Comunidades, Comunidades - 2006

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

Qué hacer frente al triunfo de Hamas – 06/04/06

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Los resultados de las elecciones palestinas e israelíes han sido sumamente esclarecedores. Mientras que los israelíes han optado por el centrismo y el pragmatismo, representados por Kadima, los palestinos han puesto en el poder al elemento más radical de sus filas, el fundamentalismo islámico del Hamas. En tanto que los israelíes parecen haber ingresado en la era que el comentarista Amotz Asa-El denomina “neo-centrista, post-territorial y post-ideológica”, los palestinos aparecen estancados más que nunca en el fanatismo y la intransigencia. Una vez más nos topamos con el hecho lamentable de que el conflicto palestino-israelí tiene sus raíces en el rechazo palestino a la existencia de Israel y de que, en consecuencia, su resolución no es contingente a los resultados de ésta o cualquier otra elección israelí.

El acceso de Hamas al máximo poder político en la arena palestina reafirma la opción unilateral israelí. Tal como acotó David Horovitz, editor general del Jerusalem Post, si el fracaso de Camp David en el 2000 demostró que el liderazgo palestino no quería la paz, el ascenso de Hamas en el 2006 prueba que el pueblo tampoco. La ausencia de un auténtico socio para la paz en el campo palestino es histórica. El primer líder palestino notable fue Haj-Amín al-Husseini, un simpatizante y colaborador del Tercer Reij. A éste lo sucedió un pariente suyo, Yasser Arafat, la primera figura palestina con la  que Israel se avino a lidiar diplomáticamente y que resultó ser un terrorista irreformado. Su sucesor, Abu Mazen, fue y aún es un negador del Holocausto. Y ahora los palestinos nos traen a Ismael Hanyeh, un fanático religioso. Ya es hora de aceptar la indisposición palestina hacia la paz.

En junio de 2002, el presidente George W. Bush creó un importante precedente político al convertirse en el primero de todos los presidentes norteamericanos en expresar apoyo público al establecimiento de un estado palestino. Tal apoyo fue, no obstante, condicional a la performance de su liderazgo. El estado palestino sería visto favorablemente siempre y cuando su liderazgo no estuviera “comprometido con el terror”. Hoy, para incomodidad de la administración republicana y para vergüenza palestina, el gobierno palestino esta lleno de terroristas. De 24 ministros del nuevo gabinete, 14 cumplieron condenas en cárceles israelíes.

¿Fue el voto hacia el Hamas un voto-protesta frente a la corrupción de Fatah? No. Había listados de candidatos independientes con propuestas de reforma y mayor transparencia y flexibilidad. Ellos obtuvieron solamente dos bancas, frente a las 74 del Movimiento de Resistencia Islámico (su nombre en árabe). La plataforma del Hamas es pública y bien conocida por los palestinos. Llama a la destrucción de Israel y a la creación de un califato islámico desde el río Jordán al mar Mediterráneo.

¿Cortar la asistencia económica implica castigar al pueblo palestino? No. Significa  educarlo, enseñarle que las decisiones nacionales acarrean consecuencias nacionales. Hamas no tomó el poder mediante un golpe de estado; fue electo mediante sufragio popular y libre. Su ascenso al poder refleja la voluntad del pueblo palestino. ¿Pero aislar al Hamas, no lo llevará a los brazos protectores de Irán? No, ya está allí. Los ayatollas iraníes ya vienen financiando a esta agrupación terrorista islámica por un largo tiempo.

¿Y que entonces sobre respetar los procesos democráticos tan defendidos por EE.UU.? Sí, pero una cosa es respetar a una democracia y otra cosa es respectar a una entidad terrorista. Ejemplo al caso es la Austria del año 2000 cuando la victoria democrática del nacionalista Jorg Haider no impidió que ese país fuera puesto en una virtual cuarentena diplomática. Acá la situación es más grave: además de ser negacionistas y judeófobos, como Haider, los islamistas palestinos anhelan destruir al estado judío y están involucrados en operaciones terroristas. Si por mucho menos se marginó a Austria, ¿por qué no hacerlo ahora con la nueva y empeorada Autoridad Palestina?

Desde su triunfo electoral, el Hamas se ha rehusado a reconocer a Israel y a abandonar la “resistencia”. Solo ha suscripto a una tregua informal y pronunciado lindas palabras para consumo occidental. El analista Ehud Yaari opina que probablemente el Hamas ofrecerá una extensión de dicha tregua y accederá a una falsa aceptación de Israel a cambio de independencia, sin paz ni resolución del conflicto. Él estima que la comunidad internacional presionará a Israel aduciendo que es preferible un armisticio sin acuerdo de paz a la violencia, y que la izquierda israelí optará por el escenario posible en detrimento del escenario necesario: el cumplimiento de los tres requisitos exigidos hasta el momento, a saber: reconocimiento de Israel, abandono del terrorismo, y respeto de acuerdos preexistentes.

Asumir que el Hamas moderará sus posiciones ahora que ha dejado de ser un grupo opositor y se ha hecho más fuerte mediante el control del aparato estatal palestino es ubicar a la esperanza por sobre la razón. Arafat no lo hizo, Saddam Hussein no lo hizo, Bashar el-Assad no lo hizo, Mahmoud Amadinejad no lo hizo, y el mullah Omar tampoco lo hizo. ¿Por que habría de hacerlo Ismael Hanyeh, cuando está a su vez comprometido teológicamente con una cosmovisión islamista radical vinculada a la agenda global de la Hermandad Musulmana?

El Islam fundamentalista ya gobierna Palestina. Hizbullah tiene fuerte presencia en El Líbano. Al-Qaeda opera en Jordania y Egipto. Esperemos que Europa, Rusia y otros se sumen a los esfuerzos israelíes y estadounidenses en contener el Hamastán que acaba de ser creado no muy lejos de Jerusalém. En este panorama inquietante, el unilateralismo defensivo surge como la mejor opción política para Israel. Podrá no ser lo más agradable en materia de relaciones públicas, pero en la escala de prioridades el cariño mundial viene después de la seguridad nacional.