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Compromiso

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Por Julián Schvindlerman

  

Omar Shafik Hammami: El Jihadista rapero – 06/13

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Año 5 – Nro 35

Según un estudio del congreso norteamericano del año 2011, entre treinta y cuarenta jóvenes estadounidenses fueron reclutados por el movimiento somalí fundamentalista Al-Shabbab. El más famoso entre ellos es Omar Shafik Hammami, también conocido como Abu Mansoor al-Amriki, quién descolló en originalidad al incorporar música rap a su jihad personal.

Dos de sus canciones más famosas llevan por título “Envíame un misil crucero” y “Haz la jihad conmigo”. Su aspecto híbrido de hippie-islamista, su inclusión en la lista de los más buscados del FBI (ofreció USD 5 millones por información sobre su paradero) y la acusación de plagio que recibió de otro colega de armas, han hecho de “el americano” (al-Amriki) una cause célèbre dentro y fuera del entorno islamista internacional. Su poesía no será la de Bob Dylan ni su música la de John Lennon, pero merece todo el crédito en la categoría de creatividad perversa. “Envíame un misil crucero” contiene frases como “no es hacer o morir, es hacer o paraíso”, “nada es más dulce que el sabor de un mortero de tanque” y “yo me obsesiono, no me deprimo, por el éxito del martirio”. El estribillo reza:

Envíame un crucero como a Maa’lam Adam al Ansari
Y envíame un par de toneladas como a Zarqawi
Y envíame un avión no tripulado como a Abu Laith al Libi
Y las Fuerzas Especiales como a Saleh Ali Nabhani

Envíame los cuatro y envíame mucho más
Rezo por ello en mi camino a la puerta de los cielos
Envíame cuatro y envíame más, que lo que yo imploro
Es un martirio increíble por el que me esfuerzo y adoro



La trayectoria de vida de Hammami -de Estados Unidos a Somalia, de buen estudiante a guerrero santo- es verdaderamente extraña. Nació en 1984 en Alabama. Su madre descendía de irlandeses y era bautista, su padre era de origen sirio musulmán. Fue educado como un occidental y como un musulmán: amaba a escuchar a Kurt Cobain, leer a Shakespeare y jugar al Nintendo, pero los zapatos quedaban en la puerta de su casa, la carne de cerdo estaba prohibida y enunciados del Corán adornaban las paredes del hogar familiar. En la Universidad del Sur de Alabama presidió la Asociación de Estudiantes Musulmanes y salió con la chica más deseada. Su padre lo echó de la casa debido a disputas religiosas y Omar marchó hacia Toronto, leyó literatura islámica extremista, se vinculó con la comunidad somalí, se casó pero dejó a su mujer para unirse a la guerra santa, viajó a Egipto donde conoció a otro fanático norteamericano que se había tornado jihadista, y de allí se dirigió a combatir a los infieles en Somalia.

En 2006 se unió a Al-Shabaab -la más mortífera agrupación islamista en África Oriental, ahora conectada a Al-Qaeda- y trepó en sus filas hasta llamar la atención de las autoridades norteamericanas. El Departamento de Justicia lo acusó de proveer apoyo material a terroristas, conspirar para proveer apoyo material a una organización extranjera terrorista designada y proveer apoyo material a Al-Shabaab; el FBI lo incluyó en su lista de los enemigos más buscados. A partir de 2010 Hammami lanzó sus hits raperos en los que presentaba su visión fundamentalista anti-occidental: “Desde Somalia y Shiishaan [Chechenia], desde Iraq y Afganistán, nos encontraremos en las Tierras Santas, estableciendo la ley de Allah en la tierra”. Pero los líderes de Al-Shabaab desaprobaron la prédica de mundializar su actividad, a la que preferían restringir a Somalia. Vieron su popularidad con creciente desconfianza y lo acusaron de ser un narcisista en busca de fama. En una rara entrevista concedida a Voice of America (medio que depende del Departamento de Estado de los Estados Unidos) aseguró que sólo regresaría a su país natal dentro de una bolsa. Posteriormente emitió un twitter. “Seré un mujahid hasta el día que muera” aseguró, e insinuó cuán apartado estaba del liderazgo de sus mentores radicales, “sea que me mate Al-Shabaab o algún otro”.

El año pasado publicó sus memorias online con el título La historia de un jihadista americano: Parte 1. Según el raconto de sus 127 páginas que ha hecho Andrea Elliot para el New York Times, en su autobiografía detalla cuan desconectado quedó de su entorno al convertirse al islam y abrazar el salafismo: “comencé a sentir como si me hubieran arrojado a un océano y me pidieran que no me moje, me había hecho tan adverso a Estados Unidos que debía irme”. De su experiencia en Somalia cuenta que debía esquivar a hormigas gigantes y a leones hambrientos -“un momento Kodak” dice- y relata su entrenamiento inmerso en un paisaje que parecía sacado “de un documental de la National Geographic”. Su historia de vida parece salida de Hollywood. Sin embargo, es real.

Infobae, Infobae - 2013

Infobae

Por Julián Schvindlerman

  

Dos redes terroristas ligadas a Hezbollah operan en América Latina – 01/06/13

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Infobae entrevista a Julián Schvindlerman

Una está basada en Venezuela y la otra es coordinada por Mohsen Rabbani, el ex diplomático iraní cuya captura pide Argentina por el atentado a la mutual judía en 1994. Lo asiste Edgardo Rubén Assad, según un informe presentado al Congreso de EEUU.

Estas redes recaudan fondos y reclutan adeptos en el continente, al amparo del respaldo que les brindan gobiernos amigos y bajo cobertura de actividades de tipo solidario y cultural.

En febrero pasado, el diario venezolano El Universal informó que el ex embajador iraní Mohammed Razza Hidari aseguraba haber visto a «muchos grupos latinoamericanos de Hezbollah llegar a Irán para adquirir conocimientos». El viaje a la República Islámica es la culminación de un camino que se inicia con el reclutamiento y la conversión religiosa. En los últimos 2 ó 3 años se ha intensificado esta actividad proselitista, mediante elementos de la Guardia Revolucionaria iraní o de su aliada libanesa Hezbollah que llevan adelante tareas de captación, reclutamiento, adoctrinamiento y, finalmente, viajes a la ciudad sagrada de Qom donde culmina el entrenamiento político, religioso y militar. Los elementos así formados regresan luego a sus respectivos países para generar a su vez nuevas “misiones culturales”, a modo de pantalla. Blanco de esta cooptación son los simpatizantes del Socialismo del siglo XXI o de la Revolución Bolivariana, en diferentes países latinoamericanos, atraídos por actividades culturales o de apoyo a grupos indígenas y marginados.

También a comienzos de febrero de este año, se habían encendido las alarmas en Estados Unidos tras el arresto en Alemania del ex presidente del Banco Central de Irán, con un cheque de 300 millones de bolívares (70 millones de dólares). Tahmasb Mazaheri fue detenido en Düsseldorf, donde llegó proveniente de Turquía, por violar leyes contra el blanqueo de capitales y el financiamiento de redes terroristas. Mazaheri es director del Banco Internacional de Desarrollo, una entidad iraní con sede en Caracas, filial del Export Developement Bank of Iran. Un arresto que confirmaría que, entre otras cosas, la amistad con Venezuela permite a Irán eludir las sanciones económicas impuestas por su programa nuclear.

Desde Argentina, el fiscal Alberto Nisman, a cargo de la investigación del ataque terrorista de 1994 contra la AMIA (mutual judía) de Buenos Aires, acaba de acusar a Irán de haber desplegado una amplia red terrorista en América del Sur que incluye a doce países. El dictamen, de 500 páginas, reitera acusaciones contra varias personalidades iraníes como autores intelectuales del criminal atentado.

De la acusación del fiscal se desprende que la acción terrorista contra la AMIA fue parte de un plan orquestado a escala mundial por las máximas autoridades iraníes y que la finalidad principal del despliegue operativo iraní en América Latina habría sido la de exportar la revolución islámica, aprovechando la existencia de una amplia población de descendencia musulmana.

Informe sobre Hezbollah ante el Congreso estadounidense

Pero quien ha trazado un cuadro completo de la presencia y expansión de los intereses iraníes en América Latina, es el ex funcionario y diplomático estadounidense Roger Noriega (foto), quien fue secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, en una exposición reciente –el 20 de marzo de 2013- ante el Subcomité de Terrorismo, no Proliferación y Comercio de la Cámara de Representantes de su país, sobre “la creciente red de la organización terrorista Hezbollah en América”.

Para explicar “por qué y cómo Hezbollah ha extendido su alcance en las Américas tan sustancial y rápidamente”, Noriega dijo: “Hezbollah no es un lobo solitario, cuenta con el apoyo político, diplomático, material y logístico de gobiernos –principalmente de Venezuela e Irán- que tienen poco en común aparte de su hostilidad a Estados Unidos. (…) Hoy, una oscura red de embajadas, centros islámicos, instituciones financieras y empresas comerciales e industriales en varios países permite una presencia física de Irán en una relativa proximidad con USA.”

Cabe recordar que Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, opera vuelos regulares ente Caracas y Teherán, con escala en Damasco, proveyendo a Irán Hezbollah y narcotraficantes asociados un medio subrepticio para mover personal, armas, contrabando y otros materiales

“Hezbollah conspira con redes de traficantes de droga en México y Centro y Sudamérica como medio para recaudar y lavar fondos, compartir tácticas y alcanzar y tocar el territorio estadounidense”. La isla Margarita, dice Noriega, es un paraíso para terroristas y traficantes de droga. Agentes de Hezbollah administran allí numerosos negocios y casas operativas, así como en otras partes de Venezuela.

“Hezbollah es una creación de Irán en el Líbano, dijo el escritor y analista político, especialista en Medio Oriente, Julián Schvindlerman a Infobae. Irán opera a nivel internacional también con otros grupos, además de esta milicia libanesa, como por ejemplo la fuerza Qods, de los Guardias Revolucionarios Iraníes. Hezbollah es hoy un grupo autónomo de Teherán pero no completamente independiente”.

Noriega, por su parte, señalaba en el citado informe: “Para facilitar sus actividades en nuestro vecindario –que incluyen contrabando, lavado de dinero, entrenamiento y colección de fondos- los cuadros (de Hezbollah) colaboran con grupos guerrilleros y de narcotraficantes bien financiados” de la región.

“Se dice que dondequiera que vaya Irán, Hezbollah no está lejos –insistía Noriega en su informe. En el caso de Venezuela, Hezbollah se abrió camino estableciendo una red de empresas destinadas a recaudar y encauzar fondos y esconder su huella financiera. Estas actividades se han expandido en los últimos 7 años, a medida que las actividades de Hezbollah en la región ganaban la complicidad activa del gobierno de Venezuela, el apoyo de las fuerzas de seguridad iraníes y de notorios musulmanes radicalizados, y la cooperación de poderosos cárteles del narco mexicano con penetración en territorio estadounidense”.

Dos redes paralelas

A continuación, el ex funcionario describe dos redes paralelas de colaboración con el terrorismo, que “crecen a un ritmo alarmante en América Latina”. Una de ellas es operada por colaboradores venezolanos, y la otra por un ex diplomático iraní. Abarcan “más de 80 cuadros en al menos 12 países de la región (siendo sus grandes áreas prioritarias Brasil, Venezuela, Argentina y Chile)”, dice Noriega.

La primera es la red Nassereddine (foto), por el apellido de su promotor. Así lo describe el informe: “Ghazi Atef Nassereddine Abu Ali es un libanés que se nacionalizó venezolano hace unos 12 años, actualmente es diplomático de Caracas en Siria. Nassereddine es un activo clave para Hezbollah debido a su cargo diplomático en Damasco. Junto con al menos dos de sus hermanos, conduce una red para expandir la influencia de Hezbollah en Venezuela y a través de toda América Latina”.

Un hermano de Nassereddine, Abdallah, es miembro del Congreso venezolano y vicepresidente de la Federación de Entidades Árabes en América Latina.

Schvindlerman señala que hay presencia de Hezbollah en todo Venezuela, pero especialmente en la isla Margarita, utilizada como un lugar de reclutamiento y entrenamiento. Precisamente allí reside Nassereddine, donde administra operaciones de lavado bajo cobertura comercial, según el informe de Noriega al Congreso. Otro hermano, Oday, está a cargo del establecimiento de centros de entrenamiento paramilitar en la misma isla Margarita.

En cuanto a la otra red, la red Rabbani, es coordinada por Mohsen Rabbani, quien se desempeñó como agregado cultural de la Embajada de la República Islámica de Irán en Buenos Aires, y hoy supervisa una trama paralela de reclutamiento de Hezbollah en América Latina. Rabbani es profesor-tutor de la universidad Al Mostafa en Qom, establecimiento encargado de la propagación del Islam fuera de Irán. Rabbani, a quien la revista brasileña Veja llamó “el profesor terrorista” en un reciente informe especial, es un defensor de la línea dura de la revolución iraní y –para la justicia argentina- el cerebro del atentado terrorista de 1994.

Entre los discípulos de Rabbani que operan en la región, se encuentra un argentino de origen sirio, convertido al islam, Edgardo Rubén Assad, o Sheik Suhail Assad, como se hace llamar, “que da charlas en universidades de la región y recluta jóvenes seguidores para la causa”, dice Noriega.

El citado artículo de El Universal pone el acento en el apoyo de Venezuela a la penetración de la guardia revolucionaria iraní en América Latina y otras organizaciones que son cobertura de los intereses de ese país en el subcontinente. “El responsable –dice el diario- es el peruano Edwar Quiroga Vargas, alias Vargas Hussein o Yaku, quien viaja por todo el continente, dictando conferencias para sostener la revolución bolivariana, y que se ha fotografiado junto a (Hugo) Chávez, (Daniel) Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, dictando cursos sobre el Islam en México y repartiendo el Corán”.

Vargas está también vinculado al mencionado Assad, un personaje al que El Universal describe así: “Vocero de la guerrilla comunicacional iraní y responsable de Hezbollah en Latinoamérica, conocido como Sheij Sahail Assad, discípulo de Mohsen Rabbani, acusado de los atentados a la embajada de Israel y al centro judío AMIA en Argentina”.

Este hombre clave para el accionar de los Guardianes de la Revolución de Irán en América Latina, nació en Argentina de padres libaneses, y se convirtió de joven al islam chiita. De gran facilidad para los idiomas -habla persa, árabe, inglés y español- se le atribuye el establecimiento de más de 20 centros islámicos y la formación de una red continental de activistas.

“Muchas veces los iraníes se valen de inmigrantes musulmanes, de segunda generación, como en este caso, dice Julián Schvindlerman. En Venezuela se ve mucho esto. Hay un prominente funcionario que se llama Tarek el Aisami, que fue incluso ministro de Hugo Chávez. Obviamente, la mayoría de las comunidades islámicas en la región son ajenas a esto, pero hay individuos que han sido reclutados”.

Un cable del Departamento de Estado, referido a la influencia y las actividades iraníes en México, señalaba: “El CISEN [servicio de inteligencia mexicano] colocó al Dr. Edgardo Rubén Assad (también conocido como Sheik Soheil Assad) en la lista de personas con prohibición de ingreso a México, dado que su nombre aparece en varias listas de vigilancia de terrorismo internacional que lo vinculan a los atentados en Argentina a principios de 1990. Se ha hecho la solicitud respectiva a las autoridades de inmigración (…) para impedir una futura entrada al país (…). CISEN señala que la embajada iraní sigue instando al gobierno mexicano para que éste (Rubén Assad) pueda volver a México. La mezquita de Soraya en Torreón, Coahuila, ha solicitado la concesión de una residencia a Assad para que éste pueda servir como agregado cultural y educativo en la mezquita”.

Interconexión

Ambas redes están estrechamente conectadas por origen y funcionamiento: “Rabbani (foto) viaja libremente por la región, Venezuela en el 2011, Brasil en el 2010, él y su hermano han reclutado docenas de seguidores a su causa radical, entre ellos los hermanos venezolanos Nassereddine, con su red de lavado de dinero, reclutamiento y entrenamiento a través de los círculos bolivarianos y uno de los hermanos acreditado como diplomático en la embajada de Venezuela en Siria. Fueron incluidos en la lista de personas que apoyan el terrorismo internacional, elaborada por el Departamento del Tesoro en 2008”, dice El Universal.

“Los lazos [con el gobierno de Chávez] son invalorables para grupos como Hezbollah, en la medida en que les dan protección, paraísos seguros donde operar e incluso status diplomático e inmunidad. En síntesis, Venezuela juega un papel singular como plataforma para la amenaza de Hezbollah en las Américas”, dice el informe de Noriega. Y agrega. “Esta actividad criminal es el producto de una estrategia concienzuda de regímenes bandidos (rogue states) en Irán y Venezuela para lanzar una guerra asimétrica contra la seguridad, los intereses y los aliados de los Estados Unidos cerca de su territorio”.

También Schvindlerman considera que la actividad de Irán “está más que nada orientada a EEUU por considerar que América Latina está en su zona de influencia”

¿Cómo operan en la región? “A grandes rasgos, están muy involucrados en actividades delictivas, de lavado de dinero, fraudulentas; por ejemplo, en Estados Unidos, comprar cigarrillos en un estado y los venden en otros para aprovechar las diferencias impositivas. Ese dinero va luego hacia el Líbano”.

Sin embargo, Schvindlerman aclara que el económico no es el principal objetivo: “Ésa es sólo una de las actividades que llevan adelante porque todas las organizaciones necesitan financiamiento. Hezbollah depende de Irán, pero Irán es una nación bajo embargo, con sanciones, entonces buscan fuentes alternativas de financiamiento. Pero el objetivo fundamental de su presencia en América Latina no es económico, es netamente político-ideológico y militar, por así decir: es hacer avanzar el chiismo, reforzar las células de Hezbollah que están en la Triple Frontera desde los años 80”.

¿Cuál es la finalidad? “Están latentes, dice Schvindlerman, lo que la comunidad de análisis imagina es que en caso de que Israel o Estados Unidos atacasen a Irán por su negativa a detener el programa nuclear ellos podrían usar estas células en el continente latinoamericano contra comunidades judías o intereses israelíes o norteamericanos”.

Consultado acerca de si existen países que puedan ser un blanco más fácil que otros para estos atentados, el analista dice: “Los terroristas evalúan la oportunidad del momento. En el caso de la Argentina hay una comunidad judía muy importante, por eso para atacar a Israel es tentador. Por otro lado, las zonas donde hay presencia de turistas, empresarios o comerciantes israelíes o comunidad israelí viviendo, son igualmente un blanco posible. También inciden las medidas de seguridad –o inseguridad- de una Nación. Quizá quieran atacar en Washington, pero eso es mucho más osado. Y por último inciden las alianzas, no creo que quieran atacar en países que son sus aliados. Entonces podemos suponer que los países ‘enemigos’ son más candidatos”.

En Brasil también

En el Eje bolivariano –dijo Schvindlerman a Infobae- se entiende que hay presencia de Hezbollah también. Incluso hay países latinoamericanos en los cuales Irán tiene embajadas que lucen demasiado grandes como para intercambio comercial con esos países. Una pantalla que usa Irán o Hezbollah son las conferencias sobre el papel de América Latina en el mundo, la literatura latinoamericana y los foros antiimperialistas, donde convocan a todo el espectro extremista antiimperialista de la zona. Además, Hezbollah tiene su propio canal de televisión que se llama Almanar y hubo un esfuerzo importante por hacerlo penetrar en América Latina desde España pero se frenó”.

“Además de la actividad terrorista operativa, Hezbollah también está implicada en actividades criminales en la región, del tráfico de armas, drogas y personas”.

Pero no sólo Venezuela está en la mira de Hezbollah y de Teherán. “Un objetivo clave de la red de Rabbani –y de Hezbollah en general- es Brasil, hogar de cerca de un millón de musulmanes. Rabbani viaja a Brasil regularmente para visitar a su hermano Mohammad Baquel Rabbani Razavi, fundador de la Asociación Iraní de Brasil”, dice el informe de Noriega a los representantes estadounidenses.

Según Veja, que cita fuentes de inteligencia del Brasil, “unos 20 cuadros de Hezbollah, al Qaeda y la Yihad islámica están usando a Brasil como un centro de actividades terroristas.”

“El hecho de que Brasil se esté preparando para recibir el Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016 lo convierte en un blanco atractivo para el terrorismo internacional”, advierte Roger Noriega.

Mundo Israelita

Mundo Israelita

Por Julián Schvindlerman

  

Los 90 años de Mundo Israelita – 31/05/13

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Cuando Mundo Israelita nació, en junio de 1923, el planeta era muy diferente de como lo conocemos hoy.  Los nazis todavía no habían subido al poder. La Segunda Guerra Mundial no había comenzado ni el Holocausto había ocurrido. El Estado de Israel no había sido establecido, ni sus épicas y sus tragedias habían acontecido. Ni Mahatma Ghandi ni John Fitzgerald Kennedy ni John Lennon ni Itzjak Rabín habían sido asesinados. Hiroshima y Nagasaki eran ciudades normales, Fidel Castro no había sido concebido y Juan Domingo Perón estaba a más de dos décadas de distancia de liderar en la Argentina. Mijaíl Gorbachov no había llegado al poder en Rusia ni Ronald Reagan al gobierno de los Estados Unidos. Winston Churchill aún no había derrotado a Hitler ni recibido el Premio Nobel de Literatura. Nelson Mandela era inimaginable en Sudáfrica. Charles Chaplin no había filmado Tiempos modernos, Neil Armstrong estaba aún muy lejos de la luna y la ONU no existía.

Cuando Mundo Israelita cumplió veinticinco años, en junio de 1948, Israel era muy diferente de como lo conocemos hoy. El estado judío acababa de ser proclamado y la Guerra de la Independencia recién había comenzado. La Guerra de los Seis Días, la del Iom kipur, la del Líbano, la del Golfo, no habían ocurrido. Los traumas legendarios del terrorismo palestino aún no habían advenido, ni Entebbe, ni Maalot, ni Múnich, ni Achille Lauro.  Yasser Arafat era un desconocido. Las negociaciones con la OLP, las intifadas, el proceso de paz fallido; eventos difíciles de anticipar. La exitosa paz con Egipto y Jordania menos todavía. El desarrollo de la nación, su progreso tecnológico, la proliferación de compañías start-up eran pura fantasía. Naomi Shemer no había compuesto Jerusalem de Oro y el Muro de los Lamentos estaba por quedar ubicado en Jordania.

Cuando Mundo Israelita cumplió cincuenta años, en junio de 1973, la Argentina era muy diferente de como la conocemos hoy. Isabelita estaba por gobernar, la junta militar no había golpeado ni la guerra de las Malvinas, acontecido. La Copa Mundial de 1978, el ascenso y caída de Diego Armando Maradona, el regreso de la democracia, Raúl Alfonsin; nada todavía. Menem, De la Rúa, El y Ella y nuestras locuras de cada día eran remotas. Tato Bores estaba vivo, Ricardo Darín no noviaba con Susana Giménez y Coca Sarli tenía todavía una docena de películas por actuar. Neustad era relevante y Lanata tenía trece años. Ni pensar se podía en el corralito y Domingo Cavallo. La Cámpora y Guillermo Moreno, inconcebibles; como hoy. Pipo Pescador estaba armando su carrera y el país no había ganado un premio Oscar todavía.

Hoy, Mundo Israelita cumple noventa años. El mundo no es el mismo y éste, el primer periódico judío de la Argentina, sigue informando y educando a sus lectores con el respaldo de una trayectoria fenomenal. Feliz Cumpleaños y por muchos más.

La Razón (España)

La Razón (España)

Por Julián Schvindlerman

  

La difusa línea roja – 28/05/13

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El mes pasado, la inteligencia militar israelí anunció que el gobierno sirio había usado armas químicas al combatir a la rebelión que lo ha estado desafiando en los últimos dos años. Refiriéndose a un caso de marzo, el brigadier-general Itai Brun, quién dirige la división de investigaciones del departamento de inteligencia del Ejército israélí, describió que «las víctimas tenían sus pupilas encogidas, espuma en la boca y otros síntomas que indican el uso de armas químicas mortales». Con anterioridad, los gobiernos de Francia y Reino Unido habían efectuado similares denuncias. Posteriormente, Turquía las respaldó. Este mes, Carla del Ponte, miembro de la comisión de Naciones Unidas que investiga la ejecución de crímenes de guerra en Siria, dijo haber recogido testimonios de víctimas y personal médico que sostenían que los rebeldes habían usado gas sarín en los combates. Esta semana, Le Monde publicó un informe que sostiene que las tropas leales al régimen han usado armas químicas.

Pero el gobierno de los Estados Unidos -cuyo presidente proclamó públicamente en más de una ocasión que tal escenario significaría una línea roja que él no toleraría- desde un principio abrazó la prudencia. El Secretario de Defensa Chuck Hagel admitió que el régimen de Asad «probablemente» usó armas químicas, aunque «en baja escala». Y la oficina de prensa de la Casa Blanca indicó que cuando el presidente habló de líneas rojas lo hizo espontáneamente y fuera de las recomendaciones de la oratoria pública de sus asesores.

Es posible que con el paso del tiempo surgirán más evidencias sobre el uso de armas químicas en Siria. Restará ver por cuanto tiempo más podrá Washington eludir la acción decidida sin perder todo atisbo de credibilidad.

Comunidades, Comunidades - 2013

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

Stephen Hawking por Palestina – 22/05/13

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Los juegos ofrecen una oportunidad a los atletas para sobresalir, para esforzarse y convertirse en destacados en su campo», declaró Stephen Hawking al inaugurar los juegos olímpicos de Londres 2012, «así es que vamos a celebrar juntos la excelencia, la amistad y el respeto». Este espíritu de fraternidad universal parece haberse disipado del profesor un año después: con cierta solemnidad anunció que rechazaba, por motivos políticos, la invitación del presidente Shimon Peres a participar de la Conferencia Presidencial de Israel: Enfrentando el Mañana 2013.

Al igual que en años anteriores, la Conferencia planeada para este junio examinará temas acuciantes relacionados a la economía, la geopolítica, el medio ambiente, la sociedad, la identidad, la cultura y la educación entre otros, y buscará, como ella anuncia, «proponer soluciones que puedan conducir a un futuro mejor para Israel, el pueblo judío y para toda la humanidad». Han confirmado su asistencia Bill Clinton, Tony Blair, Mijaíl Gorbachov, Alberto de Mónaco, Sharon Stone y Bárbara Streisand, entre otras prominentes figuras del mundo entero. Un pensador como Hawking, considerado como uno de los físicos teóricos más brillantes desde Albert Einstein, podía haber aportado mucho a un mega-evento como éste. Su alejamiento esa una pena para Israel, para el mundo y para él. Algo bueno podía haber surgido de su presencia, nada bueno surgirá de su ausencia.

La politización de un evento tan noble incomodó a la Universidad de Cambridge, alma mater de Hawking, cuyos voceros invocaron cuestiones de salud para explicar la cancelación del profesor. Pero el propio Hawking se aseguró de que las razones reales de su conducta quedasen bien establecidas. En una carta fechada 3 de mayo, escribió: «Acepté la invitación a la Conferencia presidencial con la intención de que ello me permitiera expresar mi opinión sobre las perspectivas de un acuerdo de paz y disertar sobre Cisjordania. Sin embargo, he recibido una serie de correos electrónicos de los académicos palestinos. Ellos son unánimes en que debo respetar el boicot. En vista de ello, debo abandonar la Conferencia. De haber asistido hubiese declarado mi opinión de que la actual política del gobierno israelí probablemente lleve al desastre».

Este comunicado lacónico lo deja a uno con la impresión de que Hawking cedió bajo presión. Inicialmente él había aceptado el convite, pero lo repudió luego de haber recibido «una serie de correos electrónicos de los académicos palestinos». Hawking debe haber estado expuesto a la típica avalancha de misivas hostiles que las personalidades del mundo reciben al instante de anunciar una futura visita a Israel. Es parte de la campaña global de boicot al estado judío montada por fanáticos palestinos y sus asociados internacionales entre quienes se cuentan a varios académicos británicos. El tono justificador del texto parece confirmar el punto, la carta luce estar dirigida a los israelíes y a los palestinos. Antes que él, otras figuras estelares -de la música principalmente- como Elvis Costello, Roger Waters, Carlos Santana y The Pixies decidieron cancelar sus representaciones en Israel ante los requerimientos/presiones de los organizadores de las campañas de boicot anti-israelí. Ellos buscan erosionar la legitimidad del estado judío y aislarlo internacionalmente. Al fin de cuentas, lo único que logran es exhibir su propio radicalismo. Y Costello, Waters, Hawking y compañía hacen un pésimo papel al prestarse a tales maniobras.

En el caso específico del eminente físico, hay algo paradójico en el hecho de que él mismo se valió de la tecnología israelí para coexistir con su padecimiento corporal. Tal como ha indicado Yvette Alt Miller, él se comunica por medio de un sistema de voz mecánico que funciona con el procesador Intel Core i7, desarrollado por técnicos israelíes. Su descubrimiento más significativo, el bosón de Higgs, se basó en detectores de partículas desarrollados en Israel. El año pasado él aceptó un premio de tres millones de dólares otorgado por un inversionista judío vinculado a la industria de la tecnología israelí. Desconozco cuál habrá sido el aporte palestino, si es que alguno, a su condición. En cualquier caso, a la hora de mostrar lealtades o meras afinidades, el físico se comportó como un ingrato.

La Conferencia Presidencial será un éxito aún sin el profesor Hawking y más allá del boicot de sus colegas palestinos. Uno puede entender por qué a estos últimos les ofusca que Israel mire al futuro; bastante obsesionados están con el pasado y bastante desconformes con la existencia de Israel en el presente. No necesitamos apelar a Sigmund Freud para desentrañar las furias oscuras que ellos sienten al ver que los israelíes -a pesar de todo y en compañía de luminarias globales- siguen mirando al futuro.

Infobae, Infobae - 2013

Infobae

Por Julián Schvindlerman

  

El bicentenario de Richard Wagner – 19/05/13

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Richard Wagner (1813-1883) fue un músico extraordinario, un esnob revolucionario, un creador de inmenso talento colmado de paradojas y un antisemita legendario. Un hombre que trabajó con judíos, se benefició de su filantropía y los odió como pocos. Un reaccionario que detestó a la aristocracia y militó en su contra, y a la vez recibió el apoyo de reyes y personalidades del establishment. Durante gran parte de su carrera fue un paria político, perseguido por las autoridades, con prohibición de ingresar a partes de su Alemania natal e incapacitado incluso de ver la representación de sus propias obras donde fuera que la orden policial imperial estuviera vigente. Y al mismo tiempo fue un artista aclamado.

Tal fue su naturaleza que incluso la misma persona podía albergar opiniones encontradas sobre él en diferentes momentos de su vida. La primera impresión que de él tuvo Friedrich Nietzsche fue óptima: “Cuando ayer conocí a Richard Wagner sentí un deleite de un sabor tan peculiar que ya no soy exactamente quien era antes”. Pero al final de sus días escribió dos ensayos hostiles afirmando: “sostengo que Wagner es perjudicial” y “Mi vivencia más importante fue una convalecencia. Wagner es tan sólo una de mis enfermedades”. En un libro titulado En búsqueda de Wagner, escrito a fines de la década de 1930 que es una exploración de las raíces ideológicas del nazismo, Theodor Adorno postuló que el antisemitismo de Wagner no era un atributo idiosincrático de su personalidad sino una característica de toda su obra artística. Sin embargo, unas décadas después, Adorno desarrolló cierto aprecio por el compositor y en una serie de ensayos breves escritos en los años cincuenta y sesenta buscó rehabilitarlo. Thomas Mann inicialmente se refirió a Wagner como “la fuente de la experiencia más fértil y profunda de mi juventud” para terminar despreciándolo como “ese gnomo resoplado de la Sajonia con su talento colosal y personalidad lamentable”.

A diferencia de otros compositores, escribió sobre la música mientras componía música. Y además de haber compuesto una obra monumental, Wagner escribió una considerable cantidad de ensayos políticos y artísticos, redactó unas diez mil cartas y dictó una autobiografía de alrededor de un millar de páginas. Uno de sus textos más famosos fue El judaísmo en la música, en el cual protestaba contra la “influencia judaica en la música”, afirmaba que el judaísmo era “la mala conciencia de nuestra civilización moderna”, alegaba que los judíos eran incapaces de crear artísticamente y clamaba por su total aniquilación. Su arenga era radical aún en una coyuntura en la que el antisemitismo estaba esparcido. Wagner fue también un nacionalista que exaltó la identidad alemana, basó sus óperas en el pasado legendario e histórico de Alemania y se preocupó por el futuro colectivo de su país.

La combinación intensa de nacionalismo y antisemitismo hicieron de él un referente para los racistas de su tiempo y por venir. Su influencia se notó en obras superxenófobas como Los cimientos del siglo XIX de Houston Stewart Chamberlain, Ensayo sobre la inequidad de las razas humanas de Josef Arthur de Gobineau y Mein Kampf de Adolf Hitler, quien mencionó al compositor en su texto y de quien dijo orgullosamente: “Los trabajos de Wagner son la encarnación de todo a lo que el nacionalsocialismo aspira”. El ministro de Propaganda nazi Josef Goebbels consagró una de las obras de Wagner como la ópera oficial del régimen: “De todos los dramas musicales, Die Meistersinger se destaca como el más alemán. Es simplemente la encarnación de nuestra identidad nacional”.

En su tiempo Wagner fue un revolucionario. Cuando ocurrieron las revueltas de 1830 en París, las apoyó desde Leipzig: “Este día marcó para mí el comienzo de la historia y yo naturalmente me encomié con corazón y alma a la revolución”. Cuando las revueltas estallaron en Dresde en 1848 Wagner proclamó: “¡Dejen que sus antorchas quemen brillantemente!… ¡Dejen que reduzcan todo al polvo y las cenizas!”. Habiendo puesto sus esperanzas revolucionarias en 1852, una vez arribado ese año sin cambio político real se negó a reconocerlo y fechó sus cartas “32 de diciembre de 1851” y así sucesivamente. “Durante la mitad de su vida”, observó Nietzsche con ironía, “Wagner creyó en la revolución como sólo un francés podía hacerlo”.

A doscientos años de su nacimiento y a ciento treinta de su muerte, Richard Wagner sigue siendo una de las figuras creativas más discutidas de todos los tiempos.

Comunidades, Comunidades - 2013

Comunidades

Por Julián Schvindlerman

  

Los llaneros solitarios del terrorismo – 08/05/13

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Desde el año 2001, Al-Qaeda no ha podido montar exitosamente ataques dentro del territorio de los Estados Unidos, pero han surgido varios admiradores jihadistas que han buscado imitar sus hazañas terroristas a escala más modesta o que han decidido unirse a la organización islamista. Tal fue el caso de Nidal Hasan (mató a trece soldados en Fort Hood al grito de Alá u akbar» en el 2009), de Najibullah Zazi (quiso hacer estallar un subte el mismo año), de Faisal Shahzad (procuró activar una bomba en Times Square en el 2010) y de Richard Reid (intentó explotar un avión en 2001 con una bomba oculta en sus zapatos). Si estos sujetos proliferan, los estadounidenses tendrán serios problemas.

Las capacidades de los servicios secretos de monitorear los movimientos de los terroristas se ven seriamente afectadas al deber lidiar con individuos, en vez de grupos. Estos últimos tienen muchos miembros a los que deben primero reclutar y luego adoctrinar, entrenar, comunicarles instrucciones y remunerarlos, lo que genera algunas señales que son captadas en los radares de los agencias de inteligencia. Los sujetos auto-radicalizados, por el contrario, operan como fantasmas que surgen inesperadamente en la escena del terror. Usualmente tales individuos dejan alguna estela de evidencia que puede hacer sonar alarmas previamente: conducta extraña, posteos online extremistas, compra de materiales sospechosos, etc. Pero los indicios no siempre son advertidos a tiempo. Otras veces, las fuerzas de seguridad simplemente fracasan en cumplir con su tarea.

Tamerlan Tsarnaev, el mayor de los hermanos chechenos que atentaron contra maratonistas en Boston el mes pasado, fue la quinta persona desde los atentados del 11 de septiembre del 2001 que ha cometido actos de terror después de haber sido interrogado por el FBI. Antes que él, conforme ha mostrado el ex fiscal general de los Estados Unidos Michael Mukasey, pasó con el ya mencionado Nidal Hasan, con Anwar al-Awlaki (jihadista de alto rango en Al-Qaeda), con Abdulhakim Mujahid Muhammad (asesinó a un recluta en Little Rock en el 2009) y con David Coleman Headley (dio información a los autores de la masacre de Bombay en el 2008). A la luz del daño que los terroristas suelen provocar, tales errores lucen inadmisibles.

A la vez, muchos atentados en su fase de planeación fueron desbaratados y cabecillas terroristas, eliminados. La muerte de Osama Bin-Laden marcó el cenit simbólico de la lucha antiterrorista de los Estados Unidos contra Al-Qaeda. Como es sabido, las agencias de inteligencia son castigadas públicamente cuando fallan, y rara vez recompensadas cuando triunfan en operaciones clandestinas desconocidas para el público en general.

El terrorismo refiere a la comunicación. El acto de terror es esencialmente la transmisión de un mensaje. Sea derribar las Torres Gemelas en Nueva York, asesinar a deportistas en una Olimpíada en Berlín, o explotar una estación de trenes en Madrid, el acto de terror es una declaración al mundo. El anarquista del siglo diecinueve Paul Brousse llamó al terrorismo «propaganda por medio de la acción». Con el advenimiento de los medios de comunicación masivos, las agrupaciones terroristas alcanzaron notoriedad mundial. Se trate de nihilistas rusos, anarquistas europeos, revolucionarios sudamericanos o jihadistas mesorientales, todos ellos han buscado la atención de la audiencia local, regional o internacional.

Por definición, el terrorista, para ser considerado como tal, debe: a) hacer de su objetivo población civil indefensa, b) asegurarse que el factor atrocidad sea elevado, c) perseguir una finalidad política en su misión. Usualmente, los terroristas recurren a la denominación eufemística para encubrir su violencia política y se anuncian ante el mundo como luchadores por la libertad o combatientes por la igualdad. En sus mentes, el fin siempre justifica los medios. «¿Qué importa la vida de un niño árabe o judío si su muerte ayudará a traer la revolución?» decía décadas atrás Ghassan Kanafani del Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Los terroristas son plenamente conscientes de la necesidad de disfrazar su agenda extremista y en consecuencia higienizan su retórica: llevan a cabo «operaciones», emiten «comunicados militares», declaran «la guerra» al enemigo. Para auto-compensarse psicológicamente, apelan a las comparaciones ventajosas según las cuáles ellos son las verdaderas víctimas de crímenes indescriptibles que les facultan -de hecho, les obligan- a dar respuesta al padecimiento personal y/o colectivo. Un tío de los hermanos Tsarnaev dijo que ellos se sentían socialmente marginados dentro de los Estados Unidos. Las sociedades del mundo están repletas de inadaptados, pero sólo una fracción de ellos reacciona a su condición masacrando a sus compatriotas. La ideología es vital para entender tales conductas de violencia política feroz.

El mismo día en que los hermanos chechenos musulmanes atentaron en Boston, miembros de Al-Qaeda mataron a medio centenar de personas en Irak. Que hayamos prestado atención a Boston e ignorado a Bagdad fue una alerta de que acostumbrarnos a convivir con el terror, sencillamente no es una opción.

Originalmente publicada en La Razón (España)

La Razón (España)

La Razón (España)

Por Julián Schvindlerman

  

La bomba es el mensaje – 05/05/13

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Desde el año 2001, Al-Qaeda no ha podido montar exitosamente ataques dentro del territorio de los Estados Unidos, pero han surgido varios admiradores jihadistas que han buscado imitar sus hazañas terroristas a escala más modesta o que han decidido unirse a la organización islamista. Tal fue el caso de Nidal Hasan (mató a trece soldados en Fort Hood al grito de “Alá u akbar” en el 2009), de Najibullah Zazi (quiso hacer estallar un subte el mismo año), de Faisal Shahzad (procuró activar una bomba en Times Square en el 2010) y de Richard Reid (intentó explotar un avión en 2001 con una bomba oculta en sus zapatos). Si estos sujetos proliferan, los estadounidenses tendrán serios problemas.

Las capacidades de los servicios secretos de monitorear los movimientos de los terroristas se ven seriamente afectadas al deber lidiar con individuos, en vez de grupos. Estos últimos tienen muchos miembros a los que deben primero reclutar y luego adoctrinar, entrenar, comunicarles instrucciones y remunerarlos, lo que genera algunas señales que son captadas en los radares de los agencias de inteligencia. Los sujetos auto-radicalizados, por el contrario, operan como fantasmas que surgen inesperadamente en la escena del terror. Usualmente tales individuos dejan alguna estela de evidencia que puede hacer sonar alarmas previamente: conducta extraña, posteos online extremistas, compra de materiales sospechosos, etc. Pero los indicios no siempre son advertidos a tiempo. Otras veces, las fuerzas de seguridad simplemente fracasan en cumplir con su tarea.

Tamerlan Tsarnaev, el mayor de los hermanos chechenos que atentaron contra maratonistas en Boston el mes pasado, fue la quinta persona desde los atentados del 11 de septiembre del 2001 que ha cometido actos de terror después de haber sido interrogado por el FBI. Antes que él, conforme ha mostrado el ex fiscal general de los Estados Unidos Michael Mukasey, pasó con el ya mencionado Nidal Hasan, con Anwar al-Awlaki (jihadista de alto rango en Al-Qaeda), con Abdulhakim Mujahid Muhammad (asesinó a un recluta en Little Rock en el 2009) y con David Coleman Headley (dio información a los autores de la masacre de Bombay en el 2008). A la luz del daño que los terroristas suelen provocar, tales errores lucen inadmisibles.

A la vez, muchos atentados en su fase de planeación fueron desbaratados y cabecillas terroristas, eliminados. La muerte de Osama Bin-Laden marcó el cenit simbólico de la lucha antiterrorista de los Estados Unidos contra Al-Qaeda. Como es sabido, las agencias de inteligencia son castigadas públicamente cuando fallan, y rara vez recompensadas cuando triunfan en operaciones clandestinas desconocidas para el público en general.

El terrorismo refiere a la comunicación. El acto de terror es esencialmente la transmisión de un mensaje. Sea derribar las Torres Gemelas en Nueva York, asesinar a deportistas en una Olimpíada en Berlín, o explotar una estación de trenes en Madrid, el acto de terror es una declaración al mundo. El anarquista del siglo diecinueve Paul Brousse llamó al terrorismo “propaganda por medio de la acción”. Con el advenimiento de los medios de comunicación masivos, las agrupaciones terroristas alcanzaron notoriedad mundial. Se trate de nihilistas rusos, anarquistas europeos, revolucionarios sudamericanos o jihadistas mesorientales, todos ellos han buscado la atención de la audiencia local, regional o internacional.

Por definición, el terrorista, para ser considerado como tal, debe: a) hacer de su objetivo población civil indefensa, b) asegurarse que el factor atrocidad sea elevado, c) perseguir una finalidad política en su misión. Usualmente, los terroristas recurren a la denominación eufemística para encubrir su violencia política y se anuncian ante el mundo como luchadores por la libertad o combatientes por la igualdad. En sus mentes, el fin siempre justifica los medios. “¿Qué importa la vida de un niño árabe o judío si su muerte ayudará a traer la revolución?” decía décadas atrás Ghassan Kanafani del Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Los terroristas son plenamente conscientes de la necesidad de disfrazar su agenda extremista y en consecuencia higienizan su retórica: llevan a cabo “operaciones”, emiten “comunicados militares”, declaran “la guerra” al enemigo. Para auto-compensarse psicológicamente, apelan a las comparaciones ventajosas según las cuáles ellos son las verdaderas víctimas de crímenes indescriptibles que les facultan -de hecho, les obligan- a dar respuesta al padecimiento personal y/o colectivo. Un tío de los hermanos Tsarnaev dijo que ellos se sentían socialmente marginados dentro de los Estados Unidos. Las sociedades del mundo están repletas de inadaptados, pero sólo una fracción de ellos reacciona a su condición masacrando a sus compatriotas. La ideología es vital para entender tales conductas de violencia política feroz.

El mismo día en que los hermanos chechenos musulmanes atentaron en Boston, miembros de Al-Qaeda mataron a medio centenar de personas en Irak. Que hayamos prestado atención a Boston e ignorado a Bagdad fue una alerta de que acostumbrarnos a convivir con el terror, sencillamente no es una opción.

Compromiso

Compromiso

Por Julián Schvindlerman

  

El ejemplo de Malala Yousafzai – 05/13

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Año 5 – Nro 34

En octubre del 2012, un tiroteo a quemarropa contra una niña de catorce años en Pakistán conmocionó a la opinión pública mundial. Con frialdad notable, un sicario talibán se dirigió a un colectivo que transportaba a un grupo de niñas en edad escolar en aquel país musulmán, preguntó quién era Malala Yousafsay, elevó su arma y le disparó sin más “por ir en contra de los soldados de Alá”. Una bala dio en su cabeza, la otra en su cuello. Ella fue enviada de urgencia a un hospital en Inglaterra, fue atendida médicamente y resguardada de posibles nuevos intentos homicidas. Su vida había quedado profundamente afectada y pendía de un hilo. “Nadie que haya tenido una bala cruzando su cerebro tiene una recuperación completa” dijo entonces Jonathan Fellus de la Fundación Internacional para la Investigación Cerebral. Muchísimas personas, dentro y fuera de Pakistán, rezaron por su vida. Atravesó varias operaciones, le colocaron una placa de titanio en el cráneo, milagrosamente sobrevivió y en febrero del 2013 fue dada de alta.

Malala es hija de un maestro y oriunda del valle de Swat, región paquistaní fronteriza con Afganistán que cayó en manos de extremistas talibanes en el año 2007. Desde entonces, los hombres fueron obligados a dejarse crecer la barba, se prohibió a las mujeres ir a los mercados y, en repetidas ocasiones, escuelas de niñas fueron bombardeadas. Luego de la invasión norteamericana de Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, grupos talibanes se refugiaron al otro lado de la frontera, creando zonas de semi-gobierno en Pakistán. Según el diario El País de España las quemas y sabotajes de escuelas de niñas en las regiones tribales de Waziristán del Norte y del Sur, donde los radicales están acuartelados, “han dejado de ser noticia porque ya no quedan más centros por destruir”. En el valle de Swat, durante el breve pero infernal gobierno de los talibanes entre 2007-2009, antes de que el ejército paquistaní los expulsara de la zona, trece niñas fueron decapitadas, ciento setenta escuelas destruidas y otras cinco atacadas con bombas.

Bajo el seudónimo de Gul Makai (el nombre de una heroína de un cuento folclórico local) y desde los once años de edad, Malala había estado contando como ha sido la vida allí en un blog de la BBC. Su columna se titulaba “Diario de una estudiante paquistaní”. Anotaba comentarios del tipo: “Me duele abrir el armario y ver mi uniforme, mi mochila y mi cartuchera. Las escuelas de los varones abren mañana, pero los talibanes prohibieron la educación para las niñas. ¿Mi verdadero nombre significa desesperación?”. Dijo luego de su recuperación: “La gente me conoce como la niña que fue disparada por los talibanes, pero quiero que me conozcan por ser la niña que lucha por los derechos de todos los niños y niñas, por su derecho a la educación y por su derecho a la igualdad”.

Antes de la agresión, Malala era conocida por su excepcional valentía y activa militancia en la causa vital de los derechos de las mujeres en Pakistán. Ella era regularmente entrevistada por la prensa y había sido premiada con una distinción al mérito civil. En el 2009 se hizo un documental fílmico sobre ella. Luego del ataque su fama y su causa se potenciaron. La actriz Angelina Jolie estableció un fondo con el nombre de Malala para fomentar la educación infantil en Pakistán. Este año fue nominada al Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia y al Premio Nobel de la Paz.

A una muy temprana edad, Malala se había convertido en un referente local e internacional y, como tal, en una amenaza para los fundamentalistas. El vil esfuerzo de éstos en silenciarla pretendió callar no sólo a esta joven sino a todas aquellas que están defendiendo la libertad, además de disuadir a colegas futuras. Afortunadamente han fracasado.

Para los talibanes Malala Yousafsay era, conforme dijo oportunamente uno de sus voceros, “un símbolo de los infieles y de la obscenidad”. Para muchos otros, ella es un modelo de rectitud, coraje y dignidad. Es de esperar que su ejemplo contagie de energía a quienes luchan por la igualdad de género en Pakistán.