han hecho esperar, no sólo del lado israelí [por el gesto], sino dentro del [sector] palestino [por la insuficiencia de lo alcanzado].

El entorno internacional juega en contra de la negociación, en especial por la crisis política en Egipto y la inestabilidad en buena parte de la región.

Respecto de Estados Unidos, su interés en lograr un acuerdo de paz pasa por el papel histórico que quiere desempeñar el presidente Obama, dada la importancia estratégica y económica que [para] Washington [tiene] la región. Lo que veo es que en este nuevo esfuerzo de Estados Unidos, en la figura del Secretario John Kerry, está teñido de un optimismo excesivo. No sorprende que Kerry se crea en condiciones de resolver un problema en el que los demás han [previamente] fracasado.

El otro escollo que [anticipo] es que Hamas seguirá oponiéndose a cualquier acuerdo de paz, mientras al-Fatah sí ha mostrado interés en apoyar al presidente Abbas en los diálogos. Hamas no reconoce a Israel, al-Fatah sí.

La Razón (España)

La Razón (España)

Por Julián Schvindlerman

  

El triángulo ejército-hermandad-Hamas – 27/07/13

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El expresidente Mohamed Morsi permanece arrestado e incomunicado en un lugar desconocido desde que fue depuesto en un golpe de estado militar con respaldo cívico y popular el pasado 3 de julio. Su familia reclamó que se le elevaran cargos o se lo dejase en libertad. Consiguieron lo primero. Un Juez de Instrucción ha iniciado una investigación contra Morsi basada en acusaciones de espionaje para una organización extranjera, Hamas, de haberse confabulado con ésta para fugarse de prisión en el pasado, y de conspirar con el movimiento fundamentalista palestino para realizar actos hostiles contra la nación egipcia y ataques y secuestros contra sus soldados. Ello equivale a un acto de traición que en un juicio castrense puede significar la pena de muerte.

Líderes de la Hermandad Musulmana protestaron, enfatizando que Morsi es un presidente electo que tiene inmunidad y que sólo puede ser juzgado bajo procedimientos constitucionales específicos. Alegan que se trata de una vendetta del general Abdel Fattah al-Sisi para deslegitimar a la totalidad de la agrupación. Probablemente los Hermanos estén en lo cierto, pero no menos cierto es que bajo el breve gobierno de Morsi los lazos con Hamas florecieron. Egipto dio la bienvenida a cuadros de alto rango de Hamas llegando a permitir que elecciones internas del grupo tuviesen lugar en el Cairo. Se ha señalado que las arcas de la Hermandad financiaron a Hamas. Y que Morsi no hizo lo suficiente para frenar el contrabando de armas, drogas y personas desde el desierto del Sinaí hacia la Franja de Gaza.

Desde que el general Al-Sisi tomó el poder financistas de la Hermandad fueron detenidos, entre quienes había aquellos que tenían conexiones con Hamas. Treinta mil soldados fueron desplegados en la zona del Sinaí y, según algunos reportes, cerca de ochocientos de los mil túneles que conectan a Egipto con Gaza fueron desbaratados.

Como en los viejos tiempos, el ejército ha emprendido la represión contra la Hermandad; y también contra sus conexiones con Hamas. Cuando estaban en los márgenes, los Hermanos respondieron con violencia. Ahora que están siendo atacados tras haber perdido el poder político ganado legítimamente, es de esperar que no permanezcan de brazos cruzados. Y resta por verse como reaccionará Hamas. Probablemente correrá sangre en el país.